CUATRO.
Esperó a terminar una clase en la universidad y rápidamente se dirigió hasta el edificio de la editorial. En realidad, debía haber ido a su casa a estudiar quedaba tan poco para su graduación aunque tenía otras, ciertas, prioridades por ahora. Eran bastante cuestionables, pero como nadie sabía más que él y cierta persona, no le tomaba demasiada importancia a lo que pasaría posteriormente.
Saludó a todos los que cruzaba en la entrada y recorrido, inclusive al personal de limpieza, era conocido por ser amable, humilde y educado. Siempre con una sonrisa en su bello rostro. No era nada extraño que tuviera tantos admiradores con una actitud tan linda. Solo que todo eso cambiaba cuando la veía a ella.
—JungKook-ah que alegría verte por aquí —se dieron un abrazo fraternal. Ante los ojos de los demás debían guardar las apariencias— ¿haz venido a ver a tu madre? —asintió, guardando las manos en los bolsillos de su pantalón, ella sabiendo que era mentira— está en una reunión ahora, pero mientras puedes esperarla en mi despacho, tenemos que charlar y ponernos al día.
El chico asintió con una sonrisita inocente en su rostro. La siguió mientras hablaban de nimiedades cerrando la puerta detrás, justo para recibirla en sus brazos iniciando un fogoso beso que les quitó la respiración en segundos. La sostuvo entre sus brazos caminando con ella a cuestas hasta sentarla a orillas del escritorio donde había papeles y revistas.
A Shiho no le importaba mientras tuviera las manos masculinas recorriendo su cuerpo indecorosamente. Lo había extrañado, el sexo con su esposo no era lo mismo. Y JungKook no solía estar con otra mujer que no fuera ella, salvó algún desliz, de cuando alguna clienta en Dyonisus le interesaba demasiado.
El beso fue tornándose mas apasionado y las telas comenzaban a ser un estorbo en el camino de ambos, Shiho lo acercó más rodeando las caderas masculinas con sus piernas con la intención de sentir el bulto dentro de sus pantalones.
—Sunbae, aquí… oh, por Dios, lo siento tanto.
Ambos se separaron bruscamente cuando la puerta de madera se abrió luego de dos toques que no escucharon. Con el apresurar ninguno se aseguró de poner llave.
—Oh, Maelie, cariño, pasa por favor. —se arregló un poco el cabello, al igual que acomodó la falda de su vestido. La chica estaba demasiado avergonzada de ver a su superior en una embarazosa situación.
JungKook solo les dio la espalda escondiéndose en un rincón apartado, como si la vista de la ciudad a través del ventanal fuera lo más interesante del mundo, pero la realidad era que solo intentaba calmarse y bajar todo a su lugar. Maldijo a la persona que había entrado y a él mismo por dejarse llevar en un lugar donde cualquiera pudiera descubrirlos.
—Sunbae YooSun, envió a decir que en diez minutos la espera en la sala de juntas —la incomodidad que sentía no podía pasar desapercibida, sobre todo porque había descubierto… ¿un engaño?
—En unos minutos estaré ahí, muchas gracias, linda.
Kim Shiho era la mujer más amable y hermosa de la empresa. También la admiraba, pero no llegaba a sentir lo mismo que con Jeon YooSun. Solo que este simple hecho… su visión hacia ella cambiaba bastante.
Se despidió con una reverencia, mirando fijamente la espalda ancha de aquel hombre desconocido, que podía apostar, tenía su edad o tan solo uno o dos años más que ella. En cambio, el renombrado señor político, Kim Siwoon, esposo de la mujer, rondaba los cincuenta años. Debía simplemente no meterse en asuntos ajenos.
Shiho respiró algo aliviada cuando la puerta volvió a cerrarse, se carcajeo jocosa, abrazando por detrás al pelinegro quien no se encontraba con buen semblante. No quería que nadie se enterara de nada, sería algo devastador para todos.
—Deja de preocuparte, ella no dirá nada.
—¿Cómo sabes? —giró, para enfrentarla.
—Porque si es lista sabrá lo que le conviene —ante la confusión en los ojos pardos, ella añadió— es la nueva, la asistente de tu madre.
JungKook asintió no muy convencido, quién no le aseguraba que aquella chica dijera algo a los demás, que sea una chismosa y ande contando lo que vio a cualquiera.
Tomó asiento en su escritorio, aún extrañada por aquella situación de hacia minutos atrás. La curiosidad por saber quién era aquel hombre le carcomía, se dijo a si misma que esos no eran sus asuntos, no sí quería seguir en su puesto y además, ella no solía ser entrometida en vidas ajenas, así que solo movió la cabeza apartando esas ideas.
—Maelie, ¿vienes? Vamos por algo a la cafetería.
Negó, rápidamente.
—Gracias sunbae, pero dentro de unos minutos tendré que entrar a reunión junto a YooSun sunbaenim.
Sus compañeras se despidieron, alejándose entre cuchicheos. Había conocido a una o dos chicas del departamento de fotografía con las cuales había congeniado desde el primer día. Por lo menos, en sus horas de almuerzo podía conversar un poco y entretenerse. Su trabajo estaba siendo algo extenuante la mayor parte del tiempo.
Se arregló lo mejor que pudo tomando una libreta, un lapicero y la tablet, se dirigió hasta el ascensor subiendo con otras personas. Justo cuando las puertas estaban por cerrarse la persona que Maelie tenía en su mente apareció con una sonrisa amable colocándose a su lado en el fondo de la caja metálica.
—¿Aún tenemos tiempo? —la rubia asintió, con una leve sonrisa en su labios— ¿Cómo te has sentido aquí, linda? YooSun te ha tenido loca de aquí para allá, ¿no es cierto? —sonrió, divertida.
—Ahm, ha sido arduo, pero me estoy acostumbrando rápido y no me molesta aprender cualquier cosa.
—Oh, claro que sí, aquí aprenderás mucho —las puertas del ascensor se abrieron cuando llegó al piso correspondiente de salas de juntas— me alegro que hayas entrado aquí, Maelie, realmente me alegra.
Lo último le hizo sentir que las palabras dichas venían con algo de recelo. Como si estuviera hablando sarcásticamente. Tampoco debía pensarlo mucho, cuando la mejor suposición es que al encontrarla en una situación embarazosa con un hombre que no era su esposo la ponía entre ojo y ojo. De todas maneras, no se metería, no era su asunto y tenía mejores cosas en que pensar.
Ingresaron, observando croquis esparcidos por la enorme y larga mesa de vidrio con diseños de la próxima revista a publicar, cada uno era una importante decisión de lo visual y la estética que High-Cut llevaría cuando saliera en emisión. Maelie observó todo de cerca mientras su jefa y su socia debatían junto a otras personas cuales serían las elegidas.
—La modelo que pedimos para la revisación de la nueva colección no ha llegado —avisó la castaña de nombre, Hye-min. Aún no podían verse o tratarse, simplemente eran dos personas totalmente incompatibles. Menos mal ella tenía otros quehaceres.
—Esto es imperdonable —expresó YooSun, negando con la cabeza— lo mínimo que pido es responsabilidad y compromiso, no es tan difícil.
—Tranquila amiga —calmó la otra, dándole un apretón suave a su hombro— esa chica ya no tiene futuro. —bufó en una risita.
Maelie sentía miedo de cómo podían cambiar de parecer de un momento a otro si no cumplías con lo requerido, eran demasiado exigentes y no era para menos. La revista era una de las primeras y más importantes del continente asiático, sin mencionar que siempre tenían el acceso con los mejores diseñadores, marcas del país y del mundo entero.
Shiho giró mirando hacia Maelie, la observó de arriba abajo con detenimiento, una sonrisita pícara asomándose en la comisura de sus labios. Se acercó lentamente sin que la rubia se diera cuenta, sujetándole la barbilla y divirtiéndole su reacción de sorpresa. Era una chica encantadora, pensó la mujer.
—Ya tengo a la modelo que necesitamos —voceó sin dejar de mirarla, volteó viendo los rostros confundidos de los demás, caminó colocándose detrás, tomando a Maelie por los brazos— ella es perfecta, alta, delgada, altiva y bonita.
Sintió una repentina vergüenza por esos halagos sorpresivos, pero no permitió que lo notarán, tampoco dejó notar su descontento con las miradas burlonas de algunas allí dentro. No les daría el gusto de que sea el punto de burla de ninguna.
YooSun se acercó sin quitar sus ojos de ella, Maelie tragó saliva nerviosa, no era lo que estaba en su mente. La mujer la observó de arriba abajo sin alguna emocion en su rostro que le dijera que pensaba o pasaba por su cabeza.
—Esta bien, Hye-min, trae a producción y haz que la maquillen y vistan —la susodicha asintió saliendo, YooSun volteó sonriéndole— esto será sencillo.
—Será fantástico —chilló Shiho, dando un saltito de regocijo en su lugar.
Sonrió, también sintiendo su corazón retumbar dentro de su pecho, esto estaba siendo demasiado para ella y ni siquiera había pasado un mes que entró allí.
Se quedó revisando algunas ediciones pasadas de las revistas, las fotografías e inclusive las que habían publicado junto al reportaje sobre los nuevos cosméticos de la empresa familiar. Era uno de los hobbies que solía tener, sacar fotos, filmar y editar, de vez en cuando, se juntaba con la gente del departamento y revisaban todo antes que la revista saliera a la venta.
La verdad, no tenía mucho interés en la moda o esas cosas, sino más bien en poder dirigir adecuadamente ambas empresas y llevar el apellido Jeon a otro nivel. Revisó su teléfono cuando escuchó el tintineo avisándole de los mensajes entrantes. Algunos de su padre, otro de su jefe en Dyonisus y sus compañeros.
Esa noche tenía que dar su show solista, HoSeok no dejaba de amedrentarlo con que debía saber la coreografía a la perfección antes de salir a escena. Pero JungKook no se preocupaba por ello, una de sus virtudes era la perseverancia y tenacidad con que tenía al hacer algo, para él aprender era fácil y ejecutarlas mucho mejor.
Hobi Hyung.
Respóndeme, no me dejes en visto, ¡aish! Jin tiene razón, debería darte unos coscorrones para que nos hagas caso.
16:40 ✓✓
Hyung cálmese, ya le dije que lo tengo todo bajo control, he practicado y está noche arderá Troya.
16:47 ✓✓
Hobi hyung.
Lo único que arderá será tu trasero si no lo haces bien.
16:48 ✓✓
Rió por lo bajo, se divertía haciendo enojar a sus compañeros. Le respondió, dejándole tranquilo. Estaría unas horas en la editorial y luego se marcharía a prepararse para la presentación. Quería pasar un rato con su madre e inclusive estar cerca de Shiho. Ahora que la mujer había regresado de su viaje, las cosas se pondrían más interesantes.
Terminó cerrando todo en la laptop disponiéndose a marcharse, la curiosidad de saber porque su madre aún no aparecía. Acomodó su chaqueta de cuero haciéndole ver más robusto. Salió del despacho enviándole mensajes a la niñera de su hermano, eran casi de la misma edad, habían crecido juntos porque la madre de la chica lo había criado a él y trabajado con la familia Jeon desde hacía años.
Caminó recostando su cuerpo de la pared, esperando a que uno de los ascensores llegará para poder subir, sonrió enternecido por la foto que Sonja le había enviado de Joonhyung pintando con acuarelas, el rostro y las manos del pequeño tenían varias manchas de colores, respondió escuchando el aviso de que la máquina había llegado. Levantó el rostro con la intención de dirigirse allí.
Pero al segundo en que sus ojos captaron la figura de una desconocida femenina todo se tornó extraño a su alrededor. Su mandíbula pareció desencajarse por un momento y el aparato en su mano osciló peligrosamente en caer al suelo de cerámicos grices. Su cabeza era un sonoro desastre como si una bandada de apresuradas aves salieran volando de la oscuridad, inquietos por obtener la libertad ansiada de los cielos.
Era como la más bonita limerencia. Aquel estado inicial que se atraviesa al encontrar el amor. Y ella era la más bonita.
Salió de aquel trance aún con sus ojos viéndola alejarse, YooSun y Shiho salieron del ascensor conversando animadamente y percatándose de la presencia del menor. Aún estaba algo perdido y confundido.
—Cariño, ¿te encuentras bien? —giró la cabeza mirando a su madre, sin saber que decirle. Tragó saliva y asintió con duda. Shiho solo observó su extraña actitud, se había dado cuenta que había mirado con cierto interés a la nueva asistente de su madre y por un momento, aquello no le gustó.
El pelinegro las siguió, con la intención de saber quién era aquella chica tan linda que pasó delante suyo y captó su atención de inmediato haciendo latir a su corazón como loco, como nunca antes lo había hecho, ni siquiera cuando tuvo su primera vez con Shiho quien en su momento fue su primer amor.
—JungKook. —llamó su madre, él carraspeó mirando hacia otro lado, intentando prestar atención, YooSun se dio cuenta de la mirada disimulada de su hijo hacia la rubia y sonrió aleteando sus pestañas— Maelie, por favor, lleva la carpeta con las muestras al departamento de belleza y luego regresa, necesitamos hacer ciertas revisaciones a las entrevistas.
La rubia asintió, sintiendo la fija mirada que fingía ser disimulada del chico, intentó que no le afectará aquella extraña actitud, no cuando la de la señora Shiho también estaba en ambos. Se preguntó a si misma si la tensión que sentía la sentían los demás o solo era su imaginación. Salió de inmediato, luego de hacer una leve inclinación, afuera exhaló el aire contenido en sus pulmones, estaba siendo un día muy extraño.
Dejó lo requerido por su jefa en el lugar correspondiente recibiendo otras carpetas con nuevos diseños de una inédita colección. En el camino fue revisando cada uno, estaba fascinada con todo. Tampoco pudo evitar leer que dentro de poco tiempo se daría un desfile de moda por la Fashion Week Seoul, y su emoción fue trascendente al pensar que podría asistir a tal evento.
Bajó del ascensor una vez estuvo en su piso, aún estaba observando todo, acomodando para que estuviera en orden al entregarlo, pero el choque inminente y sorpresivo con otro cuerpo hizo que casi cayera de bruces al suelo de no ser por unas manos que la sostuvieron de la cintura y brazos.
—¿Te encuentras bien? —su voz grave y de tono dulce con un atisbo de cierta preocupación le erizó la piel. Asintió sin apartar la mirada de aquellos ojos pardos. Enormes y encantadores, redonditos cómo los de un inocente cervatillo, aunque el brillo de su mirada indicaba que de inocente no tenía nada.
Se liberó lentamente del agarre, o mejor dicho, las manos masculinas fueron soltándola con desgana.
—Jeon JungKook.
Ella lo sabía, pero ahora lo confirmaba. Le correspondió el saludo al verle la mano extendida en su dirección, el apretón le hizo sentir de nuevo un ligero escalofrío a lo largo de su espalda. No entendía porqué de aquella reacción.
—Yeon Maelie.
Lo vio soltar una risita por lo bajo, tenía cara de diversión. Frunció el ceño.
—¿Qué te parece gracioso? —ante la pregunta y su rostro serio, JungKook decidió ponerse serio también, colocando una mano sobre su barbilla y la otra en el bolsillo de su pantalón de mezclilla.
—Ahm, me causa un poco de gracia que nuestros apellidos suenen casi parecido.
Maelie lo observó, tenía rasgos muy parecidos a su madre a la señora YooSun, era muy diferente de las fotos que había visto de la familia Jeon en revistas o por internet. Era mucho más atractivo en persona, mucho más cautivador. Apartó la mirada de inmediato hacia los papeles y revistas en su brazo izquierdo.
Le agradeció nuevamente, pasando por su lado, pero fue detenida cuando la mano masculina le sujetó suavemente la muñeca.
—Lo siento si te he ofendido, no fue mi intención. —su tono inocente volvió a erizarle la piel, ¿por qué sonaba tan tierno? ¿por qué eso le estaba afectando?
—No se preocupe, debo admitir que tiene su gracia —sonrió dulce, sin darse cuenta que aquel simple gesto hizo estragos en el corazón del pelinegro— ahm, debo irme, su madre me espera —hizo dos pasos haciendo una leve inclinación con la cabeza como despedida intentando alejarse— un gusto conocerlo.
Y no pudo evitar cerrar los ojos temblando por completo cuando sintió la voz masculina muy cerca de su oído susurrarle.
—Me encantó conocerte Yeon Maelie.
Ya se conocieron los protas, a ver 👀, quiero saber que piensan de esta primera impresión. Las leo, no me ignoren 🥺
Quiero inspirarme en "El Diablo viste a la moda" para describir el trabajo de la madre de JungKook, pero no me estaría saliendo muy bien 🤔
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