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Viejos Aliados, Nuevos Sentimientos

Narradora
 
Flash caminaba por el bosque, dirigiéndose al claro donde sabía que lo esperarían Soarin y Spitfire. Aunque intentaba mantener una expresión neutral, no podía evitar que una pequeña sonrisa se dibujara en su rostro cada vez que recordaba el beso que había compartido con Twilight. Era un sentimiento que no podía ignorar, pero sabía que no debía bajar la guardia. Su doble vida se complicaba cada vez más. 

Al llegar al claro, el sol se filtraba entre las hojas, iluminando la pequeña casa del árbol que había servido de base para ellos durante años. Subió por la escalera con movimientos ágiles y abrió la puerta. Dentro, como era habitual, lo esperaban sus viejos compañeros. 

Soarin estaba recostado en una silla improvisada, jugando con un cuchillo, mientras Spitfire, con los brazos cruzados, parecía estar inmersa en algún tipo de estrategia. Al verlo entrar, ambos levantaron la mirada. 

—Por fin apareces, Casanova —dijo Soarin con una sonrisa burlona. 

—Llegas tarde, Flash. Estábamos empezando a pensar que te habías olvidado de nosotros —agregó Spitfire, aunque su tono no era de reproche, sino de curiosidad. 

Flash rodó los ojos y dejó caer su bolsa en el suelo, intentando ignorar los comentarios. 

—Tenía que encargarme de algunos asuntos en el castillo —respondió con un aire despreocupado, aunque sabía que no engañaba a ninguno de los dos. 

Spitfire lo observó detenidamente, sus ojos brillando con una mezcla de incredulidad y picardía. 

—¿Asuntos, eh? Entonces explícame esa sonrisa que intentas esconder. 

Soarin soltó una carcajada. 

—¡Lo sabía! El chico está enamorado. Vamos, Flash, ¿quién es la afortunada? 

Flash los miró con una mezcla de exasperación y diversión, tratando de mantener la compostura. 

—No es lo que piensan —dijo, aunque su tono traicionaba su intento de parecer indiferente. 

—¡Ja! —exclamó Soarin, señalándolo con el cuchillo—. Ese es el tipo de respuesta que solo da alguien atrapado. Anda, cuéntanos. 

Spitfire, quien rara vez dejaba que las emociones la dominaran, arqueó una ceja y se acercó a Flash, cruzándose de brazos. 

—Déjalo, Soarin. No hace falta que diga nada. Lo veo en su cara. Está completamente perdido por alguien... ¿Quién es, Flash? 

Flash suspiró, sabiendo que no podría evitarlo por mucho tiempo. 

—Es... complicado —admitió, sentándose en el borde de una caja. 

—Complicado es nuestro segundo nombre —dijo Soarin, sonriendo ampliamente. 

Flash se pasó una mano por el cabello, mirando hacia el suelo antes de responder. 

—Es Twilight. 

Por un momento, el claro quedó en silencio. Soarin dejó caer el cuchillo, y Spitfire, que rara vez se sorprendía, abrió ligeramente los ojos. 

—¿Twilight? ¿La princesa Twilight? —preguntó Soarin, como si no pudiera creerlo. 

—Sí —respondió Flash, sin levantar la mirada. 

Spitfire dejó escapar un suspiro, moviendo la cabeza lentamente. 

—Esto es un problema, Flash. 

—Lo sé —dijo él, finalmente levantando la mirada para encontrarse con los ojos de Spitfire—. Pero no puedo evitarlo. 

Soarin, todavía recuperándose del impacto, comenzó a reír. 

—Esto es oro puro. Flash Sentry, el ladrón que iba a infiltrarse en el castillo, termina enamorándose de la princesa. ¿Qué sigue? ¿Te vas a casar con ella? 

—No es gracioso, Soarin —dijo Spitfire, aunque no pudo evitar que una leve sonrisa apareciera en sus labios—. Esto complica todo. 

Flash se levantó, su expresión más seria ahora. 

—Sé lo que significa. Pero... ella no es lo que esperaba. Es fuerte, sí, pero también está rota de muchas maneras. Y, por alguna razón, siento que quiero protegerla, aunque eso me cueste todo. 

Spitfire lo miró fijamente, evaluando sus palabras. Finalmente, suspiró. 

—Si estás tan metido en esto, más te vale no perder de vista lo que está en juego. Sombra no va a aceptar un fracaso. 

—No lo haré —respondió Flash, su tono firme—. Pero tampoco voy a usarla. Si hay otra forma de completar la misión, la encontraré. 

Soarin, aunque todavía divertido por la situación, asintió. 

—Bueno, chico, espero que sepas lo que haces. Porque si esto sale mal, no solo tendrás que enfrentarte a Sombra, sino también a la princesa. 

Flash asintió, sabiendo que ambos tenían razón. Pero en el fondo, no podía ignorar lo que sentía por Twilight. Era una conexión que nunca había experimentado antes, y estaba dispuesto a enfrentar las consecuencias, fueran las que fueran. 

_________________________

La casa del árbol, normalmente un refugio de risas y camaradería, se había transformado en un lugar cargado de tensión. Flash estaba sentado en una vieja silla de madera, mientras Soarin y Spitfire lo miraban desde el otro lado de la mesa. La atmósfera era seria, casi asfixiante. 

—Bien, Flash, ya que tienes la confianza de Twilight, necesitamos avanzar —comenzó Spitfire, su voz directa y firme como siempre. Se inclinó hacia adelante, clavando sus ojos en él—. Es hora de que consigas lo que necesitamos: la ubicación de la Cámara de las Estrellas. 

Flash frunció el ceño, su mirada pasando de Spitfire a Soarin. 

—¿Y cómo se supone que haga eso sin arruinar todo? No puedo simplemente preguntarle de la nada. 

Soarin, sentado con los pies sobre la mesa, lanzó un suspiro exagerado. 

—Tienes razón, no puedes preguntar directamente. Pero, vamos, Flash, has pasado suficiente tiempo con ella. Usa su confianza. Es una princesa, pero también es una persona. Tiene sus debilidades. 

Flash se removió incómodo en su asiento. 

—Ella no es como el resto de la realeza que hemos conocido. No es arrogante ni fácil de manipular. Y además, no quiero traicionarla. 

—¡Esto no se trata de lo que quieres, Flash! —exclamó Spitfire, golpeando la mesa con el puño—. Se trata de nuestra supervivencia. Si no hacemos lo que Sombra nos pidió, estamos muertos. 

El silencio que siguió a sus palabras fue cortante. Flash sabía que tenía razón, pero eso no lo hacía sentir mejor. 

—¿Qué sugieres? —preguntó finalmente, mirando a Spitfire con expresión sombría. 

Spitfire relajó un poco la postura y se cruzó de brazos, pensativa. 

—Twilight confía en ti, pero no completamente. Necesitas acercarte más a ella, emocionalmente. Haz que baje la guardia. En algún momento, menciónale la Cámara de las Estrellas de forma casual, como si fuera simple curiosidad. 

—¿Y si sospecha algo? —interrumpió Flash, su tono preocupado—. No es tonta, Spitfire. 

—Por eso tienes que ser inteligente —replicó ella, mirándolo fijamente—. Haz que parezca que realmente te interesa conocer más sobre ella, sobre sus hábitos, sus pasiones. La Cámara de las Estrellas es su refugio, su lugar más íntimo. Si logras conectar con esa parte de ella, tal vez se abra y lo mencione por su cuenta. 

Soarin asintió, aunque su expresión era menos seria. 

—Y si eso no funciona, siempre puedes usar el plan B. 

Flash levantó una ceja. 

—¿Plan B? 

—Robar la información directamente —respondió Soarin, encogiéndose de hombros—. No te estoy diciendo que lo hagas ahora, pero si llegamos al límite, tendrás que buscar otra forma de encontrar la Cámara. 

Flash negó con la cabeza, visiblemente frustrado. 

—No voy a espiarla o traicionarla de esa manera. 

Spitfire suspiró con impaciencia. 

—No estamos en posición de ser sentimentales, Flash. Pero... si estás tan decidido a no traicionarla directamente, entonces más te vale que este plan funcione. Porque si no lo haces, todos pagaremos las consecuencias. 

Flash apretó los puños, luchando con el peso de la situación. 

—Lo intentaré. Pero no voy a forzar nada. Si confía en mí, será porque lo merece, no porque la engañé. 

Soarin rodó los ojos, aunque su tono era más ligero cuando habló. 

—Eres demasiado noble para un ladrón, Flash. Pero bueno, tal vez eso sea lo que necesitas para hacer que funcione. 

Spitfire se levantó, su expresión todavía dura, pero más contenida. 

—Haz lo que tengas que hacer, Flash. Pero recuerda, el tiempo corre. Sombra no va a esperar eternamente. 

Flash asintió, aunque sus pensamientos estaban lejos de ellos. Sabía que tenía una tarea casi imposible por delante: encontrar la Cámara de las Estrellas sin traicionar a Twilight y sin arriesgarse a perder lo que había comenzado a construir con ella. 

Mientras abandonaba la casa del árbol y se dirigía de regreso al castillo, no podía evitar sentir el peso de las expectativas de sus compañeros, de Sombra, y de sus propios sentimientos por Twilight. Una cosa estaba clara: el camino que seguía era más peligroso que nunca. 

(...) 

Flash regresó al castillo al caer la noche, atravesando los jardines silenciosos iluminados por la tenue luz de la luna. Aunque había logrado calmarse un poco durante el trayecto, el eco de las palabras de Spitfire seguía retumbando en su mente. "Haz lo que tengas que hacer." Pero, ¿hasta dónde estaba dispuesto a llegar? 

Cuando cruzó las puertas principales, se dirigió directamente a su habitación, intentando mantenerse bajo perfil. Sabía que tarde o temprano tendría que actuar, pero no tenía claro cómo. La Cámara de las Estrellas era un misterio que Twilight guardaba celosamente, y la idea de forzarla a revelarlo lo hacía sentirse sucio. 

Una vez en su habitación, se quitó la armadura con movimientos lentos, dejando que el silencio lo envolviera. Pero antes de que pudiera sumirse completamente en sus pensamientos, un suave golpe en la puerta lo hizo dar un respingo. 

—¿Flash? —la voz de Twilight era inconfundible, incluso a través de la madera. 

Respiró hondo antes de responder. 

—Adelante. 

La puerta se abrió lentamente, y Twilight entró, con su mirada seria como siempre, aunque había algo diferente en su postura. Parecía tensa, como si algo la estuviera preocupando. 

—¿Está todo bien, princesa? —preguntó Flash, tratando de sonar casual. 

Twilight asintió ligeramente, pero evitó mirarlo directamente. 

—Sí... bueno, no del todo. Quería hablar contigo. 

Flash dejó lo que estaba haciendo y se giró completamente hacia ella, curioso. 

—Claro, ¿qué sucede? 

Ella avanzó unos pasos, cerrando la puerta detrás de ella. Su mirada finalmente se encontró con la de Flash, y en sus ojos había algo que él no había visto antes: vulnerabilidad. 

—He notado que últimamente... estás más distraído. ¿Hay algo que te preocupe? 

La pregunta lo tomó por sorpresa, y por un momento no supo cómo responder. No podía decirle la verdad, pero tampoco quería mentirle descaradamente. 

—No es nada importante, solo... muchas cosas en mi mente —respondió finalmente, intentando sonar sincero. 

Twilight lo observó con detenimiento, como si tratara de leer más allá de sus palabras. 

—Si hay algo en lo que pueda ayudarte, dímelo. 

Flash sintió un nudo en el estómago. Ella confiaba en él, tal vez más de lo que él merecía. 

—Gracias, princesa, pero estoy bien —respondió, forzando una pequeña sonrisa. 

Twilight pareció aceptar su respuesta, aunque todavía parecía inquieta. 

—Está bien. Solo... asegúrate de cuidarte, ¿de acuerdo? 

—Siempre lo hago, pero aprecio que te preocupes por mí. Es más de lo que esperaba de una princesa tan ocupada como tú —dijo Flash con una sonrisa más genuina, dejando que su tono juguetón saliera a flote. 

Twilight suspiró, aunque un pequeño atisbo de sonrisa apareció en sus labios. 

—Deja de bromear, Flash. Estoy hablando en serio. 

—Y yo también, Twilight. —Usó su nombre sin título, algo que sabía que la haría reaccionar, y no se equivocó. Ella arqueó una ceja, aunque no parecía molesta, más bien sorprendida. 

—Es "princesa" para ti —respondió, aunque su tono carecía del filo habitual. 

Flash aprovechó el momento para acercarse un poco más, su sonrisa transformándose en una mueca traviesa. 

—Lo que tú digas, princesa. 

Ella rodó los ojos, pero no retrocedió. 

—Deberías descansar, Flash. Mañana será un día largo. 

—Claro, pero solo si prometes hacer lo mismo. 

Twilight lo miró por un momento antes de asentir ligeramente. 

—Lo haré. Buenas noches, Flash. 

—Buenas noches, Twilight. 

Cuando ella salió de la habitación, Flash se dejó caer en la cama, mirando al techo. El momento había sido breve, pero significativo. Twilight se estaba acercando a él, confiando más en él con cada día que pasaba. 

Pero eso solo hacía que su conflicto interno fuera más difícil de manejar. Sabía que necesitaba idear un plan para descubrir la ubicación de la Cámara de las Estrellas, pero cada paso que daba lo acercaba más a una línea que no estaba seguro de querer cruzar. 

"Un año", pensó, recordando la amenaza de Sombra. El tiempo corría, y las opciones se reducían. Pero mientras tuviera un resquicio de esperanza, haría todo lo posible para proteger a Twilight... incluso de sí mismo. 

🌃 Brightss Sentry 🌃

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