Reunión en el Claro
La noche siguiente, el trío se reunió en su habitual punto de encuentro en el bosque: un claro oculto rodeado de árboles altos, donde una vieja casa del árbol, ligeramente deteriorada pero aún firme, les servía de refugio. Flash llegó primero, acomodándose sobre una de las ramas bajas mientras esperaba a los otros dos. Estaba inquieto, como si tuviera algo en mente.
No mucho después, Spitfire apareció, con una mochila al hombro llena de suministros y pergaminos que había conseguido "por ahí". Soarin llegó el último, murmurando algo sobre lo mucho que le costaba encontrar el camino bajo la tenue luz de la luna.
—¿Y bien? —preguntó Spitfire, dejando caer la mochila en el suelo y apoyándose contra el tronco del árbol—. ¿Qué avances hiciste esta semana, Flash? ¿Lograste sacar algo útil de Twilight?
Flash se acomodó en la rama, cruzando los brazos con una sonrisa despreocupada.
—Bueno, digamos que las cosas avanzan... pero a su ritmo.
Soarin resopló y se dejó caer en el suelo con los brazos cruzados.
—"A su ritmo". ¿Eso significa que estuviste demasiado ocupado coqueteando como para hacer algo realmente útil?
Flash lo miró con una mezcla de diversión y paciencia.
—No es tan simple como parece, Soarin. Ganarse la confianza de alguien como Twilight lleva tiempo. Y si eso implica ser... encantador, entonces, bueno, estoy dispuesto a hacer el sacrificio.
Spitfire se rió entre dientes, claramente disfrutando del intercambio.
—¿Encantador, eh? ¿Eso incluye los "accidentales" roces de manos y los "sin querer" besos robados?
—¡No te olvides de los abrazos "espontáneos"! —agregó Soarin con sarcasmo, haciendo un gesto exagerado de abrazo hacia el aire.
Flash simplemente sonrió, negando con la cabeza.
—Se llaman tácticas, chicos. Tácticas.
—¡Por supuesto! —exclamó Soarin, levantando las manos—. Porque nada dice "misión seria" como tratar de ligar con una princesa.
Spitfire, por su parte, se puso más seria, aunque sin perder el toque burlón en su tono.
—Está bien, bromas aparte, Flash. ¿Alguna pista sobre la Cámara de las Estrellas?
El rostro de Flash se oscureció ligeramente mientras sacudía la cabeza.
—Nada concreto todavía. Twilight es reservada, incluso conmigo. Pero sé que pasa mucho tiempo en la torre más alta del castillo, observando las estrellas. Hay algo ahí, algo importante. Solo necesito más tiempo.
Spitfire asintió lentamente, mientras Soarin miraba al suelo, claramente frustrado.
—No tenemos todo el tiempo del mundo, Flash —dijo Soarin, con un tono más grave de lo habitual—. Sombra nos dio un año, ¿recuerdas? Y eso no es mucho, considerando lo que está en juego.
Flash se inclinó hacia adelante, mirándolos a ambos con seriedad.
—Lo sé. Y no estoy tomando esto a la ligera, se los aseguro. Pero si queremos llegar a la Cámara, necesitamos hacerlo bien. Twilight confía en mí... más de lo que imaginé que lo haría. No voy a arruinarlo apresurándome.
Spitfire intercambió una mirada con Soarin antes de suspirar y asentir.
—Bien, confiaremos en tu juicio. Pero no olvides por qué estamos haciendo esto.
Flash asintió, su expresión firme pero pensativa.
—No lo olvido.
La conversación se desvió hacia otros temas, y las bromas volvieron a surgir, con Soarin y Spitfire lanzando comentarios sobre los "encantos irresistibles" de Flash y él respondiendo con su típico aire despreocupado. Pero incluso entre las risas, la presión de su misión nunca desapareció del todo, un recordatorio constante de la línea peligrosa que estaban caminando.
(...)
El sol ya estaba comenzando a ponerse cuando Flash dejó el claro, caminando solo hacia el castillo de Canterlot. La misión estaba lejos de ser fácil, pero tenía algo en su mente que no podía apartar. Mientras caminaba por los pasillos de piedra, se permitió pensar por un momento en lo que había dicho Soarin antes: "Nada dice 'misión seria' como tratar de ligar con una princesa". Era cierto, en cierto modo, pero también lo era que Flash no había planeado caer tan profundamente en la red de emociones que parecía atraparlo a cada paso.
A pesar de las bromas de sus compañeros, se había dado cuenta de algo importante: Twilight estaba comenzando a confiar en él, y a pesar de su arduo trabajo para ganarse esa confianza, cada día sentía que las líneas entre la misión y sus propios sentimientos se volvían más difusas.
Al llegar a la puerta de la torre más alta, se detuvo por un momento, recordando las palabras de Spitfire: "No olvides por qué estamos haciendo esto". ¿Qué tan lejos estaba dispuesto a llegar por obtener la información que necesitaban? ¿Era lo suficientemente fuerte como para separar sus sentimientos y ser el ladrón que había prometido ser?
Suspiró y entró.
En cuanto cruzó la puerta de la torre, se encontró con Twilight, quien estaba frente a la ventana, mirando las estrellas. El aire fresco de la noche entraba por las rendijas, trayendo consigo una calma que parecía envolver la habitación. La luz de la luna iluminaba su rostro, y Flash no pudo evitar quedarse allí, observándola por un momento.
Twilight se giró y lo vio, su rostro impasible como siempre, pero sus ojos mostraban una calidez que él había aprendido a reconocer.
—¿Otra vez aquí, Flash? —preguntó con suavidad, aunque su voz tenía un toque de curiosidad.
Flash sonrió y se acercó lentamente, no con el paso rápido y decidido de antes, sino más bien con una calma que solo él sabía mostrar cuando las circunstancias lo pedían.
—No puedo evitarlo. Las estrellas aquí... tienen algo. —Sus palabras eran honestas, pero había algo más en su tono. Algo que tenía que ver con ella.
Twilight no contestó de inmediato. Se giró nuevamente hacia la ventana, sus ojos perdidos en el brillo de las estrellas, como si estuviera buscando algo en la distancia.
—A veces, las estrellas me hacen pensar en mis padres —dijo finalmente, su voz casi un susurro. La vulnerabilidad era clara, y aunque no lo mostró abiertamente, Flash lo notó.
Se acercó un paso más y se apoyó en el marco de la ventana junto a ella. No la tocó, pero su cercanía se sintió diferente. Ya no era solo un compañero de misión, sino alguien que compartía, aunque fuera en silencio, la carga de la soledad que Twilight llevaba.
—Tus padres... —Flash comenzó, pero se detuvo al notar la forma en que Twilight apretaba ligeramente los labios, como si preparara algo importante.
—Sí, los perdí cuando era pequeña. Un ataque... un ataque de un grupo terrorista. —Twilight dejó escapar una risa seca, sin humor. —Era la princesa de Equestria, pero no tenía idea de lo que significaba ser una princesa en ese momento. Todo pasó tan rápido... Pero el Consejo Real me crió como su propia hija. Desde entonces, esa responsabilidad se ha vuelto... todo lo que soy.
Flash no podía evitar sentir una conexión más profunda con ella en ese momento. La historia de Twilight, el peso que llevaba, le recordaba tanto a su propia vida. Solo que, mientras que ella había sido criada en el palacio, él había crecido en las sombras de la ciudad, haciendo lo que fuera necesario para sobrevivir.
—Eso... —Flash comenzó, su voz más suave—, eso suena muy difícil. La responsabilidad... y las expectativas.
Twilight lo miró, y por un breve momento, sus ojos se suavizaron. Sin embargo, su rostro seguía siendo el de la princesa, distante pero curiosa.
—Sí, pero lo hago por Equestria, por ellos, por lo que represento... por todo. —Una pausa, y su mirada se desvió hacia la ventana. —A veces me pregunto si alguna vez podré ser más que la "princesa" que todos esperan.
Flash sintió un impulso, uno que nunca había sentido antes con otra persona. Se acercó un poco más, sin pensarlo demasiado, y dijo:
—Creo que tú eres mucho más que eso, Twilight. Eres más que solo la princesa de Equestria. Eres alguien que lleva consigo más de lo que muchos pueden imaginar.
Twilight lo miró de nuevo, algo en su expresión cambiando por un instante. Fue una mirada que Flash reconoció, una que guardaba algo más profundo, una que quizás aún no se atrevía a expresar.
—Gracias, Flash... eso significa mucho para mí.
Por un momento, todo se quedó en silencio. Solo el sonido de la brisa nocturna rompía la quietud. Luego, Flash hizo un movimiento que sorprendió incluso a él mismo.
Con una sonrisa traviesa, se inclinó ligeramente hacia adelante y susurró:
—¿Sabes? Las estrellas pueden ser hermosas... pero hay algo aún más impresionante aquí cerca.
Twilight lo miró, desconcertada por un segundo, hasta que sus ojos se agrandaron al darse cuenta de lo que acababa de decir. Un atisbo de sorpresa se reflejó en su rostro, pero algo en sus ojos también mostró una mezcla de incomodidad y fascinación. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Flash dio un paso atrás con una sonrisa juguetona.
—No te preocupes, Twilight, estoy solo bromeando.
Pero en el fondo, sabía que la situación estaba cambiando. Que sus sentimientos por ella, aunque ocultos y cuidadosamente controlados, se volvían cada vez más complejos.
-Brightss Sentry.
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