CATORCE.
Bostezó, cubriéndose la boca con el dorso de la mano, revisó la hora en su reloj de muñeca y luego su alrededor. Todos dormían en aquel vuelo mientras ella leía “Cumbres borrascosas”, le fascinaba esa novela. A su lado se encontraba Chaeyoung y otra de sus compañeras dormidas con antifaces que imposibilitaban que la luz les moleste. Aún faltaba unas horas para llegar a destino.
No podía explicar la revuelta de emociones en su interior. Era una mezcla de felicidad y alegría, con tristeza y pesadez. La causa de todo eso, es que jamás pensó fuera tan pronto o siquiera ocurriera. Era su primera vez en Francia, presentía que allí pasaría por una extraña montaña rusa de emociones. Inclusive evitó contarle a su madre sobre el viaje, solo alteró un poco el hilo de la última conversación que tuvieron para no preocuparla.
Durmió el tiempo restante de vuelo, así que al llegar a destino estuvo un poco más despierta y atenta a su celular. Su jefa a último momento no viajó por un tema personal, pero terminaría llegando unas horas más tarde. Al principio, la situación le había extrañado porque todo estaba programado a la perfección y un día antes, tuvo que cancelar los pasajes de avión de la mujer y su esposo. No obtuvo explicación alguna —tampoco la creía necesaria— de todas formas, YooSun llegaría.
Al llegar al hotel, no pudo contener la alegría por la habitación que le había tocado, no era una suite, pero era muy espaciosa y elegante. Tenía un pequeño balcón lleno de flores y enredaderas con la vista de la Torre Eiffel a lo lejos. Era como un sueño hecho realidad, el poder salir de Corea por primera vez o una ironía que al primer país donde iba, fuera donde nació su padre.
Aún tenía un tiempo para descansar, lo usó para asearse y cambiarse, ese mismo día tenían un evento por la noche. Debía esperar señales de su sunbae y a pesar que le habían invitado para conocer los alrededores prefirió quedarse en el hotel organizando todo. Le extrañó no tener señales de JungKook cuando solían hablar todo el tiempo, él sabía que ella se iría unos días y ni aún así recibió algún mensaje de su parte.
Prefirió ignorarlo, en algún momento le contestaría los mensajes que ella le había enviado, tal vez se mantenía ocupado con la universidad y no quería molestarle, de todas maneras, también estaría ocupada la mayoría del tiempo.
Echó un vistazo a su apariencia, se colocó un sobretodo por encima del vestido de mangas largas combinado con uns botas bucaneras, estaban al final del invierno. Salió cargando su bolso con su laptop y algunas cosas necesarias. Hacia minutos, había recibido el mensaje de que su jefa ya se encontraba en el Hall del hotel esperándole. Subió al ascensor revisando las redes sociales en su celular. Escuchar a la gente hablar en francés le traía cierta satisfacción.
—Buenas tardes, sunbae. —saludó con una amable reverencia.
—Buenas tardes, Maelie. —sonrió está, correspondiendo y recibiendo en sus manos la tablet que su asistente le entregaba con la agenda del día abierta— ¿Cómo fue el viaje? ¿no hubo problemas?
—No, todo estuvo tranquilo, ¿usted tuvo problemas?
—Me alegro, por suerte también tuve un vuelo tranquilo, a pesar de los cambios de último momento.
Le entregó la tablet de vuelta y Maelie observó un ligero cambio en el cronograma.
—Ahm, sunbae…
—¿Listas para irnos?
Volteó de inmediato ante aquella voz, mareándose con el perfume dulce y masculino que tentó sus sentidos, la cercanía y la amable sonrisa que aquel pelinegro le regalaba a su madre.
—Iremos antes a ver a Hedi Slimane —habló YooSun, concentrada en su celular— tendremos un almuerzo y luego seguiremos con el horario habitual.
Maelie asintió, emocionada por el cambio repentino, conocería al Director Artístico, Creativo y de Imagen de CELINE. Tampoco perdió la atención en el chico a su lado, tan galante y despreocupado como si no hubiera hecho nada. En silencio los siguió. En el corto tiempo que tenía conociéndole, sabía que algo tramaba. JungKook solía divertirse y ella, a veces, temía.
Acomodó la correa del bolso sobre su hombro contestando los mensajes de Kakao Talk, riendo porque su amiga YangMi le contaba de forma muy efusiva que había hecho paracaidismo.
—¿Seguirás ignorándome?
No apartó los ojos de la pantalla, solo resopló mirando de reojo como su sunbae seguía hablando con el señor Hedi, realmente quedó encantada con ese hombre. Rodó los ojos al sentir como jugaban con un mechón de su cabello rubio rizado. De un manotazo suave lo apartó.
—¿Por qué ignoraste mis mensajes y no me contaste que vendrías a París con nosotras?
—¡Sorpresa! —murmuró sonriente a solo centímetros de su rostro. Ella se alejó desinteresada y él rió por lo bajo— yah, no es para tanto, princesa, solo fue un cambio de último momento, appa no podía acompañarla y yo tenía tiempo, además volver a París se me hacía tentador.
Maelie no le creía, no sabía porqué, pero tampoco ahondaría en las causas que él tenía, no le preguntaría. Salieron hacia el exterior, en la espera de YooSun, minutos más tarde salieron junto al director de Celine, este se acercó a los jóvenes con la intención de despedirse de ambos, conocía a JungKook, sin embargo, había quedado encantado por aquella parejita.
Maelie fue quien le despidió en un perfecto francés que dejó a JungKook deslumbrado.
—No sabía que podías hablar francés —dijo sin dejar de observar a la chica una vez tomaron asiento dentro de la camioneta que los trasladaba por la ciudad.
—Maelie sabe hablar muchos idiomas. —contestó YooSun por ella, dando ligeros golpecitos a la mano de la chica que reposaba en sus piernas.
JungKook no pudo evitar llevar sus ojos allí, la falda del vestido se había levantado un poco dejándole ver la piel de sus muslos. Si antes pensó que su fascinación por esa rubia terminó estaba equivocado, se sentía encantado con descubrir más de ella. Con saber que no solo era bonita y capaz sino que también culta e inteligente, realmente se estaba conteniendo en no lanzársele encima a besarla. Carraspeó, percibiendo las miradas femeninas sobre él, intentó disimular mirando a través de las ventanas.
¿Cómo disimular ante su madre se le dificultaba?
Tomó un baño luego de una siesta, en lo que restaba del día dejó que su madre y Maelie siguieran trabajando junto a los demás. Prefirió salir a caminar, hacer compras y comer por ahí. No faltaba mucho para asistir al desfile de la marca Celine dónde grandes personalidades del mundo estarían presentes. El solo recordar lo feliz que Maelie parecía lo ponía feliz a él, el brillo de sus ojos verdosos cuando hablaban de esta noche, el cómo admiraba la ciudad, aunque también se había percatado de algo más, de un brillo muy diferente y melancólico, como si París le trajera recuerdos del pasado.
Lo que él sabía es que, este viaje era la primera vez de Maelie, tal vez solo suponía cosas que no eran y la realidad era otra, una donde le emocionaba verla feliz a ella. Observó las notificaciones de las redes sociales o mensajes de Kakao Talk, dos llamadas perdidas de Shiho y una de SiHyuk, su jefe en Dyonisus. Suspiró cansado. Desde el momento en que supo que Maelie sería parte de ese viaje, no dudó en cambiar sus planes para ir en lugar de su padre, sin darle explicaciones más que se interesaba en el negocio familiar y necesitaba vacaciones. Lo mismo que le había dicho a su jefe y sus compañeros del club —aunque ellos sí, sabían la verdadera causa.
Pero, para la mujer que fue su ex amante. Debía admitir que saber que ella no asistiría a dicho viaje lo puso contento de poder hacer lo que quisiera sin la necesidad de tenerla encima. Sabía que estaba intentando conquistarlo y que no se detendría allí, menos cuando días anteriores había recibido regalos extravagantes queriendo llamar su atención. Sin embargo, JungKook estaba decidido a no caer en la tentación, por lo menos no en esa cuando a su lado tenía la de una rubia que cada día lo volvía loco.
No importaba lo que ella se pusiera o como estuviera, realmente le parecía bellísima en todos los sentidos, interesante y la única en medio de tanta gente que llamaba su atención. Cómo en el momento en que entró al lugar donde se llevaría a cabo el desfile esa tarde noche, un imponente edificio dedicado al arte contemporáneo: el Palais de Tokio en el Museo de Arte Moderno.
Maelie acompañaba a su madre, conociendo gente, admirando el lugar y hablando con tanto desenfado como si fuera algo tan sencillo y cotidiano. Si se encontraba nerviosa, pues no lo demostraba ya que él no lo notaba. A si mismo aprovechó de hablar con varios conocidos y disfrutar, tenía la suerte de conocer a ciertas personalidades gracias a sus padres o de encontrarse con algunos idols de su país.
El desfile fue interesante, claro, dentro de lo que había percibido porque la mayor parte de su atención se basó en esa rubia que no dejaba de sonreír y mirar todo con atención, como si quisiera grabar cada detalle del evento. Mientras él la grababa en su mente, ignorando, hasta los coqueteos de otras tantas que querían llamar su atención.
Al terminar la encontró junto a la directora de imagen de la revista, ambas hablaban muy animadas junto a otras dos personas que supuso eran de franceses, sus estilos lo gritaban por completo. Se acercó saludando a todos, escuchándola hablar francés tan fluidamente que le era increíble no admirarla.
—Hablas perfecto el idioma —dijo, llevando la copa de champagne a sus labios— ¿Por qué no me lo has dicho?
—Nunca preguntaste —contestó con simpleza y diversión en su voz— además, me sorprende que siendo tú no hayas averiguado sobre mí en mi currículum.
—¿Me crees un acosador? —mintió, porque tuvo por mucho tiempo la idea de averiguar todo a través del currículum, solo que no obtuvo el tiempo suficiente— de todas maneras debo admitir algo —Maelie lo miró expectante y JungKook le ronroneó con una mirada seductora— me encantas aún más.
—No juegues, JungKook.
—¿Por qué? —sonrió ladino arqueando una ceja, la tentación de besarle aunque sea la mejilla estaba a escasos centímetros— ¿Acaso te pongo nerviosa, princesa?
—¿Maelie? —la voz masculina causó que ambos girarán para observar al chico de cabello platinado con mucha atención— ¿Yeon Maelie?
—Si, soy yo, tú —dejó que este se acercará intentando descifrarlo— ¿BamBam?
Rieron ante la sorpresa y el platinado la atrajo a su anatomía en un abrazo fuerte rodeándole por la cintura, gesto que ella correspondió de igual manera efusiva. Escuchar la risa de Maelie dirigida a otro, las manos masculinas ajenas en su cintura y espalda, cómo se dejó besar en la mejilla y juró que en el cuello, le dio un fuerte retorcijón en el estómago, no le gustó absolutamente nada, fue bastante devastador para su agitado corazón.
—Ahm, él es Kunpimook Bhuwakul, un gran amigo.
Presentó Maelie con alegría, JungKook aún se preguntaba por qué ese tipo la mantenía rodeada con su brazo estrechada a él.
—Te conozco —señaló— eres Jeon JungKook, hijo de Jeon YooSun y Jeon JungHyun, ¿no es cierto?
El pelinegro fingió una amable sonrisa estirando su mano, quería borrarle la sonrisa al platinado. Debía admitir, muy en el fondo, que era atractivo destilando una deslumbrante personalidad, por primera vez en mucho tiempo sintió inseguridad de si mismo.
—¿Qué haces aquí? ¿desfilaste? No te vi en la pasarela.
—He desfilado anteriormente, pero hoy solo vine como invitado, ¿tú qué haces aquí?
—Soy la asistente de Jeon YooSun.
La sorpresa en el chico se podía notar en su rostro, ahora entendía porque aquel pelinegro tan serio se encontraba en compañía de su amiga.
—Tenemos que vernos, tenemos mucho que hablar, a los chicos les gustará saber de ti —colocó la mano que sostenía la cintura femenina dentro de su pantalón mientras con el otro sacaba su teléfono.
—Si, me encantaría —ella también sacó su móvil e intercambiaron números con más palabras de por medio.
JungKook quería que ese tipo de nombre extraño se largara de allí, que dejara de tocarla, de acaparar la atención de Maelie. Pero las siguientes palabras lo dejaron tan helado en su lugar sin poder procesarlas que un simple movimiento lo haría añicos.
—… desde que terminamos la preparatoria y nuestra relación no volvimos a vernos tan seguido. Realmente tenemos mucho que hablar.
—Supongo. Ha pasado mucho tiempo.
—Te dejo, está noche tal vez nos veamos de nuevo si asisten al post party en Le Balajo —Maelie asintió, con una sonrisa radiante y fue ella quien lo abrazó, está vez como despedida, el platinado se despidió del pelinegro con una sonrisa y ademán de manos que fue a duras penas correspondido.
La simple imagen de Maelie sonriéndole genuinamente a ese modelo le erizó la piel, la simple idea de que ella le estuviera sonriendo a su… ex… novio, cómo si nada, le carcomía en medio del pecho. Celos, unos celos arrebatadores jamás experimentados. Jamás los había sentido y en ese momento sentía que explotaría de no ser porque estaban atestados de gente a su alrededor.
—¿Tu ex… novio? —preguntarlo en voz alta le ardía en la garganta.
Comenzaron a caminar, Maelie había divisado a lo lejos a Chaeyoung junto a otros compañeros más queriendo encontrarse con ellos.
—Fuimos novios durante la secundaria, cómo por tres años, creo —respondió con tanta simpleza que a JungKook le indignó. Se detuvo abruptamente y en el proceso a ella sujetándole la muñeca. Ese número sonaba demasiado tiempo.
—Tres años juntos, ¿tú y él?
—Él y yo, ¿qué?
—Ya sabes a lo que me refiero, Maelie.
—No, no sé, podrías ser más específico.
—Tuvieron sexo.
Lo que le pareció un extraño y divertido interrogatorio pasó a ser algo incómodo para ella. Tragó saliva sin dejar de mirarle, de repente la presión de la mano masculina alrededor de su muñeca comenzó apretarse.
—Eso es algo muy íntimo y privado, sabes.
—Dime. —demandó, con voz grave y calmada.
—Fueron tres años, fue una bonita relación, así que pasaron muchas cosas.
La soltó de inmediato, Maelie pudo darse cuenta de la mandíbula apretada y los hombros tensos de JungKook, también del ligero temblor en sus manos que lo fingía moviendo los dedos. Pero lo que más llamó su atención fue ver aquel brillo en sus ojos, uno oscuro que le erizó la piel. Si antes, Jeon JungKook demostraba ser alguien dulce, el que tenía enfrente en ese momento era todo lo contrario y daba miedo.
—Que bueno que los encuentro —la fotógrafa del equipo de High-Cut llegó a ellos sin percatarse de la tensión— nos han invitado a la discoteca, ¿quieren ir?
JungKook no les contestó, se dedicó a mirar penetrante a Maelie y luego, sin palabras, se marchó.
El tercer vaso de whisky no aplacaba su irá interior. Pensar en que Maelie fue de otro solo aumentó su malestar, su estómago revolviéndose por el recuerdo de la mano del platinado tocando la cintura de la rubia, la forma en que la miraba, le hablaba y sonreía. Y ella… rió nasalmente, ella le respondió igual o peor, ni siquiera con él se comportaba así.
<<Él fue su ex novio, tú eres solo un amigo>>.
De un solo trago terminó el líquido ámbar quemando su garganta, se había largado del evento sin siquiera avisarle a su madre, su celular estaba siendo bombardeado por mensajes al principio, después se calmó, seguramente porque la rubia de sus sueños inventó alguna buena excusa que lo liberará del suplicio, cuando el suyo era estar muriéndose de los celos. Era la primera vez que le pasaba y ese sentimiento no le gustaba nada.
Gruñó, sintiendo el vibrar de su celular. Lo sacó del bolsillo de sus pantalones de vestir tocando la pantalla táctil, deteniéndose en seco ante la imagen que había recibido en determinado mensaje, restregó su rostro con una de sus manos, el momento no era el adecuado y sus pensamientos fuera de lugar le susurraban que contestará a la imagen en ropa interior y pose sugestiva que su ex amante le había enviado.
¿No te cansarás verdad?
23:17✓✓
Kim Shiho
No, sabes que lo que quiero lo obtengo.
Y es a ti a quien quiero, podrías estar conmigo en estos momentos haciéndome lo que te plazca.
23:17✓✓
Inhaló y exhaló rápidamente con los recuerdos en su cabeza, a pesar de que lo llevaba muy bien, no podía negar que la abstinencia lo tenía nervioso algunas veces, masturbarse servía, pero no del todo.
<<Te sirve cuando te la imaginas a ella>>.
Maldijo esa vocecita en su cabeza, no quería saber de ella en esos momentos, de seguro se encontraba bailándole muy feliz a ese modelucho de ex, tampoco quería saber nada de la otra insoportable que hacía su cabeza estallar. El amor es una mierda, se dijo a si mismo.
Pagó por el trago y salió del lugar lleno de gente, ignorando inclusive los coqueteos que las residentes, en algún otro momento hasta se hubiera tomado el tiempo de conocer y hacer amigos, pero ahora, solo quería escapar de todo lo que tenga el letrero con el nombre femenino. Ahora entendía un poco a Yoongi y el porque no se enamoraba, porque pasaba de cama en cama para no tener que renegar por una en particular como él en ese momento.
El aire frío de la noche parisina pegó en su rostro, caminó sintiendo los estragos del alcohol recorrer su torrente sanguíneo causando tristeza en su pecho. Estaba algo lejos del hotel, pero tampoco quería llegar tan temprano de todas maneras tomarse su tiempo haría que pensará mejor las cosas. Tal vez debía dejarse de perder el tiempo y dejar a Maelie en paz.
Tal vez volver con Shiho no estaba mal, por lo menos, se desquitaría en el sexo y lo restante lo haría en Dyonisus, dónde podría darle oportunidad a una de las bailarinas que solía insinuársele y con quién tuvo un idilio de una sola noche hacía mucho tiempo atrás. Tal vez vivir la vida como JiMin y Yoongi era mejor, sin ataduras o tal vez, le haría caso a NamJoon y se dedicaría al celibato para dejar de pensar tanto.
Siguió con tanto en su cabeza que le era imposible armar algo coherente, casi era medianoche, pero la gente en la calle se mostraba feliz de pasear, la algarabía de un determinado grupo sobre el puente que cruza el Río Sena llamó su atención, estaban conversando entre risas y sacando fotos, las luces de los candelabros de bronce iluminaban de una forma que se le hizo extremadamente encantador. Sobre todo al ver a una rubia de su interés sacar fotos con una cámara fotográfica profesional.
Realmente era bellísima y no entendía cómo es que dejó que los celos lo invadieran, cómo se dejó atacar por los pensamientos cuando ella era suficiente para aquietar sus malestares. Infló de aire nuevo sus pulmones acercándose despacio, saludó a todos con una leve inclinación compartiendo una mirada cómplice con la azabache del departamento de fotografía, dirigiéndose directamente hacia donde Maelie.
Sacaba fotos muy entretenida y concentrada, la vio sonreír al ver las imágenes que había tomado y sin previo aviso le tomó unas cuantas a él en modo venganza, haciéndole reír.
—¿Estás bien?
Esa pregunta detonó una inevitable calma a su corazón, el tono dulce con que lo hizo. No lo pensó, solo fue a ella y la rodeó entre sus brazos, escondiendo su rostro en el cuello femenino, deleitándose y dejándose seducir por el aroma del durazno y la fresa. Por el calor de su cuerpo, por ella, Maelie. Solo la quería a ella.
—Kook, ¿estás borracho?
—Tal vez —apretó su agarre cuando la sintió querer alejarse— tengo frío, quedémonos así un rato, por favor.
Maelie asintió, rodeando con su brazo la cintura de JungKook y la otra sobando suavemente su espalda. Ambos sintiendo la tranquilidad.
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