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-052.-

Advertencia: Gore.

De ahora en adelante, hasta el final, los capítulos tendrán nombre. El nombre de este capítulo es:

|"Cuatro pueden guardar un secreto si tres de ellos están muertos."|

052.—

Majakutsu observó sus manos, limpias en aquel instante, pero los litros de sangre que las manchaban no podían ser sostenidos por ella. ¿Realmente podría sostener a alguien en amaba con aquellas sucias manos?

La femenina se sobresaltó cuando su prometido, Dabi, tomó sus manos y le sonrió alegremente, besando sus dedos.

A pesar de su imponente, tosco y rudo exterior, él era alguien realmente romántico, con tendencia a la soledad. Solo era capaz de ser feliz cuando "su rosa negra" estaba alrededor.

Ella sonrió, incandescentemente feliz, sus ojos brillaron como nunca lo habían hecho. Solo mostraban aquel brillo cuando Dabi estaba alrededor:— Entonces, señora Majakutsu, ¿me dirá que la tiene tan ensimismada en sus pensamientos? —el hombre la tomó suavemente por la cintura, ella rodeó su cuello con sus brazos. Ambos comenzaron a balancearse de manera lenta, disfrutando de la canción que sonaba de fondo.

— Bueno, he estado pensando un poco, señor Majakutsu. Aunque aún no estoy segura de si lo que estoy pensando es lo que realmente quiero —el vestido de novia de tonos negros y plateados era admirado por los invitados. Solo había personas cercanas, sin embargo, eso era suficiente para ellos.

Habian decidio casarse lo más antes posible y aquel día en el que ambos unieron lazos habia llegado.

— Te daré cinco yenes si me dices lo que piensas —.

Ella sonrió.

— Me ofende, señor, mis pensamientos por lo menos valen un millón —Dabi bufó y ella sonrió—. No lo sé, cuando todo esto termine..., quiero tener un hijo contigo, y con Keigo, claro.

Touya levantó las cejas, la femenina rápidamente se arrepintió de haber compartido aquel pensamiento.

— Lo sé, es algo ridículo, yo siendo madre. Tuve la peor figura materna del mundo y no creo...—

La sonrisa de Touya hizo que ella parara de hablar:— _______, cállate, no lo arruines. Me acabas de hacer el hombre más feliz de mundo por segunda vez en el día —la sonrisa amplia y sin restricciones de su esposa hizo que Touya sintiera su corazón latir rápidamente—. Sé que cuando tengamos un hijo serás la mejor madre del mundo.

— Pero, ¿y si...?

La pregunta quedó al aire cuando Touya besó los labios de su esposa y sonrió a mitad del beso, callandola:— Querida, nuestra historia es eso, nuestra. Te lo dije, no tendremos un final triste, porque nuestra historia no terminará. Solo existen los puntos suspensivos después de que cumplas tus planes. Tenemos toda una vida juntos desde ahora —dijo.

— ¿Me lo prometes?

— Las promesas son una mierda —Touya sonrió juguetón cuando su esposa frunció el ceño—. Te lo prometo.

Dabi no sabía con certeza cuáles eran lo planes de su prometida, nadie lo sabía, ni siquiera Kai, que era quien la ayudaba la mayoría del tiempo, sin embargo, él estaba seguro de que su vida junto a ella no sería una tragedia. Superarían lo que había pasado y avanzarian.

Tiene que ser así.》, rogó Dabi para sus adentros.

— Mi turno —Hawks apareció, acomodando su smokin y extendiendo su mano hacia su esposa, quien la tomó plácidamente—. Si me permite, mi señora.

— Por supuesto que si, mi señor —aquellas palabras hicieron que un escalofrío subiera por la espalda de ambos hombres. Fueron susurradas con tal delicadeza y tales malas intenciones que ambos desearon saltarse la fiesta e ir directo a la luna de miel.

《Solamente unas horas más, aguanta un poco.》, pensó Hawks, suspirando y, de manera vacilante y nerviosa, comenzando a bailar con su esposa.

Majakutsu le dio una calada al cigarro mientras observaba a su hermano lavar el cerebro de un par de personas, soltó el humo cuando por fin el menor sonrió complacido al haber realizado su trabajo a la perfección.

— ¿Nos vamos? —Kotaro asintió rápidamente, extendiéndo su mano hacia su hermana, quien la tomó para que luego ambos comenzaran a caminar hacia otro edificio, en cuya azotea, los esperaba Dabi.

— Vamos a dejar esto, ¿quieres? —ella asintió cuando su esposo le arrebató el cigarro, ella había comenzado a dejarlo poco a poco para que, cuando intentaran tener hijos, su fertilidad no se viera afectada.

Un fuerte sonido de algo aterrizando en el techo hizo que los tres se pusieran alerta.

— ¿_______? —la voz de Shoto sonó rota al ver a su "prometida" cargar un arma, mientras, a su lado, su hermano se encontraba cubierto de sangre.

La mirada de Shoto pasó a Touya, a quien miró con asombro, él había vuelto a usar sus cicatrices y tinturado su cabello, por lo cual, el mitad-mitad no podía ver a nadie más que al villano que llevaban persiguiendo por años.

Izuku llegó justo después de él. No estaba sorprendido, pero, ciertamente estaba confundido y dolido por ver a la mujer que amaba con un villano.

Para ella, mantener su farsa ya no era tan importante, porque sabía que aquella información sobre ella siendo villana solo se extendería a unas cuantas personas de la antigua clase A.

— ¿Que está pasando? —dijo, con voz temblorosa.

Ella titubeó, no estaba segura de su debia responder. Por otra parte, la mirada de aquella mujer no se despegó de Izuku.

Cuando un héroe novato intentó llegar por detrás de Dabi y atacarlo ella lo inmovilizó enseguida, tomando si armaba y disparando a las rodillas de aquella persona.

Shoto e Izuku se sobre saltaron por el sonido.

El brillo del objeto filoso que la mujer luego sacó de su gabardina hizo que ambos tuvieran el instinto de moverse, sin embargo, se habían paralizado. Por otra parte, ella impulsó aquel objeto contra el ojo de su oponente, así sin más.

La escena continuó ante la mirada de estupefacción de los heroes.

Los chillidos de dolor y agonía del héroe eran estruendosos contra los oídos de los otros dos profesionales. Su rostro se empapó de sangre, varios hilos de sangre rojos le recorrieron el rostro hasta llegar al cuello. Ambos observaron, impactados, como el cuerpo gélido de su compañero se retorcía, casi tanto como el cuchillo que su agresora incrustada dentro de su carne, obligando a la sangre a salir fuera de control.

El héroe que estaba agonizando gritó y forcejeó, lo intentó, se esforzó, con todas sus fuerzas, pero no se zafó. Ella era más fuerte, más rápida, usaba su propia fuerza en contra suya. Viendo aquello, Shoto supuso que su prometida no era nada más que una asesina. Debía hacer algo, pero su cuerpo no respondía.

Finalmente, ambos observaron como ella lo apuñalada en el pecho, dejando caer su cuerpo al suelo.

Echaron un vistazo al cuerpo inerte, vislumbraron la sangre fresca sobre el suelo y también el rostro medio desfigurado del héroe.

Ella se levantó del suelo, la única mujer que ambos amaban. Pasó su mano por su cuello, manchandolo con la sangre de su víctima:— Pido disculpas por la decepción, Shoto, no pensé que te enteraras de esta manera —habló, de manera tan fría que el corazón de Shoto dolió—. No podría haber hecho todo esto sin su ayuda.

Ambos héroes se sorprendieron.

— Todos esos años en Yūei, las actividades extracurriculares, los amigos. Todo fue algo útil para esconderme de la policía —su voz lúgubre los estremeció a todos.

— ¿Tú..., solo matas por placer? —se atrevió a preguntar Shoto, con la voz temblorosa.

— ¿Acaso crees que estoy loca? —Touya frunció el ceño—. Mis motivos van más allá del simple placer de desquitar mi ira contra otras personas.

— Sea lo que sea, aún lo podemos solucionar —dijo Shoto, intentando convencerse a si mismo—. Si es por lo de tus amigas podemos..., podemos pagar un psicólogo, nadie tiene que saber de esto, lo superaremos. Juntos.

— No te metas, Shoto.

El héroe titubeó antes de responder:— Te amo, ¿está bien?, sea lo que sea, te detendré y encontraré la manera de estar juntos. Solo espera.

— Oh, realmente espero que no lo intentes. Detestaría tener que matarte.

— A mi no me molestaría, por favor, inténtalo —dijo Dabi de manera burlona.

Un Warp gate se abrió detrás de ellos, tanto Kotaro como Dabi esperaron a que ella se adentrará en el, sin embargo, la mujer no desapareció sin antes guiñarle el ojo a Izuku.

Cuando estuvieron en un lugar seguro, Dabi la miró con desconcierto.

— ¿Que fue eso? _______, se supone que revelarías tu identidad jamás, de esa manera podríamos tener una vida tranquila, sin huir nunca de nadie.

La mencionada miró a su esposo por un momento, luego, ignoró su comentario y giró sobre sus talones para comenzar a caminar en otra dirección.

Shoto daba vueltas por la habitación, susurrando cosas incomprensibles para quienes se encontraban allí. Izuku, por otra parte, se encontraba sentado en un sillón, en silencio.

Para Shoto parecía inconcebible creer que su prometida había asesinado brutalmente a un joven héroe.

Para Izuku, tan solo el pensamiento de que la mujer que amaba había llevado aquel acto tan atroz frente a Shoto era absurdo, sobre todo teniendo en cuenta que hace dos semanas le había advertido sobre mantener las apariencias.

El peliverde inhaló hondo y sacudió la cabeza, desviando aquel grotesco asesinato de sus pensamientos, aquel era un gesto que usó para ordenar el caos que yacía en su mente.

Katsuki, quien fue el único al que Shoto quiso confiarme aquella información, suspiró. En aquel momento se cuestionó a sí mismo si todo por lo que habían pasado juntos había sido un engaño, sin embargo, frunció el ceño y se centró en los pensamientos importantes.

El asesinato, eso era lo importante.

— Debemos llamar a la policía —por fin logró decir el rubio.

Izuku suspiró y lentamente negó con la cabeza.

— No puedes —.

— ¡Joder! Claro que no puedes, Bakugo, ¿cómo pudiste sugerir algo como eso —gritó Shoto, su mandíbula y sus rasgos se tensaron. Katsuki notó la gran ira en su compañero.

Izuku se inclinó hacia atrás y exhaló con frustración. A Katsuki aquella tranquilidad mezclada con impotencia le parecía realmente extraña y, ante todo, sospechosa. Era bien sabido que Izuku jamás reaccionaría de aquella manera ante tal revelación, mucho menos a sabiendas de que él y Majakutsu tenían una relación estrecha de "amistad", o por lo menos eso era lo que él decía para zafarse de las constantes preguntas de Katsuki con celos disfrazados.

— ¡Ha matado a alguien! Tenemos que llamar a la policía —soltó, inquieto porque a sus compañeros no parecía importarles la gravedad del asunto.

Aunque sabía que él mismo debía buscarla, no se atrevía, sabía que su corazón vacilaría a penas se cruzara con ella. Incluso en aquel momento no sabía que decisión tomar y solo decía lo que cualquier otra persona diría.

— ¡Que no puedes! Esto que sucede no te incumbe, ella es mi prometida y está herida por todo lo que pasó el año pasado —gritó Shoto—. Ya viste como se puso cuando Sakura murió, todo el invierno se encerró en si misma, se deterioró y comenzó a intentar matarse lentamente dejando de comer. Dejando de hacer cualquier cosa que no fuera centrarse en su dolor.

》¿Tu crees que no estoy conmocionado? ¡lo estoy y seguramente soy a quien más le duele esto! La amo, nos íbamos a casar en unas semanas —aquellas últimas palabras fueron como cuchillos desgarrando los corazones de Izuku y Katsuki—. Ella está vulnerable, no está bien, y cree que esta es la única manera de liberarse de ese dolor. Conociendola, seguramente está haciendo todo esto por sus amigas.

— ¿Y tú? Maldita sea, Deku, estás demasiado tranquilo con toda esta situación —.

— ¡Estoy intentado pensar en una solución! —exclamó el mencionado.

— Ya lo dije, debemos atraparla y llevarla a un psicólogo, todo estará mejor. Ella estará mejor —siguió Shoto—. En este tipo de casos cuando el asesino tiene algún trastorno psicológico la prisión se puede evitar.

Katsuki se pasó la mano por el rostro sin saber que pensar. No quería creer que la mujer que amaba había enloquecido y de repente tenía un gusto por el homicidio. Queria creer que lo que decía Shoto era verdad, y lo hizo.

— Está bien, haremos eso, hay que estar pendientes de si aparece en algún lugar. No le dijeron esto a nadie más ¿verdad? —tanto Shoto como Izuku asintieron—. Perfecto, entre menos personas lo sepan, mejor.

Izuku se sintió culpable al saber la verdad, a pesar de ello, mantuvo la mentira.

— Maldita perra —dijo la científica, tirada en el suelo, derrotada, sumida en la rabia mientras observaba a la azabache retirarse.

Majakutsu se había enfrentado a ella. La habia humillado y habia ganado.

Kaya, la científica, dio un golpe al suelo y maldijo para sus adentros. Su bata de laboratorio estaba rota, sus lentes estaban rotos, incluso sus zapatos lo estaban. Para ella había sido la pelea más ardua de su vida, para Majakutsu, habia sido un simple entremés.

Después de que la azabache se fue, Kotaro miró a Kaya con frialdad. Ella se levantó del suelo, entonces, él la pateó sin dudarlo y escuchó el satisfactorio chasquido de su hombro dislocado.

— ¡Ah! —Kaya gritó. Su brazo se agitó mientras caía hacia atrás y se estrellaba contra el suelo.

— Mi hermana es demasiado buena para lidiar con gente como tú —Kotaro se inclinó. Su aliento, caliente al haber bebido café mientras observaba a su hermana lidiar con Kaya, se cernió sobre ella mientras le retorcía la horquilla que tenía para sostener su cabello.

Kaya miró a Kotaro como un perro rabioso. Kotaro gruñó. La mujer aún no sentía remordimiento por lo que había hecho.

Continuó golpeándola, apuntando a sus puntos vitales en la parte superior e inferior de su cuerpo mientras ella protegía su cabeza entre sus brazos.

Sus gemidos de dolor aumentaron cuando Kotaro apuntó a la parte blanda de su vientre, sus caderas, sus costillas y su pecho. Lo reprimió con una perspicacia feroz mientras veía como un moretón comenzaba a aparecer en la parte superior de su escote.

Kotaro creía que su hermana había sido demasiado indulgente con Kaya. Su hermana mayor solo había herido el autoestima y el ego de Kaya. Si, su hermana era tan encantadora como para aguantar la basura como Kaya y no se había tomado el tiempo de castigarla a fondo.

— Joder, perra loca, ¿quieres que te golpeen? ¿Así? —dijo Kotaro. Sus ojos escarlata brillaban furiosamente bajo sus cejas oscuras y arqueadas. El rostro de Kaya comenzó a palidecer de terror.

Los ojos de Kotaro no parpadearon cuando agarró su cabello rubio, imitando la habilidad de un criador que sostiene las riendas de un caballo rebelde. El cuello de Kaya se echó brutalmente hacia atrás hasta que la boca de Kotaro estuvo cerca de su oreja.

— Oye, si te vas a enojar, enójate con tu maldito jefe. O mejor aún, con el maldito Dabi, él es quien le esconde información de tu jefe a mi hermana —dijo Kotaro de manera persuasiva—. Si le dices a mi hermana sobre él seguramente te recompensará.

Cuando mencionó a Dabi, la molestia de Kotaro creció y maldijo de nuevo. Si no le hubiera prometido a su hermana que no tocaría a sus esposos no tendría que lidiar con aquella mujer como lo estaba haciendo ahora.

Queria poseer el afecto de hermana mayor y se sintió como una escoria cuando pensó en ella amando, entregándose por completo y pasando más tiempo con ellos que con él.

Especialmente cuando antes ella solo los veía como juguetes.

Kotaro apretó los dientes antes de ver los ojos azules y ardientes de la científica. Sonrió con satisfacción al ver que la había manipulado a la perfeccion.

Esa noche, Kotaro fue a la habitación de su hermana.

— Hermana, ¿escuchaste sobre Kaya? —.

Kotaro dijo, como de costumbre, estaba en el suelo, arrugando la falda del vestido de la mayor y sonriéndo con una expresión tonta y ansiosa.

El tema parecía entusiamarlo.

Ella se sentó cómodamente en el sofá, mirándolo con cariño.

— Escuché del alboroto que provocó —dijo.

Kaya estaba siendo condenada actualmente durante veinte días en su habitación de tortura.

En general, ella había quedado satisfecha con el resultado de haber dejado a su hermano a solas con Kaya. Para ella, Kotaro aún era un niño, siendo así demasiado predecible.

— Ya sabes que no puedes tolerar que tu esposo te haya ocultado información tan valiosa como la que haz estado buscando todo este mes ¿todavía seguirás con él? —.

Kotaro bajó la voz e hizo todo lo posible para parecer preocupado, sin embargo, sus ojos escarlata oscuro, brillantes como la sangre sobre el metal, le devolvieron la mirada a la mujer sin parpadear.

A demas de su cabello oscuro, ella se alegraba que, a diferencia suya, Kotaro no se pareciera a su madre. Hubiera sido difícil para ella soportar su presencia cerca si le recordara constantemente a Akira Majakutsu.

— Es una lástima que él me hubiera ocultado información tan importante. Hm, ¿qué debería hacer?

Le dio unas palmaditas en la cabeza.

Sus párpados bajaron, como si estuviera considerando sus opciones con cuidado:— Naya es idiota, no debió haber hablado así del juguete de mi hermana —dijo Kotaro, exuberante.

— Ella está siendo castigada por mamá, como se merece, no creo que debamos intervenir —Kotaro levantó el pecho con orgullo.

La mujer pudo notar como intentaba ponerse en el centro de atención. Habia seguido completamente sus órdenes. No podía evitarse que Kaya no tuviera sentido común.

— ¿De verdad? —dijo ella, desinteresada.

Kotaro sonrió con dureza. Ella parecía haber perdido el interés en su esposo —con llevaba casada tan solo un mes—, dado a que no había pedido más información sobre el estado Dabi.

— Hermana, ¿debería castigar a Kaya de nuevo y mantenerla alejada de tu esposo? —dijo Kotaro.

El pobre chico necesitaba practicar más su actuación. Ahora era obvio que había persuadido a Kaya para que intentara ver a Touya, quien ella ya sabía que tenía información sobre a quien ella buscaba, sin embargo, ella nunca quiso preguntar.  Convenientemente, ahora Kotaro estaba cambiando de bando y planeaba eliminar a Kaya.

La boca de la mayor casi se curvó en una sonrisa. Habia encontrado cierta diversión en su actuación mezquina.

— Dejala —dijo—. Esa idiota tendrá que reponerse de los castigos de mamá. Si vuelve a hacer algo como eso la mataré yo misma.

Aunque dijo eso, ella sabía que Kaya querría vengarse de su esposo por humillarla, después de todo ella no fue un gran reto para el villano con particularidad de fuego.

Ella dejó que su mano cayera sobre el suave cabello de su hermano menor.

— Eres el único que es bueno conmigo, mi querido hermano —.

Kotaro parpadeó, y su rostro se puso Colorado por la culpa.

Pronto, respondió con una gran sonrisa.

— Por supuesto, siempre estoy de tu lado, hermana.

Cinco minutos después, el menor le dio las buenas noches a la mujer y salió al pasillo.

— Kaya..., que inútil eres —dijo Kotaro, molesto.

Aquella mujer había arruinado sus planes poc completo. Como mínimo, él había planeado ella terminara con la mitad del trabajo. Él habia querido que Kaya destruyera a Dabi por completo.

Su hermana aún estaba interesada en su esposo y eso lo molestaba.

— Ese imbecil merece ser golpeado. Espero que mi hermana se aburra y lo mate pronto —sus ojos escarlata brillaron como la sangre.

Cualquiera pensaría que aquel color lo tenía desde su nacimiento, sin embargo, no era así. Anteriormente sus ojos eran negros. Kotaro solo obtuvo aquellos ojos rojos y brillantes cuando su particularidad apareció, ellos le permitían observar más allá de la carne, le permitían observar los músculos y las venas de su objetivo, así, sabría donde morder y perforar para beber su sangre y controlar la mente de su oponente.

Aveces odiaba sus ojos porque aquellos no eran como los de su hermana, sin embargo, lo soportaba y no usaba lentes de contacto debido a que a ella le gustaban.

Su sangre hirvió cuando sus pensamientos volvieron a Touya, su cuñado.

Kotaro quería el derecho de asesinar a Dabi con sus propias manos, pero le había prometido a su querida hermana que ya no tocaría a su esposo, ni siquiera indirectamente. Ella confiaba en él, o por lo menos eso era lo que ella quería que creyera.

Después de todo, Majakutsu guardaba muchos secretos y, para ella, solo se podía confiar en si misma.

"—...mi querido hermano—."

Kotaro se sintió culpable en cierto modo. Se regañó a si mismo por en contrarse en conflicto. Su orgullo había sido herido y su corazón ahora latía dolorosamente.

El azabache regresó a su habitación, rascándose la cabeza con confusión.

Mientras, Hawks lo observó irse, adentrándose de nuevo a la habitación de su esposa, quien lo esperaba mientras cepillaba su cabello, alistandose para dormir.

— Parece sentirse culpable, mi señora —dijo él, sentando en el suelo y apoyando su cabeza en las piernas de la menor— ¿Que hará?

Ella le sonrió al héroe, después, devolvió su vista al espejo, donde cruzó miradas con Dabi, quien llevaba un jarrón con cenizas:— ¿Esa es Naya? —el villano asintió ante la pregunta de la mujer.

— En parte, son sus brazos y piernas. Mi suegrita querida me pidió ayuda con la tortura y todas esas mierdad —dijo de manera irónica y burlona, dejando el jarrón a un lado, acercándose a Hawks y pateandolo para que se apartara, ocupando el lugar en el que el se encontraba anteriormente.

— ¡Oye! —exclamó el de alas rojizas.

Dabi lo ignoró olímpicamente, tomando la mano de su esposa y besando sus dedos uno por uno.

— Hoy dormiremos temprano, algo me dice que los mese que se aproximan serán realmente agitados —sentenció, Dabi bufó, Hawks asintió. Ella no tardó en acariciar el rostro del rubio antes de plantar un tierno beso en sus labios—. Los amo.

— Yo más —dijeron el héroe y el villano al unísono, plantando un beso en cada de mejilla de mujer.

Espero les haya gustado mucho el capítulo de hoy, y, a demas, que estén muy bien. No me olviden dejar muchos comentarios junto con su opinión.

*Pone sus crocs en todo terreno y desaparece del planeta después de ponerle al capítulo ese título*

Gracias por leer 🥀.

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