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2. ғᴜƖƖ 🃏

—Entonces... ¿Kim TaeHyung? —Preguntó JungKook, acostado en su cama, con TaeHyung desnudo a su lado, mirándolo a los ojos.

—Así es. Veintidós años y mejor jugador de póker que tú. —Se burló Tae, siendo acariciado con cariño por JungKook, quien le sonrió y se acercó más a su rostro.

—Me di cuenta ayer; nunca antes me habían ganado. Pero... ¿en serio era la primera vez que jugabas? —Comenzó a reír, divertido, a lo que Tae asintió y lo tomó del mentón para besarlo.

—Sí —contestó el mayor de los dos, besando a Jeon después de eso. Este último correspondió el beso, tomando a Tae de su desnuda cintura y profundizando el beso, jugando con sus lenguas en medio del beso e intercambiando salivas—. Físicamente, sí. —Aclaró cuando separó el beso.

—¿A qué te refieres con eso?

—Mi tío me daba lecciones cada que nos veíamos; pasamos mucho más tiempo juntos cuando mis padres murieron, hace dos años, en un accidente automovilístico. —Contó con nostalgia, recordando a sus padres con cariño.

—Lamento oír eso, Tae —contestó JungKook, reviviendo su mismo dolor—. Mis padres me abandonaron cuando yo era un niño, así que, prácticamente, también murieron.

—Lo siento, Kook. ¿Quién te cuidó?

—Los padres de HoSeok, mi mejor amigo. A ti te cuidó tu tío, me imagino. —Dedujo el menor, mirando los ojos dolidos del chico de cabellos rubios.

—Sí, también mi hermano SeokJin. A él también le afectó, pero tuvo que cuidarme a mí, ambos estudiando la carrera y comenzando nuestras vidas...

—Me imagino que debió ser difícil. Pero por lo menos salieron adelante, ¿les dejaron alguna herencia? —Preguntó, tratando de indagar más en el asunto.

—Sí. Nos dejaron a los dos unos fideicomisos; mis padres eran muy precavidos, siempre lo habían sido. Hasta el día del accidente, supongo. ¿Los tuyos? ¿Qué te dejaron? —JungKook bajó la mirada al escuchar la pregunta. Sus padres no le habían dejado nada, tan sólo un mejor amigo y un juego de cartas.

—Nada, en realidad. Pero la familia de Hobi siempre fue muy buena conmigo, ellos pagaron mi educación y los gastos necesarios. Hasta que aprendí a jugar póker en la escuela, fue así que comencé a ganar mi propio dinero. —Admitió el menor, orgulloso de lo que había logrado por su cuenta. TaeHyung asintió, entendido por qué el chico era tan bueno en los juegos de naipes.

—¿Desde qué edad comenzaste jugar? —Su corazón roto al escuchar la historia de ese chico, mismo que se mostraba tan arrogante cuando jugaba. Pero, vaya, era un ser humano.

—Creo que alrededor de los quince. Se ganaba bien en las apuestas callejeras... —Comenzó a reír, observando a Kim, quien se veía tan precioso en ese momento. Podría decir que lo enamoró con una sola mirada y, por eso, sintió la necesidad de preguntarle algo.

»Tae, no sé adónde vaya a llegar esto, pero tengo una pregunta: ¿Tienes pareja? —Se lanzó a preguntar, TaeHyung suspiró profundamente antes de enterrar su rostro en el cuello de Jeon, quejándose en voz baja.

—Es algo complicado.

—¿O sea que sí?

—No. Pero sí, es decir, es complicado al punto de que no sé si somos una pareja de verdad. —Ese tema siempre lo fastidiaba. No sabía cómo llamarle a la relación que mantenía con su mejor amiga desde el año previo.

—¿Podrías explicármelo? —Pidió, acariciando la cabellera contraria e imaginando lo peor.

—Bien. Hace muchos años, cuando éramos niños, le prometí a mi mejor amiga que, si seguíamos siendo amigos cuando cumpliéramos veinte años, íbamos a casarnos —JungKook soltó una carcajada, ¿en serio había gente que hacía eso?—. ¡No te rías! —regañó el mayor, golpeándolo en el pecho ligeramente—. Como te imaginas, seguimos siendo mejores amigos, hasta que ella se vio presionada por su madre a casarse.

—Y ahí es donde entra el mejor amigo, héroe y mártir. —Se burló Jeon, riéndose después de su comentario y molestando a Tae, antes de robarle una sonrisa.

—Pues sí. Le prometí que nos casaríamos. Pero...

—Te gustan los hombres, ¿verdad, Tae? —Le preguntó a su mayor, tomándolo del mentón y comiéndole la boca con labia.

—Me gustas tú, Kookie.

Y ambos volvieron a besarse. Jeon no se vio molesto por el hecho de que su nuevo novio estaba comprometido con una chica, a fin de cuentas, él era homosexual, y había hecho una promesa.

Sin embargo, no pensó que eso comenzaría a molestarlo hacia unos meses después de comenzar a salir oficialmente.

Habían dado las ocho de la noche, ese caluroso viernes, en el que JungKook, molesto, esperaba a que TaeHyung llegara a su departamento.

El mayor de los dos había pasado la noche anterior con su prometida, YongSun. No obstante, había prometido que llegaría con él en la mañana, pero Jeon había esperado todo el maldito día y su novio no llegaba.

Había llamado a su celular mil veces, hasta que se resignó a que Kim tenía el celular apagado. Eso lo molestaba mucho, y lo obligaba a pensar mil cosas a la vez.

¿Acaso TaeHyung no quería saber de él? ¿Prefería a YongSun sobre de él? Ni siquiera podía entender por qué Kim no había llegado a la hora prometida.

HoSeok había llegado al apartamento, llevándole un poco de helado de chocolate a JungKook; para él, era casi como un calmante comestible. Y ni siquiera lo consumía demasiado, bastaba con dos cucharadas de este lácteo para poder controlarse.

Aun así, por su mente seguían pasando demasiados escenarios en los que Tae decidía que no podía mantener una doble vida y lo dejaba a él. Incluso si eso pasara, JungKook esperaría que Tae rompiera su promesa con esa chica y eligiera estar entre sus masculinos y fuertes brazos.

Es algo que de verdad esperaba de TaeHyung. Que lo eligiera a él, por sobre todas las cosas.

HoSeok estaba junto a él, tranquilizándolo y platicando de la nueva relación que mantenían estos dos chicos. JungKook en verdad agradecía que su mejor amigo estuviera ahí, de otra forma, no podría sobrevivir; no podía estar solo.

Después de unos cuantos minutos, TaeHyung llegó a la puerta del apartamento, tocándola tres veces y esperando afuera. JungKook se levantó con rapidez, llegado a la puerta y abriéndola.

Vio los ojos de Tae y de pronto todo estuvo bien. Su corazón comenzó a calmarse, su mente descansó y una sonrisa apareció en su rostro.

—Tae-

—Hola, JungKook. Lamento haber llegado tarde, Sunnie y yo fuimos a casa de sus padres; querían saber acerca de la boda y de todos los preparativos. Ella está muy emocionada pero yo- —Se interrumpió a sí mismo, dándose cuenta de que HoSeok estaba dentro del apartamento.

—Hola, TaeHyung... —Saludó el mayor de los tres, mostrando una preciosa y gran sonrisa. Sin embargo, el de cabellos color durazno frunció el ceño.

Susurró—: ¿Qué hace él aquí? —Miró a Jeon seriamente a los ojos, poniéndolo nervioso y esperando una respuesta.

—Vino a hacerme compañía, porque alguien desapareció todo el día —contestó el más alto, dolido por lo que había mencionado el mayor acerca de la boda—, con una chica.

—Joder, Jeon. Ya te lo dije, no es mi culpa; hice una promesa y tengo que cumplirla, no puedo simplemente abandonarla y-

—Sí es tu culpa, TaeHyung, y sí puedes abandonarla. Sólo que no quieres —el peliazul se dio la vuelta, observando la expresión de incomodidad de HoSeok al escuchar todo eso— estar conmigo.

—Sabes que sí quiero, Kookie. Pero tampoco puedo estar aquí todo el día cuando tengo una vida; no puedo estar cuidando a un niño grande que hace berrinches cuando no estoy. —Dijo Kim, hiriendo a JungKook mucho más aún, logrando que Hobi se levantara de su asiento y saliera por la puerta del apartamento.

—Entonces vete con ella. —Le contestó, mirando hacia el suelo, tratando de retener sus lágrimas.

—Eres imposible, JungKook —comentó TaeHyung, encarando al menor y mirándolo a los ojos—. Tuve que ir con ella el día de hoy. Pero, ¿por qué en cuanto me marcho llamas a HoSeok?

—¿Qué? —Reaccionó el blanco ante tal pregunta; es decir, Hobi era su mejor amigo, ¿por qué no habría de llamarlo cuando quería?

—Sí, él se la pasa metido aquí cuando no estoy. Parece más que tu mejor amigo... —afirmó, con rabia, dejando su abrigo en el sillón y caminando hacia la cocina—. ¿Es algo más que eso, Kook?

El menor soltó varias carcajadas antes de seguir a su novio a la cocina, lo encontró tomando una cerveza del refrigerador—. No, Tae, no es más que mi mejor amigo. Yo no soy como tú; mírate nada más: le eres infiel a dos personas... sólo queda ver por quién te decides al final.

—¡Maldición! —exclamó el mayor, caminando aprisa hacia JungKook—. Tú aceptaste estar conmigo incluso si yo estaba comprometido con ella. ¿Cómo crees que acabará esto?

—Supongo que antes no me importaba; eras mi pareja sexual después de todo. Pero lo hemos vuelto tan sentimental que no puedo evitar molestarme-

—Tú eres el que lo está haciendo sentimental, Jeon. —Terminó el moreno, bajando la mirada, al borde de las lágrimas. En realidad no estaba seguro de que Jeon fuera el único que lo estaba haciendo sentimental, pero le asustaba el futuro. Porque... él tenía que casarse, ¿no es así?

JungKook lo tomó de la cintura, adueñándose de esa piel suave y esa estrecha parte de su cuerpo. Lo miró a los ojos profundamente, haciendo que el mayor se sintiera confundido. Tomó su mentón y habló sobre sus labios.

—¿Estás seguro? —Le preguntó, tan lento, tan penetrante en su cerebro, tan escalofriante. Kim sabía que estaba mal, pero comenzaba a creer que lo amaba.

—No. —Dicho esto, Jeon se adueñó de sus labios también, haciéndole el amor por medio de un beso; con sus salivas, que se combinaban de una manera placentera para ambos, llenando sus bocas.

—¿A dónde vas? —Se escuchó la voz de Jeon en todo el apartamento, llamando la atención de su novio, que estaba colocándose un abrigo rojo. JungKook había estado jugando con sus cartas mientras observaba, fascinado, la cuidad de Seúl de noche.

—Oh, voy a salir con SeokJin —comenzó, mostrando una sonrisa y tomando las llaves del apartamento que le había dado Kook unos meses antes—. Al parecer, NamJoon tuvo que acompañar a uno de sus amigos a un encuentro de póker al otro lado de la cuidad; Jin quiere que pasemos tiempo juntos como hermanos.

—Pero... creí que íbamos a jugar póker nosotros —bajó la mirada, sintiéndose mal y demostrándoselo a Tae. El mayor se sintió mal, de igual manera, por su novio—. Hace mucho que no lo hacemos y creí que...

—Está bien. Está bien, Kookie —lo interrumpió, en verdad odiaba que JungKook se sintiera mal por su culpa—. Le diré a SeokJin que saldremos otro día.

Jeon asintió, sintiéndose poderoso por dentro; no sabía que era tan buen manipulador, pero, sin duda, Kim cayó ante él y ahora estarían juntos toda la noche.

El mayor llamó a su hermano, disculpándose por no poder asistir a su reunión. Jin lo entendió, porque al final, sabía que ambos eran adultos y tenían su vida. Al colgar la llamada, TaeHyung se sentó en una silla frente a la mesa en la que acostumbraban jugar póker.

—Aun así, no sé por qué quieres seguir juntando conmigo. Sabes que soy mejor que tú en eso, y que no importa las veces que juguemos, siempre voy a ganarte. —Comentó Tae, cruzado de brazos mientras JungKook repartía las cartas. Este último paró de repartir por unos segundos, sintiéndose herido por aquel comentario.

—Supongo que es una buena manera de pasar el tiempo contigo.

—¿Mejor que el sexo? —Le preguntó Tae, tomando su juego y mirándolo con muy poca atención.

—Me gusta jugar póker; es el único campo en el que te destacas contra mí. Si hablamos de sexo, sabes que puedo ponerte debajo de mí cuando yo quiera. —Mencionó, colocando las cinco cartas libres al centro de la mesa.

—Por lo menos no follas como juegas, si fuera así, me habría ido hace mucho tiempo. —JungKook se levantó de la mesa, azotando las cartas contra esta y caminando hacia su habitación.

Ese último comentario en verdad lo había lastimado. No era sólo cruel decirle que jugaba mal en un juego que amaba, también lo era decirle que estaba con él sólo por sexo.

Lo último que quería escuchar esa noche, era otro insulto por parte de TaeHyung; su autoestima ya estaba por los suelos, ya no necesitaba más humillaciones.

—Lo lamento. —Si tan sólo el corazón se curara con palabras.

JungKook a menudo se preguntaba si Tae lo amaba de la manera en la que él lo hacía. Necesitaba tanto saber que sí, que se lo preguntaba todo el tiempo, para el mayor de los dos llegaba a ser hartante.

Si cualquier otra persona, ajena a la relación, supiera de estas situaciones, podría decir que Jeon estaba exigiendo amor. No lo pedía, lo exigía. Y aunque lo pidiera, no lo podía conseguir de esa manera.

Una vez más, le había preguntado a Kim que si lo amaba, a lo que este último, harto de la misma pregunta, contestó de forma concisa—: Sí, sí, Kookie. Te amo.

Después de esto, se besaron apasionadamente. Justo en ese momento, TaeHyung amaba más a JungKook que a nadie más; estaba muy enamorado de él, pero a veces podía ser cansado.

En JungKook podía ver un amor que jamás había experimentado, y por la misma razón, le aterraba perderlo. En ese momento, desconfiaba hasta de HoSeok; no obstante, su manera de amar no era la más correcta, quizá.

Kim había tratado de cuidar a JungKook en todo lo que podía, incluso de él. Siempre trataba de tragarse sus comentarios dolorosos acerca de lo pésimo que era Jeon comparado con él en el póker. Tampoco le contaba mucho de YongSun, incluso si esta comenzaba a sospechar de una posible infidelidad por parte de él.

Habían tantas cosas que lo estresaban, hasta el punto en el que no sabía si era mejor quedarse en casa de YongSun o en el apartamento de JungKook.

De cualquier forma, Sunnie siempre le preguntaba de su paradero, y comenzaba a pensar que esas salidas con SeokJin eran falsas. Se iban todos los días juntos y habían noches en las que Tae no regresaba a dormir.

Por supuesto que la chica no era estúpida. Sabía que algo andaba mal, pero al mismo tiempo, no quería desconfiar de su mejor amigo.

Ella agradecía mucho que esa promesa estuviera de por medio en su relación; los padres de la chica estaban comenzando a presionarla sobre el matrimonio. Y TaeHyung, en realidad, era el mejor amigo del mundo.

Sólo que... ella en verdad extrañaba esa relación de amistad. En la que se desvelaban contando cosas, platicando de gustos musicales en común y acerca de sus familias. Ahora, rara vez hablaban y TaeHyung parecía tener demasiados secretos.

Es por esa razón que ella hacía demasiadas preguntas. Y Kim no podía contestarle que se la pasaba en el apartamento de su novio, Jeon JungKook, jugando cartas y teniendo sexo todos los días.

Había llegado un punto en el que Tae no podía platicarle nada a Kook, porque estaba tan estresado por la boda, que sólo podía hablar de eso. Sin embargo, a JungKook le molestaba en demasía que TaeHyung hablara de su boda, pues se ponía celoso hasta los huesos y le hacía "berrinches". Por consiguiente, sólo podían hablar de cosas triviales, divertirse con bromas y jugando póker —TaeHyung ganando cada una de las partidas y alardeando sobre eso—, teniendo sexo después o durante eso.

—Deberíamos salir alguna vez.

—¿Salir? —Preguntó el menor, tratando de indagar mucho más acerca de la propuesta.

—Sí. Salir a jugar póker, a divertirnos, salir a tomar; no lo sé, cualquier cosa. —Propuso el moreno, mirando los profundos y grandes ojos negros de su novio, sonriéndole y sintiéndose enamorado de cada facción de su rostro.

—Podríamos jugar póker con mis amigos, los de la fiesta de NamJoon. Será divertido.

Y, fue así como, los dos chicos salieron juntos del apartamento, sin una mínima idea de que YongSun, harta de no obtener verdades por parte de Tae, estaba estacionada frente al edificio. Había seguido a TaeHyung desde que este salió de su casa, imaginándose que ese edificio era donde vivía SeokJin.

Y ni siquiera se trataba de una prometida celosa y obsesionada con saber a dónde se iba su prometido a pasar el día; se trataba de una mejor amiga, preocupada por las mentiras de su mejor amigo, tratando de llegar a la verdad.

Los dos chicos se subieron al auto de Tae, conduciendo hacia la casa de NamJoon, en donde se reunían los chicos para jugar póker y apostar. YongSun los siguió, tratando de pensar que JungKook y Tae eran sólo amigos, y lo estaba logrando.

Cuando llegaron a casa de NamJoon, encontraron a SeokJin y lo saludaron, entrando a la casa y pasando alrededor de tres horas ahí metidos.

Fue una noche divertida, en la que, jugando en parejas, TaeHyung y JungKook le quitaron el dinero a todos los jugadores que habían apostado, besándose apasionadamente sobre la mesa, tocándose con lujuria, disfrutando de su logro, hasta que NamJoon los bajó de ahí y organizó otro juego.

Sin duda, el de cabellos azules, junto con su precioso chico de piel canela, eran los mejores jugadores del círculo. Ambos disfrutando de sí mismos mientras ganaban juego tras juego, besándose y terminando en la recámara de NamJoon, teniendo sexo sobre su cama.

YongSun, por supuesto, no había visto nada de eso. Ella se había quedado en el auto, esperando pacientemente a que salieran. Y, si no fuera la mejor amiga del chico que estaba ahí adentro, se habría ido en los primeros quince minutos.

No obstante, valió la pena, porque los vio salir tres horas después. Caminaban de la mano, Tae despidiéndose de SeokJin y de NamJoon mientras que JungKook gritaba que eran los mejores jugadores del mundo.

Una vez afuera, rompieron en risas, mirándose a los ojos con amor. JungKook tomó a Kim de la cintura, mirándolo a los ojos y atrayéndolo hacia su cuerpo.

TaeHyung se lanzó a besarlo, de una manera agresiva y necesitada, mordisqueando sus labios cuando no metía su lengua a su boca. La chica se quedó paralizada, viendo esa escena con su corazón latiendo en sus oídos.

Entonces era eso..., esa era la razón por la que Tae no estaba con ella y le mentía todo el tiempo. Como amiga, llegó a pensar que lo entendía pero... como su futura esposa, su corazón se destrozó.

—Te amo, Tae. —Admitió JungKook, separando el beso y mirándolo con todo el amor del mundo en sus ojos.

—Yo te amo a ti, Kook. Contigo me siento vivo, no quisiera estar con nadie más, incluso si muero.

Ambos volvieron a besarse, logrando que unas lágrimas cayeran de los ojos de la chica rubia, quien cerró los ojos. Se sentía tan culpable, pero al mismo tiempo traicionada. Tae, como todas las personas, tenía derecho a amar, pero ella tenía que consumar el matrimonio, y él lo sabía.

El mayor de los dos, con todo el dolor de su corazón, se despidió de JungKook, dejando un brevísimo beso sobre sus belfos. Se subió a su auto y comenzó a manejar hasta la casa de Sunnie.

JungKook se quedó en el jardín de casa de NamJoon unos segundos más, hasta que YongSun bajó de su auto y se acercó a él.

—¿Quién eres? —Ella le preguntó al hombre, quien, por obvias razones y bastantes centímetros, era más alto que ella.

Jeon la miró confundido—. ¿Quién eres tú?

—Mi nombre es Kim YongSun, soy la prometida de TaeHyung —explicó, asustando al chico—. ¿Quién diablos eres tú?

—Joder... —susurró JungKook. No sabía cómo reaccionar, tal vez sería mejor decirle la verdad, o no... pero sin duda era mejor que pedirle perdón por haberlo besado. No pensaba disculparse por eso—. Soy JungKook, el novio de TaeTae.

—Pero- —se interrumpió la chica a sí misma—. ¿Están saliendo?

—Desde hace mucho tiempo querida; nos hemos besado, acostado, y hemos pasado tanto tiempo juntos en la cama... ¿estás seguro de que eres su prometida? —Habló, burlonamente, comportándose de la misma manera arrogante que lo hizo cuando conoció a Tae.

—¿Cómo puedes ser tan cínico? Es decir- ¿desde hace cuánto? —Preguntó la chica, enloqueciendo con la idea de TaeHyung acostándose con otro hombre.

—Oh, no. Esa respuesta no me corresponde a mí dártela —sonrió con sorna antes de comenzar caminar por la calle—. Pero ve a casa, Tae te lo explicará, linda. —Casi gritó cuando se alejó de la chica.

Furiosa y con los ojos cristalizados, YongSun regresó a su casa, encontrándose a Tae y gritándole como nunca antes lo había hecho. Ahora sabía quién los había estado separando con tanto esmero.

TaeHyung le dijo la verdad, pero también le dijo que iba a cumplir su promesa, porque era importante para ella. Se disculpó por no haberle dicho, más no sé disculpó por hacerlo.

A final de todo, las cosas eran lo que eran. TaeHyung iba a casarse con YongSun, y JungKook terminaría odiándolo toda la vida.

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