Miércoles por la noche y "Dyonisus" se encontraba de una excitante y contagiosa algarabía proveniente, mayoritariamente del plantel femenino, mientras las bebidas y bocadillos iban de un lugar a otro gracias a los meseros de muy buen porte y escasa ropa pasando por las mesas. La música latina a un volúmen alto invitaba a mover el cuerpo de forma sensual.

Las tenues luces en colores fucsia y azules, denotaba un ambiente íntimo y oscuro al enorme espacio. Uno donde te invitaba a dejar las inhibiciones de lado sin dejarte pensar un segundo en las consecuencias de la moralidad de la absurda sociedad.

La voz grave y sensual de un hombre suena a través de los parlantes colocados estratégicamente anunciando el comienzo de uno de sus shows más esperados y calientes de la noche. El bullicio se había convertido en gritos de vehemente exaltación cuando las pesadas cortinas rojas en el escenario comenzaron a moverse a los lados dejando ver la enorme figura de alguien sentado en una simple silla.

Su rostro oculto por un sombrero de jinete provocaba que las concurrentes subieran su emoción en niveles insospechados. La canción 'Pour it up' de Rihanna comenzó a sonar en lo que las luces de colores revelaban al bailarín comenzando a levantar la cabeza lentamente dejando ver una sonrisa ladina y sensual en sus delgados labios. Observó desde su perspectiva el lugar. Amaba los gritos cargados de morbosidad hacia su persona y ellas amarían más lo que su mente tenía pensado hacer en esos minutos de presentación.

Lanzó el sombrero a un lado, se movió sobre la silla balanceando su cuerpo provocativamente. Sus expresiones faciales y corporales invitaban más que un simple trago o un beso inocente. Quería que todas esas mujeres se mojaran con sus movimientos gráciles, pero sexys.

Movió las manos por su duro y bien formado pecho a través de la camisa de animal print con la mayoría de los botones desabrochados. Bajó lentamente hasta su entrepierna dónde sujetó con delicada monería su paquete abriéndose de piernas hasta quedar en cuclillas meneando sus caderas.

Había sido una muy buena idea haberse puesto esos pantalones extraños de color dorado con azul.

Con la ayuda de su mano en el suelo sosteniendo parte de su peso serpenteo su cuerpo en un sugestivo movimiento donde su pelvis se movía de arriba hacia abajo. Sonrió divertido al escuchar las palabras subidas de tono por aquellas mujeres -y hombres- que querían hacerle más que tocarlo.

Se movió de forma sensual de un lado a otro mientras sus manos fueron a los bordes de su camisa holgada y en una lenta vuelta contoneando sus caderas fue quitándose la tela hasta dejar su torso marcado y con una ligera capa de aceite sobre su piel a la vista. Los gritos no se hicieron esperar y el dinero volando a sus pies tampoco.

Sus manos hicieron un recorrido desde su rostro, cuello, pecho y abdomen deteniéndose en la cintura de su pantalón, el cual fue desabrochando con lentitud mientras fruncía el ceño y se relamía los labios con un poco de lasciva dejando ver parte de su ropa interior de color blanco. La canción a punto de terminar le avisaba que estaba llegando a su fin, pero él quería ser un poco más atrevido que otras veces.

Así que se tocó a si mismo, se tocó sin pudor y sin vergüenza, causando, sin que él lo supiera, que más de uno allí dentro del recinto se empapara literalmente.

Las luces se apagaron avisando que el show había acabado, las cortinas volvieron a cerrarse y JungKook satisfecho por su baile se dirigió hasta el camerino dónde compartía con sus demás compañeros con el indudable problema entre sus piernas a tratar.

Sin duda había sido una noche excepcional.

El show debía continuar.

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