Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La Máscara de la Traición

Narradora: 

El claro del bosque era un hervidero de tensión mientras Flash entregaba la corona a Sombra. El brillo oscuro del objeto reflejaba la ambición del villano, cuyo rostro se torció en una sonrisa triunfante mientras la sujetaba con ambas manos.

—Finalmente... —murmuró Sombra, con un tono cargado de emoción oscura—. Después de tanto tiempo, el poder es mío.

Flash observaba con el corazón latiendo a mil por hora. Aunque mantenía su postura relajada, sabía que esto estaba a punto de descontrolarse. Soarin y Spitfire permanecían atentos, listos para cualquier señal de peligro, y no tuvieron que esperar mucho.

Cuando Sombra se colocó la corona, un estallido de energía oscura explotó desde su centro, lanzando a Flash y a los demás unos metros hacia atrás. Las sombras a su alrededor se alzaron como tentáculos vivos, envolviendo los árboles y distorsionando el ambiente. La risa de Sombra resonó con una malicia aterradora.

—Tontos... —declaró, sus ojos ahora brillando con un rojo intenso—. ¿De verdad pensaron que compartiría este poder con ustedes? ¡Yo no tengo aliados, solo herramientas desechables!

—¿Qué estás haciendo? —gritó Soarin, levantándose mientras sus alas temblaban ante la presión mágica del lugar—. ¡Sombra, era un trato!

—¡Los tratos son para débiles! —rugió Sombra, alzando una mano cubierta de energía oscura. Un rayo salió disparado hacia Soarin, quien apenas logró esquivarlo con un salto hacia un lado.

Spitfire reaccionó rápidamente, lanzándose al aire y arrojando una daga oculta hacia Sombra, pero esta se desintegró en cuanto tocó la barrera mágica que rodeaba al villano. El aura oscura que emanaba de la corona parecía fortalecerlo cada segundo.

—¡Flash, haz algo! —gritó Spitfire mientras esquivaba otro ataque.

Flash se levantó tambaleándose, su mente corriendo a toda velocidad. No podía permitir que Sombra ganara, pero sabía que enfrentarlo directamente era un suicidio. Mientras buscaba una oportunidad, un estruendo en la distancia llamó su atención: los guardias reales estaban acercándose.

Sombra se dio cuenta también, girándose hacia el sonido con una sonrisa despectiva.

—Los lacayos del reino han llegado... justo a tiempo para presenciar mi ascenso —dijo, alzando ambas manos. Una enorme ola de sombras salió disparada hacia el borde del bosque, como un tsunami de oscuridad.

—¡No lo permitiré! —gritó Flash, lanzándose hacia Sombra.

Sombra lo notó y, con un simple gesto, lo envió volando hacia un árbol cercano con un latigazo de energía oscura. Flash cayó al suelo con un gemido de dolor, pero no se detuvo. Luchando contra el mareo, se levantó nuevamente.

—¿Sigues intentando ser un héroe, Flash? —se burló Sombra—. Pensé que tú, al menos, entendías cómo funciona este juego.

—No soy un héroe —respondió Flash, limpiándose la sangre de la comisura de los labios—. Pero tampoco soy tu peón.

Con una velocidad impresionante, Flash corrió hacia Sombra una vez más, esta vez utilizando los reflejos que había desarrollado durante años como ladrón. Esquivó otro ataque y se deslizó por debajo de las sombras que intentaban atraparlo, llegando directamente a la base de Sombra.

En un movimiento arriesgado, saltó y arrancó la corona de la cabeza del villano. Un grito de rabia resonó en el bosque mientras Sombra tambaleaba, la energía oscura disipándose alrededor de él.

—¡No! —rugió Sombra, intentando recuperar el equilibrio mientras Flash caía al suelo con la corona en la mano.

Antes de que pudiera reaccionar, los guardias reales irrumpieron en el claro, liderados por Shining Armor. Sus ojos se fijaron inmediatamente en Sombra, quien aún estaba debilitado por la pérdida de la corona.

—¡Sombra! —gritó Shining, su voz cargada de autoridad—. ¡En el nombre de Equestria, ríndete ahora!

—¿Rendirme? —se burló Sombra, tambaleándose mientras intentaba reunir sus fuerzas—. ¡Nunca!

Sombra levantó una mano, intentando lanzar otro ataque, pero esta vez, Shining Armor fue más rápido. Con un gesto de su cuerno, lanzó un hechizo que chocó contra Sombra, obligándolo a retroceder.

Mientras tanto, Flash retrocedió con la corona en las manos, observando cómo los guardias rodeaban a Sombra. Aunque sabía que no podía quedarse mucho tiempo allí sin levantar sospechas, su prioridad era asegurarse de que la corona no volviera a caer en las manos equivocadas.

La batalla se intensificó. Sombra, aunque debilitado, seguía siendo un oponente formidable. Sus sombras luchaban contra los guardias, bloqueando ataques y contraatacando con fuerza. Sin embargo, los números estaban en su contra, y cada minuto que pasaba lo desgastaba más.

—¡Flash! —gritó Shining, girándose hacia él—. ¡Lleva la corona de vuelta al castillo! ¡No podemos arriesgarnos a que Sombra la recupere!

Flash asintió, aprovechando la confusión para alejarse del claro. Mientras corría hacia el bosque, su mente seguía trabajando. Había logrado salvar la corona esta vez, pero sabía que su doble vida estaba a punto de desmoronarse.

Flash corría entre los árboles, su corazón palpitando con fuerza, pero su mente estaba agitada por la incertidumbre. La corona era un poder que no podía ser dejado en manos equivocadas. A pesar de lo que había pasado, de la traición de Sombra y de las dudas que ahora se alzaban dentro de él, Flash sabía que había tomado la decisión correcta al robarla.

Los sonidos de la batalla aún retumbaban en la distancia. Los guardias de Shining Armor estaban combatiendo con valentía, y Sombra parecía haberse retirado por ahora, pero no podía confiarse. Había aprendido que la amenaza que representaba Sombra era mucho mayor de lo que todos pensaban.

Cuando finalmente llegó a la entrada del castillo, la tensión era palpable en su pecho. Los guardias de la entrada lo miraron con desconfianza, pero ninguno dijo nada. Flash estaba agradecido por el silencio de su presencia. No podía permitir que alguien lo viera con la corona en sus manos.

Entró en las profundidades del castillo, donde las sombras de la noche se cernían sobre él. El eco de sus pasos retumbaba en los pasillos vacíos. Sabía que tenía que llegar al tesoro secreto del castillo, un lugar donde la corona sería guardada a salvo.

Cuando finalmente llegó a la sala, el pesado aire parecía esperar su decisión. Flash colocó la corona en el pedestal, pero no podía dejar de sentir el peso de su secreto sobre sus hombros. Durante unos segundos, se quedó allí, observando el objeto que había robado, preguntándose si había hecho lo correcto.

"¿Qué estoy haciendo?", pensó Flash, mirando sus manos, temblorosas por la adrenalina que aún circulaba en su sistema.

El sonido de pasos lo hizo girarse. Shining Armor entró en la sala, seguido de cerca por un grupo de guardias. Sus ojos, aunque llenos de preocupación y cansancio, se suavizaron al ver la corona descansando en su pedestal.

—Flash... —dijo Shining Armor con una mirada firme pero comprensiva—. Lo lograste.

Flash lo observó en silencio, el alivio de haber completado su misión apenas aliviado por la mirada intensa de su comandante.

—No fue fácil —respondió Flash, sin poder ocultar la tensión en su voz.

Shining Armor se acercó a él, colocando una mano en su hombro.

—Tú siempre has sido un hombre audaz, Flash. Sé que tus intenciones no fueron malas. —Una pequeña pausa—. Todos tenemos nuestras sombras, ¿verdad?

Flash lo miró, sorprendiendo a Shining Armor con una ligera sonrisa.

—Sí, eso es cierto.

Antes de que pudiera responder, un fuerte ruido se escuchó desde el pasillo. El suelo tembló ligeramente y una sombra oscura se proyectó sobre las paredes. Shining Armor apretó su espada, los guardias se prepararon para lo que venía.

—¡Sombra no se detendrá hasta conseguir lo que quiere! —gritó Flash, apretando los dientes mientras se preparaba para enfrentar lo que viniera.

En ese momento, la sala se llenó de un resplandor oscuro. La figura de Sombra apareció frente a ellos, su risa llena de satisfacción.

—Sabía que no podría confiar en ustedes —dijo Sombra, su voz llena de burla—. Pero no importa, todo está en su lugar. Y ahora... ¡es hora de que paguen!

Flash se adelantó, sabiendo que la batalla no terminaría hasta que Sombra fuera derrotado definitivamente.

—Esto no va a acabar como tú quieres, Sombra —dijo Flash con determinación, sus ojos brillando con una mezcla de ira y valentía.

Sombra sonrió maliciosamente.

—Ya veremos si tienes la misma valentía cuando veas la verdadera fuerza del poder que ahora poseo.

Las sombras se alzaron a su alrededor, y el enfrentamiento se intensificó. Flash, junto con los guardias de Shining Armor, lucharon ferozmente, defendiendo el castillo y la corona. Cada golpe, cada ataque, cada movimiento, ponía a prueba la determinación de Flash. Sabía que no podía perder. No solo por el castillo o por Equestria, sino porque tenía una razón mucho más personal para pelear.

Y esa razón, al final, era la única que realmente importaba.

La batalla se desató con una fuerza incontrolable. Sombra, con su oscuridad envolvente, desataba ataques de sombras contra los guardias de Shining Armor y Flash, mientras estos trataban de resistir. Las espadas chocaban contra la oscuridad, el eco de las luchas resonando en todo el castillo. Flash, luchando con todo lo que tenía, se movía rápido, esquivando ataques y dando golpes certeros a las sombras que Sombra invocaba.

En el centro de la sala, el choque de fuerzas continuaba, pero la situación era más compleja de lo que parecía. Flash luchaba con una motivación distinta a la de los demás. Aunque los guardias lo respaldaban, su pensamiento siempre volvía a una sola persona: Twilight.

Sombra, al darse cuenta de la intensidad de la pelea, levantó una mano. Un rayo oscuro cayó sobre el suelo, y la sala se iluminó con la luz siniestra de su poder. Un grito rasgó el aire. Las sombras se extendieron por toda la habitación, arrasando con todo a su paso.

—¡Esto no termina aquí! —gritó Sombra, sus ojos resplandeciendo con maldad.

Pero Flash no se detuvo. Con la corona aún en su poder, entendió que su misión estaba más allá de este castillo y más allá de la pelea que ahora libraba. Era por algo más grande, algo que no podía fallar. Sabía que no podía dejar que Sombra tuviera el control, no de nuevo.

Con una mirada determinada, Flash corrió hacia Sombra, el aire girando a su alrededor con la furia del combate. Sombra levantó una mano, pero antes de que pudiera lanzar su siguiente hechizo, Flash se lanzó hacia él, empujando su espada directamente hacia la oscuridad. La lucha continuaba entre ellos, una batalla de poder, luz contra sombra, pero la luz de la corona se alzó, iluminando la sala.

En ese momento de confusión, los guardias comenzaron a rodear a Sombra. Shining Armor, con la ayuda de algunos de sus hombres, logró acercarse lo suficiente como para tomar una posición ventajosa. Sombra, al notar que se estaba quedando sin opciones, hizo un gesto de desdén.

—Esto no ha terminado, y tú lo sabes —dijo Sombra, mirando a Flash con una mezcla de rabia y reconocimiento.

Pero antes de que pudiera actuar, las sombras que invocaba comenzaron a desvanecerse, debilitadas por la luz pura que la corona emanaba. Finalmente, Sombra fue atrapado por los guardias, que, a pesar de sus esfuerzos, lograron sujetarlo. Los guardias lo mantenían inmovilizado, mientras Flash se mantenía firme, sin dejar que su mirada se apartara de él.

En ese momento, las puertas se abrieron, y las figuras de Soarin y Spitfire fueron empujadas dentro de la sala, escoltadas por más guardias. Ambos parecían sorprendidos, pero la calma que mostraban era inquietante. No esperaban ser atrapados tan fácilmente, pero cuando se dieron cuenta de lo que había sucedido, sus rostros mostraron una mezcla de frustración y resignación.

—Esto no es lo que parecía —dijo Soarin, mirando a Flash con una intensidad inusual.

Flash, respirando con dificultad por la batalla, miró a los dos con una mezcla de enojo y tristeza. Pero, en su interior, algo más profundo lo movió. Sabía que ellos también tenían su propia carga. Habían sido parte de todo esto, pero al mismo tiempo, no eran completamente malos.

—No importa lo que digan. Esto tiene que acabar —dijo Flash, su voz llena de resolución.

Sin embargo, antes de que pudiera agregar algo más, Soarin se acercó a él, un movimiento rápido pero sigiloso. Le susurró al oído:

—Tienes algo más importante por lo que vivir, Flash. No dejes que todo esto te consuma. Twilight... ella necesita de ti más de lo que crees.

Flash lo miró, desconcertado, pero la expresión de Soarin no dejó lugar a dudas. Había algo que Soarin sabía, algo que podría cambiar el rumbo de todo. Pero ahora no era el momento de cuestionarlo.

A pesar de la tensión, los guardias comenzaron a arrestar a Soarin y Spitfire. Estos no ofrecieron resistencia, sabían que ya no había manera de escapar. Los otros se acercaron, observando cómo los dos eran escoltados fuera de la sala, un destino incierto esperándolos.

Mientras tanto, Flash se quedó allí, con la corona en sus manos, mirando a Shining Armor. El capitán de la guardia lo observaba con una mezcla de respeto y sorpresa. Había mucho más en Flash de lo que él había imaginado.

—Lo hiciste bien, Flash —dijo Shining Armor, aunque la duda en sus ojos era palpable.

Flash asintió, aunque su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. La misión estaba completa, pero el futuro seguía siendo incierto.

A medida que los guardias llevaban a los prisioneros fuera del castillo, Flash se quedó allí, mirando la corona en sus manos. Sabía que su destino estaba atado al de Twilight, pero también sabía que tenía mucho más por hacer antes de poder encontrar la paz que tanto anhelaba.

Por ahora, la pelea había terminado, pero la guerra por Equestria aún no había llegado a su fin.



-Brightss Sentry.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro