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Este capítulo contiene escenas sexuales— lemon/smut —si no te gustan este tipo de escenas, no leas la penúltima parte del capitulo.

041.—

Sakura estiró sus brazos, dejando salir de su boca un suspiro de cansancio. La pila de documentos que debía llenar para su solicitud de inscripción a varias universidades para diseño modas parecían no acabarse. Dándose un descanso a si misma, la rubia desvió la vista al ventanal de su habitación, admirando la ciudad de noche, las luces y los edificios, el ruido de afuera le generaba cierta tranquilidad.

Su primer día de clase como estudiante de tercer año comenzaría en unas horas, por lo tanto, debía comenzar a empacar lo necesario para volver a su residencia en Yūei. Con delicadeza, ella tomó el mechón rosa de su cabello que había tinturado, siendo este un impulso al haber sido abandonada por la voz de la razón, o sea, su mejor amiga, y, a pesar de que Rina siguiera con ella, a la castaña realmente no le interesaba si terminaba calva, porque, de hecho, piensa firmemente que lo que Sakura gastaba en tratamientos para el cabello era realmente innecesario.

— ¿Crees que esté en el aeropuerto? —preguntó, desviando su mirada a Rina, quien miraba fijamente una de las imágenes en una revista de negocios.

— Probablemente —respondió, acercándose a Sakura con su revista en mano—. Ahora que está en todas las revistas y medios de Japón dudo que tengamos un momento de tranquilidad.

— supongo que tú serás la más afectada, eres una de sus socias —supuso, observando a la castaña, quien se lanzó a la cama de la rubia y hundió su rostro entre dos almohadas.

Sakura, al notar el cansancio de Rina, se limitó a seguir con las solicitudes de inscripción, cuestionandose internamente sobre el estado de su mejor amiga y si realmente la alcanzaría a ver minutos antes de la ceremonia de re-ingreso.

La ceremonia de inicio de clases habia terminado y, para sorpresa de muchos, cierta chica azabache no se había presentado:— Todoroki-kun, tu familia es cercana a la familia de Majakutsu ¿no? ¿Sabes porque no vino hoy a clase? —ante la pregunta de Izuku, Shoto pensó por un momento antes de responder, sin embargo, una hermosa chica caminando por los pasillos en dirección opuesta a donde su clase se dirigía lo distrajo.

— Aparentemente si vino —susurró, sin despegar la vista de la chica, notando evidentes cambios en su físico.

— Esto no es posible —susurró Ochako, observando a la femenina, boquiabierta.

Ella, que no se había molestado en mirarlos, siguió con su camino, resonando sus zapatos contra el suelo del lugar, manteniendo su vista fija en su teléfono, donde respondía algunos mensajes de Rina y Sakura, quienes se encontraban realmente preocupadas por su inasistencia.

Izuku se adentró a los jardines de Yūei con alegría, llenándose de un éxtasis agradable al sentir el aroma del lugar, mirando con detalle las diferentes especies de flores y buscando alguna que pudiera regalarle a su madre.

— Izuku —susurró una tenue voz a su costado.

El pecoso se tomó el tiempo necesario para observar a la muchacha, le pareció incluso más hermosa que la última vez que la vio. Su larga cabellera se encontraba trenzada, mientras aquella trenza francesa descansaba en uno de sus hombros y algunos cabellos rebeldes de su flequillo la hacían verse aún las hermosa. Izuku se sonrojó al notar que había durado mucho tiempo observandola, embobado.

— Hola, Majakutsu, es... es un placer volver a verte después de tanto tiempo —tartamudeó, jugando con los dedos de su mano, bajando su vista a las manos de la chica, la cual sostenía una flor color magenta.

— Igualmente —respondió, de manera elegante, burlándose internamente del nerviosismo del aspirante a héroe—. ¿Buscas algo? No es usual verte aquí en los jardines.

— Buscaba algunas flores, para un regalo —respondió de inmediato, avergonzado.

— ¿Para Ochako? —preguntó, haciendo que el chico se tensara. Durante las vacaciones no había encontrado la situación perfecta pera terminar con la castaña en buenos términos.

— para mi madre —se apresuró a decir, sonriente.

La menor se tensó, recordando sus vacaciones y todo el tiempo extra que había pasado con su progenitora:— los iris son una buena opción, simbolizan afecto y amor —sugirió, jugando con la flor que sostenía en sus manos.

— Gracias —dijo Izuku con una sonrisa, observando con curiosidad la flor roja entre las manos de la chica.

— Es una amapola —dijo, notando el interés del héroe y sonriendo amablemente antes de pasar a su lado, despidiéndose, no sin antes desearle suerte en su búsqueda por la flor perfecta para su madre.

Shoto suspiró, cerrando el tedioso libro de matemáticas mientras observaba con indiferencia la pizarra llena de ecuaciones que le costaba entender. Con resignación, pasó su mano por su rostro, bostezando mientras notaba como era la única persona en aquel inmenso salón.

Al mitad mitad casi se le corta la respiración al ver como un par de orbes ónix lo miraban fijamente, siendo en aquel momento cuando ella sonrió y, a paso juguetón, se acercó al aspirante a héroe con cierto semblante sensual y fluido que la caracterizaba.

— Ha pasado tiempo, Shoto —al escuchar su nombre ser pronunciado por aquellos labios carnosos, el mencionado dejó caer su lápiz, pasmado.

《La reacción de Uraraka no fue exagerada.》pensó shoto, observando los cambios en la figura y altura de su prometida, quien seguramente rozaba el metro setenta, poseyendo una figura digna de una diosa.

— Es bueno verte —dijo, con clásico desinterés, aunque era ciertamente fingido—. Kaminari está en la cafetería.

Ella ladeó la cabeza con confusión:— ¿por qué me dices dónde está Denki? Vine a verte a ti —confesó, haciendo que Shoto abriera sus ojos con sorpresa, apenas percatandose que aquella femenina llevaba algo detrás de su espalda.

— pensé que Kaminari y tú habían retomado su relación, por su reciente cercanía, no te preocupes. Sé que esto es solo un compromiso sin amor —dijo, dolido.

La más baja frunció el ceño, un poco molesta por la actitud de su prometido:— Denki y yo no somos novios —respondió, suspirando mientras sacaba las manos de detrás de su espalda y mostraba una bolsa con varias cosas.

Una de ella era Soba.

— Vine porque quería almorzar contigo, te traje algo de Soba frío porque sé lo mucho que te encanta, quiero conocer a la persona con la que pasaré el resto de mi vida —sonrió, haciendo que Shoto apretara los labios, conciente de su error.

— Lo siento —se disculpó de inmediato, sentándose de nuevo mientras observaba como la chica acercaba la silla de Denki hacia su escritorio, dejando los almuerzos sobre este.

Ella sonrió, sorprendiendolo.

— Estoy algo ocupada últimamente, no sé si lo sabes, pero heredé la compañía de mi padre —la menor se frotó el cuello, con algo de color en sus mejillas, más de lo que Shoto hubiera visto nunca—. Pero quiero enseñarte mi residencia, que conozcas a mis padres y vayas a casa, seria un enorme placer para mi.

Y Shoto le creyó, de todo corazón. Asintió, mareado, aquella escena frente a él era sencillamente exquisita.

— Me..., me gustaría mucho.

Ella seguía sonriendo abiertamente, sin reprimirse, sin dudas. Ni siquiera su madre la había sonreído de esa manera. Él podía jurar que aquella sonrisa incluso le había cortado el aliento, aunque fuera un instante.

La sensación era tan sorprendente que Shoto apretó los palillos en sus manos, como si al hacerlo pudiera impedir que aquella sonrisa llena de respuestas tirara de él.

— ¿Por qué haces todo esto?

Ella se acercó todavía más, tan cerca que Shoto se sonrojó y tuvo que inclinar su cabeza para verla.

— porque me fascinaria hacerte sonreír, Shoto, ver tu alegría. La forma en que experimentas las cosas. Me atraes y creo que eso es bueno.

Lentamente, ella le rozó la mejilla con los labios. Un gesto suave y tibio, de tal dulzura que calentó y rompió el corazón del aspirante a héroe. No fue mucho más que una caricia, después de aquello, se enderezó. Shoto no se había movido desde que la boca de la chica tocó su piel.

— Pero te daré tu tiempo, sé que no debo presionarte.

Y así, ella lo dejó, fue solo entonces cuando él respiró hondo; no se había dado cuenta de que hace un tiempo había dejado de respirar.

Hasta que ella se alejó, no se había dado cuenta de lo mucho que deseaba su calor y su cercanía.

— Quiero irme a casa —suspiró el héroe, observando con detenimiento la puerta de entrada a la que dos años atrás era su clase.

Tamaki esperaba pacientemente a que Eijiro saliera, después de todo, aquel día debían patrullar juntos durante la noche.

Con detenimiento, él observó el lugar, sonriendo ante los buenos recuerdos que tenía y lo felices que habían sido sus años en Yūei. Durante el festival cultural no había tenido mucho tiempo para observar el lugar con verdadera tranquilidad.

El azabache metió las manos en los bolsillos, encogiéndose mientras suspiraba, agradeciendo a la tranquilidad del momento, después de todo, no había nadie más que él en el pasillo debido a que todos se encontraban en clase.

— Esto está realmente delicioso —el héroe se tensó al escuchar aquel susurro tenue y femenino, escuchando los pasos acercarse cada vez más.

El tímido hombre sintió su corazón acelerarse al observar como la azabache doblaba en una esquina y comenzaba a caminar por el mismo pasillo en el que él se encontraba.

Aliviado, Amajiki suspiró al ver que la chica se mantenía escuchando música, ignorando sus alrededores mientras comía plácidamente y caminaba de manera elegante.

La recordaba. Una persona como ella era relamente difícil de olvidar.

Su hermoso y elegante talante no fue lo que le atrajo, mucho menos la sensualidad de su caminar y la forma tan suave y agraciada con la que hablaba. Habia algo en ella que definitivamente le hacía querer observarla por mucho tiempo. Aún no sabía si era por lo amable que había sido con ellos al atenderlos en su puesto del festival o por la energía peligrosa que emanaba.

Mientras la observaba, el corazón de Tamaki se detuvo al mismo tiempo en el que ella detuvo su caminata, girando sobre sus talones para observarlo.

— Es un gusto verlo nuevamente, senpai.

Así como se detuvo de manera espontánea, ella hizo una pequeña reverencia y retomó su camino, no sin antes sonreír y despedirse del héroe, cuyo corazón latía rápidamente, descontrolado mientras la observaba caminar, sin haber podido decir siquiera una palabra.

"Senpai" aquella palabra se repetía constantemente en su cabeza, se la habían dicho muchas veces, pero, con ella había sido realmente diferente. Un cosquilleo se depositó en su abdomen bajo, haciéndolo suspirar y extrañarse ante el desconocido sentimiento.

— Siento la demora, teníamos un examen de inglés y no sería muy varonil irme a mitad del examen cuando el profesor se esforzó tanto en hacerlo.

Ante la aparición de Eijiro, Tamaki se sobresaltó, el pelirrojo lo había tomado desprevenido mientras su cabeza se encontraba repleta de pensamientos sobre aquella azabache.

— No..., no te preocupes —tartamudeó, sin desviar su vista de aquella chica que caminaba por el largo pasillo— ¿quién es ella?

Eijiro desvió su mirada, buscando a quien observaba Tamaki, sonriendo al ver como la azabache doblaba en otra esquina y desaparecía de sus vistas.

— ________ Majakutsu, era novia de uno de mis amigos, aunque, terminaron hace poco.

— ________...— susurró el azabache para si mismo.

La azabache suspiró, aburrida, golpeando su mejilla suavemente con su dedo índice mientras observaba lo escrito en la pizarra. Dos golpes en la puerta de entrada a su aula fueron suficiente para distraerle por completo.

— Maestra, ¿me permite un momento con Majakutsu? Por favor —la brillante sonrisa de Shinso hizo que la mencionada observara a su maestra con insistencia. Pidiendo permiso silenciosamente.

La mujer suspiró e hizo un ademán con su mano hacia la menor.

— Claro, no tarden mucho.

La mercenaria se levantó, sonriendo a su maestra, quien le devolvió aquella reluciente sonrisa. A paso lento y tranquilo, salió de su aula y cerró la puerta detrás de ella, quedando de espaldas a esta y frente que Hitoshi.

— ¿Pasó algo? —preguntó, recargandose en la puerta mientras el aspirante a héroe la observaba con cariño, intentando memorizar cada una de sus facciones para que, al volver a su aula, luego pudiera recordarla con detalle.

— Ayer no pude dormir pensando en que volvería a verte, pensando en ti, en todo lo que quería decirte y mostrarte. Decidí escribirlas y, de paso, dejarte algo rico. Se lo mucho que adoras comer —comentó con nerviosismo, observando los oscurecidos orbes negros que lo observaban con curiosidad—. Me tengo que ir, por favor, leelo.

Hitoshi besó su frente para luego salir corriendo por el pasillo, sintiendo su corazón nombrar sangre rápidamente, mientras una sonrisa algo distorsionada y nerviosa se curvaba en sus labios. Ella se quedó observandolo, fuera del aula, con un par de galletas y una libreta con sus páginas completamente llenas.


Narra ________ Majakutsu.

Me arrastré entre los árboles y los arbustos durante no más de una hora antes de sentir una presencia detrás de mi. Algo se me acercaba cada vez más, y hacia que los animales pequeños a mi alrededor corrieran a refugiarse. Sonreí veinte minutos más tarde, acomodandome entre dos ramas mientras esperaba.

Los arbustos crujieron, no era nada más que una brisa, pero, sabía lo que sucedería.

El sonido algo que se tensa y un rugido de furia hicieron un eco en los campos, haciendo que las aves se espantaran. Cuando bajé del árbol y caminé hacia el pequeño claro, iluminado por la luz lunar, crucé los brazos y levanté la vista hacia Hawks, quien colgaba cabeza abajo, atrapado en la trampa que había puesto.

Incluso así, cabeza abajo, me sonrió brillantemente cuando me acerqué.

— Aveces es un poco cruel, señorita.

— Es lo que consigue uno cuando persigue a alguien.

Él soltó una risita, mientras yo me acercaba lo suficiente como para atreverme a pasar un dedo por el cabello dorado y sedoso que colgaba hacia abajo, admirando los diferentes tonos amarillos, marrón y trigo en este. Keigo inclinó su cabeza hacia mi, haciéndome una invitación silenciosa, por lo cual, pasé los dedos por su cabello con dulzura.

Keigo ronroneó, mientras el sonido me pasaba entre los dedos, los brazos, las piernas y dentro del cuerpo. Aveces creo que parece más un gato que un halcón. Retrocedí un paso.

Él curvo hacia arriba en un movimiento suave y poderoso, destrozando con una de sus plumas la enredadera que yo había usado como lazo. Yo respiré hondo mientras lo observaba. Él se dio la vuelta antes de caer y aterrizó con suavidad sobre sus pies. Siempre sería imposible para mi olvidar lo poderoso que podía llegar a ser, lo que era capaz de hacer. Dio un paso hacia mi, su sonrisa tierna y servicial aún se encontraba plena en su rostro.

Aveces pienso que no es realmente justo lo que estoy haciendo, sin embargo, no son más que breves momentos de arrepentimiento que se disipan fácilmente cuando estamos juntos en la cama.

— Buenas noches, señorita —dijo con alegría, sonriendo sinceramente para mi mientras tomaba mi mano y besaba el dorso de esta.

Parpadee, observandolo, murmurando una corta respuesta mientras me sentaba en el pasto, estirando mi mano para alcanzar el bolso que había escondido entre los arbustos.

— Pareces...feliz —dijo, echándome una mirada furtiva de preocupación que creía que no había notado, me limité a encogerme de hombros—. ¿Dormiste bien?

— Como un bebé —Le sonreí, abriendo mi mochila y tomando con delicadeza la comida que Kotaro había empacado especialmente para mi, guardando el post-it con palabras amorosas dirigidas a mi persona.

— ¿Que es ese golpe? —quiso saber, apontando el moretón en mi desnudo cuello, mientras yo levantaba la mirada y observaba al intruso en aquella conversación.

Señalé a Touya con el tenedor, advirtiendo a Keigo de su presencia, antes de insertarlo en los trozos de carne perfectamente cortados.

— Preguntale a él. Él fue quien me lo hizo.

Hawks miró de Dabi a mi y después volvió a hacerlo en sentido inverso.

— ¿por qué le hiciste un moretón en el cuello a la señorita? —preguntó en un tono amenazante, parecía estar realmente molesto.

— La mordí —Intentó explicarse sin detener su paso hacia mi—. Te perdiste de mucho en Rusia. Ella me dio el mejor regalo de cumpleaños.

— ¡Me acorralaste en el pasillo como un lobo a un conejo! —exclamé, levantandome y apuntando con mi dedo amenazante a Dabi.

Por mi vista periférica observé como Hawks puso sus codos sobre sus rodillas cruzadas mientras aún se encontraba en el suelo, cubriendo su boca con una mano mientras sus ojos ámbar brillaban.

— El pollo y yo, los dos, te dijimos que te cuidaras de mi mientras estuviéramos fuera — dijo Touya con tanta calma que tuve ganas de arrancarle la garganta.

— ¡Eres un cerdo! —grité y Hawks me apoyó, cayendo recostado sobre el césped mientras sostenía su estómago, riendo. Cuando vi la sonrisa y escuché el gruñido de Touya, me fui del lugar.

Mi único motivo para estar allí, era jugar un rato antes de volver a mi plan principal. Todo estaba listo, las balas, las herramientas. Incluso había logrado amaestrar a los lobos y ganar la confianza de la serpiente que me regaló mi madre.

Lo unico que me quedaba era esperar el momento indicado.

Para cuando llegué a la residencia, había dejado a un lado aquellos planes y pensamientos, sintiendo alguna clase de tibieza recorrer mis venas.

Sakura e Inuko me esperaban en la sala principal junto a un invitado ciertamente inesperado.

— Buenas noches —dije, y me acerqué aquel lugar de siempre, el mueble designado como mío en el que nadie se atrevía a sentarse.

Salude sutilmente a nuestro invitado mientras me acomodaba en mi lugar. Él se encogió un poco en la silla.

— Sé que me dijiste que no viniera sin antes consultarte, pero, no podía soportar las ganas de verte —Denki jugó con sus dedos mientras desviaba la mirada, su rostro estaba ciertamente enrojecido.

Resoplé, apoyando mi mejilla en mi puño mientras lo observaba.

— ¿Por qué no subimos a mi habitación y tenemos una charla un poco más privada?

Sakura se ahogó con su té, pero Rina sonrió.

Denki, sonrojado, asintió mientras bajaba la mirada, levantándose del sillón y ofreciéndome su mano para caminar junto a él, la cual, tomé con delicadeza y lo guíe a mi habitación.

Al llegar a la habitación, Denki aún parecía ciertamente nervioso, algo extraño, dado al hecho que ya lo habíamos hecho una vez, sin embargo, no tardé en besar sus labios, sosteniendo con fuerza mientras abríamos nuestros labios, dado paso a nuestras lenguas, las cuales jugueteaban. De esa manera intentaba relajarlo un poco.

A paso lento, nos acerqué a mi cama, empujando a Denki hacia esta cuando nos encontramos a la distancia suficiente, subí sobre él y lo apreté contra mi cuerpo.

Sus manos tímidas se apoyaron en mis caderas y el calor de sus palmas pudo incluso atravesar la tela de mi pantalón. Mi cabello, ahora sin su trenza, cayó alrededor de nuestras caras, como una cortina. Denki gruñó con suavidad y nos dio vuelta con lentitud, seguramente cuidando de no lastimarme, tendiendo mi cuerpo debajo del suyo mientras me mordía los labios y dejaba un rastro de besos sobre mi cuello.

Él me recorrió el arco de las caderas, deshaciéndose de mi moestonoantalos y quedándose en el borde de mi ropa interior. Lo rodeé con mis piernas desnudas y de manera juguetona le pasé los pies por los muslos.

— Ama —jadeó sobre mi pecho, mientras una de sus manos exploraba mi torso. Su boca se uno a la mía de nuevo mientras sus dedos se detenían justo debajo de mi pecho.

Sus besos eran lentos, amables, sus besos estaban repletos de amor escondido. Las puntas de su manos derecha se metieron bajo el borde de la ropa interior, por lo cual, yo contuve la respiración.

Él dudó, mirándome, yo me mordí el labio y asentí. Él volvió a unir nuestras bocas mientras bajaba su mano. Denki hizo una pausa y retiró los dedos, pero yo tomé y lo apreté contra mi.

— No pares —jadeé.

— A..., a sus órdenes —dijo, con la voz grave, apoyando su frente entre mis pechos mientras temblaba, al igual que su voz, parecía querer disimular su felicidad—. Ama.

Me senté y él me miró, parecía que casi no respiraba. Mantuve mis ojos fijos en él mientras retiraba el resto de mi ropa, arrojandola al suelo y quedando completamente desnuda. Miré como sus ojos viajaban sobre lisnoecjos desnudos, después hasta mi vientre, hasta lo que había entre mis piernas. A pesar de mirarme con adoración, también parecía tener un hambre furiosa, decidida. Yo doblé una pierna y la deslicé hacia un costado. Él soltó un suspiro bajoa ante la invitación, mientras sus mejillas aún se encontraban ciertamente enrojecidas, lentamente m, levantó otra vez la vista hasta la mía.

— Te amo —dijo, jadeante.

Le arranqué el resto de la ropa hasta que estuvo todo en el suelo, después, la rasguñé la piel hasta que dejé marcada su espalda y brazos. En cambio de sus manos, las cuales fueron devastadoramente tiernas sobre mis caderas. Después él se deslizó entre mis muslos y me devoró. Yo gemía su nombre cuando el se introdujo en mi, lentamente y con cuidado, seguramente intentando no lastimarme.

Nos movimos juntos, interminables y salvajes, cuando ambos llegamos al clímax el jadeó y se unió a mi.

— Te amo —volvió a decir, en un susurro, para luego besar mi frente.

Luego de un rato, el cayó dormido, abrazando mi cintura y apoyando su cabeza en mi pecho, yo me limité a revisar mi teléfono, respondiendo mensajes de sus amigos y de alguna otra mascota que insistía en hablar conmigo.

Narra Touya Todoroki.

En algún momento, llegué a dormitar, recostando mi espalda en uno de los árboles frente a la residencia de _______. Me desperté solo cuando una luz se encendió y comenzó a molestarme.

Aunque traté de no hacerlo, pensé en las probabilidades de que fuera ella, porque, de hecho, había visto al molesto héroe entrar a la residencia, por ello, me molesté mientras se me encogía el pecho. Miré la hora. Eran más de las dos de la mañana.

Ella, sin duda, se había tomado su tiempo.

Mire la puerta. Necesitaba que ella saliera, aunque, también necesitaba sacar de mi mente algunas imágenes furiosas que la poblaban.

Estaba por girar sobre mis talones cuando apareció frente a mi una figura femenina, un poco más baja que yo. La luz de la luna convertia sus hermosos ojos negros en un par de joyas ónix y hermosas, junto a su largo cabellos negro y suelo.

— ¿Vas a alguna parte? —preguntó. Su voz era tan hermosa que no parecía de este mundo.

Me encogí de hombros:— queria venir a saludar y desearte buenas noches, pero veo que ya te las dieron —dije, sonriendo de manera amarga.

Estaba a punto de pasar a su lado cuando ella me atrapó, con tanta rapidez que no vi nada hasta que me retuvo contra la pared. ¿Como es que esta niña me hace divagar de tal manera y es capaz de mantenerme en esta clase de posiciones?

— Te vi —jadeó, acercando su rostro al mío.

Cuando miré dentro de sus ojos, había poder en ellos, ninguna amabilidad, nada de humor ácido y retos amables. La persona que conocí hace años definitivamente no estaba allí. Y lo que más odiaba era amar aún más a esa nueva faceta bella y despiadada que yo mismo ayudé a crear.

— sueltame —ordené, sonriendo, con la voz más firme que conseguí. No quería que me soltara, pero, prefiero ser yo quien tenga el rol de dominante.

Sus manos me sostenían con firmeza, hundiendo sus dedos en la madera detrás de mis manos.

— Te odio —gruñó, y el sonido me tembló en el cuello, ya me lo esperaba pero sigue doliendo— me vuelves loca.

Aquello último lo dijo poniendo su rostro junto al mío hasta que compartimos el mismo aire. No podía escapar y no quería hacerlo.

— Denki fue amable conmigo —se burló, mientras sus dientes brillaban bajó la luna, se estiró un poco y llevó los labios a mi oído—. A ti te hubiera permitido ser todo menos amable, por eso nuestras noches juntos son inolvidables.

Justo en ese momento, me sentí como un adolescente. Un temblor recorrió mi cuerpo mientras cerraba los ojos. Se me tensó todo el cuerpo mientras las palabras me atravesaron como un eco:— hubiera gemido tu nombre y habría hecho que gimieras el mío. Y me habría tomado mucho, mucho tiempo para hacerlo, Touya— dijo mi nombre como una caricia, y el aliento caliente me hizo cosquillas en la oreja.

Sus labios no tardaron en pasar por mi cuello, besandome y haciéndome sentir como mi cuerpo se tambaleaba. La fuerza de su cuerpo conta el mío me hacia ver relámpagos mientras ella frotaba sus caderas contra mi.

Me mordió, una mordida suave, y su lengua me acaricio las marcas que habían dejado sus dientes. Ella no se movió, se quedó exactamente en el mismo lugar, besandome el cuello. Un beso intenso, terrible, territorial.

El tiempo que habíamos pasado en Rusia juntos hizo que nos unieramos un poco más, aunque creo que estoy al borde de la dependencia.

— Nunca vuelvas a venir aquí si mi padre no cura tus cicatrices —dijo; la voz, un ronroneo profundo que rebotó dentro de mi, despertandolo.

Sonrió una vez cuando tomé su rostro entre mis manos y la besé, era un beso húmedo, cálido, lleno de necesidad. Era un beso que me daba esperanza de que su odio y resentimiento se disipará en algún momento, incluso por su madre, porque tengo el miedo latente de que en algún punto ella se convierta en mi.

Ella jadeo cuando nos separamos, sus mejillas se tiñeron ligeramente de rojo mientras me miraba con molestia, yo sonreí cuando un sonido bajo y frustrado salió de su hermosa boca antes de alejarse y desapareciendo detrás de la puerta que llevaba a su residencia.

Con una pequeña sonrisa malvada observé la llave de su residencia y la guardé en mi bolsillo, robar aquella llave era la única razón por la cual estaba en aquel patético lugar. Esto será realmente divertido, espero todo salga bien.

Es hora de alegrar la vida de mi amada y comenzar con las visitas nocturnas.

— Por fin haces algo bien —borré mis sonrisa, cambiandola por un gesto de molestia.

— ¿No deberías estar jodiendo la vida de alguien más? —pregunté, girandome para observar la estupida cara de Hawks.

— Solo vine para asegurarme que no le hagas nada malo a la señorita —su molesta voz hace que quiera carbonizarlo.

Sonreí:— Oh, créeme, ella y yo tendremos mucho tiempo para eso. Mis manos están marcadas por todo su cuerpo antes de que tu siquiera la conocieras —tomé su rostro con una de sus manos, calentando mi mano, sin embargo, no activé mi particularidad.

Una de sus ridículas plumas rozó mi cuello, filosa, amenazando con cortarme:— por lo menos ella no me odia por haberla engañado —escupió, echándole sal a la herida.

Apreté su rostro, rasguñandolo, lo detesto, casi tanto como a Endeavor, su sola presencia hace que mi sangre hierva y, cuando está con ella, solo quiero arrancarle la cabeza.

— Recuerda esto, idiota, ella es mía, siempre lo ha sido y siempre lo será, tanto como yo le pertenezco a ella. Ahora estamos en una situación complicada, pero, te prometo que eso pasará y tu serás el primero al botará —dije, dejando salir todo el odio que sentía.

Ví que el idiota abría la boca para decir algo, sin embargo, una voz a mis espaldas hiz que callara:— No soy de nadie, gracias. Y si fuera de alguien seria de mi madre, que para algo me parió —ambos nos quedamos en silencio, yo me tensé al observar su fiera mirada sobre mi.

Cuanto desearía que me mirara así mientras estamos juntos en la cama.

Oh, espera, ya lo ha hecho.

— Touya, no soy idiota, dame la llave.

Maldita sea.

— ¿Que llave? —en estos momentos, la mejor decisión es fingir demencia.

Levanté las cejas mientras la observaba tocar mis piernas, toqueteando por fuera de mis bolsillos, seguramente buscando la dichosa llave:— Que atrevida —ronroneé.

Sus manos me rodearon, por lo cual levanté las mías, observandola desde arriba mientras metía sus manos en los bolsillos traseros de mi pantalon.

Ojalá nunca encuentre esa llave, a ver si busca con más profundidad.

— ¿Donde está? —dijo, tirando de mi cinturón y chocando nuestros cuerpos mientras sostenía mi rostro entre sus manos.

Moriré de un infarto si sigue actuando así.

— ¿Por qué no vamos a tu habitación y me revisas? —pregunté, meneando mis cejas mientras sonreía.

Mis ojos vagaron hacia abajo. Joder, ¿era conciente de lo bien que se veía con esa camisa grande?

— Buenas noches, señorita.

Hice una mueca, escuchar la voz de Hawks me apetecía tanto como pasar un día padre e hijo con Endeavor.

Que desagradable.

— ¿Podrias callarte? Estamos en medio de algo importante —recalqué, el pájaro molesto solo me ignoró, tomando la mano de mi hermosa ex novia para besarla con delicadeza.

Cuanto odio la palabra exnovia.

— Buenas noches, Keigo —Sonrió.

Estupido pájaro.

Pronto, ella se dio por vencida sobre encontrar la llave, la cual seguramente Hawks había escondido, sabiendo que seguramente lo arrastraría conmigo si ella nos descubriría.

— Iré a dormir, descansen y no intenten matarse el uno al otro.

Hawks sonrió. Ojalá se muera.

— Como usted ordene —maldito.

Pronto, ella se giró hacia mí, por lo cual, desvié la mirada.

— Yo no prometo nada —dije con inocencia.

Y así, ella volvió a irse, dejándome atrás mientras yo observaba su lindo y redondo culo mientras mis labios se curvaba hacia arriba. Enviaré una carta de agradecimiento a quien hizo esos pantalones.

— Me debes un favor —oportuno, como siempre, Hawks me sacó de mis ensoñaciones.

Lo miré de la mala manera mientras le arrebataba la llave de entre las manos:— Callate —ordené, alejándome del lugar.

(Hay que subir el brillo para ver la imagen de arriba)

Hola, ¿cómo están?

Espero que bien.

Disculpen mi desaparición, volví a clases, y ahora son presenciales, a demas, ayer, que era cuando tenía planeando publicar el capítulo, me enfermé.

En fin, eso.

Quiero volver a preguntar porque, aunque la mayoría me dijeron que si, algunos comentarios no estaban de acuerdo con ponerle un nombre propio a Maja.

Yo tenía planeado ponerle Keiko si la decisión era unánime, así que quiero volver a preguntar. ¿Cambio el nombre y en vez de ser una Rayita que ahora sea Keiko?

Si.

No.

Dejenlo ahí arriba.

Espero hayan disfrutado el capitulo de hoy, no olviden comentar y darme su opinión.

Gracias por leer 🥀.

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