002
Takemichi caminaba despreocupadamente por los pasillos de aquel lúgubre edificio. Oyuki se había despedido de él pocos minutos atrás, diciendo que tenía que alistarse, pues había asuntos que tratar. Y al ver la gran sonrisa en el rostro de la chica, no pudo evitar decirle que no se preocupara por él.
Sus ojos vagaron por las pinturas, probablemente caras a simple vista. No se sentía cómodo, mentiría si dijera que si.
Todo en aquel lugar era tan extraño.
Como si los mismo cuadros quisieran susurrarle hasta los más minuciosos secretos que escondían todos allí.
Se sentía observado, acechado, se sentía una completa presa a la merced de seis lobos que no dudarían en despedazarlo al más mínimo signo de sospecha.
Se lo habían dejado muy claro esa noche.
- Three days before -
Manjiro se acercó con una pequeña sonrisa de lado hacia el viajero del tiempo. Colocó su mano en su hombro y dio un ligero apretón.
-Siéntate- ordenó con voz neutral, y casi al instante, Takemichi ya se encontraba sentado en la silla más cercana
Todos los demás presentes terminaron por tomar asiento en aquella mesa circular. Dejando a la única chica de pie, quien los observaba con una sonrisa gentil.
-Muy bien Hanagaki, tienes que firmar esto- habló Kokonoi acercándole dos pequeñas pilas de hojas
-¿Y qué es esto...exactamente?- preguntó leyendo el encabezado de aquellos papeles
-¿Huh? Pues nada muy importante- comento desinteresado el peliblanco -solo dice que tenemos total derecho de matarte si haces algo que no nos gusta- le resto importancia
Sanzu solo una pequeña risita.
-Lo que Koko quiere decir, es que no nos gustan las traiciones, este contrato solo sigue algunas reglas básicas- respondió Mikey mirándolo directamente -el respeto es la base de todo, mientras tengas en claro cuál es tu lugar, estaremos bien-
-Hanagaki no queremos problemas, y estamos seguros de que tú tampoco- le habló Ran Haitani -acóplate a ese contrato y no correrá sangre-
Los ojos azules de Takemichi se dirigieron a la katana que Sanzu había apuntado hacia su cuello. Y alzando un poco la vista puro ver como este se dirigía una pastilla a la boca, sin deshacer el contacto visual.
-De acuerdo, creo que ya lo entendió- intervino Oyuki al ver que nadie movía un dedo para ayudarlo -Sanzu, por favor- pidió
El de cicatrices la miro mientras la retiraba. Solo en ese momento Takemichi se permitió tomar una gran bocana de aire. Haciendo reír a la chica.
-Nadie te obliga a nada Takemichi, si es tu decisión dar marcha atrás, estas en tú total derecho- sonrío
Eran mentiras, y de alguna u otra forma Hanagaki lo sabía. Si él se decidía por irse, no llegaría ni a dar dos pasos antes de que él pelirosa se le abalanzara encima.
Pero a decir verdad no tenía mucho que pensar, pues el tener a Oyuki era más que suficiente. No le agradaba mucho la idea de compartir ese amor, pero si ellos se habían acostumbrado, él también podría hacerlo.
-Acepto, ¿donde tengo que firmar?- preguntó esbozando una sonrisa de lado
La peliblanca lo miro devolviéndole la sonrisa. Los demás solo lo miraban un poco sorprendidos.
Vaya que Takemichi Hanagaki había madurado con los años.
-¡Mikey!- gritó la peliblanca entrando a la habitación de su prometido -necesito que me des tu opinión-
Manjiro salió del baño con expresión confundida, el cabello mojado y una toalla entre sus manos.
-¿Prefieres que la luna de miel sea exactamente después de la boda, o te gustaría esperar a que cierren el trato con los empresarios?- preguntó acercándose a él
Antes de que pudiera contestar, Oyuki tomó sus manos y lo guió hasta la cama. Lo obligó a sentarse y tomando la toalla que él tenía, empezó a secarle el cabello suavemente.
Manjiro quedó embobado una vez más. Es que ella no podía ser más linda. Simplemente era perfecta.
-Amaría que sea después de la boda- le respondió cerrando los ojos -creo que ellos pueden encargarse perfectamente en mi ausencia- terminó murmurando dejándose llevar por el suave tacto
-Entonces así será- rió la ojiazul -también quería saber si la boda iba a ser aquí, si esperaremos a que Izana vuelva- quedó pensativa -oh bueno...si vamos a invitarlos a ellos- terminó por disminuir su sonrisa, sin quitarla del todo
El ex líder de ToMan abrió los ojos rápidamente, chocando sus orbes oscuros con los claros de su prometida. Con una pequeña mueca de shock en su rostro.
-No es que te esté obligando o algo parecido- explicó la chica -es solo que creí que sería lindo...no nos vemos hace años, y creo que ellos estarían felices por nosotros- murmuró dejando la toalla a un lado
"Claro, felices y pensando como separarnos" pensó enojado
-Sabes que no soy bien recibido por esa zona, linda- respondió Manjiro con una mirada apagada -no sé cómo tomen lo nuestro, tengo mis dudas-
-No es necesario que tu vayas, quiero decir, me encantaría que fueras conmigo- sonrío -pero sé que puede ser algo no muy cómodo- lo tomó de las mejillas -aunque sería una perfecta oportunidad para tratar de hacer las paces, ¿cierto?-
Oyuki sabía que Manjiro podía no aceptar. Pero ella ya no podía aguantar el saber que aquellos grandes amigos, seguían en malos términos. Bien sabía que Mikey simplemente desapareció sin decir nada, asegurando que era para protegerlos, pero también merecería la oportunidad de explicarles lo que verdaderamente le sucedía.
Sus impulsos oscuros.
Sanzu le había contando de ellos. Pero jamás creyó que serían tan brutales como la vez que los presenció ella misma.
En cierta parte, pudo ayudar a Mikey, pero no del todo. Si bien el se calmaba un poco al oír su voz, era como si un demonio lo poseyera y lo obligara a desatar toda la ira acumulada dentro de él.
Era imparable. Era el invencible Mikey.
Pero no el que ella conoció alguna vez.
Pero lo amaba. Estaba perdidamente enamorada de él. De sus acciones, de su mirada, como aún podía conservar algo de su lado infantil, su cabello, las sonrisas que le daba, los gestos que tenía con ella, la manera en la que le decía que la amaba, y mucho más.
Si le preguntan, estaba segura que no podría responder cuando fue que se enamoró tanto de él. Pero lo hizo y es feliz con ello.
A pesar de lo peligroso que podría resultar, mientras esté al lado de todos ellos, ella estaría bien.
Tenía fe en ello.
Manjiro miro al lindo ángel delante de él y suspiró.
-¿Eso te haría feliz?- preguntó bastante interesado en la respuesta
-Mikey, ustedes me hacen feliz, tú me haces feliz- recalcó dejando un beso en sus labios -si fuera por mi, nos casamos en este preciso instante, solo nosotros-
Oyuki vio como los ojos de Manjiro cambiaron a unos más iluminados, una mirada de ilusión y valentía.
-¿Qué estamos esperando?- preguntó levantándose atropelladamente -hay que ir, justo ahora- se apresuró a la puerta -voy a decirle a los demás- y con esto se retiró
La peliblanca no tuvo oportunidad de decir nada. Quedando en medio de la habitación con una cara de sorpresa, un sonrojo en sus mejillas y el corazón latiéndole a mil.
Como amaba a Manjiro Sano.
-¡Takemichi! Que bueno que te encuentro- lo llamó una voz al final del pasillo -necesito que me hagas un favor-
El Hanagaki lo miro con una ceja alzada pues dudaba de las intenciones de Hajime Kokonoi hacia su persona.
Pero aún así asintió.
-Claro, ¿qué es lo que necesitas?- preguntó amablemente
"Idiota" se gritó a él mismo mentalmente
-Hay una entrega que debemos hacer, nada complicado- empezó el peliblanco guiándolo por un camino diferente -ve a esta dirección a eso de las siete, cuando estés por salir te entregarán el paquete-
-¿Y a quién debo entregárselo?- preguntó aún con duda dentro de él
Sin embargo, Kokonoi no respondió, se hizo el sordo o simplemente decidió ignorarlo completamente.
Koko no le daba confianza, ni si quiera un poco.
-Creo que ya deberías irte, el lugar no está cerca- el peliblanco le dio una última sonrisa socarrona antes de desaparecer por una puerta caoba, o tratar, porque ambos fueron interceptados por los Haitani
-No lleva ni una semana aquí y ya lo tienes trabajando como tú secretario- se burlo Ran -creí que esperarías a que cumpliera el mes-
Rindo comenzó a rondar al rededor de Takemichi, haciéndolo sentir pequeño e indefenso.
Una presa en medio de bestias salvajes.
-Negocios son negocios, y ya que pasará bastante tiempo dentro de este edificio, es mejor que se vaya acostumbrando- respondió el de ojos oscuros con los brazos cruzados
Ran sonrío.
-Si, tienes razón- asintió -¿pero sabes que es lo interesante?- preguntó mirando al tesorero de Bonten, quien negó después de girar los ojos
-Que no hay ninguna entrega programada para esta semana- habló Rindo a espaldas de Koko -nos encargamos de todas ellas-
El aire se sintió pesado casi al instante.
Hasta que unos pasos hicieron eco al final del pasillo. Acabando con el duelo de miradas entre Koko y el mayor de los hermanos.
-Dejen la estupidez que están haciendo y alístense, salimos en 2 horas- hablo Mikey mirándolos seriamente
Los tres miembros de Bonten giraron a mirarlo con expresión confundida.
-¿Asunto inesperado?- preguntó Rindo
-Solo vístanse decente y contrólense- suspiró - esta noche debe ser perfecta- recalcó -oh, avísenle a Kakucho y Sanzu, no sé dónde se metieron- dijo antes de empezar a irse de nuevo
-¿Decirles que exactamente?- preguntó Koko ya harto de tantas indicaciones
Mikey detuvo su andar, quedando en mitad del pasillo.
-Que Oyuki y yo vamos a casarnos esta noche- dijo sonriendo, agradeciendo internamente el aún estar de espaldas
Y sin más terminó yéndose, dejando a los cuatro chicos detrás de él.
"Mierda" pensó Koko.
Sus planes tendrían que esperar un poco.
El rugir de una moto se escuchaba en todo el cuarto. Dándole la victoria al ex vicepresidente de ToMan.
-Y dijeron que el motor estaba más que muerto- se burló apagándola, le había tomado tiempo, pero logró repararla
Un suspiro salió de sus labios. Y la sonrisa en su rostro se apagó.
A ella le gustaban mucho las motos. Le habría encantando aquella. Incluso podría haberlo ayudado a repararla.
Si tan solo lo viera ahora. Probablemente lo regañaría, y con justa razón. Ya no se reconocía ni él mismo.
Su cabello ya no estaba peinado en su típica trenza, solo lo tenía suelto. Tenía barba desde hace una semana. Si bien su cuerpo aún mantenía su musculatura, se le veía un poco más delgado. Sus ojos, esos bonitos ojos oscuros eran casi opacados por las ojeras que crecían debajo.
-Maldita sea- se quejó en voz baja al sentir su corazón doler
Poco tiempo después de que Oyuki se fuera, Draken había comenzado a sufrir unos pequeños dolores en el pecho. Médicamente hablando, estaba todo perfecto.
¿Entonces que era?
No lo sabía, pero dolía.
Dolía porque no la tenía a su lado.
Dolía porque la había perdido.
A paso lento se acercó a un cajón de la estantería, y sacó un pequeño teléfono. Busco el contacto y con las esperanzas por los suelos presionó marcar.
El resto se lo sabía de memoria.
"Lo sentimos este num-......"
Un pitido
Dos pitidos
Tres pitidos...
-¿Hola?- preguntó una voz femenina desde el otro lado
Podría reconocerla donde sea. Aunque hayan pasado casi tres años podría hacerlo. Era tan melodiosa como la recordaba.
-¿Oyuki?- preguntó reteniendo su sollozo
Tal vez, aún tenía una oportunidad de encontrarla.
La respiración acelerada de la ojiazul era lo único que se escuchaba en el baño.
-¿Draken?- preguntó en un susurro la chica cayendo de rodillas al piso
Tres años. Tres años sin oír la voz de aquel chico, y ahora no sabía cómo reaccionar. Se sentía extraña.
-Dios...creí que jamás volvería a oír tu voz- el suspiro de Draken la hizo estremecer -¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Estás bien? ¿Podemos vernos?- preguntó atropelladamente
-Dios, son muchas preguntas- rió nerviosa la chica
-Pero si, estoy bien, no tienes de que preocuparte- aseguró
Draken casi podía imaginar la sonrisa que le estaba regalando.
-No me creerías aunque te lo dijera- murmuró la chica levantándose para verse en el espejo
Una chica había ido a maquillarla rápidamente, pero a pesar de eso hizo un trabajo hermoso. Sus ojos resaltaban mucho con aquellas sombras y delineado, sus mejillas rosadas por el rubor y sus grandes pestañas por el rímel.
Si bien no era un trabajo demasiado producido, se notaba que era para una ocasión especial.
-Tú sabes que te creería ciegamente, Oyuki- me respondió el tatuado -pruébame-
Ella soltó un fuerte suspiro.
-Querías saber dónde estaba, ¿no?- casi podía ver al chico asintiendo -estoy terminando de alistarme para mi boda-
Silencio. No había nada más que silencio, lo cual asustó a la chica.
-¿Dra-.......-
-¿Vas a casarte?- preguntó el chico con voz incrédula
-Si, Ken- sonrió -voy a casarme-
-¿Con quién? ¿Cómo pasó esto?- preguntó frustrado
-Me enamoré, eso pasó- respondió algo brusca -soy muy feliz, Draken, y de verdad quería invitarlos - habló rápidamente -es más, la ceremonia aún iba a ser sino hasta dentro de tres semanas, pero ya sabes cómo es Mikey, él-......-
-¿Mikey?- preguntó en shock -¿dijiste Mikey?-
Ahora el silencio venía de parte de la fémina. Dios, tal vez debió decirlo más delicado.
-¡Contesta!- gritó el chico -¡¿te vas a casar con ese idiota?!-
-¡Mi prometido no es ningún idiota!- gritó enfurecida -sé que no es un santo, sé que actuó mal, pero no te atrevas a insultarlo- habló seria -fueron amigos durante mucho tiempo, ¿no?, incluso lo seguiste y dejaste que fuera tú líder, mínimo muéstrale algo de respeto-
-Oyuki...vuelve por favor, regresa con nosotros- pidió ignorando lo que le dijo
-No puedo, Ken- murmuró bajando su tono de voz una vez más -las cosas se dieron así por una razón, y eso está bien- se miró fijamente en el espejo -el destino nos preparó caminos diferentes, Ken-
-Oyuki....- suplicó -por favor dime dónde estás-
-Adios Ken- sonrió -cuídate mucho, ¿si?-
No dejo que él diga algo y presionó un botón, terminando con la llamada.
Su corazón latía rápido y por fin expulsó el aire contenido.
No podría creer lo que acababa de suceder, era imposible.
"Será mejor que Mikey no se entere de esto" pensó
Tal vez Manjiro no se entere de nada.
Pero Izana, él siempre los observaba a todos.
Espero les guste mucho el cap, ya saben que cualquier duda, consejo o pedido de personaje me lo pueden dejar en los comentarios.
No olviden votar, seguirme y compartir la historia.
Tengan linda noche <3
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