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- así que... Ahora el joven amo Killua tiene sirviente personal
- así es
Un silencio incómodo se instaló en aquella habitación.
El azabache estaba consciente de que el blondo le trataba de decir algo, pero como siempre, no sabía por dónde empezar.
- ¿te preocupa lo que le suceda al mocoso?
Kurapika lo miró sorprendido, el de lentes lo conocía tan bien...
- cariño - se acercó con sutiles pasos hacia el contrario - no deberías pensarlo demasiado
- lo sé pero... ¡Es la primera vez que pide un sirviente personal! - exclamó con preocupación - ¿no tienes un mal presentimiento sobre eso? ¡Incluso investigó lo que debe hacer un sirviente personal antes de que despertará para que yo le enseñará!
- ciertamente es algo que no se ve todos los días - burló sonriente tratando de calmar al contrario -
El blondo lo miró mal haciendo que el azabache tragara saliva.
- me preocupa que el Joven amo Killua le haga daño - musitó al fin -
- Kurapika - llamó con aquel tono que hacía estremecer al blondo - me sorprende que de todos, tú seas el que esté desconfiando de Killua
El nombrado no pudo evitar sentirse mal, Leorio tenía razón.
- se que no es el hombre más cariñoso y sutil pero, tampoco es un mounstro sanguinario sin corazón
- ¿que no es sanguinario? - contra atacó cruzandose de brazos - Leorio no me hagas reír
- bueno bueno, mal ejemplo - se excusó con una gota de sudor - lo que quiero decir es... Si Killua realmente quisiera hacerle daño alguno ¿no crees que ya lo hubiera hecho?
Sus brazos bajaron, dando a entender que su argumento había ganado.
Con pasos lentos, Leorio se acercó más para poder abrazar por detrás a su amado rubio.
- ¡L–Leorio! - chillo sonrojadose -
- deja de pensarlo, sabes que tengo razón
-... Gracias - murmuró mientras sus manos apretaban los brazos contrarios -
- siempre estaré para ti y tus leves colapsos mentales - susurro contra la piel contraria provocando un leve temblor en respuesta -
Kurapika suspiro sonrojado mientras fruncia su ceño, si ese tonto no fuera su novio ya lo habría golpeado fuertemente.
- ¿ya hiciste el jugo de piña? - preguntó mientras terminaba de poner los platos en la mesa -
- ¡sip! Enseguida lo traigo - contestó para hacer lo dicho -
- ¡muy bien! - sus manos aplaudieron al ver la mesa - ¡A comer se ha dicho!
Gon no pudo evitar contar los puestos mientras servía el jugo.
¿Acaso habían más personas viviendo en la mansión?
Con razón habían hecho tanta comida.
- nosotros también comeremos Gon - respondió al verlo ensimismado mirando los platos -
-... ¿En la mesa?
- ¿y en donde más?
El azabache no terminaba de digerir la información.
- bueno... Es solo que... Como somos empleados...
Bisky no pudo evitar soltar una sonora carcajada que dejó desconcertado al ojimiel.
Que humilde salió este jovencito.
- ve y llama al joven amo Killua, antes de que se enfríe - mando antes de que Gon pudiera preguntar algo -
- ¡e–enseguida!
Supongo que en su razonamiento, los sirvientes son tratados despectivamente a diferencia los dueños.
- la lógica humana no ha cambiado en absoluto - musitó al verlo correr en dirección contraria - que interesante
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