El día siguiente comenzó como cualquier otro. Flash retomó sus obligaciones habituales en el castillo, siguiendo de cerca a Twilight como parte de su puesto asignado. Sin embargo, ahora todo se sentía diferente. Cada interacción, cada palabra intercambiada entre ellos, llevaba un peso nuevo, un subtexto que ninguno mencionaba, pero ambos parecían sentir.

Twilight pasó gran parte de la mañana revisando documentos en la biblioteca, con Flash a una distancia prudente, observándola. Estaba absorta en su trabajo, como siempre, pero de vez en cuando levantaba la vista, y sus ojos se encontraban con los de él. Esos breves momentos de contacto visual lo desarmaban más de lo que estaba dispuesto a admitir.

"Concéntrate," se dijo a sí mismo. Tenía que mantener la fachada, seguir avanzando con el plan, pero su corazón parecía no estar de acuerdo.

Al mediodía, Twilight decidió salir al jardín real para tomar un breve descanso, algo poco usual en ella. Flash la siguió en silencio, manteniendo su distancia hasta que ella lo llamó con un gesto de la mano.

—Flash, ven aquí.

Él obedeció de inmediato, acercándose a donde ella estaba sentada bajo la sombra de un árbol.

—¿Qué necesitas, princesa?

Twilight lo miró, con un destello curioso en sus ojos.

—¿Por qué siempre estás tan cerca?

La pregunta lo tomó desprevenido, pero rápidamente recuperó su compostura, forzando una sonrisa despreocupada.

—Es mi trabajo, ¿recuerdas? Mantenerte a salvo y asegurarme de que estés bien.

Twilight entrecerró los ojos, como si tratara de encontrar un doble sentido en sus palabras.

—Lo dices como si fuera más que solo tu trabajo.

Flash se permitió una risa suave.

—Tal vez lo sea. —Se inclinó un poco más cerca, con esa actitud atrevida que había ido perfeccionando a lo largo de los meses.

Twilight desvió la mirada, un leve rubor coloreando sus mejillas.

—Deberías aprender a medir tus palabras, Flash.

—¿Por qué? Me gusta ver cómo reaccionas.

Ella bufó suavemente, pero no parecía molesta. Más bien, parecía un poco nerviosa, algo que Flash notó de inmediato.

—Eres insoportable. —Twilight intentó sonar seria, pero había un tinte de suavidad en su voz que traicionaba sus palabras.

Flash se sentó a su lado, aunque mantuvo una distancia respetuosa.

—Y aún así, aquí estoy, cumpliendo con mi deber.

Twilight lo miró de reojo, su expresión volviéndose más seria.

—Flash, ¿puedo preguntarte algo?

—Siempre.

—¿Por qué sigues aquí? No hablo del trabajo, hablo de... esto. —Hizo un gesto vago con las manos, como si intentara abarcar todo lo que había entre ellos.

Flash sintió que su pecho se apretaba. Era una pregunta que no podía responder honestamente sin revelar todo, pero tampoco quería mentirle.

—Porque creo en ti, princesa. Porque veo algo en ti que otros no ven.

Twilight frunció el ceño, claramente confundida.

—¿Y qué es eso?

Flash se inclinó un poco más cerca, sus ojos fijos en los de ella.

—Una luz que merece brillar más fuerte.

Twilight lo miró fijamente, su respiración pareciendo detenerse por un instante. No sabía qué decir, y el silencio entre ellos se alargó, cargado de algo que ninguno de los dos estaba dispuesto a nombrar.

Finalmente, Twilight desvió la mirada, poniéndose de pie rápidamente.

—Será mejor que regresemos al castillo. Hay mucho por hacer.

Flash asintió, poniéndose de pie también.

—Como ordenes, princesa.

Pero mientras la seguía de vuelta al castillo, no pudo evitar preguntarse cuánto más podría mantener esta farsa. Cada día que pasaba, la línea entre su misión y sus sentimientos reales se hacía más borrosa, y temía que pronto no pudiera distinguir una de la otra.

Lo único que sabía con certeza era que, de alguna manera, protegería a Twilight... incluso si eso significaba traicionar todo lo que había sido hasta ahora.

-Brightss Sentry