ꕀ 14
Admiraba el inmenso mar desde las alturas, tan basto e impotente que se extendía hasta donde sus ojos no podían ver, ya lo sabía, sabía cuan fuerte era la naturaleza, habían sentido su furia en carne propia y sobrevivieron por suerte.
Recostó su cabeza en el asiento, tomando la mano de su esposo que dormía en una camilla conectado a todo tipo de aparatos y cables, era lo menos si querían que llegará con bien a Corea y siguiera con vida.
Miraba como sus dos hijos dormían cómodamente en los asientos plegables del avión, ambos abrazados el uno del otro, limpios, tratados de sus heridas y bien alimentados.
Divagando suspiró recordando todo lo que había pasado en la última semana, después del desastre inmenso qué pasó, busco hasta debajo de rocas de la mano de su hijo pequeño hasta que aquel amable trabajador de la recepción en el Hotel, aquel que los recibió tan cálidamente, aquel que platicó con Jaeyun le había conseguido pasaje en una vieja camioneta que daba recorridos por toda la costa, paro en muchos hospitales y albergues, pero cuando la lista de hospitales se reducía con rapidez, su corazón empezaba a sufrir y doler, pensando lo peor.
Recuerda cómo le rogó al conductor llevarlo a un hospital más, un poco más alejado de la costa y en medio de la nada. Allí lo encontró, los encontró, a su amado y a su querido hijo.
Fue el hombre más feliz de la tierra, después de saber que seguían con vida y ponerle fin a parte de la incertidumbre que vivía en su alma, desde ese momento pudo respirar mejor y se confirmó que ayudaría a su esposo a superar cualquier obstáculo.
Se prometió ser un mejor padre y esposo, la necesidad de tener un sustento lleno de comodidades para su familia era su motor, ahora su mente miraba distinto las cosas, en ese entonces quería solamente lo mejor para ellos que cuando escucho que tendrían un segundo hijo empezó a trabajar el doble para que nada nunca les faltará.
Si, no les faltaba nada, nada material, pero si el amor y atención de su padre.
Se lo lamentaba pero ya estaba hecho, solo quedaba tratar de ser mejor, después de casi perderlos se juro que sería una mejor persona, poniendo en primer lugar a su familia siempre.
Jaeyun pasó por 3 cirugías improvisadas, todas lo dejaban con el corazón en la boca, sus hijos y él esperando ansiosamente por las noticias se alegraban inmensamente cuando recibían información de sus mejoras.
Su esposo era realmente fuerte, soportó demasiado y además soportó los traslados, después de hablar con su familia recibió información, nombres y números para buscar a personas que los ayudarían.
Cuando encontró a su esposo ya nada le impedía regresar a su querido hogar.
La embajada coreana se encargó de todo, de recogerlos, revisarlos, medicamentos, alimentos y les proveyó un lugar para descansar. Trasladaron a Jaeyun en cuanto tuvo la estabilidad de viajar, recibiría tratamiento en su país con los mejores médicos y equipos, eso les habían prometido.
No eran muchos ciudadanos coreanos los que estaban en Tailandia, pero después del desastre fueron menos, muy pocos sobrevivieron y al ser de esos pocos fueron el centro de atención.
Por ser tan suertudos los recibirían con entrevistas y popularidad en su país.
Pero para ellos fue más un milagro, desde que pusieron un pie en Tailandia hasta que salieron de allí, fue un completo milagro aún en medio de lo imposible.
Se sintió feliz, allí sentado observando al mar desde la lejanía, ya no se escuchaba, no podían escuchar el sonido del mar.
Llegamos al final 🥳
De verdad muchísimas gracias por leer la historia 💕, espero que ya hayan disfrutado, era algo que no me podía sacar de la cabeza y todos los días soñaba con esto😖
Pero de nuevo muchas gracias por apoyarme en esto que es muy nuevo para mí 💕🌸
En unos momentos más estaré subiendo el extra 🤩
Cuídense mucho, tomen agüita y disfruten su día 💕😊
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