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Capítulo 2.

Maldita sea, ella es tan sexy...

Las clases se fueron lento, eran como años, yo solo podía pensar en que probablemente perdería mi virginidad hoy mismo con mi profesora y ¡Diablos!, Era tan excitante, era excitante saber que lo haría con mi profesora de inglés, saber que podrían encontrarnos y darnos un gran castigo lo hacía más emocionante.

Al fin salí de clases, me escabullí para no encontrarme con Rosé, esta vez no tenía excusas para inventar.
Me dirigí al estacionamiento de maestros, donde se supone que Lalisa estaría, pero cuando llegue ahí, no había nadie, yo ni siquiera sabía cuál era su auto.

Después de unos segundos, sentí como alguien se me acercaba por detrás.

- ¿Lista?- Preguntó aquella voz tan gruesa que me encantaba.

- Depende que lo que vayamos a hacer profesora- Dije inocente.

- Ya lo verás- Sonrió lasciva, eso me prendió- Ven- Me tomó del brazo y me guió hasta su auto, el cual era un lujoso Audi.

- Lindo auto- Dije antes de que ella me abriera la puerta para subir a el- Gracias- Murmuré subiendo al auto, después cerró la puerta y ella hizo lo mismo.

Cuando ambas estábamos en el vehículo, Lisa se acercó a mi y comenzó a besarme, nuestras lenguas se conectaron al instante, se sentía tan bien, yo no tenía ni idea de cómo besar, pero esta mujer me estaba enseñando a hacerlo a la perfección.

Su mano se metió por debajo de mi falda, hasta llegar a mi braga, acarició mi ahora centro húmedo, su dedo se dirigió a mi palpitante clítoris que necesitaba ser atendido con urgencia. Después de unos minutos besándonos y que solo me acariciara por encima de la tela, se separó de mi y arrancó el auto.

Yo estaba confundida, me dejó sonrojada y excitada, le gustaba jugar y eso me prendía.

- ¿Así que este es tu juego?, Dejarme extasiada. Me gusta - Admití. La vista la tenía enfrente, tratando de evitar mirar a Lalisa, quería verme elegante y despreocupada.

- No, esto solo fue para calentar motores, tu castigo lo descubrirás en mi casa- Sonrió de lado, como si algo le hubiera pasado por la mente, eso me pareció muy sexy.

En el camino no se dijo nada más, ninguna dijo nada, y le agradecí al universo que el trayecto no fue tan largo porque comenzaba a incomodarme, estaba nerviosa porque iba a perder mi virginidad y porque no tenía ni idea de cómo era la maestra Lalisa en la cama, ¿Que tal si era salvaje y me hacía daño?.

Eso era exactamente lo que quería, que fuera salvaje como en el hentai o en las mangas que leía, pero tenía miedo de que por ser mi primera vez, me lastimara, ella lo sabía que yo era virgen y podía confiarse de hacer cosas que tal vez yo no soportaría.
Salí de mis pensamientos cuando escuché su voz.

- Llagamos- Dijo saliendo del auto y abriéndome la puerta para que saliera.

Cuando salí, me impresioné, era un departamento hermoso, muy lujoso y parecía ser moderno por el acabado de la fachada, era simplemente la casa con la que había soñado desde que era una niña.

Lisa sacó sus llaves y con ellas, abrió la puerta de aquel apartamento hermoso.

- Bienvenida- Me cedió el permiso de entrar primero a mí, lo cual hice gustosa.

Merodeaba viendo los hermoso cuadros que tenía en la pared, también vi esa enorme televisión que había en la sala, ella fue a la cocina, no le preste atención debido a que yo estaba viendo toda la casa.

- Ten- Volteé y ella me dio una copa de lo que parecía ser vino.

- Amm... Yo nunca he tomado- Murmuré apenada, nunca había tomado pero ahora estaba aquí por sexo, que irónico.

- Así que eres niña buena- Rió- No importa, que está sea tu primera vez-

Yo le dí un sorbo a aquel líquido, sentí un sabor dulce en mi garganta, no quemaba como dijo Rosé cuando probó su primera cerveza, este sabor era agradable.

- Mhm... Me gusta- Lamí mis labios al saber que había quedado un poco de vino esparcido en ellos.

- Te gustará más lo que haré contigo- Lisa me quitó de las manos la copa y la puso en la mesa de la sala, me subió a sus caderas y comenzó a besarme.

No supe cómo reaccionar, solamente me dejé llevar. Entrelacé mis piernas en su cintura y ella me tomó de los muslos, subimos unas escaleras y ella con dificultad abrió la puerta y cuando llegamos a la cama, ella me recostó ahí y me continuó besando después de subirse en mí.

Comenzó a quitar mi camisa, después mi falda, dejándome en ropa interior, que vergüenza, había visto mi brasier de lunares rosas, al igual que mis bragas.

- Me gusta su ropa interior, te hace más dulce, eso me encanta- Susurró a mi oído.

Subí mis manos por su cintura hasta llegar a sus hombros, quise quitar su abrigo pero ella movió la cabeza diciendo "no", yo no le tomé importancia y seguí disfrutando de su boca.
Segundos después, ella comenzó a quitarse la ropa, solo se dejó las bragas, sus pechos estaban expuestos, eran pequeños pero muy hermosos, tan hermosos que quería verlos para siempre.

Esto en verdad estaba pasando, creía que era en sueño pero no, era real y me encantaba.

- Mastúrbate- Dijo en tono firme.

- ¿Qué?- Pregunté confundida.

- Quítate la braga y haz lo que te digo, mastúrbate para mí pequeña- Se levantó de la cama y tomó una silla que había en la habitación, se sentó en ella y espero a que yo hiciera lo que me dijo.

Yo dudosa comenzé a bajar mi braga y pasé mi mano por mi intimidad, está se resbaló debido a la humedad, miré a Lisa, ella solo sonreía sin quitar la mirada de mi vagina, eso me excitó.

Yo sabía a la perfección como tocarme, lo hacía casi todos los días, así que era toda una experta.
Mi dedo se dirigió a mi clítoris y empecé a estimularlo, soltaba gemidos pequeños y casi inaudibles, ya estaba cegada por el placer, quería que mi profesora me tocara, no yo darme autoplacer.

- ¿Quieres que yo te haga eso?- Preguntó con la voz ronca.

- S-Si- Dije con dificultad, acelarando mis movimientos, estaba a punto de llegar.

- Pídelo, ruegame- Lisa sonaba excitada, yo solo podía pensar en tener sexo, lo necesitaba.

- ¡Por favor!, Siento no haber ido a tu clase pero por favor ¡follame maldita sea!- Grité desesperada.

Ella se acercó a mí y quitó mi mano de mi intimidad, abrió mis piernas bruscamente y metió dos dedos en mí, yo solo cerré los ojos fuertemente, no me había dolido en lo absoluto, no como creía, tal vez era por la adrenalina pero estaba disfrutando demasiado.

Sus dedos entraban y salían a un ritmo rápido, yo solo podía clavar mis uñas en su espalda, me estaba haciendo todo lo que siempre quise, e incluso lo hacía mejor, justo como lo soñaba en mis sueños húmedos.

Ella se separó de mi y se dirigió a mi parte baja, me miró a los ojos y metió su lengua en mi.
Sentí tanto placer que eché mi cabeza hacia atrás, ella tomó mis muñecas y la apretó, las subió arriba de mí cabeza y me impedía tocarla, eso me pareció muy sensual.

Lisa lamía mi clítoris, los succionaba y después lo mordía, eso me volvió loca.
Sentí mis músculos contraerse, supe que mi orgasmo estaba cerca.

- M-Me voy a venir- Justo cuando dije eso, llené a Lalisa con mi orgasmo, ella lo recibió gustosa.

El líquido brotó de mí, Lalisa solo sonrió y se dirigió a mí, besándome y dejando mi propio sabor en mí boca.

- Sabes delicioso- Susurró dejando besos en mi clavícula, también dejó marcas.

Yo sentía mis ojos cerrarse, tenía mucho sueño, mis fuerzas se habían perdido y en un momento, cerré mis ojos y caí en un sueño profundo.

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