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VEINTE.

Les recomiendo tener a mano la canción Flightlees Bird, American mouth de Iron & Wine para ambientar el momento al llegar el final. Solo si quieren. Disfruten la lectura. ☺️
•••

Suspiró entre medio de un sueño borroso en un lugar desconocido de la mano de alguien, por eso no supo distinguir la realidad y sonrió al sentir el arrullo de unas delicadas manos sobre sus cabellos escuchando su nombre en la lejanía. Sonrió inconsciente removiéndose bajo las sábanas. Frunció el entrecejo despertando de a poco, encontrando el rostro de su madre cuando abrió sus ojos.

—Feliz cumpleaños, mi amor —susurró la mujer sonriéndole, aún con las caricias en su cabello.

Se sentó sobre el colchón recostando su espalda en el respaldo de cuero, sonrió aún adormilado mientras escuchaba como su familia le cantaba el feliz cumpleaños junto a una torta de frutas y crema sostenida por las manos de su hermano menor con ayuda de Sonja. Su padre y madre cada uno a su lado en la cama. Aún fuera mayor de edad, para los señores Jeon, JungKook era su niño pequeño. Pidió los tres deseos más por costumbre que por anhelo.

—Gracias familia, son lindos —agradeció, llevando un poco de crema a la boca con ayuda de su índice. Cerró los ojos sorprendido por el flash de una cámara y los sonoros besos de sus progenitores en sus mejillas. Ya estaba acostumbrado a esas muestras de cariño.

—Yo también quiero —chilló el menor de los Jeon, gateando hasta el regazo de su hermano. Este abrió sus brazos recibiéndolo, lo estaban cuidando mucho a pesar de estar mucho mejor de salud— feliz cumpleaños, hyung.

Otras fotos retratando el momento familiar. Tendrían un día muy ajetreado, ya estaba casi todo listo para la fiesta de cumpleaños del pelinegro en uno de los clubs campestres más exclusivos del país.

Los invitados llegaron acordé a la hora establecida en la invitación. La gran mayoría se trataba de amigos del pelinegro junto a sus familias, JungKook sabía que ese tipo de fiestas también era para sus padres y contemporáneos, lo cual no le molestaba. Sabía que pasada la velada los más jóvenes terminarían bailando en medio de la pista disfrutando de una copa o más, lejos del escudriño de los adultos y sus reglas del buen comportamiento.

—No digo que nos pongamos los trajes y demos un show, pero con nuestra presencia todo puede pasar —comentó coqueto, JiMin.

—Deja de decir tonterías, JiMin, es obvio que va pasar de todo —contestó TaeHyung, bebiendo de su copa de champagne.

JungKook se encontraba junto a JiMin, TaeHyung, HoSeok y SeokJin quienes habían llegado primero, el último de ellos junto a su novia Eunji. Faltaban varios invitados todavía. No sabía si NamJoon llegaría puesto que tenía una cena muy importante con su familia imposible de cambiar, pero confiaba en qué lo haría en algún momento. En cuanto a Yoongi, estaba en camino según los mensajes que se habían escrito y en compañía de Seo YangMi, lo cual lo llevaba a pensar con suma ansiedad por la invitada que tanto quería ver. Maelie. Tampoco había llegado y la última vez que hablaron, ella estaba llegando a su departamento del trabajo.

Siguió moviéndose alrededor del salón, saludando y hablando con sus invitados, amigos de su círculo social y algunos compañeros de la universidad que por casualidades también eran amigos de Park JiMin, cómo JungKook le había dicho a su madre, gente de su entorno, el mundo era pequeño en ocasiones. Revisó su celular en busca de algún mensaje, pero solo había unos tantos irrelevantes para él en ese momento.

—¡JungKook! ¡Feliz cumpleaños!

Le correspondió el abrazo a una de sus compañeras más cercanas de carrera. A ella y a otra a su lado.

—Seulgi, Irene, gracias por venir —sonrió— espero se estén divirtiendo.

—Todo está muy lindo —comentó la tal Irene.

—Hemos venido con el grupo, tal vez después me concedas un baile —coqueteo Seulgi, guiñándole un ojo al pelinegro.

—Dalo por echo.

Rio porque aquella chica era muy extrovertida, la que siempre tenía la iniciativa para todo lo que tuviera que ver con eventos en la universidad o para sus conquistas. Él parecía ser el único que no había tenido algo con ella por obvias razones, pero admitía que era una chica hermosa y divertida. Tal vez en otras circunstancias hubiera accedido a salir con ella. Aunque su atención se vio desviada al ver llegar a más invitados al lugar.

Sobre todo a una rubia que parecía muñequita Barbie por su vestido rosa, tan perfecta como hermosa. No pudo evitar sonreír por la ironía del día, la del momento. La de ellos dos siendo los únicos que combinaban en el lugar. Mientras todos sus invitados llevaban colores oscuros, él completamente de blanco se complementaba junto a ella que parecía una princesa, su princesa.

Se disculpo dirigiéndose con rapidez al encuentro de ellos.

—JungKook, ¡Feliz cumpleaños! —canturreo YangMi, abrazándolo efusiva.

—Gracias noona, gracias por haber venido —agradeció sosteniendo la mano de la castaña, desvío su mirada hacia el chico de cabellos menta— me alegro verlo de nuevo, hyung —este le guiño un ojo.

JungKook no pudo evitar ver que ambos estaban vestidos de negro y que parecían una pareja. Se veían bonitos y muy juntos. Esperaba que esa noche fuera la indicada para que esos dos se acercarán más, no sabía porque, pero parecía que algo los resplandecía. Así como la chica de la cual suspiraba más veces de las que podía contar. La abrazó con ganas sin permitirle saludarlo antes.

—Ya te saludé anoche y te di mi regalo —murmuró sobre su oído— feliz cumpleaños, Kook.

Él se sumergió en aquel aroma a frutas, en la textura del vestido que de cerca eran diminutas flores encima de la tela de tul rosa transparente. En su calor, en ella. Se separaron, quedando sus rostros a solo centímetros, Maelie sonrió dejando un beso en su mejilla lo cual lo dejó atontado por segundos. No se daba cuenta de su sonrisa y que dos allí los miraban con algo de burla.

—Así que —interrumpió YangMi— total white, me encanta —entrelazó su brazo con el de Maelie.

—¿Un angelito? —se burló Yoongi.

JungKook lo miró arqueando una ceja, si las miradas matarán. Sabía que se estaba burlando y él no podía quedarse atrás.

—Y usted, hyung —lo miró de arriba abajo con disimulo— un demonio con título de abogado.

Ambos se mantuvieron el juego de miradas, no cederían y menos sabiendo que en su momento personificaron a los ángeles y demonios en Dyonisus terminando con poca tela en sus cuerpos. Sin saber que las chicas los miraban divertidas, YangMi coincidiendo con el pelinegro y Maelie sabiendo que esos dos tenían una amistad.

—Espero se diviertan está noche.

YangMi arrastró a Maelie hacia una parte del gran salón donde se servía comida y bebidas. No solo pequeños tentempiés, sino que la parte dulce constaba de una enorme pochoclera y una máquina de algodón dónde un hombre muy simpático los servía.

—Podrías disimular —murmuró el de cabellos menta.

—Tú también —respondió sin quitar los ojos de la rubia hasta que la perdió de vista— no me niegues porque me di cuenta como le miraste el trasero a YangMi, idiota.

La mirada gatuna del pálido lo fulminó. Hasta quiso darle un pequeño golpe de cariño —nótese el sarcasmo— pero el bullicio de sus compañeros acercándose a ellos los sacó de tan afanosa guerra de miradas.

—Oh hyung, siempre me ha parecido atractivo en traje —ronroneó JiMin, rozando sus dedos por la camisa negra de su compañero.

—Yoongi es apuesto —añadió HoSeok con sus cejas moviéndose arriba abajo.

—Siempre matando a todas con sus bailes —siguió TaeHyung con su característica sonrisa cuadrada.

—Y con otra cosa —tajo el pelinegro haciendo reír a todos. Menos a Yoongi con ganas insaciables de asesinarlos. JungKook le sonrió con sorna y le tendió a su mayor una copa de champagne de la bandeja de un camarero al paso. Se divertía molestándole.

—Cuando será el día en que se comporten y sean maduros acordé a su edad —la voz grave de NamJoon les llamó la atención. Los seis pares de ojos se colocaron en el moreno quien parecía imponente con aquel estilo de ropa casual, pero elegante.

—Otro que mata con sus bailes —bromeó TaeHyung.

—Y su biblia —acotó Jin.

Carcajearon llamando la atención de todos alrededor, para ellos los de afuera eran invisibles cuando se juntaban. Eran imposibles de detener a la hora de bromear, no importaba cuan pesada fuera la artillería, sabían cómo responder siguiendo el juego durante horas. De la misma manera se apoyaban los uno a los otros, eran una familia de siete.

JungKook aprovechó en sacarse fotos con ellos —también había un fotógrafo profesional especialmente contratado para la fiesta— no quería desaprovechar el momento, las pocas fotos que compartían eran dentro de Dyonisus y no aptas para compartir con el público.

No dudó en seguir hablando con todos, en ver cómo iba la fiesta, sus invitados divirtiéndose en medio de la pista de baile, en cómo Maelie bailaba junto a YangMi y Eunji la novia de SeokJin con los demás chicos alrededor. Comenzaba a cansarse con esto de hacer sociales y no disfrutar de su noche como quería. Aunque tenía el control total -sus padres se habían ido más temprano para descansar y estar con el menor de su hijo- decidió dejar por la mitad la conversación que tenía con otros de sus invitados, se dirigió hacia la pista de baile.

Bebió un sorbo del trago que SeokJin le compartió sintiendo el sabor del vodka en su garganta. Esa noche no se emborracharía. Se movió soso al ritmo de 'Late night talking' de Harry Styles sin despegar sus ojos de las chicas y sus movimientos sensuales, aquel vestido que la rubia llevaba puesto llamaba su atención a causa de las luces que pegaban en el, su cabeza imaginando cosas. Meneo la cabeza riendo al ver a JiMin colocarse en medio de ellas, contonearse de forma sensual seguido de TaeHyung y Jin quienes hacían el tonto. YangMi de repente bailándole muy cerca a Yoongi, teniendo en mente la idea de que entre esos dos había ocurrido algo más y no se había enterado.

Maelie volteó hacia él, le sonrió y aceptó su mano que le había extendido quedando a escasos centímetros de su cuerpo, se movió dando vueltas sobre si mismo, riendo porque ella reía y hacían el tonto juntos. Siendo los únicos que llamaban la atención gracias a las luces y sus ropas de colores claros. De repente, el ambiente se colocó más oscuro y sensual, más íntimo con los acordes de 'Under the influence' de Chris Brown.

JungKook no pudo evitar llevar sus manos a la cintura de Maelie acercándola a su anatomía, ella enredó las suyas en la nuca de él jugando con los cabellos azabache o el cuello de su suéter apeluchado blanco. Gracias a las luces tenues, Maelie no podía darse cuenta de qué aquellos ojos pardos miraban sus labios con más interés del necesario, como el cuerpo masculino a solo centímetros del suyo pasaba por una fuerte dosis de dopamina y serotonina. Una oportunidad. Un acercamiento. Tan solo un poco para probar esos labios de color rosa, pero su voz lo sacó de su perfecta epifanía.

—Todo está muy lindo.

Sonrió, erizándole los vellos de su cuerpo ante la sensación de su aliento cálido acariciar su oído.

—Hay algo mucho más lindo que debo mostrarte —dijo cuando la canción cambio a otra mucho más lenta. 'Until I Find You' de Stephen Sánchez, ambos volteando a ver a una determinada pareja que destilaban chispas, emanaban corazones por cualquier parte.

—Creo que YangMi y Yoongi están enamorados —dijo Maelie.

—Están enamorados —afirmó JungKook— solo que al parecer ninguno toma la iniciativa.

—Tal vez YangMi lo haga —respondió ella con cierto tono de diversión, dejando dudoso al pelinegro— se ven muy lindos juntos, ¿no crees?

"Nosotros también nos veríamos bien juntos, sin embargo aquí seguimos", pensó él con sus ojos en Maelie quien miraba a la parejita con devoción a unos metros más alejados. Entrelazó sus manos llevándola por el medio de la gente, salieron hacia el exterior, caminaron por un estrecho sendero con arbustos y floreros de cerámica a los costados dejando atrás todo el ruido, solo un poco, aún podía escucharse la música de fondo.

Se detuvieron al entrar a un enorme quiosco, las columnas de la construcción abierta estaban decoradas con enredaderas llenas de flores Myosotis o como comúnmente se le llama "no me olvides" la flor del amor eterno. Del techo colgaban pequeñas farolas de luz color sepia dándole un ambiente mucho más romántico mientras alrededor volaban algunas luciérnagas. Maelie estaba fascinada, se sentía como en una película de cuentos de hadas.

—¿Me concede está pieza, señorita Yeon?

Ella rio, divertida por verlo medio inclinado con una de sus manos extendidas hacia ella y la otra escondida detrás de su espalda. Asintió, sintiendo la calidez de esos largos dedos entrelazarse con los suyos. Sintió un brazo rodearle la cintura y la suya sobre el hombro masculino. La canción Flightlees Bird, American mouth de Iron & Wine comenzó a sonar escuchándose algo amortiguada, pero siendo lo suficientemente nítida como para bailarla.

Se mecieron en el centro lentamente sin despegar los ojos el uno del otro. Ambos sin darse cuenta que rememoraron, a la vez, aquel baile que tuvieron en el ascensor. Para JungKook no existía absolutamente nada más a su alrededor que solo ella mientras su desbocado corazón le gritaba que hiciera algo antes de desfallecer de amor y fuera demasiado tarde. En cambio, Maelie se sentía demasiado confundida con aquella cercanía, con la forma en que la miraba, la forma en que sentía el pulgar del chico acariciar su mano o la firmeza de la mano en su cintura. Tragó saliva mirando a su alrededor para mantener a su desbocado corazón en tranquilidad.

—Este lugar es hermoso —sonrió, observando cada detalle de la estructura de cemento blanco o las decoraciones o a las luciérnagas moverse entre la oscuridad.

—Debo admitir que me siento en la película Crepúsculo —ante esa confesión, volteó rápidamente la cabeza para verlo.

—¿Acaso la viste?

—Aja, acompañe a Sonja a verla en el cine.

—¿Sonja?

—Ah sí, Sonja es hija de Aeran —respondió mirando brevemente el techo— es mi nana, trabaja en casa, básicamente nos criamos juntos, para Joonhyung y para mí es como una hermana.

Hizo una mueca, satisfecha con esa explicación. Aunque no sabía porqué si no debería ser relevante.

—Definitivamente esto parece crepúsculo —echo otro vistazo a su alrededor con una sonrisa en sus labios.

—Solo falta una cosa —la seriedad en la voz masculina la hizo mirarle— que me pidas que te muerda para que estemos juntos por la eternidad.

Maelie rio bajito, acomodando su mano sobre el hombro de JungKook bailando lentamente.

—Pero no puedes morderme.

—Pero si besarte.

Acorto el escaso espacio entre ambos uniendo sus labios tan lento como delicado, solamente ese simple roce que aceleró el corazón de los dos e hizo acelerar los aleteos furiosos en sus estómagos. JungKook rompió el contacto mirando los ojos de Maelie, viendo en ellos un brillo que no supo descifrar, pero tampoco quería ahondar en ello cuando el impulso lo llevó a colocar una mano en el cuello femenino, su pulgar acariciando su mejilla cuando volvió a besarla, está vez tratando de grabarse el sabor de ellos, moviendo sus labios de forma lenta, rogando por la eternidad perdiéndose en ellos.

Maelie no se movió ni un centímetro, tenía sus ojos viendo los cerrados de él. La firmeza con que ahora los brazos de JungKook le sostenía la cintura y la espalda la asustaban, pero no de una mala manera, sino de una muy estremecedora y avasallante, con su corazón queriendo salirse de su pecho, con miedo, miedo de sentir lo que sentía en ese momento cuando le correspondió el beso y dejó que la lengua del otro rozará sus labios. Jadeó ante esa sensación, sus manos se tensaron sobre el pecho agitado de él. Ella también respiraba con dificultad cuando se separaron.

—No sabes lo mucho que quería hacer eso, princesa —murmuró ronco, uniendo su frente con la de ella. Estaba sin palabras y JungKook lo supuso cuando abrió sus ojos para mirarle— desde que supe lo que sentía por ti, solo quiero besarte, quiero estar a tu lado cada segundo, quiero quererte de la forma en que quiero.

¿Acaso esas palabras eran una confesión de amor?

¿Eres o te haces, Maelie? El chico básicamente te gritó a la cara que gusta de ti y sigues oponiéndote.

Negó lentamente poniendo distancia entre ambos, cosa que a él le extrañó. Vio las manos de Maelie temblar y aquellos ojos verdes aguarse alertándose de que tal vez había sido brusco o atrevido e intentó abrazarla nuevamente.

—Princesa.

—No puedo —habló casi inaudible.

—¿Qué?

Maelie comenzó a negar llevando sus dedos a sus labios, sintiendo la sensación de los ajenos aún. Ahogó un sollozo, el nudo en su garganta ardía incapaz de dejarle tragar.

—No puedo, lo siento —salió corriendo hacia el interior del salón. JungKook detrás llamándola la siguió, ella empujó el tumulto de gente en la pista y ni siquiera se detuvo ante YangMi a su lado. Solo salió del lugar dispuesta a escapar.

Las miradas o la gran mayoría se encontraba en un agitado y nervioso JungKook con sus ojos fijos en dónde Maelie se había perdido.

—¿Kook, que pasa? —preguntó Yoongi a su lado al igual que la mayoría de los chicos, ninguno sabía que había pasado.

JungKook suspiró, enredando entre dedos las hebras de su cabello despeinándose un poco y con voz ronca a punto de quebrarse les dijo.

—Bese a Maelie y ella solo huyó.

Dejen su descargo ante el beso aquí 🤭👉🏻

Espero les haya gustado, no olviden comentar y votar.

Ahora se viene lo bueno.

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