Aventura entre Sombras y Estrellas
La tarde se deslizaba suavemente hacia la noche, y el castillo de Canterlot se encontraba envuelto en una tranquila quietud. A pesar del bullicio de la corte y las tareas que siempre rodeaban a la princesa, Twilight había encontrado un raro momento de paz junto a Flash, y esa sensación parecía aún más extraña por lo placentera.
Flash y Twilight se encontraban en uno de los pasillos menos transitados del castillo, hablando con una relajada confianza que crecía con cada día que pasaba. Aunque la mayor parte del tiempo ella estaba rodeada de consejeros, deberes y responsabilidades reales, estar con Flash le daba un respiro del peso que cargaba sobre sus hombros.
—Nunca pensé que me encontraría en esta situación —dijo Twilight, con una sonrisa al recordar el pequeño beso robado por Flash, que aún la hacía sonrojarse cuando lo pensaba.
Flash se inclinó hacia adelante, jugando con la idea de burlarse un poco más, pero se detuvo cuando vio la mirada sincera en los ojos de Twilight.
—¿Qué situación? —preguntó con tono juguetón, pero también un poco intrigado.
—Esta —respondió ella, señalando con una mano entre ambos—. De estar aquí, sin tanta formalidad. Sin todo el peso de ser una princesa, sin las responsabilidades que me siguen todos los días. Solo... siendo yo misma, como en estos momentos.
Flash la observó en silencio por un momento. A lo largo de sus encuentros, había llegado a entender que, detrás de la princesa que todo el mundo conocía y respetaba, había una joven que deseaba liberarse de las cadenas del deber, aunque fuera por unos instantes. Y aunque no había sido parte de su plan acercarse tanto a ella, algo había cambiado. Algo en él ya no podía simplemente ignorar lo que sentía por ella.
—Te entiendo más de lo que crees —dijo Flash, y por primera vez en mucho tiempo, su tono de voz dejó de ser el de un bromista. Había algo más serio, casi vulnerable en sus palabras—. A veces, también desearía poder escapar de mi propia vida, de lo que me ha marcado. Pero he aprendido a lidiar con eso, de alguna manera.
Twilight lo miró con una mezcla de curiosidad y aprecio. Sabía que Flash había tenido una vida diferente a la suya, y aún cuando había visto su humor y su carácter juguetón, comprendió que debajo de eso existía un fondo más profundo.
—Me alegra saber que no soy la única que desea escapar a veces —respondió Twilight suavemente, cruzando los brazos como si intentara proteger una vulnerabilidad recién revelada.
Pero Flash no dejó que el momento se volviera incómodo. En lugar de eso, dio un paso hacia ella, acercándose con una sonrisa traviesa que, a pesar de ser juguetona, contenía una promesa.
—No tienes que escapar si tienes a alguien con quien compartir ese peso, ¿no? —dijo él, mientras sus ojos brillaban con un destello de picardía.
Twilight sintió un calor en su pecho al oír sus palabras, y antes de que pudiera responder, el sonido de pasos se acercó por el pasillo. Al instante, ambos se separaron, como si la burbuja de intimidad que habían creado fuera algo que no podían permitir que el mundo exterior interrumpiera.
Pero Twilight, aunque aún un poco sonrojada, no dejó que la situación se desvaneciera sin un toque de humor.
—No siempre voy a estar dispuesta a escuchar esas bromas, Flash —dijo con una sonrisa cálida, aunque un poco reticente.
Flash se encogió de hombros, sin dar una muestra de arrepentimiento. En su lugar, lanzó una última mirada cómplice hacia ella.
—Oh, lo sé —respondió en voz baja—. Pero a veces, incluso las princesas necesitan un recordatorio de lo que es divertido.
En ese momento, un guardia real apareció a lo lejos, y ambos compartieron una mirada que claramente decía "nos atraparon". Twilight asintió ligeramente y se preparó para retomar su rol real, aunque no sin una pequeña sonrisa que sólo Flash podría notar.
—Nos veremos luego, ¿verdad? —preguntó Twilight, con un leve tono de duda en su voz, como si no estuviera tan segura de querer separarse.
Flash asintió, su rostro suavizándose de nuevo hacia algo más cálido.
—Claro que sí, Princesa. Estaré por aquí, en cualquier momento.
A medida que Twilight comenzaba a caminar de nuevo por el pasillo, Flash la observó por un instante, sus pensamientos girando alrededor de lo que acababa de suceder entre ambos. No podía negar que algo estaba cambiando. Ya no solo era el plan, ni las misiones que tenían entre manos. Ahora, había algo más en juego, algo que no podría prever.
A medida que las horas pasaban y el castillo volvía a la calma nocturna, Flash se dio cuenta de que lo que sentía por Twilight ya no era solo una fascinación por la princesa distante que había aprendido a conocer. Ahora era más, mucho más.
Y mientras la noche caía sobre Canterlot, Flash Sentry sabía que, sin importar lo que el destino tuviera preparado para él, nada podría deshacer lo que había comenzado entre él y la princesa.
Un amor silencioso, pero poderoso, estaba creciendo bajo las estrellas. Y él no estaba dispuesto a dejarlo escapar.
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La luz de la tarde comenzaba a desvanecerse lentamente, pero dentro del castillo de Canterlot, un aire de calma comenzaba a tomar el lugar. Los pasillos se volvían más tranquilos conforme los sirvientes y la corte se retiraban para descansar. En medio de todo esto, Flash Sentry caminaba por el pasillo, una sonrisa traviesa en su rostro mientras sus pensamientos no dejaban de centrarse en una sola persona: Twilight Sparkle.
Desde su última conversación, Flash había notado un cambio en la dinámica entre ellos. Twilight se había abierto más, pero no solo eso, había algo en su mirada que le decía que había un terreno inexplorado que aún no habían tocado. Y él, como siempre, estaba dispuesto a explorarlo.
De repente, lo vio. Twilight estaba parada cerca de una ventana, mirando al horizonte, como si las estrellas fueran la única compañía que necesitaba en ese momento. Flash, con su habitual actitud juguetona, se acercó sigilosamente hasta ella, disfrutando de la sensación de tener la situación bajo control.
—¿Pensando en tus planes para salvar el reino otra vez, princesa? —preguntó, su voz cargada de picardía.
Twilight se giró de inmediato, sorprendida por la presencia de Flash, pero no tardó en reconocer esa mirada en sus ojos. El mismo destello juguetón que siempre estaba presente, y que, por alguna razón, no lograba ignorar.
—No... solo observando las estrellas —respondió Twilight, algo evasiva, como si intentara esconder algo más profundo que no deseaba compartir.
Flash sonrió ampliamente, acercándose un poco más, disfrutando de la reacción de Twilight, que parecía siempre un poco distante, pero también desconcertantemente atractiva.
—Bueno, las estrellas son bonitas, pero no creo que lo sean tanto como la princesa que las observa —dijo él, su tono coqueto como siempre, pero ahora con una confianza aún mayor que antes.
Twilight, al principio sorprendida por el comentario, no pudo evitar sonrojarse ligeramente. Sin embargo, intentó mantener su postura, aunque algo en su mirada decía lo contrario.
—Flash, ¿no estás cansado de ser siempre tan... atrevido? —preguntó, intentando mantener la compostura, aunque su voz sonaba suavemente divertida, sin la rigidez habitual de la princesa que todos conocían.
Flash dio un paso más cerca, su sonrisa nunca desapareciendo.
—¿Cansado? No, princesa, en realidad estoy disfrutando demasiado. —Su tono se volvió aún más juguetón—. Después de todo, ¿quién podría cansarse de una princesa tan fascinante?
Twilight lo miró, un poco sorprendida por la audacia, pero también comenzó a sentir una chispa de algo que nunca antes había experimentado. Su instinto le decía que debía poner límites, pero algo en su interior la hacía dudar. Quizás había algo en Flash que la atraía, algo que la hacía querer seguir esa corriente tan arriesgada.
—No creo que sea apropiado que sigas con tus bromas, Flash —dijo, aunque su voz no sonó tan firme como antes. Había un pequeño atisbo de risa en su tono, pero lo disimuló.
Flash no se detuvo. No podía, no con esa mirada tan intrigante que ahora le ofrecía. Dio otro paso más cerca, bajando la voz para asegurarse de que solo ella lo escuchara.
—¿Apropiado? —repitió, sus ojos brillando con picardía—. ¿Quién dice que no lo es? Yo diría que hasta es lo más apropiado que he hecho todo el día.
Twilight, un tanto atrapada en el juego, cruzó los brazos, como si quisiera hacer una barrera. Pero Flash sabía cómo desarmar esas defensas. Con una sonrisa que no era ni de broma ni de seriedad total, se acercó aún más y, en un movimiento rápido, le robó un beso fugaz en la mejilla.
El gesto fue tan inesperado que Twilight, que nunca había esperado que algo tan directo sucediera, se quedó congelada por un momento. Luego, miró a Flash, y por primera vez, no parecía estar tan molesta.
Flash, notando la pequeña pausa, aprovechó la oportunidad para decir, con una sonrisa más suave pero aún atrevida:
—Supongo que no te has dado cuenta, Twilight, pero ese beso fue solo el comienzo.
Twilight, sin poder evitarlo, se sonrojó. La princesa, siempre tan contenida, ahora parecía casi... humana. No solo por el beso, sino por lo que sentía en su interior al estar cerca de Flash. Algo que había estado resistiendo, pero que cada vez más sentía difícil de ignorar.
—No... no puedes seguir haciendo esto, Flash —dijo Twilight, intentando recuperar un poco de control en la situación, aunque su voz temblaba ligeramente.
Flash se acercó un poco más, sin perder la confianza ni un segundo. Le tomó un pequeño suspiro, dejando que la tensión entre ellos creciera.
—¿Por qué no? —susurró, y sus ojos brillaron con una intensidad que no había mostrado antes—. ¿Acaso no te gusta este pequeño juego entre nosotros? Yo me divierto mucho.
Twilight lo miró por un momento, y aunque su rostro aún llevaba la marca de la sorpresa, hubo un cambio en sus ojos. Ya no era solo una princesa distante; algo en su interior estaba respondiendo a lo que Flash le ofrecía.
—No lo hagas más difícil, Flash —dijo finalmente, con una ligera sonrisa que, por un breve instante, rompió toda su fachada de princesa.
Flash, con una sonrisa victoriosa, dejó que la cercanía entre ellos se alargara solo un poco más. A pesar de lo atrevido y audaz que podía ser, no podía evitar sentirse satisfecho al ver cómo las barreras de Twilight comenzaban a desmoronarse, poco a poco. Aunque sabía que había mucho más por descubrir entre ellos, en ese instante, todo lo que importaba era el desafío de hacerla reír, de hacerla sentir que era más que una princesa. Era una persona.
Y Flash Sentry sabía muy bien que el juego entre ellos no había hecho más que empezar.
Pero, Flash no podía creer lo que acababa de escuchar. Twilight Sparkle, la princesa que siempre había sido seria, distante y algo reservada, ahora había roto su silencio con una petición que nunca había imaginado.
—Flash...—dijo Twilight, su voz más suave que nunca—. ¿Podrías darme un beso?
Por un instante, todo quedó en silencio. Flash, sorprendido pero también intrigado, la miró fijamente. En su rostro no había burla ni arrogancia, sino algo que podía confundir como vulnerabilidad, pero también una chispa de desafío. Era un gesto tan inesperado que ni él mismo supo cómo reaccionar de inmediato.
Twilight, al darse cuenta de que había lanzado esa solicitud sin pensarlo bien, intentó mantener la compostura, pero no pudo evitar que un ligero sonrojo apareciera en sus mejillas. Ella, la princesa que siempre había mantenido todo bajo control, estaba en un momento en el que las palabras no eran suficientes para expresar lo que sentía.
—¿Lo dije en voz alta?—preguntó, intentando suavizar la tensión, pero su voz traicionó la duda que estaba experimentando.
Flash, sin perder la compostura, sonrió ampliamente, pero con una calidez en los ojos que dejaba claro que no lo estaba tomando como una broma. Él sabía que el juego había cambiado, y esta vez no era solo un juego de coqueteo para él. Estaba viendo una versión diferente de Twilight, una que no muchos llegaban a conocer. Una que se mostraba más humana, más real.
—¿Qué pasa, princesa? ¿Ahora te atreves a desafiarme? —dijo, acercándose un poco más mientras sus ojos brillaban con una mezcla de picardía y algo más sincero.
Twilight, quien había desafiado tantas veces el protocolo y las expectativas, no podía negar la tensión que se había formado entre ellos. Había algo en el aire, algo diferente. A pesar de su esfuerzo por mantenerse distante, había algo que la atraía hacia él, algo que la hacía olvidar las reglas y las barreras.
—Solo... quiero saber qué se siente —admitió, ahora mirando a Flash con una expresión que no había mostrado antes. Había algo en su voz que era vulnerable, algo que rompía con la fachada de princesa y revelaba una Twilight que era mucho más que solo un título.
Flash, sintiendo la fragilidad en el momento, bajó la mirada un instante, sintiendo el peso de lo que estaba sucediendo. Esta no era solo otra broma para él; podía ver en sus ojos que había algo más profundo en lo que Twilight estaba pidiendo.
—Twilight... —dijo, bajando la voz, acercándose aún más hasta estar a un par de centímetros de ella. Su rostro estaba más serio ahora, sin la burla usual, pero sus ojos mantenían esa chispa juguetona que siempre lo caracterizaba—. Si es lo que quieres... entonces lo haré.
Y con esas palabras, Flash se inclinó hacia ella, su respiración casi imperceptible en el aire cargado de tensión. Por un segundo, todo lo demás desapareció. El castillo, las responsabilidades, las expectativas, todo se desvaneció. Era solo él y Twilight.
Cuando sus labios se encontraron, fue algo suave al principio, un contacto tierno, como si ambos estuvieran explorando el límite de lo que se atrevían a sentir. Pero luego, a medida que la cercanía entre ellos aumentaba, el beso se profundizó, dejando que el juego de la tensión y el deseo tomara su lugar.
Twilight cerró los ojos, dejándose llevar por el momento. Era algo que nunca había esperado, algo que había estado reprimiendo durante tanto tiempo, pero con Flash... con Flash era diferente. Él la hacía sentirse más viva, más humana. Y en ese instante, ella se permitió ser solo Twilight, sin títulos ni responsabilidades, solo una chica que compartía un momento con alguien que, aunque un enigma, la comprendía.
Cuando finalmente se separaron, ambos se quedaron en silencio por un momento. Flash sonrió de nuevo, esta vez más suavemente, como si supiera que había hecho algo importante. Twilight, con las mejillas ligeramente sonrojadas, no pudo evitar una sonrisa tímida. Había algo en ella que, aunque intentaba ocultar, ahora era evidente para él: había algo que le hacía querer seguir explorando esta conexión que había comenzado, algo que la sorprendía a ella misma.
—Eso fue... —Twilight comenzó, pero se detuvo, sin encontrar las palabras adecuadas.
—Diferente, ¿verdad? —dijo Flash, con su típica sonrisa traviesa, pero con una mirada más suave y sincera.
Twilight asintió, mirando a Flash con una mezcla de incredulidad y algo más profundo, algo que ella misma no sabía cómo clasificar.
—Lo... lo repetiría si pudiera —admitió en voz baja, mirando al suelo por un momento antes de alzar la mirada hacia él.
Flash la miró, disfrutando de la vulnerabilidad que estaba mostrando. Era una Twilight diferente a la que todos conocían, y la estaba viendo más allá de su fachada de princesa.
—No te preocupes, princesa. —Dijo Flash, con un tono más suave de lo habitual—. Habrá muchos más momentos como este, si lo deseas.
Twilight lo miró, sin decir nada más, pero su expresión decía todo lo que necesitaba saber. Ambos sabían que, aunque este beso había sido solo un pequeño paso, algo mucho más grande estaba comenzando a tomar forma entre ellos. Y sin importar lo que sucediera, ese momento seguiría marcando un antes y un después en su relación.
-Brightss Sentry
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