Doin' Dirt
Inspirado en: Doin' Dirt [Maroon 5]
Línea Temporal: Orion.
Con: Atsuya Fubuki // Aiden Frost
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Atsuya tenía hace poco un total caos emocional dentro de sí, y es que aún lo tiene. Y aunque siempre había tratado de alejar aquel sentimiento o ignorarlo, esta vez parecía que ya no lo podía negar.
Mentiría si dijera que no estaba aterrado por todo lo que pudiera suceder, él jamás haber dejado fluir todo ese sentimiento provocaba ciertos escalofríos dentro de él.
La noche empezaba ya a aparecer, y el sol daba sus últimos rayos de luz y se hacían más escasos por el lugar. Aunque él no era mucho de prestarle atención a los atardeceres por siempre estar concentrado en el fútbol, admitía que la vista era perfecta.
El poco viento que hacía meneaba sus cabellos con suma delicadeza y calma sintiendo como este abrazaba su rostro y haciendo que disfrutase de eso.
Se sentía tan calmado, tan pacífico y con una tranquilidad que hace días había dejado de existir en su ser por culpa de su hermano, –el haber descubierto que él era el espía no fue muy bueno para él–. Y no solo por eso, si no por su estúpida inestabilidad emocional.
¿Quién hubiera imaginado que él sufriría por este tipo de cosas?
Y hasta las personas que más dejaban de lado sus emociones, en vez de dejarse guiar por el corazón lo hacen más por la cabeza, necesitan expresar sus emociones, soltarlas o si no podrían estallar cual bomba sin tiempo indefinido.
Él siempre había hecho caso omiso a todo esto, no le hacía le importaba lo que dijera su corazón pues sabía que todo eso podría traer graves consecuencias y por esa razón actuaba algunas veces impulsivamente, algo tan típico y usual de él.
Hace ya un tiempo que empezó a hacer una lista de quién consideraba su amigo, rival y compañero. Una manera distinta a la que suele tratar a Shiro.
Y esa era _________ Rokusan.
Menuda suerte que tenía.
Todo dio por comienzo aquel día en donde se enfrentaron contra España, y ella con una excelente agilidad logró defenderlo–mentiría si dijera que le incómodo el hecho por haberlo dejado como un inútil–, pero aún así, significó algo más para él. Le agradeció a su manera, a su estilo. Sí, hablo de insultarla, y dejarle en claro que él podía jugar sin necesidad de estarlo protegiendo como un bebé, y él podía contar con eso como agradecimiento, pues está sería su manera de decirle 'muchas gracias'
Pero qué mal para él, porque desde allí todo comenzó, su preguntas sin respuestas se hacían cada vez más insistentes a cada instante.
¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué se había colorado de rojo su cara más que su cabello? ¿Por qué la veía tanto?
Y lo más importante.
¿Por qué le preocupaba?
Esta última es normal, porque se supone que son compañeros de juego que se debían cuidar y proteger entre ellos –y aunque no lo admitiera por su orgullo, la consideraba una amiga–. Pero su grado de preocupación iba más allá de todo eso. Más a la de un amigo.
Empezaba a sentir que si la lastimaban, podía estallar y darle un buen golpe al mal nacido que se atrevió a tocarla. Y si no lo hacía, contaba con que cambiaría hasta el punto de ser una persona que deseaba venganza, ser alguien serio y amargado.
¿Pero por qué?
Hizo comparación con las gerentes, con sus amigos, pero no se veía haciendo eso por ellos. -no a ese grado-. Ni siquiera con su hermano. ¡No lo malentiendan! ¡Claro que buscaría lo mejor para la chica de hebras negras! Aunque pareciera que la odiara, le tenía cariño; pero no creía llegar tan lejos.
Por mucho tiempo se pasó buscando la respuesta cada noche, intentando pasar desapercibido entre su amigos antes que le preguntarán algo sobre su repentino distraimiento. Porque sí, eso estaba conllevando a que se distrajera en los entrenamientos. No quería llamar la atención, porque sabía que ellos tenían problemas y no quería preocuparlos con los suyos. Él podía controlar la situación, ¿Cierto?
Mentira.
Terminó contándole a una persona que podría ayudarlo en todo esto. Era más pacífico e inteligente, se llevaban bien. Y no solo por tener cierto parecido con su nombre si le quitábas la T a su apellido.
Tatsuya Kiyama.
Por su cabeza aún vagaba aquel recuerdo al contarle sus preocupaciones y sentimientos.
"-Vaya, no me imaginé que sucediera todo esto. —pausó, y se llevó una mano a su mentón para después sonreírle. —Pero a decir verdad, tú estás enamorado de _________, es por eso que te sientes de esa manera. Y no te preocupes, eso es normal, pronto pasará la tormenta. Siempre se sufre una primera vez en el amor."
Le había dicho todo eso sin dudar.
En un principio le había costado digerir toda esa información, porque la verdad es que todo eso le resultaba un poco abrumador. No conocía el verdadero concepto del amor, pero poco a poco lo comprendió.
El amor, te hace sentir vivo, te hace ser otra persona, te transforma en alguien más. Este puede ser el sentimiento más hermoso, pero también el más cruel y terrible de todos.
Y lo comprobó en el momento en el cual veía como la de hebras negras estaba ayudando a caminar a Gouenji Shuuya y estos parecían más unidos de lo normal. Fue en aquel instante donde sintió una furia incontrolable al saber que alguien estaba tan cerca de ella. Y no solo eso, que había dejado de jugar en algunos partidos para atenderlo. ¿Genial no?
Todo aquello llevó al peli-rojo a entrenar esos días en completa soledad, claro, pedía permiso a su entrenador de que iba a hacer aquello solo.
Era increíble como aquel sentimiento de amargura y oscuridad surcaba su ser.
—¿Atsuya? —Lo llamó una persona a sus espaldas la cual fácilmente pudo identificar como su ________ por su voz. Se dió un golpe mental, o quizá varios en realidad. ¿Desde cuándo ________ era de su propiedad?
—¿Qué quieres? —le preguntó sin voltear, volviendo a lanzar el balón que tenía entre sus pies hacia la portería. —Estoy ocupado.
Observó una vez más el cielo, descubriendo que de aquel atardecer ya nada quedaba. Solo unos imperceptibles colores morados y derivados.
La pelinegra lo miró por unos instantes, y luego agregó: —Es hora de ir a cenar, ya todos acabaron, tienes que recordar que mañana hay entrenamiento.
—Sí.. —respondió de una manera seca y sin importancia. No quería cenar, el simplemente quería patear el balón para descargar todo aquel sentimiento que estaba dentro de él. Y también pensar que haría con ello.
¿Se lo diría? ¿Y si resultaba rechazado?
Tal vez ________ ya tenía pareja, y podría ser Gouenji, quizá alguien más ya tenía su corazón. Y si se le confesaba terminaría igual o peormente jodido que al derrotar a unos jugadores de alto nivel.
¿Soportaría eso?
Obviamente no, por fuera era el típico chico fuerte, pero por dentro, estaba aquel que tenía un corazón frágil y sabía que no lo soportaría. La barrera que había creado inscocientemente había sido abierta por esa chica, y no creía que podría reconstruirla de nuevo, pues la de hebras negras tenía la llave. Quizás podría morir de desdicha... tristeza al ser su primer amor.
No había recordado en que momento de su vida se había sentido tan inseguro de si mismo.
Ja, y pensar que el que se burlaba de estas cosas tan 'absurdas' era él.
Sin darse cuenta, cuando fue a coger el balón para meterlo al carrito donde debían guardarlos. Se detuvo frente a este, y bajo la mirada para quedarse viendo el balón.
Sin previo aviso, lágrimas saladas empezaron a bajar por su rostro y el agarre del balón había incrementado, aprentándolo con dureza. Esto no paso desapercibido por la chica, quien lo estaba esperando para entrar a las instalaciones.
Rápidamente se acercó a él poniendo su mano en las del peli-rojo, quien aún sostenía el balón.
—¿Atsuya? —su respiración paró en un momento al escucharla. Su nombre sonaba tan bien saliendo de sus labios. —¿Sucede algo? ¿Que tienes?
También se sentía tan bien que ella se preocupara por él.
—Tonta... —susurró él. Con rapidez se volteó soltando el balón en el proceso y se lanzó a los brazos de la chica. Qué con dificultad pudo corresponder a tal movimiento un poco brusco.
Al carajo su porte de chico despreocupado, gritón, rebelde y fuerte. Ahora lo único que quería era estar a su lado, en su brazos, y desahogarse.
Sintió una paz increíble al estar así, sentir como la chica acariciaba su cabello y espalda, sintiendo aquel abrazo tan cálido, tan reconfortante, tan cómodo. Las lágrimas ya habían parado de tan solo estar apegados el uno al otro, y ahora solo se encontraba hipando pausadamente.
__________ era especial, y él lo sabía.
Ya no podía callar, ya no podía reprimir sus sentimientos ni un minuto más, necesitaba expulsarlo ya, no quería explotar una vez más. Porque no sería de una manera grata. Soltó un suspiro como forma de calmarse, y por fin reveló lo que sentía.
—Me gustas, __________ Rokusan. —susurró en su oído, acto seguido de esto, se separó de ella para agarrar entre sus manos su delicado rostro, mirarla por unos segundos y luego besarla.
Era un beso delicado, el tacto era tan suave y esponjoso como una almohada, tan efímero. Le hacía creer que era un sueño, del cual no quería despertar.
—A-Atsuya... —tartamudeó la fémina, mientras llevaba sus dedos a sus labios después de haberse separado.
Atsuya desvío la mirada hacia un lado para luego volverla a ver. En ella se podía distinguir sus ojos brillosos y acuosos. Y de estos escaparon lágrimas fugitivas.
—Yo también. —murmuró apenas audible la peli-negra para el de pelo rojizo.
En cambio él, abrió los ojos como cual platos, la verdad es que no se lo esperaba. Aún así, no pudo evitar que fuera un golpe bajo, sumamente fuerte que lo terminaría matando, sí, pero de la emoción.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro contagiando así a la fémina frente a él. Se acercó una vez más a ella, y volvió a coger entre sus manos su rostro, mientras ella colocaba las suyas en su cadera. Volvieron a besarse, y esta vez con calma, con pasión y dulzura. Una y otra vez, hasta que ambos quedaron sumamente satisfechos.
La mayoría de las veces el amor hace que nos sintamos inseguros, insuficientes e inconformes con nosotros mismos al ser primerizos en esta clase de sentimientos. Pero tampoco hay que negar el hecho de que también nos hace ser mejores personas, nos hace felices y nos muestra que no todo en este mundo está tan jodido, ya que existen varias razones por las cuales vivir.
Atsuya Fubuki lo supo desde aquel instante, él sabía que no podía estar ni un minuto más reprimiendo lo que de verdad sentia por ella, no podía imaginar así, una vida sin ella. Porque _________ Rokusan, es su todo en esta vida.
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Hey, hey, hey! ¡Holis! Volví, y con un nuevo capítulo UwUr
Espero que les guste, la verdad es que no sé si de verdad lo hice bien pero ajá xd
Ya les dije que hay pedidos abiertoooos, mañana trataré de subir uno :v
La verdad es que ya tenía este de el bebé de atsuya y pos salió está música u.u
Buenu, nos leeremos luego ♥️
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