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En el momento en que aquella mujer abrió la puerta de su hogar y vislumbró a un par de oficiales junto con una pequeña niña detrás de ellos, entendió que nada volvería a ser como antes, al menos no en su vida.

Oyuki, comenzó a vivir con su tía, siendo adoptada por esta misma, a la corta edad de dos años. Siendo así, una de los pocos sobrevivientes de un terrible incendio originado en su antiguo condominio. Una tragedia que cobró muchas vidas, incluyendo la de sus padres.

Y al tener pocos recuerdos, por no decir ninguno, de este suceso, se le facilitó mucho el poder crecer sin algún tipo de complicación. Aunque eso le implicara tampoco conocer la verdad.

Dato: A Oyuki le gustan muchos los accesorios, en especial cuando son de gatos. Ya sean orejitas movibles, cascabeles, guantes en forma de patitas e incluso algunas colas.


-Okasan no entiendo- dijo la pequeña de siete años con frustración al no poder resolver aquel ejercicio de su curso menos favorito, matemáticas

-Lo estás enredando todo, cielo- le contestó la mayor saliendo de la cocina, aún con el delantal puesto -no te jales así el cabello- su tono de voz era cálido, acogedor

-Es tan estresante, ¿de qué me servirá saber todas la raíces si quiero ser escritora?- preguntó con las mejillas infladas, en un intento de enojo

La mayor solo atinó a tapar su boca para no reír ante tal imagen. Los cabellos blancos le daban un ligero toque angelical, y ni hablar de sus ojos color cielo. Su piel blanquecina, que se tenia de rosado en sus pómulos por aguantar la respiración durante tanto tiempo. Es pequeña nariz que le daban ganas de aplastar con delicadeza.

Era como un pequeño ángel que había llegado a llenar su solitaria vida, había llegado para salvarla de la monotonía a la que se había impuesto.

Aunque no todo era color de rosa, pues el haberse hecho cargo de una niña de dos años no fue tarea fácil. Sin contar que el, en ese entonces, reciente fallecimiento de su única hermana no ayudaba.

Sin embargo, salió adelante. Realizó todos los trámites legales y muy pronto Oyuki Kimori, pasó a ser Oyuki Okinori.

No podía estar más feliz, el verla crecer cada día despertó un sentimiento en lo más profundo de ella, maternidad.

Y tan pronto como Oyuki cumplió los diez, llegaron los dieciséis.

Dato: El cabello blanco de Oyuki es heredado por su padre, y los ojos azules son el único parecido que tiene con Akira Okinori, su tía.

-Esto es una basura...esto puede quedarse...¡no, sigue siendo un asco!- murmuraba Oyuki mientras presionaba la tecla "delete" en su tablero -hoy no tengo inspiración- y soltando un suspiro, atinó a estirarse por última vez en aquella incomoda silla

-¡Oyuki, se te hará tarde para la escuela!- el grito probablemente provenía desde la puerta de entrada -¡Yuzuha a venido por ti!-

-¡Ya voy Okasan!- gritó devuelta mientras callaba esperando alguna respuesta, cuando un maullido a su lado casi la hace caer de la silla -¡Shiro casi me das un infarto!- susurró mientras se tocaba el pecho con exageración

Tomó al pequeño minino blanco entre sus brazos y bajo a toda velocidad las escaleras.

-¡Ohayo, Okasan!, ¡Ohayo, Yuzuha-chan!- saludó a ambas castañas, tomando asiento en la mesa junto a ellas, dejando al gatito en su regazo

-¡Ohayo, Yuki-chan!- respondió su amiga con un sonrojo en sus mejillas

Su madre solo atinó a sonreírle, señalando su plato con la cabeza.

-Te quedaste despierta hasta tarde, ¿cierto?- preguntó haciendo que casi se atragantara

-N-no....bueno si- una gotita cayó por su mejilla al ver la mirada que le dirigía la castaña de ojos azules

-Se escuchaba como gritabas hasta mi habitación- rió la mujer -¿no sabes que escribir?-

La peliblanca soltó un sonoro suspiro.

-No...es como si algo le sucediera a mis dedos...o tal vez es mi cerebro- se toco la cabeza con preocupación

-No pasa nada malo con tu cerebro, Yuki-chan, eres una gran escritora, no por nada ganaste el primer lugar en el concurso estatal- intervino su amiga -tu historia fue un completo éxito- halagó -seguro que una nueva idea llegará a ti, de todas formas aun faltan diez meses para las regionales-

-Espero que sea suficiente tiempo- murmuró mientras jugaba con su jugo

-Y lo será, cariño, verás que ganarás y será una gran escritora- su madre había tomado su mano y ahora la apretaba con dulzura -tienes una imaginación muy grande...algo saldrá de esa bonita cabecita- murmuró besando la frente de la peliblanca con cariño, haciéndola reír

-Arigato, Okasan- sonrío -creo que es hora de irnos, Yuzuha-chan..-

-C-Claro, nos vemos después Okinori-san, gracias por el desayuno, fue una delicia- agradeció a la mujer de cabellos castaños

-Cuando quieras, nuestra casa es tu casa-

Los ojos Yuzuha Shiba se iluminaron, se equivocaron con esas palabras.

-¡Adiós!- se despidieron ambas con una sonrisa desde el umbral de la puerta

Y cuando se aseguraron de estar lo suficientemente lejos de la casa, se tomaron de las manos para salir corriendo hacia su escuela.

Para una de ellas aquel contacto era de manera amistosa.

Para la otra era una pequeña muestra del amor que, según ella, empezaba a nacer. 

Dato: A pesar de ser un año mayor, Yuzuha se llevó de manera increíble con Oyuki, solo que aún no ha pensado en llevarla a su casa. El motivo; Taiju Shiba, su hermano.

-¿Cuando dejarás de meterte en peleas, Oyuki?- una Yuzuha muy molesta, la reprendía hasta con la mirada

-Se querían llevar el almuerzo de esa chica, ¿debía solo quedarme viendo?- preguntó de manera casi brusca

"¿Qué tanto te importa esa estúpida?"

-Al menos deberías de tener más cuidado- dirigió su mano al rostro de la ojiazul -te dejaron la mejilla morada-

-Está bien, al menos se que Kao-chan está bien- sonrío, se sentía orgullosa de su misma

-Si, al menos ella está bien- la Shiba realmente sufrió para decir eso -fuiste muy valiente-

"Debiste dejar que la golpeen"

-Solo hice lo que creo que todos deberíamos hacer contra el acoso escolar- respondió firme y en voz muy alta para ser escuchada

-¡Así se habla!- la castaña alzó su puño con una sonrisa, aunque por dentro solo quería matar aquella chicas que dañaron el angelical rostro de su amada

Justo en ese momento sonó la campana, haciendo que ambas amigas se despidieran y fueran cada aúna a su salón.

Bueno...solo una de ellas llego.

Dato: Oyuki desea ser escritora, y si ganara el concurso regional le darían la oportunidad de conseguir un puesto en uno nacional.

Ambas amigas, una vez terminaba su jornada de clases, fueron a un parque cercano a su escuela.

-Hakkai ahora estoy ocupada...- decía la castaña por teléfono -¡¿que él hizo qué?!- su grito exaltó a la peliblanca, que dejo su "cuaderno de ideas" a un lado -voy para allá...- termino de decir está en un suspiro

-¿Está todo bien?- preguntó con un rostro que denotaba preocupación

El corazón de Yuzuha empezó a bombear mucho más rápido.

-Mi hermano tiene un problema- murmuró -creo que nos veremos mañana- dudó en decir eso último, no quería dejarla

-Okasan tendrá doble turno el día de hoy, puedo acompañarte- sugirió con una sonrisa -no quiero estar sola en casa-

Yuzuha dudó por unos segundos, pero terminó aceptando antes los lindos destellos que soltaban sus ojos azules.

-De acuerdo...solo no te separes de mi, el barrio donde vivo no es del todo seguro- suspiró con una sonrisa

-Trato hecho- acepto dando pequeños saltitos

Mientras tanto, en uno de los cubículos del baño para damas de su escuela, se encontraba una chica golpeaba y casi inconsciente. Era cuestión d e tiempo para que la encontraran, pero no para que dieron con el responsable o debería decir la.

Muy pronto se encontraban entrando en territorio de los Black Dragons.

Estaba entrando en la boca del lobo.

-Ahora si, no te sueltes- dijo Yuzuha mientras tomaba su mano -así estaremos mas seguras-

"Y también verán que estas conmigo"

La menor solo asintió, dejándose llevar por su amiga.

-¡Miren, es la hermana del jefe!- un escalofrío recorrió la columna de ambas chicas

-Solo ignóralo y sigue caminando- ordenó la castaña en un susurro, aunque fue demasiado tarde cuando uno de los dos chicos se puso frente a ellas

-Sabes que estás en territorio de los Black Dragons- habló el rubio -¿quien es ella y qué hace aquí?- preguntó mirándola a la peliblanca, quien mantenía la cabeza gacha

Estaba al corriente de que en Shibuya, o más precisamente en todo Japón, era común ver a grupos de pandilleros. Aunque nunca se había tomado con alguno.

-Es amiga mía, déjenla en paz- los ojos de la castaña se hicieron más oscuros, debido al enojo

-¡Hey!, levanta la cabeza- ordenó el pelinegro

-No hagas caso- susurró Yuzuha poniéndola detrás de ella -no queremos problemas Koko-

-Entonces que levante la cabeza- pidió de nuevo

Tratando de ignorar el mal presentimiento que sentía, levantó la cabeza con lentitud. Y cuando por fin pudo ver a ambos chicos a la cara, fue el momento en que su pesadilla empezó.

-Ya esta, ahora nos vamos- gruñó la castaña al ver cómo ambos estaban con la boca abierta, mirando fijamente a la chica

Apretó el agarre entre sus manos, asegurándose de que ambos chicos la vean, y dirigiéndoles una última mirada se llevó a la peliblanca a paso rápido.

-¿Quién era ella?- preguntó el rubio con cicatriz con su típico semblante serio, aunque el poco sonrojo en sus mejillas lo delataba

-No tengo idea Inupi....pero lo averiguaré- eso último no fue más que un susurro para él mismo, averiguaría todo de ella

Sin importar el costo, literalmente hablando.

Ambos Black Dragons no hicieron más que darse la vuelta para irse. Aún con esos grandes y brillantes ojos azules rondando por sus mentes.

Sus labios temblando, el rubor en sus mejillas, aquel blanquecino cabello. Parecía un ángel, y tal vez, podría ser el suyo por siempre.

-Lamentó tanto eso- se disculpo Yuzuha -no te había dicho que mi hermano estaba en una pandilla...bueno en realidad dos de ellos-

-Descuida, esto bien- respondió -ademas es un tema delicado, supongo, cuando estés lista puedo escucharte, si así lo deseas- detuvo el andar de la castaña para acariciar sus manos

-Gracias, eres una chica maravillosa- la mayor se había perdido en su mirada -también eres hermosa-

-O-Oh...bueno..gracias- rió nerviosa la ojiazul mientras se rascaba la nuca -tu también eres hermosa Yuzuha-chan...-
y esa sonrisa que le regaló terminó por acabar con toda la cordura que le quedaba a la chica frente a ella

No pensaba en lo que hacía, solo tenía un objetivo en mente.

"Probar los rosados y, visiblemente, suaves labios de Oyuki"

A cada centímetro que se acercaba podía sentir la respiración agitada de la peliblanca. El temblar de sus manos no hizo más que sacarle una sonrisa enternecida, Oyuki era demasiado tierna.

-¿Q-Qué vas a h-hacer, Y-Yuzuha?- preguntó la peliblanca con los nervios a flor de piel

-Tienes una pensarán bajo el ojo, iba a quitarla- dio una sonrisa forzosa -vamos,ya estamos cerca-

Quería besarla, NECESITABA besarla. Pero el territorio en donde se encontraban no era el más apropiado.

Lo que le haría Taiju si se enterara que su hermana tiene sentimientos hacia una persona de su mismo sexo.

Oyuki soltó el aire retenido, en un gran y profundo suspiro, su pobre corazón se habría acelerado más de la cuenta. No entendía que había sucedido.

Y tal vez eso era lo mejor.

¿Yo?, yo estoy enamorada de Yuzuha.

En la vida soy Oyuki con las indirectas jaja (no mentira Oyuki te amo).

Algo importante por decir:

Estén atentos/as a los datos que dejó, pueden servir más adelante. :)

Sin más que decir quí les dejo otro capítulo de "Just for Me", espero les guste mucho. Denme sus opiniones, tanto positivas como negativas, me gustaría que esta historia sea bastante interactiva.

Ahora les tengo una pregunta.

¿Que otro personaje les gustaría en el harem de Oyuki?

Espero sus respuestas.

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