ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 23
La mañana había llegado como una incesante agonía junto a un lado vació en su mullida cama, deseaba salir corriendo en busca de Glenn, su padre y sus amigos. No podía. No quería empeorar más las cosas cuando ellos volvieran, porque iban a volver, debía pensar con cabeza fría y no dejarse llevar por sus emociones o terminarían jugándole una mala pasada.
Al fin de cuentas tengo otros asuntos importantes, pensó abandonado su fría celda para caminar hasta lo que ahora llamaban "comedor" en donde sus nuevos invitados aguardaban.
El chirriante sonido del metal dándole la bienvenida a la instancia le hizo cerrar por un segundo los ojos, al abrirlos miró a Carl y él le sonrió. No le sorprendía encontrar a ninguno ahí, le sorprendía no haber sido invitada a la gentil reunión.
Todos voltearon a verla al entrar, la mujer con la que había "discutido" si es que se le podía decir de aquella forma, la observó antes de desviar la mirada. Sus botas hicieron eco al acercarse un poco más para observar a Hershel atender a uno de los desconocidos.
― ¿Te mordieron? ―la pregunta iba dirigida al anciano.
Él solo asintió y aquello basto para aclarar las dudas en la mente del hombre. El portón a sus espaldas volvió a ser abierto, Leah se giró con presura para acercarse a Beth y tomar entre sus brazos a su pequeña hermana. La bebé sonrió entre sueños alegrándole un poco la mañana.
―Le haré su biberón ―asintió agradeciéndole con su mirada a su amiga.
¿Qué haría sin ti, Beth?
Camino detrás de ella sintiendo a la pareja levantarse con curiosidad en su dirección, los comprendía, ya no era muy común ver bebés en medio apocalipsis. Era un riesgo para todos.
― ¿Qué edad tiene?
Ignóralos, ignóralos, ignóralos...
―Apenas una semana ―contestó Hershel por ella.
Leah sabía que ella se estaba acercando, Beth la miró consciente de la situación al igual que ella. Odiaba el contacto de personas que eran desconocidas, odiaba escuchar sus pies hacer eco con cada paso que daba.
―Nunca pensé que volvería a ver un bebé... ―su mano le toco el codo haciendo a Leah voltear el rostro para mirarla―. Es hermosa.
Ciertamente lo era, Judith era tan hermosa que podría pasar el día viéndola. Leah no podía ser descortés con la mujer por querer ser gentil. Diablos, odiaba esa faceta nueva que Glenn había empezado a ejercer sobre ella.
"No seas mala con quién no lo es"
"Sé amable"
"No frunzas tu ceño"
Chino apestoso, la estaba convirtiendo en alguien amable. Demasiado para su gusto. Demasiado...
Di algo, estúpida.
―Gracias.
― ¿Cómo te sientes? Lo bueno es que tienes quién te ayude...
Bueno... ¿cómo le decía que su pequeño dumpling aún no nacía? Mejor solo negaría y si tenían suerte se darían cuenta luego.
―No es mía.
― ¿Y la madre? ―giró medio cuerpo para mirar a todos, Carl bajó la cabeza y supuso que las demás expresiones fueron suficiente repuesta para acallar la curiosidad de la mujer―. Lo siento.
―Ten ―susurró Beth extendiéndole el biberón, soltó un corto gracias y acomodo a la bebé en sus brazos dispuesta a abandonar la habitación. Todo parecía ir en orden. Por ahora.
―Dios... ustedes vivieron un infierno...
―Todos hemos vivido uno ―detuvo su andar cerca de él para mirarlo―. Nadie se salva de la crueldad de este mundo.
― ¿Eres la líder?
Parecía no creerlo, pero deseaba confirmarlo. Sacarse la espina de la duda.
―Nuestro padre es el líder ―contestó sin vacilar saltando su mirada de Carl a Judith―. Pronto volverá, mientras eso sucede les pido no cometan una locura que me haga deshacerme de ustedes, por favor.
Creo eso es ser un poco amable, Glenn estaría de acuerdo.
Él simplemente asintió alejándose para volver a tomar asiento en el mismo lugar que tenía cuando ella llego. Ambas partes eran conscientes de lo que podían perder. Nadie quería eso. Miró a todos una vez más cerciorándose de que todo estaba en orden y se marchó con Carl siguiéndole los pasos dejando las llaves en manos de Beth.
― ¿No te interesa saber sus nombres?
― ¿Debería? ―preguntó sin darle importancia, su mirada fija en la bebé en sus brazos que se encontraba tomando de su biberón.
―Sí porque se pueden quedar.
―Yo no estaría segura de eso, Carl.
― ¿Por qué lo dices?
―Papá es el que lo va a decidir ―lo miró―. Creo que hizo mucho con dejar a los presos seguir aquí, mezclándose con nosotros.
Carl asintió deshaciéndose de su sombrero, con el dorso de su brazo limpió el sudor de su frente y suspiró. Era tan solo un niño con responsabilidades de adulto, Leah lo sabía y se sentía mal al saber que jamás sería un niño normal. Ya no. No tendría una vida normal, tendría que sobrevivir.
La claridad filtrándose en su celda le brindo esperanza a ambos hermanos, con cuidado ella se dejó caer en el mullido colchón haciendo que la estructura metálica de la cama chirriara un poco. Carl, por el contrario, tomo asiento en el suelo cerca de sus pies.
― ¿Qué es estar enamorado? ―tomándola por sorpresa, Carl pregunto.
―El amor es... ―pensó en una buena respuesta, no cualquier tontería que usarían los padres para salir del apuro―, es una mezcla de emociones como los fuegos artificiales.
― ¿Por qué?
―Porque cada explosión es única, es especial, emocionante y asombroso. Podemos tener emociones mezcladas con tan solo tener a aquella persona especial al frente... es difícil de explicar hasta que lo vives.
―Supongo que sí ―bajó la mirada al frío suelo encogiéndose de hombros.
Leah estiró su mano y acarició el cabello de su hermano desordenándolo con cariño, él elevó la mirada y le sonrió. Ambos a pesar de no llevar la misma sangre eran hermanos y nada ni nadie cambiaría eso.
― ¿Crees que ellos estén bien?
La pregunta pareció tomarla por sorpresa por la forma en la que sus labios se abrieron ligeramente, parpadeo sorprendida antes de asentir un poco indecisa.
Espero que sí.
―Conoces a papá y a Daryl, ambos son un gran equipo juntos porque son...
― ¿Cómo hermanos? ―completó el niño sonriendo.
―Sí.
―Tú y yo puede que seamos así también; un equipo, pero uno explosivo.
Leah rio poniéndose a Judith sobre su pecho para sacarle los cólicos.
―Lo seremos ―decreto.
Carl asintió contento volviendo su vista al suelo. Ambos permanecieron en silenció siendo el único sonido en la habitación los suaves balbuceos de Judith, eso, hasta que la pequeña cayó rendida.
Luego de dejar a Judith a cargo de Beth que gustosa la recibió en sus brazos, ambos hermanos caminaban por el patio de la prisión asegurándose que todo se encontrará bien.
Leah observó con el ceño fruncido a los nuevos, quiso acercarse a ellos pero la aparición del reclusa detuve su andar. Miro con curiosidad y algo de desconfianza a Tyreese como Carl había dicho que se llamaba junto a la chica pasar con prisa a los otros dos como temiendo cualquier "accidente" que pudiera ocurrir. No se acercó ni dijo nada, no obstante, mantuvo su mano sobre su arma en todo momento.
―Las chicas que venían con Michonne, ¿dónde están?
―Con Carol ―informó Carl―, estaban aburridas y se ofrecieron a acompañarla junto a Sophia.
―Pensé eran más ariscas.
―Tal vez Billie, Natalia en todo lo que duraron saliendo de la prisión no se calló. Les abrí los portones y me fui apenas tuve oportunidad.
― ¿No te gustan sus temas de conversación?
Carl negó.
―Son aburridas.
―Pensé que sí, digo, te he visto hablando mucho con Lili.
―Es diferente.
Leah enarcó una ceja ante lo que acababa de escuchar.
―Ella habla de cosas interesantes ―añadió Carl y ella asintió poco convencida.
Antes de que Leah pudiera decir algo, el sonido de un auto acercándose hizo que ambos hermanos se miraran felices. Leah espero pacientemente hasta que el auto se estaciono delante de ellos mientras Carl iba por los demás.
Leah corrió a los brazos de Glenn en cuanto este bajo del auto, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el estado en el que se encontraba su chico. Él la abrazó con fuerza temiendo que se tratara de un sueño. Estaba ansioso por verla, saber que estaba bien. Eso era lo único que necesitaba para estar en paz. Por ahora.
― ¿Están bien? ―su dolor había pasado a segundo plano, con cuidado puso la mano sobre el vientre vientre de su amada.
―Creo que eso debería preguntartelo yo ―quiso sonreír pero lo más cercano que obtuvo fue una mueca―. Mataré al que te hizo esto, cariño... Yo... yo debí ir contigo y Mags... mierda...
―Estamos bien, ya estoy aquí ―susurró él sin romper el abrazo. Su hogar.
Leah asintió y miró a su hermano abrazar la Lili apenas la niña fue liberada de los brazos de su tía, Maggie por otra parte intentaba explicar algo junto a un desconocido y Hershel un poco lejos de todos, Oscar no estaba y había rostros desconocidos.
¿Qué había sucedido?
Ambos se separaron y Leah pudo ver a su padre llegar con una desolada Carol, extrañada miró a Glenn en cuanto noto la ausencia de Daryl.
¿Qué mierda había sucedido?
Por la mirada de Glenn supo que la explicación sería extensa... muy extensa. Asintió para caminar hacía su padre y abrazarlo con fuerza.
―Gracias ―susurró en su oído aun entre sus brazos.
Gracias.
Gracias por traerlo.
Gracias por traerlos.
Gracias por volver.
Gracias por no abandonarme.
Rick asintió con una sonrisa sobre los labios, cerró los ojos y sintió paz. Solo esa paz que podían darle sus hijos; Carl, Judith y Leah. Nada más. No había más.
Leah limpiaba con cuidado las heridas del rostro de Glenn, maldijo a Merle de todas las formas, maneras e idiomas que pudo. Maldijo hijo de perra, y lo que más le indignaba era saber que Daryl lo había elegido después de todo.
―Auch ―soltó Glenn sintiéndose lastimado por la fuerza con la que Leah desinfectaba sus heridas, ella lo miró arrepentida―, tranquila, nena.
―Lo siento, es solo que desearía tener a Merle frente a mí para meterle unos cuantos tiros. Me sorprende que no tengas ningún hueso roto.
―Cortesía, supongo.
―Glenn...
Antes de que pudiera decir algo más, Maggie apareció deteniéndose frente a la puerta, la miró con aquella mirada que solo una amiga entendería, Leah asintió y la chica se marchó.
Curó a mi chico y luego voy contigo, Mags.
―Me alegra que todos hayan vuelto a salvo ―pronunció Leah luego de varios minutos en silenció ―, no sé qué hubiera hecho si no volvías... temía no volver a verte y yo...
No la dejo continuar, Glenn la atrajo hacía él acortando la distancia entre ambos uniendo sus labios en una perfecta armonía como si hubieran sido hechos el uno para el otro. No había nada más perfecto que sus labios danzando aun si eso fuera un beso apasionado o uno lento y lleno de amor como lo fue en ese instante. Era único.
―Lamento haberlos preocupado así ―susurró sobre los labios de su ama, una de sus manos bajó hasta el vientre de esta y lo acaricio con cariño.
Ella sonrió y asintió en silenció, afuera de su celda se podía escuchar el ajetreo de las personas ir y venir, pero no importaba porque solo significaba que su familia estaba de regreso. A salvo. Juntos.
Leah apoyó su frente sobre la de su coreanito y se mantuvo un rato así hasta que creyó había sido suficiente, se levantó de la silla en la que estaba sentada y dejó sobre ella todo lo que había usado para limpiar sus heridas.
―Iré a hablar con Maggie ―informó inclinándose delante de él para dejar un corto beso en sus labios―. Te amo.
―사랑합니다 ―contestó él con tanta adoración que Leah sintió la necesidad no dejarlo ir nunca. Ni un segundo.
Leah abandonó la celda y caminó un poco hasta la de su amiga, sonrió con tristeza al verla limpiar la suciedad en sus brazos e incluso sangre ajena. Golpeó una de las verjas ocasionando un sonido seco que llamó la atención de Maggie.
― ¿Puedo pasar? ―preguntó recibiendo como respuesta un silencioso asentimiento.
No esperó más y acorto la distancia entre ambas, Maggie se puso de pie y ambas se abrazaron. Leah acarició el cabello de su amiga y aun sin separarse tomaron asiento en la cama.
―Lamento todo lo que tuvieron que vivir ―susurró en su oído con tristeza.
No podía imaginar todo lo que vivieron ahí. El miedo y la incertidumbre.
―Fue horrible ―susurró Maggie rompiendo el abrazo para mirarla ―. No tenía miedo por mí, tenía miedo por Lili y no sé qué hubiera sido de mí si algo le pasaba... yo...
Se rompió.
Maggie cubrió su rostro con ambas manos, escondiéndolo de la vista de Leah y se permitió llorar. Ya había sido fuerte y era tiempo de descansar y sacar todo lo que llevaba dentro porque si no sentía que se ahogaría en el mar que llevaba dentro.
Leah no dijo nada, solo se mantuvo ahí en silenció dejándola llorar porque sabía de sobra que lo mejor era que pudiera sacar todo. Liberarse de aquello que le estrujaba el corazón y no la dejaba respirar.
Y, así fue.
―El gobernador... él...
No, no, no, no...
― ¿Él...?
―Pensé que lo haría, no iba a oponer resistencia porque si no le harían daño a mi pequeña, sin embargo...
No se necesitaba ser un genio para adivinar hasta donde habían llegado las cosas. Sus nudillos se pusieron blancos por la fuerza que ejercían sus puños cerrados. Sintió la necesidad de ir hasta ese lugar y asesinar a ese hombre. Por todo.
―Mataré a ese hijo de perra, Maggie.
La susodicha bufó.
―Sino es que Connor se adelanta.
― ¿Connor?
―El padre de Lili.
Triple mierda.
El rostro de Leah fue todo un poema para Maggie que suspiró llenándose de valor para contar todo. Absolutamente todo.
Con el silenció como testigo empezó a relatar todo lo ocurrido en Woodbury; desde la tienda hasta la pelea en el bosque. Necesitaba su consejo, su ayuda porque no sabía qué hacer.
―Mierda ―fue lo único que pronunció Leah cuando todo el relato terminó, Maggie asintió dándole la razón.
Era una mierda.
―Papá quiere que se marche cuanto antes.
― ¿Tú que quieres? ―la miro.
Maggie pareció dudar en su respuesta.
―No lo sé ―suspiró llevando ambas manos a su cabello―. Deseo mandarlo a la mierda por haberse ido, pero también sé que con todo esto que está sucediendo sería una gran ayuda tenerlo aquí. No quiero escuchar sus mentiras o cualquier estupidez que tenga que decirme, no quiero excusas.
― ¿Lili lo sabe?
―No, ella era muy pequeña cuando él se fue... no creo lo recuerde, no lo hizo cuando lo vio y menos ahora. ¿Qué debo hacer, Leah?
―Como tu amiga... pienso que deberías escucharlo ―sonrió ―. Creo que si lo escuchas encontraras la repuesta a qué hacer con él. Se quede o se vaya estaremos bien, hemos podido antes y ahora no será la excepción.
―Antes estaba Daryl...
―Él volverá, tú no conociste a Merle al cien, pero te aseguro que Daryl ya no es el mismo de antes y no va a estar dispuesto a aguantar sus idiotadas.
―Conocí lo suficiente para saber que es un imbécil.
Antes de que Leah pudiera responder, el hombre rubio que supuso era Connor se posiciono en las rejas, esperando impaciente un momento a solas con Maggie.
Leah miró a su amiga que asintió, sonrió y sin decir ni una sola palabra se marchó de vuelta a su celda en busca de Glenn; su todo.
Holaaa, no me maten, no había actualizado porque he tenido muchos inconvenientes; desde la universidad hasta un monitor dañado... En fin, estuve leyendo sus comentarios sobre que les gustaría y es por ello que Carl y Lili tendrán su historia en un libro aparte (cuando llegue el momento preguntaré si desean leerlo) y Glenn y Leah volverán con más fuerza ♡
No les pediré votos y comentarios siempre, menos ahora que he tenido problemas para actualizar. Sin embargo, valoro mucho leer sus comentarios y sentir su apoyo con los votos.
✧*。Nos vemos pronto ✧*。✧*。
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