Lili observó como su tía se abría paso entre todos para llegar al cuerpo inerte de su abuela y, en un descuido, ella corrió hacía Beth para juntas poder ver por última vez a una de las mujeres más importantes de su vida.
Se posiciono al lado de Beth que se había agachado para mirar mejor a su madre, lágrimas seguían descendiendo por sus ahora sonrojadas mejillas. Quiso agacharse para acariciar el cabello de su abuela cuando Beth con su mano la empujo hacia atrás en un desesperado intento de protegerla.
Gritó con horror al ver como su abuela sujetaba con fuerza a su tía que luchaba por liberarse de su agarre. Escuchó el grito de Carl a sus espaldas pidiéndole alejarse junto a las voces y pasos corriendo a resguardarlas. Unos brazos la levantaron del suelo y sin pensarlo dos veces aferró sus brazos alrededor de su cuello, con sus ojos inundados de lágrimas elevó el rostro para ver que Leah era quien la sostenía.
―Tranquila ―la escuchó susurrar.
Quiso asentir más su cuerpo no respondía, los gritos desesperados de su tía junto a los de los demás la asustaban más e incrementaban su miedo de perder a alguien más. No quería ver morir a nadie.
Luego llegó el silencio, abrumando a la pequeña que aún seguía aferrada a Leah, los sonidos grotescos de lo que alguna vez fue una mujer amorosa cesaron dejando en el ambiente los sollozos desesperados de Beth.
Leah observó a Maggie correr hacía ella; a sus espaldas Lori sostenía con fuerza a Carl y Carol abrazaba a su hija.
―Gracias por alejarla, cuando vi que la tenías en tus brazos antes que yo, supe que estaría a salvo ―contó con alivió tomando entre sus brazos a Lili que no dudo ni un segundo en resguardar su pequeño rostro en el cuello de su madre abrazándola con fuerza.
―No hay de qué.
El enojo que ahora sentía Leah no estaba disminuyendo y menos en ese momento que Shane no paraba de acosar a los Greene, admitía que se sentía molesta con Maggie, pero Beth junto a la pequeña le caían bien. Ellas merecían un poco de paz luego de lo vivido.
―Estuvimos todo este tiempo a punto de morir por ese maldito granero. ¿Todo el maldito tiempo fue así? No dijeron nada.
―Shane... déjalos en paz ―murmuró acercándose junto a Rick.
Lili sollozo en brazos de Maggie que la abrazaba con fuerza.
― ¡Déjanos en paz! ―exclamó la madre molesta.
―Hey, Shane ―Rick intentó tomar del brazo a su amigo más él se alejó ―. Ya basta.
―No me toques.
―No... ―Hershel quiso decir algo, pero su débil voz se perdió en el viento.
―Lo sabías y nos lo ocultaste.
―Shane, basta ―masculló Leah intentando no golpearlo.
―Yo...
―Yo creo que todos lo sabían hasta la mocosa.
― ¡No le digas así a mi hija!
― ¡¿Por qué no dijeron nada?!
―Tú... Otis dejó esa gente en el granero ―contó Hershel deteniendo su andar para girarse a mirarlo ―. Era un granero seguro y tú no tenías derecho a hacer lo que hiciste.
― ¿Pretendes que crea que esa antigüedad era segura? ―Shane quiso acercarse, pero Rick intervino ―. ¿Crees que soy idiota?
― ¡Shane! ―exclamaron Rick y Leah a la vez.
― ¡No me importa lo que creas! ―exclamó Hershel cansado.
―Cálmense ―pidió Rick con el deseo de un poco de paz.
― ¡Fuera de mis tierras!
―Déjame que te diga algo ―molesto Shane intentó acercarse a Hershel.
Esa fue la señal que Leah necesitaba.
― ¡Ya basta maldito imbécil! ―gritó a la vez que haciendo todo el uso de su fuerza lo empujaba lejos del anciano no sin antes cachetearlo ―. Es una maldita mierda un granero con caminantes, pero hay que ser realistas; todos estamos de arrimados aquí. Habían reglas que obedecer y secretos que callar ―exclamó lo último mirando con molestia a Glenn ―. Déjalos en paz ya.
Shane miró con molestia a Leah antes de que Glenn y Rick se interpusieran entre ambos.
― ¡Ya fue suficiente! ―gritó Maggie girándose para entrar a casa; su padre la siguió junto a las demás.
―Lo digo en serio ―habló Hershel antes de desaparecer ―. Váyanse de mis tierras.
Glenn quiso tomarla del brazo, Leah lo miró una última vez con odio y, se alejó, con él detrás siguiéndola.
― ¿Qué haces tito? ―preguntó Lili con las mejillas aún sonrojadas por el llanto de horas atrás entrando en la habitación de su abuelo.
Su madre le había explicado que ese ser que intentó atacar a su tía ya no era su abuela; le había dolido escucharlo y más aún cuando su madre le afirmó que ninguno volvería, aunque le reconfortó saber que no se encontraron sufriendo una horrible enfermedad todo este tiempo.
Eran parte del universo ahora.
―Guardo las cosas de tu abuela.
―Ella ya no las va a necesitar.
―Así es, cariño.
― ¿Te ayudo?
― ¿No prefieres ir a acompañar a tu tía Beth?
―Ella esta dormidita.
Hershel bajó la mirada antes de asentir, le extendió una prenda a Lili para que le ayudará a acomodarla. Ambos empezaron a guardar todo en silencio.
― ¿Qué es eso tito? ―preguntó con curiosidad al verlo sostener y mirar con nostalgia un tipo de botella en su mano.
―Es un tipo de refresco ―mintió.
― ¿Puedo probar?
―No ―murmuró dejándola sobre el mueble―, vamos a terminar, cariño. Ya casi es el funeral.
Y, así fue, durante el funeral su madre no soltó su mano en ningún momento. Quiso acercarse a Carl y a la niña nueva que se encontraba junto a él más no pudo. Luego al llegar a casa su madre le prohibió salir.
Se encontraba acompañando a su tía en silencio mientras ella lavaba la vajilla, intentaba de vez en vez decir algo, pero se mordía la lengua al segundo y seguía en silencio. Su tío solo decir que; el silencio a veces abrazaba más en momentos tristes que palabras al azar.
― ¡Mamá! ―gritó con horror al ver a su tía desmayarse atrayendo consigo la vajilla.
Corrió a sostener con sus pequeñas manitas el rostro de su tía mientras a sus espaldas los pasos de su madre junto con los del chino se acercaban cada vez más.
Él había venido a pedirle ayuda sobre su novia, fue lo único que alcanzo a escuchar antes de que su madre la enviará a la cocina.
Media hora después dejaron a su tía en su habitación y a lo que escucho a oír su abuelo había desaparecido. Se encontraba junto a Carl mirando a los demás revisar la habitación de su tito en busca de algún indicio de donde pudiera estar.
― ¿Son cosas de tu madrastra? ―preguntó Rick mirando el contenido de una caja.
―Estaba seguro de que se recuperaría y podrían continuar con sus vidas ―contó su madre.
―Parece que encontró un viejo amigo ―habló Shane atrayendo la atención de todos, movió la petaca con una mano para luego lanzarla a Rick.
―Ese es su jugo, Shane ―informó Lili con total seguridad.
Los adultos se miraron entre sí sin saber qué decir.
―Luego te digo que es ―murmuró Carl a la niña que asintió sin decir nada más.
―Era de mi abuelo ―contó Maggie―, se lo dio a mi papá al morir.
―No pensé que Hershel bebiera.
―Dejó la bebida el día que nací ―Maggie se alejó con el objeto que había tomado de la mano de Rick ―, ni siquiera permitía alcohol en la casa.
― ¿Dónde está el bar del pueblo? ―preguntó Rick acercándose.
―Hatlin. Prácticamente vivía allí cuando era alcohólico.
―Pues lo encontraré allí.
Glenn asintió.
―Sé dónde queda. Te llevaré.
―Bien, iré por la camioneta.
Glenn miraba a la nada mientras la camioneta avanzaba. Solo podía pensar en una cosa o más bien una persona. No entendía o no había querido aceptar que toda la mierda por la que ella lo odiaba era por un estúpido mal entendido que ocurrió luego de volver de la farmacia.
Lo había arruinado por querer ayudar a otros.
Quiso acercarse a ella de nuevo luego de lo que ocurrió en el granero y como había sucedido la noche anterior; lo había mandado al diablo. No tenía opciones, solo le quedaba esperar Maggie pudiera ayudarle a aclarar las cosas.
No quería perder a su chica.
Sintió la mirada de Rick un par de veces sobre él, las suficientes para abrir la boca sin pensar.
―Me gusta Leah.
Rick lo miro.
―Yo... ―quiso corregirse, pero fue interrumpido.
― ¿Mi hija?
―Yo... yo no... da igual, creo que me odia ―soltó abatido.
―No lo creo ―soltó el mayor.
―Sí, sí lo hace.
Rick bufó para luego reír.
―Me odia a muerte.
―Glenn creo que es bastante obvio que Leah no te odia, desde que los conocí sospeche que eran pareja a escondida; ninguno de los dos sirve para disimular de hecho. Sea lo que sea que haya pasado sé que lo arreglaran. ¿Te vas a rendir tan rápido?
―No, claro que no ―afirmó decidido ―. Nunca me había enamorado así antes. Estoy a sus pies. Con ella todo es distinto y me gusta.
Rick lo miró.
―Oye, todo saldrá bien. Te doy el permiso de que salgas con mi hija, eres un buen chico. Arregla las cosas, el amar así no pasa todos los días. Cuando volvamos vuelve a intentar hablar con ella.
Glenn no dijo nada más. Ninguno lo hizo hasta que encontraron a Hershel y empezaron a dialogar con él.
Luego todo se fue al caño.
Cuando aquellos hombres aparecieron y Rick tuvo que acabar con ellos por la seguridad de todos. No podían permitirse una amenaza y, ellos, ellos resultaron ser una.
Hola, lamento haberme tardado tanto, pero es que tenía un examen importante.
Espero les guste el capítulo, intentaré actualizarles pronto. Besitos.
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