Propuesta indecente.
Spoilers del manga.
4k bebés y medio lemon.
En cuanto a tu petición de dirigir la caballería, tu mamá; la reina lo pensó mucho. Una vez tomó su decisión te mandó a llamar, escucharás por fin su respuesta ante tu pedido y estabas ansiosa por ello.
—Sé que has tenido prácticas en secreto con los caballeros del castillo, Tanjiro lo confesó. —Tu madre habló con aquella voz autoritaria.
Tragaste saliva.
—Quería tener habilidades, incluso si usted no aceptaba, madre. Yo aprenderé a luchar de cualquier forma —le dijiste con firmeza dando un paso adelante. —Sin embargo en cuanto a lo de entrenar con los caballeros es verdad, le pido los perdone, Tanjiro y los demás no tienen nada que ver, yo los amenacé para que me ayudaran.
La reina se levantó del trono y caminó hacia ti, el sonido de sus zapatos te hizo estremecer, lo fuerte de sus pisadas... Aún así te quedaste firme, mirándola a la cara una vez estuvieron frente a frente. Se cruzó de brazos dándote un vistazo para después echarse a reír, quedaste confundida. ¿Qué le causó gracia?, Tu aspecto no pudo ser, después de todo llevabas el tonto vestido de siempre... El tonto vestido, ¡claro! De seguro pasó por su cabeza a ti entrenando con el vestido puesto, quizás tu cara seria ante una petición importante con tal vestido tonto. ¡Hasta a ti te daría risa!
—¿Entonces ya entrenaste, hija? —preguntó retomando la compostura.
—¡Lo hice con Giyu, Tanjiro y sus amigos! —le respondiste.
—Tomioka es alguien fuerte... ¿Te enseñó bien? —Desvió la mirada, pensando. —¡Ya sé! Haré que luches contra Tomioka, no... ¿Qué tal con Tanjiro? Sí, haré que pelees con Kamado, si le ganas mandaré a hacer tu propia espada y recibirás un entrenamiento apropiado.
—¡Es estupen-...!
—Pero si Tanjiro pierde, como es Tomioka y Urokodaki quienes se hacen cargo de su hermana y de él... Tendrá que dejar su puesto de caballero y su hermana dejará de estudiar, ¿estás de acuerdo? ¡Todo estará bien, hija!
Ni siquiera te lo tuviste que pensar más de dos veces, obvio te negaste en cuanto escuchaste lo último.
—Si tengo que sacrificar a mis amigos por un tonto sueño... Prefiero tener amigos —respondiste frunciendo el ceño.
Una risita salió de la boca de tu madre.
—Me encanta como eres, tienes buena actitud. ¡Perfecto para ser caballero!
Quedaste confundida.
—Verás hija, no todas las personas pueden ser caballeros porque necesitan honor, los caballeros ayudan a la gente, apoyan a sus amigos y su deber es salvar. No puedo dejar a una persona que se pone a si misma por encima de los demás, me alegra que hayas pensado en Tanjiro y su hermana, es bueno, de cualquier forma no habría hecho nada que lo perjudique. Sin embargo aún necesito probar tu habilidad, según tus movimientos y como te comportes a pelear buscaré a la persona indicada para que haga una espada únicamente tuya.
—¿Cómo los comandantes? —tus ojos se iluminaron.
—No, será mucho más especial... Dependiendo de a quien elija será como cuides tu espada, pero estoy segura de que mi hija es muy hábil como para merecer una espada de él.
—¿Él?...
• • •
Estabas en el campo de entrenamiento con Tomioka, una pelea de prueba y ya. Los dos tenían la misma espada, madera, no duele tanto como las espadas de piedra o metal. También pudieron haber usado algún palo pero la idea de la reina era simular un combate real, un escenario donde sucedieran un montón de imprevistos y tuvieras que actuar pensando en más de dos cosas a la vez, suena mucho pero por las historias que Tanjiro, Zenitsu e Insouke contaron la forma en la que te tratan... Es bonita. Suave sería la palabra correcta para todo esto.
Los dos se pusieron en posiciones, esperaste alguna señal de parte de tu madre, algo por el estilo pero Giyu se te lanzó de repente con una velocidad tremenda.
—En un combate real nadie te avisará cuando pelear, no al menos que tengan un plan estratégico —fue lo que dijo tu madre al ver como esquivadas el ataque de Tomioka.
—Eres muy rápido, Giyu —le dijiste mientras corrías hacia él.
—Digo lo mismo su alteza, aprendió bien —esquivó tu ataque haciéndose a un lado y atrapó tu muñeca con su mano derecha.
—Por favor, no te contengas conmigo... Incluso si no lo haces ahora, sé aún más rudo —tus palabras lo desconcertaron un poco.
Te impulsaste de un salto y le diste un rodillazo en el estómago, haciéndolo retroceder y en el acto soltandote. Tomaste con firmeza tu espada y le apuntaste a la cara.¹
—Que inteligente, ______... —te murmuró, reíste.
—Espero que no te hayas contenido, Tomioka —tu madre se acercó.
Él se puso derecho y saludó.
—Si son órdenes, sería un insulto negarme, reina.
—Bueno —te volteó a ver. —Es hora de que me acompañes, hija.
Tu madre empezó a caminar, antes de seguirla te despediste de Giyu con la mano mientras le sonreías... Él por primera vez, lo hizo también.
Tu madre se subió al carruaje mientras estando adentro se quedaba platicando contigo sobre; lo molestos que eran los vestidos, incluso que habías sacado si sangre para el combate. Sin embargo salió un tema inesperado y molesto para ti.
—Es bueno que quieras volverte un caballero, así a tu padre se le quitará la tonta idea de querer casarte —comentó ella mirando por la ventana.
—Ojalá no haya hecho nada estúpido... Quien sabe, cuando regrese de seguro y ya tengo prometido —reíste. —Incluso si llego a estar con alguien, quiero que sea alguien a quien ame.
—Te entiendo hija —el carruaje paró.
Las dos salieron de él.
Miraste hacia todos lados, parecía un pueblo, se sentía una buena vibra y un aire tranquilo, una brisa fresca.
—Sigueme.
Obedeciste.
Fueron a un taller algo alejado, tu madre tocó antes de entrar pero nadie abrió así que te invitó a pasar primero. Un cuchillo pasó volando hacia a ti, si no te hacías a un lado y lo esquivadas quedarías sin medio rostro, la persona que se encontraba de espaldas te vio, frunció el ceño y por culpa de tus hormonas alborotadas... Lejos de enojarte porque casi te mata, quedaste en shock al ver tremenda belleza de hombre, te habías quedado paralizada aunque él te habló, no sin antes tomar la máscara que estaba a un lado suyo y ponérsela, tenía unos guantes pero se los quitó.
—¿Quién diablos eres? —se acercó a ti.
Diste una pequeña sonrisa, de verdad no sabías que decir pero tu madre llegó a tu rescate.
—¿Nunca cambias? —le preguntó ella a aquel hombre. —Me alegra los buenos reflejos que tienes, hija.
—Estaba trabajando —no se veía su cara gracias a su acción anterior pero incluso su voz sonaba bien de esa forma.
—Bien, no hace falta que te enojes tanto. Necesito algo, es para mi hija, quiero que le hagas una espada, te pagaré bien... Sin embargo ella tendrá que explicarte la forma en que la quiere así que... Si me disculpan, iré a las aguas termales. ~
—¡Pero madre-...!
—El reino estará bien, Rengoku se encargará de todo mientras no estamos, quedate con... Oh, presentense primero, con su permiso.
Se fue del lugar.
Dejándote sola junto a aquel hombre.
Aquel apuesto hombre.
—Mucho gusto me llamo ______ —intentaste romper el hielo al decirle tu nombre, aún parecía enojado.
—Haganezuka —respondió de mala gana.
—¿Haganezuka qué? —ladeaste un poco la cabeza con una sonrisa divertida. —Tú ya sabes mi apellido debido a que conoces a mi madre pero no te conozco a ti.
—Hotaru Haganezuka —se dirigió hacia un lado mientras al señalar te indicabad donde sentarte.
Quien diría que no sabías lo que tu madre planeaba en ese momento.
El se sentó a un lado tuyo con unos diseños de espadas, puso las hojas sobre sus piernas mientras tu veías como trabajaba, ¿por qué se puso la máscara al verte? Podría sonar muy estereotipado pero quieras o no, su rostro es muy lindo y resulta realmente atractivo, no hay razón alguna por la cuál usar una máscara así. Cuando terminó de acomodar todo lo puso sobre ti de una manera algo brusca.
—Puedes elegir callada, cuando lo hayas pensado espera a que termine mi trabajo.
Se levantó de su asiento, volvió a donde se encontraba en un principio, con el pedazo de metal apunto de tener forma. No hiciste caso a sus palabras, debido a que te encontrabas viendo la espada que tenía en el taller. Siquiera le diste un vistazo a los diseños que te había dado pero aquella espada llamó tu atención ya que se parecía a la que tu amigo; Tanjiro, tenía. Te levantaste al igual que él, yendo de una forma rápido terminaste al lado de Haganezuka mientras inclinabas un poco tu cuerpo para verlo a la cara/máscara. No lo viste pero podrías jurar que frunció el ceño, sin embargo tenía un leve muy leve sonrojo, tan pequeño que ni siquiera el propio Hotaru se dio cuenta de ello.
—Quiero esa —le dijiste con una sonrisita, tus ojos brillaban. —La espada que estás haciendo, necesito una así. ¿Puedo tomarla?...
—¡No! —tomó tu mano alejándola de ella. —Está caliente, si la tocas puedes quemarte.
Apartaste la mano con rapidez, te disculpaste. ¿Por que de pronto qué empezabas a comportarte de una forma tonta a su lado?
—¿Has tenido algún espada con anterioridad? —te preguntó con curiosidad.
—No como tal, sólo cuando llegué a entrenar... Por lo que recuerdo, el material con lo que hacen la espada hace que cambie de color, ¿no es así?
—¡Exacto! Me pregunto de que color podrá ser tu espada... Tal vez morada, no, no te queda... Bueno habrá que esperar.
—Entonces con su permiso me retiro, Hotaru-san.
Estabas a punto de salir pero su voz te detuvo.
—¿Quién te dio permiso?
Su voz te detuvo, paraste en seco.
—¿Ah? —diste media vuelta para verlo, él se encontraba cruzado de brazos.
—De irte, no puedes irte, aún necesito que me digas un par de cosas, acercate niña.
Frunciste el ceño y te acercaste a él.
—¿Tratas a todos de la misma forma, Hotaru?
Normalmente le molestaría que le nombraran de esa forma, sin embargo... Al venir de ti, ni siquiera pone atención a la forma en que lo llamas, es la primera vez que se ven y aún así a diferencia de otras veces, no está tan enojado como siempre por lo menos no mucho al molestarlo mientras trabajaba.
• • •
Como habías hecho las últimas dos semanas te encontrabas visitando nuevamente a Hotaru, ahora habías encontrado la forma de entrar a su taller de trabajo sin que intentara matarte lanzándote un cuchillo; quizás decía alguna que otra palabra hiriente pero nada que te pusiera en riesgo como persona. Esta vez tocaste la puerta, él te abrió... Extrañamente se veía normal, o sea tranquilo.
Pasaste y te sentaste en el banco que estaba a un lado de la puerta, Haganezuka se sentó a tu lado.
—Has estado viniendo toda esta semana casi siempre, ¿no tienes algún tipo de deber como princesa?
—¿Te molesta mi presencia? —preguntaste con una sonrisa burlona —sólo han sido unos pocos días en dos semanas, no es tanto.
—¿8 días en dos semanas? Pasaste casi la mitad de tu tiempo aquí conmigo... Y no, no es que me moleste... Bueno sí, pero no, está bien ah, tener... Compañía a veces.
—Nezu~ ¿cómo puedes decir eso siendo tú? Bueno de todas formas...
Te levantaste, preparándote para después.
—Tendrás que fabricarme otra espada ya que rompí la mía.
La puerta aún seguía abierta por lo cual saliste corriendo por ella, el mayor te siguió persiguiendote, con el simple objetivo de regañarte por la estúpida (broma) tontería que habías hecho. Corrieron por casi todo el pueblo, salieron de él. Ibas hacia las aguas termales, donde paraste antes de caer en ellas y mojarte la ropa.
No, Hotaru no calculó. A diferencia de ti quien se detuvo en seco para no caer por culpa de tu jueguito, el siguió y por ende; los dos cayeron hacia las aguas termales, él encima de ti. Debido a que era agua, la caída no fue tan dura.
—Haganezuka, quítate de encima —le dijiste mientras nadabas, moviéndote a un lado. —¿Cómo puedes tener tanto músculo, hacer espadas requiere mucho esfuerzo físico?
Dijiste sonrojada al verlo, desviaste la mirada y te levantaste con rapidez de ahí, querías irte pero la mano de Hotaru sujetó tu muñeca deteniendote. Te jaló hacía el para poder darte un abrazo sin decir nada más, un simple abrazo y ya.
—Tenía algo para tu espada pero al parecer no lo quieres —habló de repente.
—¡Ey! Era sólo una broma, Hotaru...
• • •
Habían sido los mejores 4 meses de tu vida, conociste a Hotaru, tu madre empezó a entrenarte y por obvias razones cuidabas con todo tu corazón la espada de tu herrero... Personal. ♡
Sin embargo todo lo bueno tiene que acabar, tu padre por fin regresaría al reino por lo cual significa; días llenos de cansancio y actividades aburridas de princesa, entrenamiento oculto cuando no estés con tu madre y lo peor; esconder la espada que Hotaru hizo para ti. Si tu progenitor llegaba a verla sabiendo que pertenece a ti, la quemaría, haría lo posible para desaparecerla, no quieres eso, mucho menos siendo el trabajo de alguien tan querido como Haganezuka.
Hoy era el último día que saldrías a visitar con libertad a tu herrero, puesto a que tu papá se quedará de nuevo contigo y tu madre de seguro querrá hacer actividades "familiares" que consuman la mayoría de tiempo de las dos, por lo cual hoy aprovecharás e irás a visitar a Haganezuka.
También llevabas una carta de disculpas que Tanjiro le escribió por haber roto su espada.
Subiste al carruaje y una vez llegaste a tu destino, tú abriste la puerta y sin ayuda del chófer bajaste corriendo. Llevabas de esa ropa cómoda que solían usar los campesinos por lo cual llevar zapatos bajos te permitió correr mucho mejor que con algún tonto tacón (que nunca aprendiste a usar) y fue realmente útil en cuanto a tu propósito.
Llegaste corriendo a su taller, por tu apariencia parecías una aventurera pero te veías genial.
—¡Hota-...! —entraste sin avisar.
Retrocediste un par de pasos y cerraste la puerta de nuevo intentando procesar que habías visto. Tragaste saliva tratando de borrar la imagen tan erótica que había aparecido en tu cabeza, la cual era sobre Haganezuka. Se veía terriblemente atractivo y sensual. Respiraste profundo, hormonas alborotadas, nada más eso, basta de pensamientos tontos, basta de pensamientos infantiles.
El hombre que perturbó tus pensamientos se puso frente tuyo, no te diste cuenta en que momento abrió la puerta.
—¿Qué haces aquí?
No tenía su máscara y se veía increíble.
—Hoy en la noche mi padre volverá a mi casa, no quiero. Ya no vendré a visitarte como antes y aunque esto parezca una despedida sólo quiero estar otra tarde a solas contigo, Nezu.
—Vamos a mi hogar.
El mayor tomó su máscara y al salir después de ti para cerrar el taller, empezó a caminar, lo seguiste.
—Después de tanto es la primera vez que voy a tu casa —dijiste con tono feliz mientras lo seguías. —Es genial, luego te invitaré a mi habitación... Es que no hay casi nada interesante en el palacio o bueno, podríamos ir por el pueblo cerca del castillo.
—¿Qué te sucede últimamente? Has estado rara —te dijo al dejarte pasar a su hogar. —No será igual a donde tú vi-.
—¡Calla! Esto es mejor a donde vivo y más si tú estás aquí.
—Hey —El azabache llamó tu atención. —¿Acaso te gusto?
—Sí, bueno quizás —respondiste directamente con una sonrisa.
Él no se imaginó que fueras a decir eso, su corazón empezó a latir tan fuerte... Sus mejillas se tornaron de un notable carmín, desvió la mirada alejándose un poco de ti, yendo a la cocina, lo seguiste.
—No digas tonterías, _______. Toma, ¿ya comiste?
—Hotaru, por favor sientate.
Los dos fueron hacia el sillón para poder sentarse. Lo miraste, él te miró.
—Sabes y tienes en claro que soy una princesa, ¿no? Por ende puede que no me case con alguien que ame o tan siquiera le tenga cariño, si mi padre intenta arreglar un compromiso... No podría, porque tú —tragaste saliva. —Tú me gus- mmhp...
No pudiste seguir hablando ya que el te tomó de imprevisto, te besó.
Sus labios tocaron los tuyos, fue algo mágico, y el hecho de que te robara el beso, aumentó aún más el deseo. Correspondiste, torpemente pero lo hiciste. Sus manos rodearon con sumo cuidado tu cadera para después, empujarte hacía él pegando sus cuerpos.
Cuando se separaron del beso, quedaron abrazados.
—Lo verías como algo egoísta pero en realidad te amo y temo sobre lo que mi padre pueda hacer... ¿Sabes? Yo en serio quiero casarme pero quiero que sea con alguien a quien amo, ya te lo dije, te a-...
De nuevo te interrumpió, volvió a besarte.
• • •
R
egresaste a tu casa algo tarde, de noche, por lo cual una vez llegaste, evadiste a tu madre y por obviedad a alguna otra persona más que fuera importante; no debían verte con la ropa que llevabas puesta, tu madre quizás no, pero si tu padre ya se encontraba ahí intentaría regañarte. Mientras te encontrabas cambiándote, una de las sirvientas llamó a la puerta de tu habitación, tardaste un poco porque estabas poniéndote el vestido pero terminaste abriéndole un par de minutos después.
—El señor ya está aquí, señorita. Debería bajar a recibirlo —dijo aquella chica mientras hacía una reverencia.
Se hizo a un lado para que pasaras, saliste y cerraste la puerta no sin antes agradecerle. La sirvienta te guió hasta la entrada principal, donde se encontraba la reina y junto a ella... Tu padre.
—Buenas noches, majestad —saludaste a tu madre. —¿Cómo le fue en su viaje, padre?
—¡Muy bien, hija! Tengo grandes noticias para ti, acabo de salvar tu futuro, querida.
Esto es malo, esto suena muy mal.
Tu madre quedó igual de confundida que tú.
—Me habría encantado decirles en la cena pero por sus rostros parece que están ansiosas de saber, así que lo diré... Hija, tienes prometido.
—¿De qué estás hablando? —fue tu madre quien intervino.
—Le conseguí prometido a nuestra hija, es un joven del norte de buen linaje, su reino es pequeño en comparación al nuestro pero nos servirá para expandir nuestro gobierno a las regiones del norte, mañana vendrá a verte.
—Me niego a esto, padre.
Viste tu vestido y suspiraste por lo menos habías elegido uno cómodo.
Miraste a tu padre, después a tu mamá... Ella entendió la mirada que hiciste, hizo un gesto con la cabeza y saliste corriendo de ahí.
—¿A dónde diablos vas, ______? —preguntó tu padre tratando de detenerte, tu mamá no lo dejó.
—Si tocas a mi hija, te corto la cabeza.
Una vez afuera, tomaste un cabello del establo y empezaste a cabalgar hacia un lugar donde estarías a gusto.
Era de noche, ver si alguien te seguía dificultaba aún más la cosas y que no llevaras a alguien a tu lado cuidándote o tener tu espada, volvió tu trayecto peligroso. Pero al saberte el camino de memoria gracias a todas las veces que fuiste ahí, bajó la dificultad en un 40%.
Cuando llegaste a la aldea te bajaste del caballo y los dos caminaron a un lugar cerca de la casa de Hotaru. Lo dejaste dándole la indicación de que esperara y después fuiste hacia su casa. Tocaste un par de veces pero él no abrió luego.
—¡No tengo tiempo para sus ideas tontas! —se escuchó un grito desde adentro.
Suspiraste, después una risita salió de tu boca.
—Con permiso ~ —empujaste la puerta para abrir, Hotaru casi te lanza un cuchillo —que formas más lindas de demostrarle tu cariño a la persona que quieres.
—¿______? —preguntó confundido. —¿Qué haces aquí?, ¿Sucedió algo?, ¿Qué pasó?, ¿En que puedo ayudarte?, ¿Todo está bien?
De pronto su lado dulce salió a la luz. Te sonrojaste mientras negabas a cada una de sus preguntas mientras buscabas una respuesta para las demás. Te envolvió en sus brazos gracias a ello pudiste notar que se había bañado recientemente, no sólo era el olor de su perfume, quizás imaginaciones tuyas si no que cuando correspondiste a su abrazo notaste que su cabello se encontraba húmedo.
—Quiero quedarme esta noche contigo.
Ante tus palabras su rostro se puso rojo, el tuyo también.
—N-no digas tonterías... —te separaste para poder verlo. —No puedes hacer eso, vuelve a casa.
—Me pongo romántica y tú... —suspiraste. —Bien, te diré que pasó; mi padre arreglo un matrimonio para mí sin embargo yo te quiero a ti.
—¿Matrimonio arregla-...?
Como en la tarde, lo interrumpiste. Sin dejarlo hablar lo besaste.
Lo sujetabas de cara con suavidad pero el fue no fue de la misma forma, sus manos fueron hacia el cierre de tu vestido bajándolo poco a poco sin separarse del beso.
Cuando lo hicieron los dos ya se encontrabajan jadeando.
—De haber sabido que me quedaría- —te cargó. —Aquí no me habría cambiado...
—Ni siquiera hará falta —se dirigían hacia su habitación. —Lo pediste, ¿no es así? Cumpliré todos tus deseos esta noche... Puedes ser tan egoísta como quieras y después tengo un regalo para ti.
—Hotaru... —Te tapaste la cara con las manos —eso sonó tan bien... ~
—Te voy a enseñar que más cosas sonarán bien esta noche.
Abrió la puerta de su cuarto empujándola con el pie, te dejó sobre la cama y en frente tuyo, literal frente a ti se quitó la camisa, quedó con el torso desnudo, tragaste saliva para poder imitar su acción y no quedarte atrás soltaste tu vestido y como Haganezuka había bajado todo el cierre, simplemente cayó a la cama. Te moviste un poco para poder quitartelo bien, comenzaba a darte un poco de pena pero no de una mala forma donde llegaras a sentirte incómoda. Hotaru se sentó al lado tuyo, su cara se acercaba a la tuya con lentitud, no podías dejar de ver sus labios parecía que iban a los tuyos y cuando habías cerrado los ojos para recibir el beso, sentiste los labios de tu amante en el cuello.
Fue una sensación de cosquilleo incluso te dio escalofríos.
Sus manos (grandes por cierto) tomaron tus piernas y te recostó bien sobre la cama, las abrió poniéndose entre ellas y después volver a besarte. Esta vez no fue un beso como los otros, la intensidad del mismo subió apenas se tocaron. Haganezuka disfrutaba de tus labios, dándole unas mordiditas para escuchar los suspiros que dabas debido a lo improvisto que era. Fue entonces que sus lenguas se juntaron para jugar entre sí, el rostro de los dos... Un tomate total.
—Tambien te a-amo, ______... —Te dijo al separarse.
El pequeño y fino hilo de saliva que unía sus bocas hizo más cómica la escena.
—Que tierno eres, Hotaru —sonreíste.
—¡Tú ya lo habías dicho!... Iba a parecer un imbécil si no lo decía antes de que hiciéramos esto, te amo, te amo, te amo mucho.
Te acomodaste en la cama de forma que quedaras encima de Haganezuka y le quitaste le quitaste los pantalones junto a la ropa interior, tragaste saliva cuando su miembro semi erecto quedó expuesto ante tu vista. Él por su lado sólo se se sentía avergonzado por haber gemido cuando tus dedos rozaron su pene. Una risita salió de tu boca mientras tu mano derecha rodeaba su miembro y empezabas a moverla de arriba a abajo, movimientos lentos y suaves. Acercaste su cara a la tuya para besarlo, claro sin dejar de mover tu mano.
Podías sentir como iba creciendo con cada movimiento tuyo.
—Escuché de mis sirvientas que a los hombres les gusta que su pareja haga esto, Nezu... —le comentaste susurrando.
Él suspiró para después gruñir.
—Deberías despedir... Ah, las... Despidelas.
—Pero te está gustando —le diste un beso en la mejilla.
En un ratito su miembro ya estaba totalmente erecto en tu mano. Hotaru te quitó el sujetador de un tirón y comenzó a tocar tus senos mientras tú lo estimulabas a él.
—Dame un beso... Quiero asegurarme de dar todo de mi esta noche, pase lo que llegue a pasar mañana, Haganezuka siempre estarás en mis pensamientos...
Él quitó tu mano de su miembro, entrelazaron tus dedos y te besó. Como tú estabas encima suyo, cambiaron posiciones, soltó sólo una mano tuya para recargar todo su peso y no caer encima de ti. Cuando se separó empezó a bajar sus besos de tu clavícula, pasando por en medio de tus pechos y se detuvo a verlos un momento, te apenaste y desviaste la mirada ante su acción.
—No sabes cuantas ganas tengo de entrar en ti... —Comentó mientras metía uno de tus senos a la boca sacándole un gemido del imprevisto. —Pero quiero que también estés lista.
Intentabas tapar tu boca para no gemir tanto, cerraste los ojos para disfrutar más pero unos segundo después dejaste de sentir la boca de Hotaru, quitaste tu mano de tu boca para protestar pero en cuanto lo hiciste y abriste los ojos, los labios de tu ahora amante se posaron sobre los tuyos.
—¿Cómo... Te sientes ahora? —te preguntó él a medio beso.
—S-siento mi cuerpo caliente...
—Ya esperaba esto —la sonrisa del mayor te dijo todo.
Tú misma quitaste lo último de ropa que te quedaba.
—Te amo ______, siempre estaré a tus ordenes, princesa.
Tomó su miembro y lo acomodó en tu entrada, también te indicó que lo abrazaras y obedeciste. Se movió suave la primera vez, fue sólo un movimiento pero te hizo temblar por lo bien que se sentía, quizás dolía un poco pero nada que no pudieras soportar con facilidad.
—Dime como más te sientas a gusto —Haganezuka te susurró en el oído.
Sus movimientos aún eran lentos y ya te habías acostumbrado.
—¿Puedes... ir más rápido?
—Oh ~ —una sonrisa traviesa apareció en su cara. —Estaba esperando a que lo dijeras para poder vengarme, como desees princesa.
Con una mano te tomó de la cadera mientras que con la otra entrelazó sus dedos, comenzó a moverse rápidamente, se notaba que en serio quería vengarse. Para que dejaras de gemir, te calló con un beso, incluso seguía moviéndose.
—Esta noche, dejaré en tu cuerpo rastros de que tienes a alguien que ya te ama...
Larga, muy, muy, muy, larga noche.
• • •
Regresaste a tu hogar montando a caballo, Hotaru cumplió lo que dijo. En lugares no visibles de tu cuerpo habían marcas de sus besos e incluso aún no olvidabas la sensación de la piel de los dos junta. Dejaste el caballo en el establo donde estaba tu amigo; Tanjiro.
—¡Señorita! —te sorprendió al verte. —¿Qué sucedió anoche?, ¿estás bien, ______?...
—¡Sí, estoy bien! Gracias por preocuparte... —Sacaste algo de la bolsa que llevaba tu caballo. —¿Puedes hacerme un favor y guardar esta espada? Hasta la tarde, cuando venga.
—¡Claro! —Tanjiro la tomó. —¿Es nueva? Se ve genial...
—¡Sí, lo es! —sonreíste. —Muchas gracias, Tanjiro. Me encargaré de pagarte de alguna forma, tengo que irme si me disculpas...
Después de dejar a tu caballo fuiste corriendo al castillo. Querías darte una ducha pero en el camino te encontraste a tu padre desayunando.
—¿En dónde estabas? —te preguntó al verte, frunció el ceño.
—¡Con mi futuro esposo, papá! —respondiste alegre mientras seguías caminando. —Le diré a mamá que ya tengo con quien casarme y su ese chico, el que tú dijiste viene aquí, le diré directamente que Nezu ya es mi prometido. ~
Ese era el plan de tu madre desde un principio.
Qué loco el amor, ¿no?
EL LEMON ESTUVO MEDIO KK PERO LA DURACIÓN DEL ONE SHOT COMPENSA TODO.
¹. Si el OS hubiese sido de Giyu, habría puesto que se cayó encima de ella y la besó.
TENÍA COMO SEGUIR ESTE PERO YA DEBÍA DE PUBLICARLO, EN UNA DE ESAS Y LLEGABA A LAS 5K DE PALABRAS ALV :0
Estoy feliz porque recientemente empecé a jugar un otome que se llama Obey me! Y pues está muy bueno, hoy seguí en Twitter a uno de los seiyuus de un personaje (Lucifer) y me devolvió el follow ;')
Tengo una historia del juego por si ya lo jugaban antes! Aún no publico pero pronto lo haré.
Espero hayan disfrutado de este one shot, las amo. ❤
PD: ¿De quién pensaron que era el one shot en un principio? XD
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