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Capítulo 1.

POV Jennie:

Cuando salí de aquella aula, Rosé me esperaba pacientemente en la salida, habíamos quedado de comer juntas, pero con todo lo que pasó, lo olvidé.

No podía evitar preguntarme el porqué una persona como Lalisa Manoban se fijaría en alguien como yo, solo tengo una amiga, todos los días soy callada y tímida, no hablo con nadie, soy solo una completa idiota, no soy nadie y ella es mucho para mí.

Cuando ella llegó como maestra sustituta, ¡mierda!. Despertó algo en mí, era como sí mí yo pervertida saliera después de tanto tiempo escondiéndose, ella me hacía pensar cosas que jamás hubiera imaginado, incluso me toqué algunas veces pensando en ella, no sé si es porque soy virgen y me urge tener algo con alguien, o simplemente es esa esencia en ella que me vuelve loca.

Después de que se quedó permanentemente en la escuela, me alegré, necesitaba seguir viéndola todos los días.

Después de pensar en todo eso, me encontré con Rosé.

- ¿Dónde carajo te metiste?, ¡Llevo esperándote veinte minutos!- Exclamó enojada.

- Ya, ya, tranquila, ya estoy aquí- Rodé los ojos, mi amiga era muy desesperante algunas veces.

...


Ya habían pasado dos días desde que tuve ese encuentro con la profesora, traté de evitarla, no había asistido a su clase, no quería verla y tener algo con ella de nuevo, sabía que una vez besándola, no podría detenerme, quería que me hiciera de todo, que me hiciera gritar su nombre una y otra vez, que me amarrara a su cama y me azotara, pero siendo mi profesora, no podía hacer todo eso.

Era ilegal, yo tenía diez y siete años y ella veintiséis años, pero eso lo hacía aún más excitante, quería que ella fuera mi Mommy.

Ese día en la mañana, había leído un nuevo manga, What does the Fox Says. Me había dejado un poco caliente y necesitaba sacar mi perversión sexual con alguien.

Definitivamente era virgen pero comencé a pensar que era una adicta al sexo en mi otra vida.
Lo único que podía hacer en estos momentos, era ir al baño y tocarme, no tenía una pareja sexual o algo así, nadie se fijaba en mí.

Lo único bueno era que a esa hora, los baños estaban solos y era una ventaja.
Me dirigí a ese lugar, entré y ahí estaba ella, viéndose al espejo y cepillando su cabello con sus largos dedos, los cuales había deseado dentro de mí hace tanto tiempo.

Era tan sexy, tan esbelta y alta que simplemente me mojaba al verla, era como un orgasmo visual.

- Hola, creí que jamás te volvería a ver- Dijo ella delineando sus labios con su dedo pulgar, quitando el exceso de labial.

- Y-Yo l-lo siento, he estado... Ocupada- Pasó saliva, Lalisa realmente se veía hermosa.

- ¿Ocupada con que? O ¿Con quién?- Su voz sonaba molesta.

No supe que decir, esos dos días sin ir a su clase, los aproveché tomándome fotos y no precisamente decentes. Hombres mayores o millonarios me pagaban para mandarles fotos de partes de mi cuerpo en especifico, de ahí aprendí que hay muchos fetiches extraños.

De algo tenía que vivir, no era muy fácil conseguir empleo por mi edad, mis padres me habían corrido de casa y lo único que podía hacer era vender esas fotos, no quería prostituirme, las fotos eran una buena opción.

- Yo... Estuve trabajando- Mentí, la verdad era que estaba en mi cama, tomando fotos de mi cuerpo con lencería y algunos vídeos tocándome.

- Mientes...- Se acercó a mí, yo retrocedí hasta que ya no pude, una pared me lo impedía- Huelo las mentiras Jennie- Susurró en mi oído.

- Yo... No estoy mintiendo- Comenzó a besar mi cuello. Gemí.

- Lo haces, y no sabes cuánto odio que me mientan- Tomó mis brazos y los subió arriba de mí cabeza, apoyándolos en la pared- Hueles tan bien...- Siguió dejando besos en mi cuello y clavícula.

Yo sentía mi centro palpitante, necesitaba ser llenada, sentía su aliento chocar con mi piel y eso me puso más caliente, mis orejas y mejillas estaban rojas.

- Te haz portado mal, mereces un castigo pequeña- Atrapó sus labios con los míos, inmediatamente introdujo su lengua sin aviso, lo cual no me molestó.

Antes de separarnos, mordió mi labio, dejándolo rojo y muy inflamado, causó un pequeño ardor pero era tanto el deseo, que me encantó.

Con sus dos manos, estrujó mis pechos por encima de la camisa de mi uniforme, después metió sus manos a mi falda, metiendo dos dedos en mi interior, sin quitar mi braga, comenzó a masajear mi palpitante clítoris, yo eché mi cabeza hacia atrás, estaba cegada por el placer.

Justo cuando iba a soltar un gemido, ella tapó mi boca y novio su cabeza diciendo "no".

- Nos pueden oír pequeña- Me miró con esos ojos enormes, su mirada era penetrante, podía sentir como se metía hasta mis pensamientos.

- Te esperaré en la salida, te llevaré a mi casa y discutiremos los castigos que te daré por no asistir a mis clases, nos vemos señorita Jennie- Sacó su mano de mi intimidad y salió del baño, dejándome ahí, sonrojada, mojada y a punto de tener un orgasmo.

- ¡Maldita sea Manoban!- Exclamé enfadada, pero luego caí en cuenta de que yo le había echo lo mismo hace unos días. Le gustaba jugar sucio, me encantaba.

Me acomodé la ropa, me peiné y regulé mi respiración, como si nada hubiera pasado, como si la profesora Lalisa no me hubiera masturbado con sus dedos, como si no hubiéramos estado a punto de tener relaciones sexuales en los baños de la escuela. Como si nada de eso hubiera sucedido.

Salí del baño y no dejaba de pensar en lo que ella dijo, me esperaría y me llevaría a su casa para discutir los castigos por no haber asistido a su clase, mi preocupación era: ¿Ella hablaba en doble sentido?.

A primera hora tocaba matemáticas, un completo fastidio, ¿A quien mierda se le ocurrió esa idea tan horrible?, A última hora la clase de ella, era una bendición al fin, podía usar mis encantos para calentarla antes de llegar a su casa para asegurar que sucedería algo más allá, moría por tenerla dentro de mí.

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