
EXTRA 2
Detuvo el motor, por el espejo retrovisor espió a su pequeño hijo balbucear palabras sin sentido, sonrió perdido en las muecas que hacia, en sus manitos sostener sus pies enfundados en unas diminutas zapatillas de color negro. Seol tenía el estilo desestructurado y urbano de su padre.
Descendió del vehículo abriendo la puerta trasera. Removió las correas de la silla de seguridad donde el pequeño viajaba, lo levantó en brazos tomando luego la mochila maternal para colocárselo en el hombro y besó la regordeta mejilla poniendo alarma al auto.
Saludó a uno de los guardias de seguridad agradeciéndole el haberle llamado el ascensor. Subieron, JungKook admirando a su hijo jugar entre sus manitos con un pequeño osito color marrón de rostro gracioso llamado Shooky. Obsequio por parte de sus padrinos.
Al llegar al piso correspondiente, se detuvo varias veces al ver llegar a algunos trabajadores fascinados por el pequeño Jeon. Era muy comprador al sonreírle a todos, entre sus balbuceos queriendo conversar realizaba algunas tiernas morisquetas graciosas que enternecía a más de uno.
—Buenas tardes, señor Jeon, buenas tardes, pequeño Seol —saludó la asistente de Maelie, mucho más animada al ver al pequeño infante.
A JungKook le divertía ver como su hijo dejaba encantados a todos.
—¿Mi esposa está ocupada?
—No, ya terminó sus reuniones.
—Gracias Yujin.
Acomodó el pequeño hoodie color gris junto al gorrito de lana en la cabecita del niño. Entró a la oficina detrás de la chica llamando la atención de la rubia. Está chilló de alegría poniéndose de pie rápidamente. Adoraba cuando iban a visitarla al trabajo.
—Oh, mi bebé —levantó en brazos a su hijo, besando sus mejillas redonditas, escuchando la risa del infante.
Yujin se despidió cerrando la puerta detrás y dejando a la familia Jeon a solas. Maelie aún besando los cachetes de su hijo observó a su esposo, quien tenía cara de pocos amigos cómo dejaba la mochila con las pertenencias de su hijo a un lado, demasiado callado para ser él mismo.
—Dilo.
Él suspiró, mirando con ojos entrecerrados a su esposa.
—Sino venimos a verte, te olvidas de nosotros —se cruzó de brazos— afuera nos han regalado cientos de cumplidos, a este paso me ganaré otra esposa porque la mía prefiere el trabajo antes de…
Maelie rodó los ojos, acercándose a él y callándolo con un beso en los labios.
—Esta noche te lo compenso —murmuró, intentando no reír por el rostro embobado de su esposo, se había quedado con la boca hecha piquito.
—Eso me gusta más.
Ella tomó asiento en el sofá de dos cuerpos que se encontraba en una de las esquinas de la oficina con Seol en su falda, estaba encandilada con su bebé cada que lo miraba.
—¿Cómo ha estado el nene más hermoso de este mundo? ¿Quién es la cosita más hermosa de todas? Sí, tú, corazón, eres la cosita más hermosa de omma.
—¿Por qué ya no me hablas así?
—JungKook, no eres un niño, ahora eres padre de familia.
—Sigo siendo tu niño —refunfuñó, jugando con uno de los ositos de su hijo.
—Sabes, es un poco contradictorio que digas eso cuando en nuestra habitación te conviertes en un salvaje.
—¿Solo en nuestra habitación? —frunció el ceño— te recuerdo todo lo que hemos hecho...
—¡Cállate! —cubrió los oídos del menor— el niño nos oye.
Ambos adultos voltean su atención hacia Seol, quien ríe cerrando sus ojitos y moviendo sus manitos hecha puños dando su opinión en puro balbuceos, eso enternecía a sus padres.
—Mi Seol es hermoso, mi Seol pequeño no entiende lo que su mami y papi hacen, solo sabe que nos amamos mucho y que lo amamos mucho más —el pequeño pataleó, sonriente ante las palabras melosas de su padre— si, ¿quién es el solcito de papi? Si, tú, mi bebé —besó la manito pequeña y dijo— Deberíamos tener otro, digo, para hacerle compañía a Seol —silencio y la mirada seria de su esposa sobre él— ¿Qué?
—Si, si tú soportas nueve meses y lo das a luz, encantada.
—Princesa solo fue una sugerencia —besó la mejilla de su rubia— además, el proceso es muy divertido —ronroneó, mordiéndole el lóbulo de la oreja.
—No, aquí no, el bebé.
—Oma —Maelie se quedó estática, JungKook escondido en el cuello de esta—apa, apa, pa.
Miraron con ojos desorbitados al pequeño quien sonreía feliz por su travesura aplaudiendo, sin percatarse lo que significaba para sus padres lo que había dicho. Realmente estaban en shock, muy emocionados.
—Kook, ¿estás llorando?
—No —aleteó sus pestañas, colocando su entrecejo fruncido, queriendo demostrar fortaleza.
—¿Entonces por qué parece que vas a llorar?
—¡Yah! Nuestro hijo acaba de decir sus primeras palabras y tú te burlas de tu esposo.
Divertida volvió a callarlo con otro beso en los labios. Está vez, JungKook alzó al pequeño en sus brazos, ambos besando las mejillas regordetas, jugando con él. Intentando que nuevamente pronunciara las nuevas palabras.
JungKook abrió la puerta principal del apartamento, YangMi es la primera en acercarse al ver al pequeño Seol aplaudir en brazos de su padre.
—¿Quién es el ahijado más bonito de todos? —su voz sonaba aniñada y juguetona— ¿Quién es? Si, tú, principito, ¿quién es la madrina más hermosa de todas? Si, soy yo, cielo.
JungKook rio divertido. Yoongi sosteniendo la pequeña manito entre su índice y pulgar rodó los ojos, acción que YangMi vio, por lo que le propina un suave golpe al brazo de este.
—No le mientas al niño. Seol creerá que es cierto.
YangMi prefiere ignorarlo, luego se lo cobraría. Le hace nuevas muecas al infante en lo que le limpia la boca con restos de galletas sobre la comisura de sus labios, Jeon Seol era un dulce bebé regordete y muy alegre a punto de cumplir el primer año.
Maelie hace su aparición invitándolos a pasar. Tendrían una cena juntos después de tanto tiempo.
—Hyung, sostén al niño un rato.
El rostro de Yoongi se desfiguró, tensandose al tener en brazos al pequeño Jeon. Este miró a su padrino con ojitos bien abiertos, la manito llena de hoyuelitos se posó sobre una de sus mejillas causando que su corazón se estremeciera.
—Yoon, sostén mejor al niño —recriminó YangMi, acercándose a ellos.
—Eso intento —el menor comenzó a inquietarse al sentir a su padrino tenso.
—Le harás llorar.
—¿Tienes una mejor idea?
YangMi resopló, obligándole a su novio a que tome asiento en el sofá del living con el niño en brazos. Comenzó a hablarle a su ahijado sacándole una risitas que aliviano el ambiente.
JungKook viendo la oportunidad, tomó la mano de Maelie alejándose del lugar por un momento. Su hijo estaría bien con sus padrinos.
Sin explicación llevó a su esposa hacia la pequeña habitación que usaban de despacho. Cerró la puerta detrás rápidamente para besar los labios de su rubia. Ese día no habían tenido tiempo de ser cariñosos con el otro. Ya no era una acción constante teniendo un hijo como prioridad.
—¿Bunny?
—Mmm.
—No podemos, afuera están los chicos con nuestro bebé —mordió su labio al sentir las manos de su esposo acariciar su espalda baja en dirección a su trasero.
—Solo es un beso, mi cielo —ronroneó en el oído de su esposa, dejando castos besos sobre el cuello.
—Conozco tus besos —resistirse a las caricias de JungKook se le complicaba— y este grita que quieres otra cosa.
—Tal vez —susurró, apretándola a su cuerpo— vámonos.
—¿Qué?
—Vámonos de viaje por unos meses —habló mejor al salir de su escondite— una segunda luna de miel.
—No podemos marcharnos por tanto tiempo, no ahora que todo está yendo muy bien en las empresas. Además, no dejaré a mi bebé, es muy pequeño, JungKook, necesita de mí.
—No dije que lo dejáramos para irnos solos los dos. Quiero que mi Seol nos acompañe, juntos los tres. Quiero irme lejos y disfrutarlos.
—¿No podríamos hacerlo aquí?
—No —contestó, tajante— porque te conozco, si sale algo referido a la editorial, irás corriendo. Seol y yo exigimos tu total atención —picoteo sus labios— somos muy celosos.
—Apenas tiene once meses y ya sabes la personalidad de nuestro bebé.
—No, pero sé que tendrá todo de ti —le besó el cuello, causando en ella erizarle la piel— con eso me basta.
—Kook, planificar un viaje de meses lleva su tiempo, ¿dónde nos quedaríamos? Y además, ¿a dónde iríamos?
JungKook la soltó, rodeando el escritorio para extraer del primer cajón una carpeta color beige.
—Aquí —se lo entregó, Maelie lo abrió, quedando algo impactada— compré una casa en las afueras de París, en Giverny. Tu abuelo me ayudó a encontrarla, es muy espaciosa y luminosa, así como a ti te gusta. En dos semanas, podríamos disponer de nuestro nuevo hogar.
Maelie lo miró sin entender aún. La sonrisa de su esposo era de pura satisfacción al ver el rostro confundido de su esposa.
—Estaba pensando y me tomé el atrevimiento de consultarlo con tu madre. Quiero que vayamos todos. Además, —peinó un mechón de cabello rubio dejando el hombro expuesto para besarle— da la causalidad que la semana de la moda se dará en esa fecha —indicando que no se encontraba tan lejos— mis padres también irán, Joon sale de vacaciones de sus estudios, tú podrías asistir junto a tu madre, tus abuelos y nuestro pequeño, ¿qué te parece?
—Intentas seducirme, ¿verdad? —rodeó los hombros de su esposo— porque lo lograste, en estos momentos quiero mucho más que besos.
—Te daré todo lo que quieras mi linda y hermosa princesa.
Compartieron unos besos románticos en medio de sonrisas tontas y palabras zalameras. Salieron del despacho juntos encontrando la escena más linda y tierna que habían presenciado antes.
YangMi sostenía al pequeño Seol en su falda, este reía a carcajadas por las caras graciosas o ruiditos que su padrino Yoongi le hacía. Le divertía ver a su ahijado así de feliz, le enternecía ver como su cuerpito se abalanzaba hacia él. Seol era el único niño que le causaba un genuino cariño al pálido.
Estaba orgulloso de ser su padrino, agradecía mucho que JungKook y Maelie lo hayan escogido. YangMi sentía igual.
Yoongi lo alzó en brazos, acariciando los cachetitos del menor, riéndose junto a los demás cuando Seol, con su boquita abierta simuló un beso a su mejilla.
Dejó la puerta de su habitación entreabierta. Al fin había podido dormir a Seol, era la primera vez que le costaba, su hijo solía caer en brazos de Morfeo rápidamente luego de su baño. JungKook solía estar en todo, quería estar pendiente, aprendiendo y dando lo mejor, enseñándole a Maelie también, a quien le costaba un poco más. Pues ella jamás había estado en contacto con bebés.
Ambos eran padres excepcionales, se equivocaban, pero por su niño hacian lo mejor.
Observó a su esposa peinar con suavidad su cabello frente a la peinadora, lo tenía un poco más corto por debajo de los hombro. Ella volteó poniéndose de pie, JungKook la acorraló entre sus brazos, ambos compartiendo un beso tierno y lento entre sonrisas bobas.
Se dirigieron a la cama deshecha dónde se recostaron juntos, él encima de ella. Una de las manos se inmiscuyo por debajo del camisón acariciando los muslos de su esposa. Las respiraciones de ambos comenzaban a acelerarse. JungKook se irguió parándose en el colchón sobre sus rodillas con el fin de quitarse la camiseta.
Maelie acarició el torso desnudo de su esposo deleitando a sus manos con la suavidad de su piel, con lentitud volviendo a sentir los labios de su esposo sobre su cuello, las grandes manos jugar con los extremos de su ropa interior con la clara intención de quitárselo.
Ella fue la primera en detenerse al creer escuchar un ruido.
—¿Qué? —jadeó él con el problema dentro de los pantalones de pijama en aumento.
—Creí escuchar a Seol.
—No es él —volvió acomodarse, queriendo quitarse la parte inferior de su ropa.
Maelie chitó, mirando hacia el intercomunicador con pantalla incluida a un lado de su mesa de luz. Podía ver perfectamente como el bultito de su bebé se movía en silencio en su cuna.
—Despertó, Bunny.
JungKook suspiró, rodando hacia un costado del colchón. Otro día donde no podría disfrutar de un íntimo momento con su rubia.
—Yo voy.
Se levantó colocándose nuevamente la camiseta, su erección ya se encontraba abajo. Cruzó la puerta ingresando a la habitación de su hijo. Estaba inquieto con su pancita sobre el colchón, sus patitas arriba se movían, se veía muy tierno con su mameluco de tiernos conejitos rosas.
Lo levantó en brazos, depositando un beso sobre la pequeña frente acomodando al bebé sobre su hombro, sobando su espaldita, se meció con él para dormirlo nuevamente.
—¡Tráelo!
Rodó los ojos al escuchar la voz de su esposa desde la habitación que compartían. No le quedó de otra que llevarlo. La sonrisa de Maelie se podía notar a kilómetros al ver a su bebé, sus brazos se abrieron recibiéndolo con dulzura. Bajó rápidamente uno de los breteles de su camisón dejando uno de sus pechos expuestos.
La boquita de Seol chupó el pezón de su madre, sus ojitos cerrándose de a poquito mientras sus mejillas se llenaban. Maelie no quería dejar de amamantarlo, ni siquiera cuando la edad para hacerlo llegará. No podía pensar en ello, no cuando tenía una conexión con su pequeño en esos momentos.
Le fascinaba ver a su bebito tomar su leche.
Miró a JungKook acostado a su lado, sus ojos estaban cerrados mientras su mano acariciaba la manito de su hijo.
—¿Bunny?
—Mmmm.
Contempló a ambos, tenían mucho parecido, eran su felicidad. El silencio definiendo la tranquilidad de la habitación y la casa. Se acomodó mejor de costado, de modo que Seol no soltará su seno en lo que conciliaba el sueño.
—¿Qué prometiste el día en que me diste aquel anillo de margarita en París?
El pelinegro abrió sus ojos repentinamente.
—¿Cómo…
La rubia sonrió, acariciando con su índice el cachete de su bebé.
—No soy tonta, bae. La forma en que me miraste cuando me colocaste el anillo, cómo sonreías, el brillo de tus ojos, ¿ya te gustaba en ese entonces?
Él la miró fijamente sonriendo de labios sellados.
—No, no me gustabas —él también se acomodó de costado con su brazo sobre la almohada— estaba enamorado de ti desde el primer momento en que te vi. Fue amor a primera vista.
Las mejillas de Maelie se pusieron coloradas y eso a su esposo le gustó causando que le besara la frente y los labios. Hacía mucho no la veía tímida.
—No te lo he dicho, pero creo que lo mío también fue amor a primera vista. Solo lo negaba.
Desvió la mirada hacia su bebé quien dormía plácidamente en medio de ambos. Estaban susurrando.
—Prometí hacerte la mujer más feliz del mundo —suspiró sin apartar sus ojos del rostro de su esposa— prometí amarte siempre, sé que te lastime en su momento, pero estoy dispuesto a darles el mundo entero con tan solo verlos sonreir.
—No pienses en el pasado, yo ya no lo hago.
—Te amo, princesa.
Maelie le sonrió, le emocionaba al escucharlo así. Dejó que le besara con lentitud, ambos concentrados en no aplastar al menor.
—Son mi todo —murmuró sobre los labios de su esposo.
—Tú y mi Seol el mío —respondió picoteando los labios de su esposa, luego besando la frente de su hijo. Apagó la luz de la veladora a un lado dejando todo en penumbras. Los tres juntos a descansar.
En multimedia está nuestro pequeño Jeon Seol.
En IG hice una encuesta para saber si querían un varón o una mujer, porque no me decidía. Pues casi el 90% eligió por varoncito. 😁💙
No estoy segura, pero me queda un extra más.
Se les ama... Cuidense mucho.
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