ꕀ 10
Habían pasado 2 días y no había ningún rastro de Jaeyun ni Sooyeon.
Escucho por lo lejos a voluntarios que llegaban de las comunidades de alrededor decir como barcos de pesca se habían ofrecido a recoger cuerpos que estaban en medio del mar.
Oró con todas sus fuerzas, implorándole a Dios que su esposo e hijo estuvieran a salvo.
Caminando por la arena descalzo con sus pies raspados y ensangrentados, su cuerpo sintiendo el cansancio acumulado de todo lo que sufrió, tenía golpes, raspaduras, moretones y rasguños por todo el cuerpo, daba gracias que su hijo no estaba tan golpeado como él.
Le acariciaba el cabello con una mano mientras lo cargaba, se había dormido de nuevo, poco habían comido y dormido, seguían buscando por todos lados, Sunghoon comía solamente por su hijo que le recordaba que tenían que alimentarse.
Las brigadas de ayuda les ofrecían agua, y comida pero él solamente quería ayuda para encontrar a su familia.
Tailandia no estaba preparado para un desastre natural tan catastrófico, pero a decir verdad ninguna nación lo estaba realmente, no había identificación de víctimas, ni brigadas de búsquedas, ni comunicación con embajadas, los servicios de salud pronto colapsarían de nuevo y simplemente todo era un caos.
Hizo que revisaran a su pequeño y también a él en un centro de salud, pero al no ser pacientes de urgencia fueron ignorados rápidamente.
La noche del tercer día lloro desconsoladamente en los pasillos de 5to hospital que visitaba con su hijo dormido entre sus brazos.
Ambos tirados en el piso intentando descansar un poco para poder seguir con su búsqueda.
Sunghoon sintió una soledad e inseguridad profunda, no tenía consuelo, el miedo a lo incierto lo consumía.
Tener que buscar a su hijo y esposo en listas interminables de personas sin vida, era exhausto, rogando por no ver sus nombres escritos allí, pasaba rápidamente a listas de pacientes atendidos en los hospitales pero nada parecía dar indicios de su ubicación.
Al día siguiente en el refugio número 7 que visitó decidió parar por un momento, su hijo de verdad necesitaba descansar y comer.
Ya habían pasado 4 días.
Lo dejo dormir en un tendido improvisado en el suelo y se sentó a llorar y maldecir, tenía los ojos hinchados y le ardían.
Pero no quería sufrir en frente de Sooyung, eso alteraría al pequeño.
—Disculpe, ¿se encuentra bien?
Un joven se acercaba a él cuidadosamente, se veía igual de jodido que Sunghoon.
—Si, si, estoy bien, es solo que... estoy cansado.
—Oh, debería dormir entonces, dentro le darán más mantas si les pide.
—Si, gracias.
Hubo un silencio incómodo.
—Disculpe por molestarlo de verdad, pero, ¿sabe cómo llegar al Centro de Salud de la comunidad vecina? Necesito llegar allí rápidamente, mi hermana me necesita. —decía entre lágrimas y vergüenza el pobre chico.
—Ah, si, acabo de estar allí ayer, solo sigue el camino de la parte derecha del albergue, el camino es de arena, si ves alguna flor estás en el incorrecto.
—Muchas gracias de verdad se lo agradezco mucho. —le hacía reverencia repetidas veces.
—Pero, ¿cómo supiste que allí estaban tu hermana?—preguntó Sunghoon dándose cuenta.
—Llamé a casa.
—¿CÓMO?
Sunghoon jamás en toda su vida se había lamentado tanto como en estos momentos el despegarse de su teléfono, se había lamentado llamadas importantes de negocio perdidas o reuniones olvidadas por no tener a su mano el teléfono pero nunca había sentido tanto enojo y arrepentimiento de no tener un teléfono como en esos momentos.
—Yo, yo lo encontré y llamé a casa, pero solo tiene para una llamada más.
—Ouh, oh muy bien, gracias por la información.
Sunghoon se sintió decepcionado, obviamente no le prestaría su teléfono si solo tenía una valiosa llamada.
El chico lo observó seriamente por un par de minutos.
—Tenga.—le da el teléfono. —Yo me reuniré con mi hermana muy pronto gracias a usted, usted necesita reunirse con su familia también.
Sunghoon con la boca abierta tomó el teléfono y le agradeció.
Llamó rápidamente a sus padres. No sabía a quien más acudir.
—¿Bueno?
—Mamá...
—¡Oh por Dios, Sunghoon, cariño, Jaemin vengan rápido!
Cuando escucho el nombre de Jaemin su mundo se derrumbó un poco, como le explicaa a su suegra que no encuentra a su precioso hijo, que no pudo protegerlo adecuadamente, se estaba odiando en ese momento.
—¡¿Cómo están?! ¡¿cómo están los niños?! ¿¡Donde están?! Ya llamamos a la embajada coreana en Tailandia, llegarán pronto, estén tranquilos pronto irán por usted-
—Mamá, no está.—llora tapando su boca con la palma de su mano—Sooyung está conmigo pero no lo encuentro, no se donde está Jaeyun ni Sooyeon, no puedo, yo...
Se escuchó un silencio por el otro lado de la línea, Sunghoon no podía evitar que sus lágrimas salieran. Trataban no llorar tan alto, solo dejando salir jadeos dolorosos.
—Sunghoon, querido, cálmate. —escuchó a Jaemin.—Ellos están bien. Tienes que confiar, pronto todo acabará.
Sunghoon respiro hondo viendo a su pequeño dormir pacíficamente en el tendido.
Secó sus lágrimas rápidamente y dijo.—Los encontraré.
—Así se habla, cuídate mucho y cuida de Sooyung, aquí los estaremos esperando.
Hablo con sus padres hasta que la línea se acabó, lastimosamente no pudo averiguar nada del paradero de Jaeyun y Sooyeon pero obtuvo información que necesitaría más adelante.
La embajada Coreana trabajaba arduamente en contabilizar a sus ciudadanos en Tailandia, pero el país estaba en la miseria en estos momentos así que no había nombres ni números oficiales por el momento.
Descanso un poco con su hijo ahora abrazado a él, tenía que tener fuerzas para continuar.
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