ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 18
El estruendoso sonido del alambrado siendo golpeado le estaba empezando a producir dolor de cabeza a Lili. Miraba con preocupación a su madre entrar a aquella zona infestada de seres hambrientos de carne humana. No iba sola, sin embargo, no podía evitar no preocuparse. Era un plan demasiado arriesgado, todos lo sabían.
Habían vagado todo el invierno en busca de un lugar al cual llamar hogar de nuevo, lo necesitaban urgente y parecía que la vida los había escuchado.
―Hey, aquí ―gritó mezclando su voz con las de los demás a su lado atrayendo a un caminante―. ¡Por aquí! ―no lo pensó dos veces al tenerlo frente a frente atravesando su cráneo con una vieja varilla oxidada.
Giró su rostro para mirar a Sophia, ella la miró y sonrió.
Decir que se habían vuelto amigas era poco; eran como hermanas. Muchas cosas habían sucedido en esos meses tanto buenas como malas, habían tenido que luchar para sobrevivir y no dejarse vencer.
―No los veo, ¿tú los ves? ―escuchó a Lori decir con preocupación.
―Allí atrás ―pronunció Carol.
― ¿Leah? ―preguntó Lili con temor.
―Están bien, tranquila.
Asintió poco convencida, odiaba alejarse de su madre. Estar lejos de ella se sentía como navegar a la deriva, a comparación de Carl y Sophia, ella prefería quedarse lo más cerca posible de su mamá. Clavó con fuerza la varilla en el cráneo de un nuevo caminante. Intentó sacarla de nuevo la varilla, pero no pudo, jaló con tanta fuerza hacía atrás que tropezó con sus propios pies.
― ¡Lili, cuidado! ―exclamó Carl soltando su arma para intentar sostenerla en un vano intento de que no cayera al suelo provocando su caída también ―. ¿Estás bien? ―murmuró con preocupación debajo de ella.
―Creo que... que eso debería preguntártelo yo ―con la pena pintando sus mejillas Lili se puso de pie rápido para posterior extender su mano hacía él.
―Sí ―sonrió.
―Genial, gracias por atajarme.
La falsa tos de Hershel los hizo saltar del susto, avergonzada Lili observó a su abuelo que la miraba con una mirada que no supo interpretar, detrás de él Beth y Leah sonreían con diversión.
¿Qué les ocurría?, se preguntó sin entender nada.
A sus espaldas sin que ninguno lo notará excepto Carol, Sophia desviaba su rostro con molestia.
―Entraron en el bloque ―aviso Lori rompiendo la extraña burbuja que se había creado.
Sin decir ni una palabra, Lili, corrió a su lado para mirar con atención la puerta por donde su madre junto con el resto había desaparecido. Estaba deseosa de correr hacía ella y abrazarla. Sujeto con sus manos la malla como si aquello pudiera llevarla al lado de su mamá. Cada segundo que pasaba era eterno, cada minuto una tortura.
―Te harás daño ―escuchó a Leah decir a sus espaldas.
―Ya paso mucho tiempo.
―No lo suficiente.
―Lili... estás cosas llevan tiempo.
― ¿No estás preocupada? ―giró el rostro para observarla.
―Claro que lo estoy, mis amigos, mi padre y mi novio están ahí dentro. Sin embargo, debo mantenerme tranquila.
― ¿Por el bebé?
―También por mí. Confió en ellos y lo cuidadosos que son, claro que me hubiese gustado estar ahí, pero no puedo o bueno, no me dejan ―rio contagiando a Lili.
―Creo que este será un buen lugar para tú bebé y el de Lori ―susurró volviendo su rostro al frente―. ¿No lo crees?
―Lo creo, también para que ustedes crezcan. Sé que no tendrá las mismas comodidades que la granja, pero lo haremos funcionar.
―Lo sé.
Lili lo creía, debía hacerlo. Los nuevos comienzos estaban por llegar, no dudaba de ello. Habían tenido que emprender el vuelo meses atrás y por fin parecía que habían llegado a su destino.
― ¿Cómo le llamarás? ―se atrevió a preguntar.
―Aún es demasiado pronto, aunque tal vez le ponga el nombre de mi madre o el del padre de Glenn. No lo sé.
El viento sopló moviendo sus cabellos, Lili asintió mirando esta vez el casi inexistente vientre de Leah. Se sentía emocionada por los nuevos miembros que llegarían a iluminar y renovar la fe en el grupo.
―Qué desagradable ―exclamó su tía al entrar en una de las tantas celdas, ella por su parte miró todo con curiosidad.
―Sí es una cárcel ―pronunció Carl a sus espaldas.
―No está tan mal ―dijo ella.
―Tienes razón ―se retractó él veloz.
Beth lo observó divertida, mordiendo su lengua para no decir algo que pudiera avergonzarlo. Eran muy pequeños aún para entender lo que ocurría. En cambio, decidió confiar en la mullida cama tomando asiento sobre ella.
―Es bastante, es bastante cómoda, pruébenla ―invitó haciendo a un lado para dejarlos sentar junto a ella.
Lili corrió al lado de su tía mientras Carl miraba la litera de arriba con intención de quedarse con ambas. Las dos sonrieron al ver a Hershel aparecer, aunque el anciano parecía tener otros planes.
― ¿Encontraste tu celda? ―pronunció tomando por sorpresa a Carl que lo observó nervioso.
―Sí, sólo quería que Lili y Beth... estuvieran seguras.
Hershel asintió y Carl no dudó en abandonar la celda con pavor. Nervioso se despidió de ambas para desaparecer como un fantasma. El mayor las miró y rio, Beth lo siguió.
― Eso fue muy cruel, tito.
Pobrecito, pensó desviando su mirada al suelo.
Sabía que Carl no se sentía cómodo con su madre luego de los meses de desplante que le hizo a su padre. Sabía que le guardaba resentimiento por lo sucedido con Shane. Lo sabía y aunque intentó que él volviera a hablar con Lori no lo había conseguido del todo, pero como bien decían; Roma no se construyó en un día.
Estaba segura de que cuando naciera su hermano o hermana volvería a acercarse a su madre y le pediría perdón. Lo sabía.
Leah observó con cansancio la sucia celda que ahora sería su habitación, suspiró acercándose a la cama dejando caer su pequeño bolso en el suelo.
―Estoy tan cansada que no me importa ―informó tomando asiento sobre la cama.
―Déjame verte ―pidió Glenn sentándose a su lado.
No espero una respuesta, sus manos recorrieron su brazo subiendo hasta llegar a su espalda.
― ¿Qué haces?
―Dándote un masaje, debes estar agotada.
―Tú lo debes estar más, yo solo me quede del otro lado de la malla.
―Te quedaste porque debes estar a salvo.
―Aún puedo ayudar.
―Lo sé, pero no quiero que lo hagas. Yo me encargaré por ambos.
―Glenn...
―No me perdonaría si algo llegará a pasarles ―confesó mirándola directamente a los ojos.
Era verdad, su mirada lo confirmaba.
―Te amo ―susurró ella con el corazón lleno de amor. Se acercó a él para depositar un casto beso sobre sus labios, Glenn sonrió.
―Haremos que esto funcione. Lo prometo.
―Lo sé ―sabía que lo harían.
―Conseguiré una cuna y la pondremos en aquella esquina. El lugar no es muy grande, pero será suficiente para los tres.
El corazón de Leah saltó de alegría al escucharlo decir aquello, su bebé no había sido planeado y, sin embargo, él lo amo desde que lo supo. Tenía miedo, lo admitía. No sabía cómo hacerlo, pero lo haría. Lograrían ser una familia.
―Deberíamos descansar.
Glenn asintió y ambos se acostaron en la cama, la mano de él se deslizó hasta posicionarse sobre su vientre en donde dejó suaves caricias llenas de cariño. Ella cerró los ojos dejándose llevar por el sueño, sintiéndose a salvo.
―Lamento lo que te dijo mi tito, ayer ―pronunció Lili sobresaltando a Carl.
Desde las escaleras él la observó, sonrió y se encogió de hombros.
―No pasa nada.
― ¿Cómo te sientes?
―Bien, papá me dejó a cargo ―sonrió mostrando con orgullo las llaves en su mano.
―Este lugar, aunque es tenebroso también puede resultar acogedor.
―Sí... pronto lucirá mejor y cuando salgamos de nuevo te conseguiré un libro de astronomía.
―Eso no es necesario ―rio acortando la distancia para tomar asiento al lado de él ―. Podrías conseguir mejor algo para Sophia. Una muñeca nueva tal vez.
― ¿No quieres un nuevo libro?
―Sí, pero es más fácil conseguir una muñeca para Sophia, ella perdió la suya en la granja.
―Extraño que me leas, bueno, extraño la vida en la granja.
―Yo también lo hago. ¿Sabías que, desde la tierra, el sol parece treinta veces más grande 900 veces más brillante que desde Neptuno?
Carl sonrió.
―A eso me refería con extrañar.
Antes de que Lili pudiera contestar, la voz de Sophia a sus espaldas los hizo girar su cuerpo para verla.
― ¿No deberían estar haciendo algo?
―Yo ya hice lo que mamá me dijo y también ayudé a Lori y Leah.
―Yo estoy a cargo ―mostró las llaves.
― ¿Puedo sentarme con ustedes?
Ambos asintieron, Carl esperó que Sophia tomará asiento a su lado, no en medio de él y Lili, separándolos. Desvió la mirada a la pared, confundido al sentir algo moverse en su interior.
―Creo que ahora estaremos a salvo, dos bebés chillando en el grupo ahí afuera habrían acabado con todos. ¿No lo creen?
―Este lugar es lo mejor que hemos tenido en meses. Será seguro para todos ―Lili miró los muros con felicidad ―. El hermano o hermana de Carl y su sobrina o sobrino crecerán a salvo.
Antes de que alguno pudiera contestar los gritos del grupo que había salido a explorar atrajo la atención de todos, las mujeres salieron de las habitaciones en las que estaban y Carl se apresuró a bajar las pocas gradas para correr a abrir la puerta. El alma de Lili abandonó su cuerpo al ver a su abuelo inconsciente sobre una vieja mesa, sus ojos se abrieron de golpe al ver la mutilación en su pierna.
Corrió hacia ellos sintiendo las lágrimas quemar sus ojos.
―Lo mordieron ―escuchó a Glenn decir.
― ¡No! ―un grito desgarrador brotó de su garganta, Carl que estaba a unos pasos delante no dudo en girar y acortar el camino para abrazarla.
―Se va a morir ―su tía lloró siendo abrazada por Lori.
―Se pondrá bien.
―Necesito gasas.
―No hay.
―Sophia trae las toallas que hay en mi habitación por favor ―pidió Lori a la niña que mirada la situación ajena.
Se dejó alejar por Carl de la celda, sus mejillas se encontraban húmedas por las lágrimas silenciosas que empañaban su rostro. Las voces del comedor no hicieron más que empeorar la situación, miró a Carl con preocupación.
―Todo va a estar bien ―lo escuchó decir cuando cerró el portón―. Carol y Leah le ayudarán. Él les enseñó bien.
No dijo nada solo se dejó caer en el suelo con el corazón roto.
Lili miró a Carl dentro de su celda, molesto.
Sabía lo que había hecho por su abuelo que, aunque, no fue correcto, lo agradecía. Él había arriesgado su vida por su tito, porque pudieran tratarlo de mejor manera con vendas y antiséptico.
―Carl ―lo llamó.
― ¿Vienes a regañarme también? ―preguntó sin mirarla.
―No. Vengo a darte las gracias.
―Hice lo que tenía que hacer, no me gusta verte sufrir.
Durante segundos que parecieron eternos para Carl, Lili no dijo nada. Ingreso a la celda para tomar asiento a su lado en silencio. Ambos corazones sin saberlo latieron sincronizadamente.
―Te quiero, Carl ―confesó haciendo que él la mirara con sus océanos brillosos ―. Pero te pido que por favor le pidas una disculpa a Lori; ella te ama y estoy segura sufre por tú alejamiento. Además, no vuelvas a arriesgarte así, no quiero perderte... no quiero perder a nadie más.
―Lili...
―Prométemelo por la garrita.
Carl suspiro sintiéndose hipnotizado, debía de estar enfermo porque no había otra explicación a su sentir.
―Lo prometo.
Los gritos de Beth alertaron a Leah que no dudo en correr a la celda en donde yacía Hershel inconsciente. Paso al lado de unos preocupados Carl y Lili, abriéndose paso entre Maggie y Beth se agachó a la altura del anciano.
La respiración lo había abandonado, a sus espaldas escuchaba los sollozos de su hija y nieta. No lo iba a perder, se negaba a dejarlo morir. Su madre había llegado a su lado, se miraron y ambas supieron que debían hacer.
La primera respiración boca a boca que le dio no provocó nada, para la segunda todas gritaron con horror al ver como Hershel la aprisiono por unos segundos. Todas pensaron lo peor al jalarla hacia ellas.
―Carl, baja el arma ―susurró Leah con su corazón latiendo a mil debido al susto ―. Todo, todo, está bien.
La situación no parecía más que empeorar.
Cuando Glenn volvió con ellas, ninguna dijo nada de lo sucedido. No explícitamente. Leah observó a las chicas Greene con tristeza, todas parecían atentas a cualquier señal de esperanza solo que esta vez la esperanza colgaba de una delgada cuerda que podría romperse en cualquier momento.
―Hershel dejó de respirar. Mamá y Leah lo salvaron ―informó Carl a su padre que había vuelto.
La mirada que recibió por parte de Glenn le hizo saber que estaba metida en grandes problemas.
―Sigue sin fiebre ―comentó Lori a Rick que entró en la celda.
―Pero aún no despierta ―concluyó Leah.
Rick no dijo nada, solo se acercó a ver al mayor con tristeza. Nadie quería perderlo y no es solo porque fuera importante para el grupo por su conocimiento; era un amigo.
Con sorpresa se acercó junto a Glenn al verlo mover su boca, lo lograría, podría jurarlo. Observó a Lili que se encontraba atenta a una nueva señal de su abuelo al lado de su madre en la cama.
Sonrió y saltó de alegría a los brazos de Glenn cuando los ojos de Hershel se abrieron de nuevo. Todo iba a estar bien.
¿Qué les puedo decir? Amo a Lili.
¿Qué les pareció el capítulo?
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