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CINCO.

Llegó, dejó caer despreocupado el bolso a la silla de la peinadora dónde tenían los maquillajes y accesorios que usaban o colocaban sus cosas personales. Suspiró, recordando a la chica de hoy, la asistente de su madre, la nueva y su sonrisa se desvaneció al caer en cuenta de algo.

Porque si es lista sabrá lo que le conviene... es la nueva, la asistente de tu madre.

Ella los había visto, Maelie presenció el momento donde él y Shiho casi se devoraban el uno al otro. Aún así, contaba con que no lo haya reconocido, de repente la sensación de culpa atosigándolo. La duda de saber que sentía hacia Shiho lo sorprendió, cayendo en cuenta que hacía más de cuatro años mantenían una relación de amantes y nada mas.

Tomó asiento negando con la cabeza. Tan solo era una chica bonita, tan solo eso y lo de Shiho…

—¿Qué tienes Kook-ah? —su atención se vio en NamJoon quien tenía una biblia en la mano, lo observó con atención percatándose de la vestimenta de su hyung, mejor dicho, del disfraz de pastor. No pudo evitar carcajearse— ¿Qué diablos te pasa?

Namjoon se cubrió la boca al darse cuenta que maldijo en voz alta, eso causó más risa en JungKook casi llorando y cayendo al suelo. Ni siquiera se inmutó cuando recibió el golpe de puño en su hombro del moreno, estaba muy tentado por la risa. Pasaron unos cuantos minutos cuando comenzó a cesar recomponiéndose en su lugar, secó las lágrimas que habían caído por su rostro.

—Siempre siendo tan gracioso, Jeon.

—Ay, gracias por divertirme, hyung… ¡Yah! —se quejó, al sentir un golpe en la coronilla de su cabeza, volteó encontrando el rostro muy serio de HoSeok.

—Te toca dentro de media hora —le apuntó con el índice, amenazándole— espero que hayas practicado y está noche lo hagas muy bien.

JungKook resopló, haciendo aspavientos con su mano restando importancia, en ese momento JiMin era el que estaba presentando su show solista. Evitó reírse por la ironía del rubio siendo un angelito. Aquellos dos siendo muy religiosos. Luego del pastor NamJoon sería su turno de presentarse.

—Sera pan comido, hyung —dijo, concentrado en lo suyo.

Se peinó, justo en el momento en que llegaba Yoongi, se colocó aceite de bebé en cada parte de su piel y vistió el disfraz que esa noche usaría. El de un policía. Camisa de botones con pantalones azules, borcegos y un apretado boxer negro. Sonrió sujetando en las manos unas esposas en forma de corazón con peluche negro alrededor.

Aquel objeto le recordaba las veces que había usado algo parecido con Shiho, los juegos eróticos y las cosas que aprendió con ella. Perfectas para usarlas en Dyonisus y sus calientes shows.

Escuchó la canción del show de NamJoon terminando siendo su turno. Su seguridad era admirable, su ego subía sabiendo que aquellas mujeres se volverían locas con sus movimientos, su cuerpo y baile. Sonrió, acomodándose en medio del escenario escuchando como TaeHyung lo presentaba con su nombre artístico, Heracles. Se colocó el cubrebocas negro y esperó al telón abrirse. 

Los primeros acordes de la canción "Candy" de Doja Cat comenzaron a sonar, miró detenidamente a su público con ojos oscuros y misteriosos, los gritos no se hicieron esperar. Llevaba una porra en una de sus manos dando ligeros golpecitos en la palma de la otra mientras caminaba como si de una pasarela se tratara.

Los primeros movimientos de su cuerpo comenzaron en una coreo intensa y con mucha fuerza, las luces de colores lo hacían ver tan imponente que era imposible quitarle los ojos de encima. Llevó aquel bate hacia su entrepierna posicionándola de una forma insinuante, como si fuera parte de su anatomía la masajeo de arriba abajo mordiendo sus labios en acción lujuriosa.

Sus ojos captaron, de repente, la mirada penetrante de una persona muy conocida entre medio del público, sentada sola en una mesa. Su excitación subió tanto de nivel que su mente pensó en un movimiento diferente saliendo de la coreografía original. Así que descendió del escenario antes de tiempo, los gritos se volvieron ensordecedores especulando que cualquiera podría ser la afortunada.

Se detuvo frente a una de las tantas mesas, justo donde había un grupo de chicas que al parecer eran extranjeras. Le llamó la atención una de ellas, quien en ese momento bebía distraída un vaso con mojito mirando hacia otro lado. La vio tragar saliva cuando sus miradas chocaron, sonrió de forma lasciva acercándose. Se inclinó sobre ella llevando su rostro muy cerca al de la chica para preguntarle con voz ronca al oído.

—Tu nombre, preciosura.

—Ti-Tihare. —su tartamudez le causó tanta ternura que arrugó la nariz, se mordió el labio inferior sin apartar la mirada de la chica y meneando lentamente el cuerpo de un lado al otro se quitó la camisa dejando su torso marcado expuesto aceitado y con una ligera capa de sudor.

Colocó la porra detrás de la cabeza de la fémina encerrándola entre sus brazos mientras tomaba asiento en su falda comenzando a balancear su pelvis en un movimiento de adelante hacia atrás. El rostro colorado de la mujer tenía el fuerte pecho del bailarín delante suyo, juraba sentir el roce de sus caderas juntas. Estaba a punto de colapsar.

JungKook siguió bailándole, sus ojos se iban muy de vez en cuando hacia la mesa unos metros más atrás donde Shiho observaba el espectáculo con mucho interés y suma tranquilidad. Pensó por un basto momento, besar a la chica debajo de él, pero eso significaría quitarse el cubrebocas y riesgos como esos es lo menos que correría. Así que solo siguió bailándole de forma sucia un poco más, hasta decidido volver al escenario.

La imagen del dinero volando hacia él y cayendo a sus pies sobre el escenario, las luces de colores verde, fucsia, amarillo y azul, la música sensual y los desaforados gritos lo entusiasmaban de más. Sostuvo aquellas esposas con peluche entre sus manos, de espaldas al público dirigió sus manos al dobladillo de sus pantalones y se los quitó de un tirón, dejándolo en aquel boxer con la prominente vista de su miembro atrapado en la tela.

Quedó de rodillas en el suelo meneando las caderas, levantó en alto aquellas esposas con la intención de mostrarlo a la persona indicada, sabiendo que luego de eso obtendría cierto castigo por aparecer en ese lugar sin avisar. La canción llegó a su fin y el telón comenzó a cerrarse lentamente. Se recostó en el suelo, cansado, respirando con dificultad riendo por lo divertido y espontáneo que resultó todo aquello. Al levantarse tomó algunos cuantos billetes del suelos dirigiéndose hacia los camerinos contando su ganancia.

Con su uniforme puesto de nuevo, se dirigió hacia el palco vip a un costado del club nocturno dónde él y sus compañeros solían compartir un rato luego de los shows. Se detuvo en seco al encontrar a Shiho.

—¿Qué haces aquí?

Preguntó, sorprendido de verla allí. No es que no pudiera asistir a un sitio como Dyonisus, pero su intachable estatus de señora de la alta sociedad se vería afectado si alguien conocido la veía por el simple hecho de ingresar a un club nocturno de strippers. Sin embargo, su presencia tenía una razón, su anhelo y deseo más grande se debían al pelinegro en cuestión.

Ambos sostenían una extraña y morbosa relación, dónde Kim Shiho fue el primer encuentro sexual del chico hasta la fecha. No solo eso, sino que ella significaba algo así como una Elena para Christian Grey. Todo lo que JungKook sabía sobre la sexualidad era gracias aquella mujer que llamaba la atención de cualquiera por su belleza y porte.

—Quería verte —ronroneó, bebiendo un trago de su copa de champaña— hoy nos interrumpieron cómo la vez pasada, aún debemos ponernos al día.

Sonrió ladino, ante las palabras de la mujer, se acercó a ella depositando un beso húmedo en la comisura de sus labios pintado de rojo en lo que su mano acariciaba la cintura de esta por sobre la tela del ceñido y corto vestido en colores rojo burdeos.

—Sabes que aquí no podemos hacer nada —murmuró, cerca de su oído.

Shiho sonrió, rodeando con sus manos el cuello del menor para acercar sus rostros, casi sintiendo el aliento mentolado de este y su perfume. JungKook siempre olía muy bien, en todo momento.

—Eso no te impidió follarme aquella vez en el cuarto rojo mientras aquí abajo daban un show —dijo, haciéndoles reír al mencionar el espacio que alguno de los bailarines usaban para descansar y que tenía la particularidad de obtener luces rojas.

Él había usado una de esas habitaciones varias veces para dormir junto a sus otros tres compañeros, pero si decidían llevar a alguien allí para otras intenciones debían avisarse entre ellos y, posteriormente, limpiar el lugar y colocar sábanas limpias. Una simple regla que hasta ahora la llevaban muy bien.

Shiho no esperó, entrelazó sus manos y lo arrastró con ella. Debían cruzar un pasillo custodiado por uno de los guardias, este les permitiéndoles pasar. Subieron hacia el primer piso, ya había avisado a sus compañeros por medio de un mensaje que usaría aquel cuarto por lo que su bolso con su ropa se encontraba allí.

Para JungKook lo que tenían era algo muy especial, para Shiho también, aunque no al mismo nivel. Había cariño y estimación entre medio, se desestresaban juntos de todas las imposiciones de la sociedad y sus familias. Era un mutuo acuerdo de extrema confidencialidad, acompañado de exclusividad que disfrutaban sin temor. Sabían que estaba mal, pero nadie ni nada les impedía seguir con aquello.

Jadeaba en busca de aire, su pecho subía y bajaba rápidamente por su respiración acelerada, pasó la lengua por sus labios humedeciéndolos, dejó caer la cabeza hacia atrás mientras sentía como le hacían un increíble oral. Habían pasado algunas horas desde que ellos empezaron, no perdieron tiempo en tener sexo saciando la sed que tenían el uno por el otro y cuando parecía que todo terminaría en un par de rondas, Shiho tomó el control metiéndose entre sus piernas.

Sonrió divertido, sintiendo la presión en su vientre bajo. Estaría a punto de llegar y aún la quería debajo de él. Iba dejarse llevar viendo cómo la morocha tragaba todo, pero el sonido de una llamada entrante los hizo detenerse un momento, o por lo menos a él. Estiró el cuello hacia atrás, hacia la mesa de luz donde su teléfono reposaba vibrando. El nombre de Sonja brillaba en su esplendor sobre la pantalla táctil.

Le extrañó la llamada de la chica siendo casi las cuatro la mañana, pero al instante el rostro de su hermano vino a su mente. Una oleada de placer lo recorrió entero culpa de un movimiento de aquella boca chupando su miembro. Se vino gimiendo por lo bajo sin poder impedirlo. Buscó respirar con normalidad, viendo la sonrisa de la mujer al relamerse los labios. El sonido de otra llamada volvió a sonar y está vez tomó asiento sobre el colchón contestando la llamada.

—Sonja.

Hyung, ¿dónde estás?

—¿Joonhyung?

Estoy esperándote hace horas, me prometiste que veríamos películas juntos.

Quiso golpearse a si mismo por haber olvidado ese plan con su hermanito.

—¿Dónde está Sonja?

A mi lado, durmiendo —susurró— tomé su teléfono prestado porque ella no me dejó llamarte.

Sintió las manos de Shiho acariciar su abdomen lentamente, ronronearle en su oído su nombre artístico en Dyonisus, maldijo, cuando sintió el tacto caliente sobre su miembro a medio despertar. Intentó alejarla, advirtiéndole de la llamada, pero ella hizo caso omiso y comenzó a besar su cuello estimulando su órgano masculino con maestría.

—Shiho —manifestó, con molestia parándose de la cama, se alejó, percibiendo un poco de dolor por lo duro que se encontraba. Respiró una vez más, intentando calmarse un poco, se sentía demasiado incómodo con la situación— bebé, discúlpame, se me olvidó, sabes que la universidad me tiene estresado, salí a beber con amigos y se me fue la hora, porque mejor no duermes, yo llegaré en unos minutos a casa. Prometo que lo compensare.

Esta bien —la voz desilusionada del pequeño le hinco el corazón. No soportaba fallarle a su enano.

Colgó, yendo a recoger su ropa normal del bolso para colocárselo de inmediato, descartó el tomar un baño, allí no tenía lo necesario para hacerlo de todas maneras. Aún tenía su erección la cual la bajaría en el camino. Aunque con lo que estaba por venir, sabía que todo se iría al demonio.

—¿Dime dónde demonios vas? —preguntó Shiho, con molestia y desagrado en su voz.

—Tengo algo importante que hacer.

—¿Qué es más importante que yo, JungKook?

—¡Joonhyung! —respondió, elevando la voz también.

Ella sabia que el niño estaba por delante de todo y todos. JungKook suspiró, cerrando los ojos, volvió sobre sus pies hasta la cama agachándose un poco para besar los labios de la mujer, verla completamente desnuda lo excitaría al punto de volverle loco y no parar de tocarla, pero en ese momento, solo quería que las cosas quedaran bien y ya.

—Hablamos.

Salió, colocándose el bolso en la espalda. Tendría que disponer de un taxi porque no había traído su coche y Jin quien era su segunda opción debía de encontrarse en su más profundo sueño. Hacia una hora que Dyonisus cerró, pero había otro acceso de salida el cual obtenía la llave. Ni siquiera se detuvo a pensar en que dejó a Shiho sola. Solo quería volver a su casa.

Cómo que estuvo potente la cosa, ¿no? Ja, ni crean. Esto es solo el comienzo. 🤭

Capítulo dedicado a mi sister liveforjk 😏🤭

Gracias por estar aquí, se les quiere.

💜💜💜

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