Un encuentro inesperado
Flash permanecía reclinado en la cama de la enfermería, con una ligera capa de sudor cubriendo su frente debido a las heridas de la batalla, pero más que eso, sentía una presión interna, algo que lo oprimía cada vez que pensaba en Twilight. El ambiente en la habitación estaba tranquilo, pero la tensión que él sentía era palpable. No quería que ella se preocupara por él, no quería verla sufrir por lo que había hecho, aunque en su interior sabía que había algo más grande sucediendo que solo una misión fallida.
Cuando Twilight entró en la sala, sus ojos buscaban a Flash en la cama. Había algo en su rostro que reflejaba una profunda preocupación, algo que a él no le gustaba. No quería que ella lo viera así, vulnerable. No quería que viera la sombra de culpa que lo acechaba, ni las heridas físicas que ahora le dejaban claro que estaba pagando por sus decisiones.
—Flash... —dijo ella con suavidad, entrando en la habitación, su mirada buscando la suya con un toque de ansias. Se acercó rápidamente, con pasos suaves, como si temiera asustarlo. —¿Cómo te sientes?
Él intentó sonreír, pero la expresión en su rostro salió torpe, no fue la sonrisa audaz que ella conocía. No fue la sonrisa que le provocaba risas o diversión. Fue una sonrisa cansada, forzada, como si algo más profundo lo estuviera deteniendo. No quería preocuparla, pero sentía que algo dentro de él se quebraba al verla tan preocupada por él.
—Estoy bien... —respondió, su voz grave, buscando tranquilizarla, aunque no estaba seguro si lo lograba. —Solo un par de rasguños y moretones. Nada grave.
Twilight frunció el ceño, claramente no creyéndolo. Se acercó aún más, observando detenidamente sus heridas, las cuales no eran graves, pero sí bastante visibles. Su expresión mostraba que no solo se trataba de sus heridas, sino algo más en su actitud. Algo que él no podía esconder, por más que intentara.
—No estás bien, Flash —dijo con calma, pero con una determinación en su voz. —¿Por qué no me miras a los ojos? Sabes que puedes confiar en mí.
Flash desvió la mirada hacia el techo. No quería que ella lo viera de esa manera. Estaba pasando por una especie de tormenta interna que no comprendía del todo, pero su impulso era el de asegurarse de que ella no viera lo que realmente sentía. No quería que pensara que algo estaba mal. No quería que lo viera débil.
—Twilight, todo está bien —respondió, esta vez con un tono más firme, como si quisiera convencerla y, al mismo tiempo, a sí mismo—. No tienes por qué preocuparte. Estoy aquí por una razón, y es hacer lo que se espera de mí.
Twilight no lo dejaba ir tan fácilmente. Había algo en su mirada que mostraba que no creía ni por un segundo lo que estaba diciendo. Ella se acercó más, y con un gesto suave, le tomó la mano. La calidez de su toque lo hizo sentirse algo incómodo, pero no podía negar que se sentía un poco mejor al tenerla cerca.
—No me importa lo que estés haciendo, Flash. Me importa que estés bien. —Ella lo miró fijamente a los ojos, sus ojos llenos de una intensidad tranquila, como si quisiera ver más allá de sus palabras—. Si hay algo que necesitas, algo que no me estés diciendo, lo sabré. Porque confío en ti.
Por un momento, Flash sintió la presión de todo lo que había ocurrido, todo lo que había vivido y lo que aún sentía en su interior. La verdad era que no quería que ella lo viera tan vulnerable. Había estado rodeado de mentiras y decisiones difíciles, y ahora no quería que ella lo juzgara por ellas. No quería verla herida por nada que tuviera que ver con él.
Pero al mirarla, algo cambió. La confianza que le ofrecía, su apoyo, lo hizo sentirse extraño. No porque no lo apreciara, sino porque en ese momento, sentía que podía abrirse, pero no sabía si estaba listo para enfrentar lo que eso significaba.
—De verdad, Twilight, estoy bien —dijo de nuevo, esta vez con una sonrisa más genuina, aunque aún cargada de incertidumbre—. No te preocupes. Lo que importa es que todo sigue en marcha. El trabajo continúa. Yo... estaré bien.
Twilight no se movió. Aunque no estaba convencida, había algo en su mirada que mostraba que sabía que Flash necesitaba tiempo, necesitaba espacio para lidiar con lo que sentía. Pero también entendía que él no estaba listo para hablar. Y por algún motivo, esa pequeña mentira le dolió, pero también la hizo comprender lo difícil que debían ser las decisiones que él había tenido que tomar.
—Solo prométeme una cosa —dijo Twilight con una suavidad que solo ella podía transmitir—: si alguna vez necesitas hablar, no dudes en hacerlo. Estoy aquí para ti. No tienes que cargar con todo esto solo.
Flash la miró por un momento, dándose cuenta de que ella estaba ofreciendo su apoyo, sin juzgarlo. Ella creía en él, aunque él no estaba seguro de merecerlo. Pero por alguna razón, ver esa pureza en su mirada lo hizo sentir que quizás, solo quizás, tenía algo por lo que seguir luchando.
—Gracias, Twilight —respondió con una sonrisa más sincera, esta vez llena de gratitud—. No sé qué haría sin ti.
Twilight asintió, sonriendo suavemente mientras tomaba su mano con más firmeza, como un recordatorio de que no estaba solo, y que nunca lo estaría.
Twilight había pasado la mayor parte del día preocupada. Desde que se enteró de la batalla que había ocurrido contra Sombra, su mente no había dejado de pensar en Flash. Saber que él estaba en la enfermería solo incrementaba su inquietud, además, su hermano, Shining Armor, la había llamado para hablar.
Entró al despacho de su hermano con un nudo en el estómago. Shining estaba de pie junto a la ventana, con los brazos cruzados y una expresión seria. Cuando escuchó la puerta abrirse, giró hacia ella, su rostro suavizándose levemente al verla.
—Twily, gracias por venir —dijo, señalando una silla frente a su escritorio.
Twilight tomó asiento, tratando de mantener la compostura, aunque sabía que Shining no era fácil de engañar.
—¿De qué querías hablar conmigo, Shining? —preguntó, con un tono de voz calmado pero curioso.
Él suspiró, se sentó frente a ella y la observó por unos segundos, como si intentara encontrar las palabras correctas.
—Quiero saber cómo te sientes con todo lo que ha pasado últimamente. Sé que no estuviste en la pelea, pero estoy seguro de que has estado muy preocupada. Especialmente por... ciertos amigos.
Twilight alzó una ceja, notando el tono insinuante en su última frase.
—¿A qué te refieres con "ciertos amigos"? —preguntó, aunque sabía exactamente hacia dónde iba la conversación.
Shining se recostó en su silla, entrelazando los dedos.
—A Flash Sentry. No es un secreto que te importa mucho. Lo vi en tu rostro cuando fuiste corriendo a la enfermería a verlo. Y ahora, al parecer, también estás intentando ocultar algo más.
Twilight frunció el ceño, confundida.
—¿De qué hablas?
Shining señaló discretamente hacia su cuello. Twilight llevó la mano al área, recordando el pequeño círculo rojizo que había intentado disimular con un pañuelo. Sintió cómo sus mejillas se encendían al darse cuenta de que su hermano lo había notado.
—¿Eso también es preocupación? —preguntó Shining, arqueando una ceja con una mezcla de seriedad y un toque de molestia.
Twilight se aclaró la garganta, tratando de encontrar una respuesta rápida.
—Shining, no es lo que piensas.
—¿Ah, no? Entonces explícame. Porque eso no parece un simple accidente.
Twilight suspiró, sabiendo que no había forma de evadir el tema.
—Está bien, sí, Flash y yo hemos pasado tiempo juntos, y hemos llegado a... entendernos mejor. Pero no es algo de lo que quiera hablar ahora mismo.
Shining apoyó los codos en la mesa, inclinándose hacia adelante.
—Twilight, eres mi hermana menor, y siempre he querido protegerte. No tengo problemas con que tengas una relación, pero Flash... no estoy seguro de él. Es impulsivo, impredecible, y no es alguien a quien conozca lo suficiente como para confiarle tu bienestar.
Twilight se enderezó en su silla, mirándolo fijamente.
—Shining, sé que quieres protegerme, pero soy capaz de tomar mis propias decisiones. Flash es más de lo que aparenta. Ha demostrado ser leal, valiente, y... alguien en quien puedo confiar.
Shining la miró en silencio por unos segundos antes de suspirar profundamente.
—Twily, lo único que quiero es que seas feliz y estés segura. Si crees que Flash es digno de tu confianza, entonces lo aceptaré. Pero si alguna vez te hace daño...
—Lo sé, lo sé, tendrás que intervenir —lo interrumpió Twilight, sonriendo suavemente—. Pero confío en que no será necesario.
Shining asintió, aunque su expresión seguía siendo seria.
Cuando Twilight se levantó para irse, él habló nuevamente, con un tono más ligero:
—Ah, y Twily... ¿segura que no quieres decirme nada más sobre ese "accidente" en tu cuello?
Twilight se giró hacia él, con el rostro completamente rojo.
—¡No tengo nada más que decir! —exclamó, apurándose hacia la puerta antes de que su hermano pudiera hacer más preguntas.
Shining la vio salir y, a pesar de sus preocupaciones, no pudo evitar soltar una risa baja. Aunque no estaba del todo convencido sobre Flash, sabía que Twilight era más fuerte de lo que a veces él mismo le daba crédito.
Twilight salió del despacho de Shining Armor sintiéndose ligeramente avergonzada, pero también aliviada de que la conversación no hubiera sido más intensa. Sabía que su hermano siempre intentaría protegerla, pero ahora más que nunca, sentía que podía tomar sus propias decisiones. Caminó por los pasillos del castillo, dejando que sus pensamientos vagaran.
En su mente, Flash ocupaba un lugar importante. A pesar de todo lo ocurrido, de las batallas, del caos con Sombra, y de las emociones encontradas, él había sido un pilar constante para ella. Aun así, no podía evitar notar que algo había cambiado en él desde la pelea. Estaba más distante, como si cargara con un peso que no compartía con nadie.
Finalmente, Twilight decidió ir a la enfermería nuevamente. Aunque ya lo había visitado, quería asegurarse de que estaba bien. Al entrar, lo encontró sentado en la cama, mirando por la ventana con una expresión pensativa. Su cabello estaba desordenado, y los vendajes alrededor de su brazo y torso eran un recordatorio de lo cerca que había estado del peligro.
—¿Interrumpo? —preguntó suavemente desde la puerta.
Flash giró la cabeza hacia ella y le dedicó una sonrisa cansada.
—Para ti, princesa, nunca.
Twilight rodó los ojos con una sonrisa, acercándose a él.
—¿Cómo te sientes? —preguntó, sentándose en una silla junto a la cama.
—He tenido días mejores —respondió, encogiéndose de hombros—. Pero sobreviviré.
Ella lo miró fijamente, tratando de descifrar la barrera que parecía haber levantado entre ellos.
—Flash, ¿estás seguro de que estás bien? No solo físicamente... te noto diferente.
Él desvió la mirada hacia la ventana, evitando sus ojos.
—Solo estoy... procesando todo lo que ha pasado. Es mucho, ¿sabes?
Twilight frunció el ceño, inclinándose hacia él.
—Puedes hablar conmigo. Lo sabes, ¿verdad?
Flash la miró, y por un momento, sus ojos reflejaron una mezcla de emociones: culpa, miedo, y algo más profundo que no podía poner en palabras.
—Lo sé —dijo finalmente, con un tono más suave—. Pero ahora lo único que importa es que tú estás bien, y que todo volvió a la normalidad.
Twilight suspiró, dándose cuenta de que él no iba a abrirse tan fácilmente. Decidió cambiar de tema.
—Bueno, si eso es lo que piensas... Pero quiero que sepas que, aunque eres muy obstinado, me alegra que estés bien.
Flash soltó una pequeña risa y la miró con una chispa de humor en los ojos.
—¿Te preocupaste mucho por mí, princesa?
Twilight levantó una ceja, fingiendo indiferencia.
—¿Y si lo hice? —preguntó, retándolo con una mirada.
Él sonrió ampliamente y se inclinó ligeramente hacia ella.
—Entonces me siento muy afortunado.
Ella cruzó los brazos, tratando de no sonrojarse.
—No te acostumbres, Sentry. Solo quería asegurarme de que el guardia más imprudente del reino no se lastimara aún más.
—¿Imprudente? —repitió Flash, con un tono juguetón—. ¿Y aquí pensé que era tu favorito?
Twilight se levantó de la silla, rodando los ojos mientras intentaba ocultar una sonrisa.
—Descansa, Flash. Aún necesitas recuperarte.
Cuando llegó a la puerta, él habló nuevamente, con un tono más serio.
—Twilight.
Ella se giró hacia él, sorprendida por el cambio en su voz.
—Gracias por preocuparte por mí. Significa más de lo que puedo expresar.
Twilight sintió cómo su corazón latía un poco más rápido, pero simplemente asintió antes de salir de la habitación.
Detrás de ella, Flash volvió a mirar por la ventana, su mente llena de pensamientos. No podía sacudirse la culpa que sentía, pero Soarin tenía razón: tenía algo más importante por lo que luchar. Y aunque sabía que algún día tendría que enfrentarse a la verdad, por ahora, quería disfrutar del tiempo que le quedaba al lado de Twilight, haciendo todo lo posible para protegerla.
-Brightss Sentry.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro