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-039.-

Este capitulo contiene escenas lemon y gore, si no te gustan este tipo de escenas no leas el capitulo.

039.—

Cadenas resonaron por toda la habitación, aquello era lo que sucedía cuando se movía, la pequeña niña de largos cabellos azabaches, cuyos orbes negros habían dejado de mostrar brillo, observaron con anhelo el único rayo de luz que se colaba por la pequeña ventana con regillas de su habitación.

La pequeña levantó su mano, observando como aquellos brillantes destellos se posaban en esta, mientras, ella deseaba su libertad, queriendo convertirse en un ave para ser libre, o simplemente pidiendo morir. En aquel punto, había considerado que aquello era lo más cercano que tendría a ser libre, después de todo, le habían dejado en claro que su familia nunca la salvaría.

Ya había pasado un mes desde habia sido secuestrada y, por mucho que lograra arreglárselas para no ser abusada sexualmente, a pesar de que aquellos hombres siempre lograban tocarla descaradamente por sobre su ropa, era golpeada y maltratada con insultos y palabras hirientes. Ya estaba cansada mentalmente y no sabía cuánto tiempo aguantaría.

— Mi mamá nunca vendrá por mí, me quedaré por siempre —susurró para si misma, sintiendo sus lágrimas correr por sus pálidas mejillas— ¿por qué nadie me ama? ¿Por qué ningún héroe me rescata?

Akira suspiró, cerrando sus ojos con fuerza ante aquel recuerdo amargo, el haber bajado su guardia por un segundo realmente le habia costado caro.

Estresada, la mujer tomó uno de los cigarros que solía usar Akim a su alrededor, después de todo esa era la forma en la que el militar ruso se relajaba al estar cerca de su esposa, quien, en aquel punto, hacía que escalofríos subieran por su espina dorsal.

Al encender el cigarro la mujer la dio una calada, soltando el humo después de un rato y sintiendo como sus músculos se relajaban mientras intentaba olvidar aquellas escenas que habían pasado por su mente recientemente, siendo estas producto de su estrés ante la situacion de la noche anterior, recordando que un descuido puede arruinarle la vida vida a cualquiera.

Y por ello su hija debía ser perfecta.

Kotaro, preocupado por su hermana, caminó hasta ella, quien bebía plácidamente de aquel chocolate caliente que la ayudaba a regular su temperatura:— Hermana, ¿estás bien? —preguntó, tomando la mano libre de la mercenaria, con el fin de llamar su atención—. Lo que sucedió ayer no es propio de ti.

La mayor dejó su taza en la mesa, acomando sobre sus hombros el suéter que la protegía del frío de aquella mañana otoñal:— estoy más que bien, lindo Kotaro, todo está saliendo de acuerdo al plan — dijo, acomodando uno de sus largos mechones de cabello detrás de su oreja, mientras observaba con sus profundos y oscuros orbes negros a su pequeño hermano, quien la observaba con confusión.

"Izuku se encontraba tendido sobre el asfalto, había despertado rápidamente luego de aquel golpe propiciado por la azabache, sin embargo, el control mental que Akira ejercía en el le impedía hablar o siquiera moverse.

Akira suspiró, dudosa ante la situación presente frente a ella, y, también, sumamente decepcionada por lo que parecía ser un descuido de su hija.

— ¿Quieres que borre su memoria? —preguntó, resignada y cansada, por lo cual, se limitó a no hacer ningún comentario innecesario, luego se encargaría de tener una charla con su hija— ¿Solo eso? ¿No quieres que haga que se enamore de ti?

La azabache de largos cabellos negó, como si fuera realmente indiferente ante aquello, aunque no fuera así, debía ser cautelosa, después de todo, la última vez que intentó engañar a su madre fue vergonzosamente descubrierta.

Akira, por otra parte, observó a Izuku, quien la miró con terror, la mujer se puso de cuclillas frente al cuerpo paralizado del pecoso, colocando en su frente dos de sus dedos, índice y medio, no era necesario para ella aquel contacto, pero, entre más cerca estuviera de su víctima, más fuerte era el control mental que ejercía en estas.

— Cuando encontraste a _______ en el estacionamiento, le entregaste su corona de flores, y, cuando charlaste con ella antes de despedirte, no pudiste evitar sentir como tu corazón se aceleraba, al igual que siempre lo hace cuando la miras —finalizó Akira, llenando aquel vacío en la memoria de Izuku que había provocado el borrar la escena del disparo. Mientras, detrás de ella, su hija la observaba con una sonrisa ladina desde arriba."

— se trata de un pequeño plan a largo plazo que se me ocurrió cuando vi a a madre llegar al festival deportivo, pensé que sería divertido, aunque, me lastima y me extraña que realmente creyeras que aquello se trataba de algún descuido mío —susurró, metiendo una cereza a su boca mientras cruzaba las piernas y admidaraba la gran vista que le proporcionaba aquel ventanal en la sala del comedor.

Podía ver como las hojas en los árboles, de tonos cafés anaranjados, caían y volaban por los cielos. Adorando que, por su cultura mixta, hubiera podido mantener el estilo de vida que ha tenido hasta el momento.

A pesar que su hogar fuera construido a base de la arquitectura de las casas japonesas antiguas, su familia había decidio adquirir algunas cosas de las culturas Europeas y Americanas, mismos continentes en los que Tiago y Akim solíamos vivir antes de casarse con Akira.

— Aveces es bueno tener algo de anarquía, todos se asustan cuando algo se sale de sus manos, eres un buen ejemplo de eso —explicó con calma— todos se asustan cuando algo no es parte del plan, sin embargo, yo disfruto de usar los planes de otras personas contra ellos mismos, mira lo que hago con mamá.

》Claro que tambien tengo mis propios planes, pero, usar un plan de tu enemigo para destruirlo... eso, mi querido hermano, es lo más placentero que podrás sentir, el ver como sus rostros muestran confusión y miedo cuando su querido plan no funciona. No me considero alguien que siga las reglas, hago mis propias reglas y obviamente puedo vivir bien con eso, me encanta la anarquía, me encanta meterme en la mente de los demás. No hay placer que le gane a eso.

El azabache se sonrojó al sentir la fría mano de su hermana acariciar su rostro y acercarse a él con una amplia sonrisa, desviando su mirada hasta la ventana, donde una sombra pasó rápidamente.

《Geoffrey》pensó de inmediato. Aquel discurso solo había sido una distracción para hallar a la pequeña rata que usaba su madre. Tanto lo despreciaba que ni siquiera pensaba aprenderse su nombre.

Ella aún no entendía muy bien del todo por que, pero, aquel hombre le daba muy mala espina, era como si el fuera un factor impredecible e incontrolable. Habia algo de él que a ella no le cuadraba del todo y eso la hacía odiarlo.

Odiaba sentirse insegura y él le hacía estarlo. No sabía que tenía escondido, pero, definitivamente lo descubriría pronto.

En aquel momento, la puerta de entrada a la sala del comedor se abrió, haciendo que ella pudiera observar como un par de figuras masculinas entraban a travez de esta. El primero, y más alto, tenía un corto y hermoso cabello castaño y sus ojos brillaban con un hermoso color ámbar mientras caminaba felizmente, luciendo un collar de perro color escarlata que envolvía su cuello. El segundo, lucía un hermoso cabello albino que sobresaltaba entre el color del cabello de los hermanos Majakutsu y el líder de la Yakuza, tenia un par de orbes azulados, adornados con hermosas y largas pestañas blancas. Sus cejas estaban fruncidas mientras acomodaba su collar color marfil.

— Buenos días —dijo Kai felizmente, besando la mejilla de la femenina antes de dirigirse a su asiento—. Tengo excelente noticias.

La chica sonrió y mordió su labio inferior, asintiendo con la cabeza, indicándole al mayor que porsiguiera con su enunciación.

— Mañana el señor Kanaye y yo haremos el primer intento para recuperar mis brazos —dijo, sonriente, tomando la taza de porcelana y llevandosela a la boca, bebiendo del líquido dentro de esta— No me mal entiendas, atesoro estos brazos que hizo para mi el señor Tiago, pero, creo que sería más útil con mi particularidad al cien, a pesar que ya sé usarla con mis pies, aún no la domino por completo.

Por un segundo, ella desvió su mirada a los brazos de hierro negro que su padre había hecho por Kai, devolviendo pronto su mirada a los orbes ámbar del villano.

— tienes razón, me alegro mucho por ti, Kai —dijo, para luego darle otro sorbo a su taza de chocolate caliente, limpiando luego las comisuras de sus labios al separar estos de la porcelana, fijando su mirada en Geten, quien desayunaba en silencio.

Cuando el hombre con particularidad de hielo se percató de aquello, desvió la mirada, después de todo, aún sentía rencor ante aquella muchacha:— Ven —ordenó la menor, cosa a la que no pudo hacer caso omisa gracias a las miradas asesinas de Kai y Kotaro.

El albino se levantó de su silla, resignado, arrodillandose frente a ella como solían obligarlo a hacer:— He estado fuera de casa casi dos semanas, ¿no me extrañaste, Geten? —la azabache posó su dedo índice en la barbilla del albino, levantando esta a pesar de la resistencia que este impuso—. Esto es realmente una pena, pensé que eras inteligente, pero, por lo visto, no es así. La lealtad hacia un hombre muerto no te servirá de nada.

Ella pasó su pulgar por el labio inferior de Geten, era tan suave, tan sensible al contacto, que le daban ganas de morderlo. Porque Geten era sencillamente hermoso.

El albino arrugó la nariz y cerró los ojos al ver como ella se acercaba lentamente, como si fuera a besarlo, sin embargo, aquel beso nunca llegó:— Interesante —dijo, antes de retirar su agarre y sonreír—. Hace unas semanas apartaste el rostro cuando intenté besarte, esto es bueno.

Geten se sonrojó ligeramente, desviando la mirada y frunciendo su ceño mientras mordía su labio inferior, molesto e impotente, retirándose, avergonzado, casi de inmediato, mientras la chica que lo había secuestrado comía plácidamente su desayuno.

— Buenos días —dijo una voz fría, entrando por la puerta y acercándose a la menor— ¿dormiste bien?

La azabache cerró los ojos al sentir como Touya besaba su mejilla dulcemente, acariciando esta al separas sus labios de la tersa piel de la femenina, observandola como si fuera lo más valioso del universo.

— Si, ¿qué tal tú? — preguntó, señalando la silla a su lado que pertenecía a Touya, quien no dudó en sentarse y comenzar a desayunar.

— Mucho mejor desde ayer, me siento solo cuando no me abrazas por las noches, niña —comentó con una sonrisa coqueta, metiendo una cereza a su boca.

Ella soltó una risa, subiendo sus piernas a la silla y sentándose con estas en forma de mariposa, mientras descansaba su espalda en el espaldar de la silla, suspirando y bebiendo de nuevo de su taza de chocolate.

Aveces, toda su rutina escolar era realmente agotadora, y, realmente sentía como en aquellos momentos sus músculos tensionados se relajaban, después de todo, de alguna forma, sentía que no debía estar alerta todo el tiempo.

— ¡Buenos días, señorita! —exclamó hawks, sonriente y efusivo al poder saludar a aquella chica durante la mañana antes de ir a trabajar.

El héroe alado se arrodilló frente a la chica, quien sonrió y posó su mano en la mejilla del rubio, quien disfrutaba de su tacto con un prominente sonrojo, tomando su mano y besando sus dedos dulcemente.

— Buenos días, siéntate y desayuna antes de ir a trabajar, es importante que te alimentes bien durante las mañanas —el sonrojado rubio asintió, sentándose en la otra silla que se encontraba a un lado de la femenina que se encontraba sentada en la cabecera de la mesa— ¿quieres que le diga a alguien que maquille alguna parte de tu cuerpo?

El rubio, sonrojado, negó, acariciando los hematomas que habían dejado las cuerdas al ser atado la noche anterior, para luego acariciar su cuello, lleno de marcas y mordidas de la femenina.

— esto es muestra de que le pertenezco, señorita, no me molesta que otros lo vean —dijo con una sonrisa—. La verdad, estoy agradecido por lo amable que es conmigo.

En aquel momento, los orbes ámbar de Keigo no mostraban otro sentimiento más que el amor que sentía por su ama.

Sus padres y su madre, quienes observaban aquella escena desde el marco de la puerta, suspiraron:— Esto es demasiado familiar, ¿no es así? —dijo Akira, apoyando su cabeza en el marco de madera.

— Son exactamente cuatro, vaya —dijo Akim con incomodidad, estaba realmente celoso, era su padre después de todo, no quería que le quitaran a su pequeña, pero, sabía que no podía hacer nada al respecto.

Tiago chasqueó la lengua, observando aquello con molestia.

— En realidad son más, eran tres, cuatro o cinco del curso del heroes, no recuerdo bien, un maestro y un par de personas de otras clases —agregó la mujer, haciendo cuentas con sus dedos e intentando recordar ciertas menciones que había hecho su hija hace un tiempo—. Oh, y si mal no recuerdo, va tras otras personas. No recuerdo muy bien si eran héroes o villanos.

— Me voy a terminar suicidando —dijo Akim.

— Yo me voy a cortar las venas si sigo viendo esto —dijo Tiago, girandose y tapando su rostro.

— Por lo menos ustedes no tienen que curarlos cuando se hacen daño o cambiar sus rostros cuando ella quiere que salgan —agregó Kanaye, suspirando e imitando a Tiago, siendo seguido por Akim.

— podemos ponernos frente a los blancos en la práctica de tiro de los soldados de Akim —Kanaye chasqueó la lengua mientras observaba a Tiago.

— Seguramente se detendrán porque no pueden matar a Akim —dijo el albino, suspirando.

— Entonces hagamos un pacto suicida, ustedes me disparan mientras estoy sobre la cornisa de un edificio —Kanaye soltó una risa.

— Eso te matará dos veces —dijo Akim, revolviendo el cabello del hombre de tes morena.

— Ah, cierto —respondió el castaño, masajeando su barbilla.

Akira sonrió, observando la escena y abrazando al militar rubio y al ingeniero castaño por los hombros:— ¿por qué no nos divertimos en mi habitación? —los tres hombres observaron a su esposa por un rato, para luego seguir hablando sobre suicidio en conjunto, ignorado el comentario de la azabache, quien caminó junto a ellos mientras se alejaban del lugar en donde se encontraba su hija.

La azabache suspiró, tumbada de espaldas sobre su cama mientras revisaba los mensajes de su teléfono, observando con una sonrisa ladina como Katsuki le había enviado una foto sin camisa mientras mordía su pulgar.

Ella, quien solo llevaba su usual lencería negra, siendo solo cubierta por su bata de seda color carmín, suspiró, no se rebajaría a hacer lo mismo que aquel chico, en realidad, lo suyo era la provocación.

Aquello fue suficiente razón para enviarle una foto de sus piernas, sin que se viera nada que no debiera.

Luego de hacer aquello, observó el chat de Denki por un largo rato, preguntándose que debía hacer, él ya estaba obsesionado, ¿debía darle el último pequeño empujón que lo haría realmente dependiente?

Por supuesto que lo haría.

Denki, ¿quieres venir a mi casa un rato?

Luego de escribir aquello, ella solo suspiró, esperando una respuesta, sin embargo, no contaba con que aquella respuesta que esperaba llegaría casi al instante.

¡Claro! ♡

Ella mordió su labio inferior. Denki definitivamente había estado esperando que ella le escribiera.

《¿Debería cambiarla por lencería roja?》pensó, observando su cuerpo después de haber desatado la bata de seda, negando con su cabeza y auto respondiendo su pregunta, justificándose con el hecho de que se veía bien con lo que fuera.

Mientras esperaba, ella se limitó a hablar con Shoto, quien decía que aún no había tenido oportunidad de decirle a nadie que era su prometida, cosa que para ella, en cierto punto, es beneficioso.

A pesar de que podía usar la carta de "mi madre me obliga." Era mejor de aquella manera.

Denki no tardó mucho en llegar, siendo guiado por un mayordomo hacia su habitación, quien tocó la puerta de su habitacion al encontrarse frente a ella.

— Señorita Majakutsu, el señor Denki acaba de llegar —dijo el mayordomo.

Con lentitud, ella se levantó de su cama, atando su bata y dirigiéndose a abrir la puerta, donde se encontró a un nervioso y sonrojado Denki que jugaba con sus dedos, nervioso por aquella situación.

— pasa —dijo ella, con una sonrisa, haciéndose a un lado para dar el paso al rubio, quien caminó lentamente, no sin antes darle otra mirada al inexpresivo mayordomo.

La azabache se cruzó de brazos, observando como Kaminari se sentaba en su cama, jutando sus piernas y colocando sus manos sobre sus rodillas, parecía realmente tímido y avergonzado al estar en la casa de su ex novia, cosa que podía ser notoria para cualquiera.

— Yo...me alegro de que me escribieras para que nos viéramos, gracias por recibirme —dijo él con una sonrisa resplandeciente, haciendo que la chica sonriera ligeramente y se acercara a él.

— Eres muy lindo, Denki —dijo la asesina, tomando com sus dedos la barbilla del chico y levantando esta, para, así, acercar sus labios a los de él y besarlo.

Denki, por su parte, aún sonrojado, envolvió el cuello de la chica con sus brazos, abrazando este y profundizando el beso, el cual, hizo que ella terminara sobre él y su bata se abriera ligeramente.

Ella entre abrió sus ojos, mientras sus lenguas juegueteaban, observando como él la besaba con tal cariño y anhelo que la hizo estremecerse y volver a cerrar sus ojos.

Las manos de la chica viajaron debajo de la camisa del rubio, recorriendo su abdomen hasta llegar a su pecho, presionando sus pezones ligeramente, notando como la temperatura en el cuerpo del más alto subía.

Al separarse, mientras un pequeño hilo de saliva los unía, ella observó como Denki no se atrevía a mirarla, después de todo, el nudo de su bata se había desatado, por lo tanto, ahora solo se mostraba su lencería negra de encaje.

— ¿No quieres? No te obligaré a hacer nada que no quieras —dijo ella, tomando el rostro de Denki entre sus manos y dejando un beso en su cuello, mientras aún se encontraba sobre él.

— No es eso, es que, es mi primera vez —dijo, sonrojado, tapando su boca con el dorso de su mano y mirando solo por un instante a la chica que se encontraba sobre su cuerpo.

《¿No podía ser más fácil》, pensó, mientras una sonrisa se curvaba en sus labios.

— No te preocupes, yo cuidaré de ti —dijo, observando como el chico asentía, acto seguido volvió a unir sus labios.

La electricidad que recorría su cuerpo al ser tocado por la persona que más amaba hizo que Denki se asustara, ¿qué tal si terminaba electrocutando a Majakutsu? Ella, por su parte, retiraba la camisa de Denki, dejando pequeños besos que recorrían su cuello hasta llegar a su abdomen.

El rubio soltó varios jadeos, cubriendo su rostro con su mano ante lo avergonzado que estaba. No pudo evitar estremecerse al sentir como ella le bajaba los pantalones, quedando solo en boxers.

— No seas tímido —dijo ella dulcemente en su oído, guiando las manos del rubio para colocarlas sobre su cuerpo.

Ella no tardó mucho en deshacerse de sus sosten, tomando una de las manos de Denki y colocandola sobre sus pechos, apretando estos y jadeando ante aquello.

Ella apoyó sus manos a los lados de la cabeza de Denki, mirándolo directamente a los ojos antes de besarlo nuevamente, comenzando a mover sus caderas contra la erección del rubio, lo cual le hacía soltar varios jadeos a este.

Al separarse, ella bajó los boxers del chico y, casi al instante, se deshizo de su ropa interior, tomando un condón de la mesita de noche y abriendo el empaque con sus dientes, fijándose que este estuviera en perfecto estado y colocando este en el miembro de Denki.

— ¿Que soy para ti, Denki? —dijo ella, observandolo desde arriba y jugueteando con su propia ropa interior.

— Eres la chica que amo —respondió casi de inmediato, tartamudeando mientras aquel prominente sonrojo se mantenía en su rostro.

— ¿Que más? —preguntó, mientras su sonrisa se expandía y sus orbes negros se oscurecía, ella pasó su dedo índice por el pecho de Denki lentamente.

— Eres la chica a la que le pertenezco —susurró, sintiendo como ella introducía su miembro en su intimidad, soltando una jadeo ante ello.

Las manos de Denki, que antes habían estado sobre el cuerpo de la femenina, ahora se encontraban inmovilizadas sobre su cabeza, siendo ella quien sostenía sus muñecas con una mano, mientras la otra la apoyaba en su cuello, rodeando este sin apretarlo demasiado.

— ¿Que más? —preguntó, comenzando a moverse en círculos sobre la longitud de Denki, jadeando ante aquello.

— ¡Mi ama! —exclamó, ante el placer proporcionado por la chica, quien sonrió ante aquello, comenzando a moverse más rápidamente mientras ambos llenaban la habitación de gemidos y jadeos.

Mientras ella se movía, se inclinó levemente para besar a Denki, mordiendo su labio inferior con rudeza, antes de que el rubio fuera el primero en llegar al orgasmo, jadeando mientras desviaba su mirada, un pequeño hilo de saliva salía por sus labios y un prominente sonrojo de encontraba en su rostro.

Cuando ella llegó al clímax, se tumbó de lado, cerrando sus ojos mientras Denki la admiraba y la observaba con un aire brillante y feliz.

《Que ella esté a mi lado me hace muy feliz, ¡me encanta! Si es con ella siento que puedo hacer cualquier cosa.》, pensó Denki, completamente encantado por aquello que había acabado de suceder.

— ama —dijo, abrazando la cintura de la chica y dejando un tierno beso en su mejilla mientras sus mejillas aún se encontraban enrojecidas—. Te adoro demasiado.

La azabache sonrió, acariciando el cabello de Denki, observando el collar que llevaba alrededor de su cuello y sonriendo. Habia logrado que él estuviera perdidamente loco de amor por ella.

Ahora Denki dependía por completo de su amor.

La azabache bostezó, estirando sus brazos y metiendo aquel trozo de carne a su boca. Denki se había ido un par de minutos atrás, por lo cual, había decidido comer algo antes de comenzar a charlar con Izuku y Ochako, sus siguientes objetivos.
《Tal vez debo seguir con Hitoshi mientras me hago amiga de ellos dos.》, pensó la de orbes ónix, suspirando mientras observaba su plato y movia con su tenedor la comida en este.

— ¿Tu madre no te enseñó a no jugar con la comida? —preguntó una voz masculina, bastante conocida para ella, razón por la cual levantó la mirada, observando a un sonriente Dabi.

— Bueno, se fue cuando tenía nueve y acaba de volver para joderme la vida —respondió, devolviendo su vista a su plato.

— no importa, tus viejos hicieron un buen trabajo —dijo, tomando una pequeña salchicha del plato y metiendo esta en su boca—. De todas maneras, siempre decías que ella era una hija de puta contigo y los entrenamientos.

Dudosa, ella miró su plato por un momento:— eso creo, no lo recuerdo muy bien, lo cual es muy raro porque tengo buena memoria. Supongo que era muy pequeña y por eso no lo recuerdo a la perfección —susurró, sin embargo, Dabi logró escucharla y solo asintió con la cabeza—. A demas, no tomes comida del plato de alguien más, es de mala educación.

— No tomé comida del plato de alguien más, tomé comida del tuyo, desde que te conozco tu nombre es _______ Majakutsu, no "alguien más" —la chica bufó, sonriendo ante el tonto comentario de su ex novio.

— Eres un ser humano gracioso —dijo de manera lenta y sarcástica, haciendo a Touya sonreír y tomar otra salchicha del plato de su amada.

El albino había logrado su objetivo, distraerla y hacerla sonreír.

— deja mi comida en paz —la azabache tomó la mano de Dabi de forma delicada, apartando esta de su plato y, sin darse cuenta, manteniendo su agarre en esta.

Touya, quien si se percató de aquello, sonrió, observandola dulcemente mientra apoyaba su rostro en su mano:— lo haré cuando empieces a comer —ella puso los ojos en blanco ante aquello, retirando el agarre que mantenía en la mano del mayor, con tanta delicadeza y naturalidad, que ni siquiera se percató de ello, porque para su cuerpo, tocar  a Dabi era una acción natural y automática.

El albino suspiró, abriendo su mano y tensandola, sintiendo la falta de calor en esta casi de inmediato.

Ella, por otra parte, tomó el tenedor con su mano derecha, observando a Touya antes de meter otro pedazo de carne a su boca y, así, seguir comiendo mientras este la observaba con dulzura, cuidando que comiera todo lo que estuviese en el plato.

— Deja de mirarme —dijo ella, amenazando al albino con su tenedor.

— Tal vez no lo sepas, pero, las obras de arte están hechas para ser admiradas —dijo de manera lenta, sonriendo.

Ella sonrió, juguetona, metiendo una salchicha a su boca, no sin antes decir:— Si, pero no pueden ser tocadas —dijo, masticando lo que llevaba en su boca mientras observaba como Touya se tensaba.

El albino, pensativo, se llevó la mano a la barbilla:— Entiendo, mala elección de palabras, pero, habría sido perfecto si no fueras tan elocuente —ella se encogió de hombros.

— Entonces puedes ir a buscar a alguna tonta que no sepa responder a tus coqueteos supuestamente ingeniosos —dijo ella, con una sonrisa ladina, metiendo a su boca el último trozo de comida en su plato.

Touya suspiró:— lastimosamente, me enamoré de una mujer fría y sin corazón —exclamó, de manera dramática, llevándose la mano al pecho y cerrando sus ojos.

— está feo tu caso, si es así —dijo ella, recargando su espalda en la silla mientras observaba a su ex novio de manera burlona, mientras este la fulminaba con la mirada— ¿qué?

— estoy mal de la cabeza por enamorarme de alguien tan frío como tu, iceberg —dijo, desviando la mirada mientras fruncia el ceño.

— discúlpame, señor "horno andante", pero, a pesar de tu evidente cambio de estos días, no eres la persona más sumida en la efusividad y el romance —respondió, apuntando al hombre con un dedo, quien bufó y mantenía su expresión amargada— ¡Ahí está! Aún no me dices el secreto para pasar de romántico empedernido a un Grinch total.

— depende mucho de la compañía —dijo Touya, observandola con una sonrisa hipócrita.

Ella soltó una corta risa:— lo sé, provoco ese efecto en las personas —dijo, mordiendo su labio inferior y observandolo con una amplia sonrisa.

— no tengo idea del porqué estás orgullosa de ello —dijo él, sonriendo y levantando una de sus cejas.

Ella sonrió, juguetona, levantándose y observando a Dabi desde arriba, tirando su collar al encontrarse en la suficiente cerca:— ¿por qué no debería? Me ayuda a que personas indeseadas se alejen de mi —dijo, sonriente, soltando aquel collar.

Touya, quien había aprovechado aquella cercanía, colocó sus manos en la cadera de chica, atrayendola hacia él y haciendo que esta se sentara sobre su regazo:— evidentemente no soy una de esas personas —dijo, acercando sus rostros lentamente mientras sus dedos acariciaban los largos cabellos negros de la menor.

— depende —dijo, bajando las comisuras de sus labios y desviando la mirada mientras se encogia de hombros.

— ¿Como qué depende? Soy tu mejor opción entre...— la frase queda a medias gracias a que ella tomó su rostro entre sus manos, plantando un beso en los labios de Dabi, casi dejándolo sin aliento.

— hablas demasiado — dijo, al separarse del villano, cuya voz seductora lo dejó paralizado, dejándolo sin argumentos y sin recordar siquiera lo que iba a decir.

Kotaro, quien entraba al lugar felizmente mientras bebía de una caja de jugo de manzana, soltó aquel embase de cartón, haciendo que este se deslizará del sorbete y callera al suelo mientras aquel sorbete aún seguía en la boca del sorprendido Kotaro.

— Lo siento —dijo antes de tomar su caja de jugo del suelo y retirarse apresuradamente, no sin antes verificar si aún quedaba algo de contenido en esta.

Ella suspiró:— ¿ves lo que provocas?, pobre Kotaro, si no me hubieras llevado por los caminos de la perversión no estuviéramos así —dijo la azabache de manera dramática, abrazándose a si misma.

— ¿Caminos de la perversión? —dijo Touya mientras sonreía, ligeramente perplejo ante lo dicho por la menor—. Eres tú la que está sentada en mis piernas.

— porque fuiste tú el que me hizo sentarme en tus piernas, imbecil —respondió, obvia.

— Si, pero, tu me besaste —la azabache suspiró, desviando la mirada.

— pero lo disfrutaste, ¿no? —el azabache chasqueó la lengua, mirando a la chica de mala gana mientras esta lo observaba con superioridad.

Al día siguiente, aproximadamente a las dos de la tarde, la azabache se encontraba ojeando su teléfono mientras esperaba que la puerta fuera abierta para ella, suceso que no tardó en darse cuando logró observar a un agitado chico, cuyo pecho subía y bajaba dado a que había corrido por toda la casa antes de abrir la puerta para aquella femenina.

— Buenas tardes, Shinso-san —dijo con una sonrisa de labios cerrados, haciendo que el chico tuviera que aclarar su garganta antes de hablar para que su voz no sonara aguda.

— Buenas tardes, Majakutsu, por favor, pasa —dijo, haciéndose a un lado para que la más baja pudiera adentrarse a su solitaria casa, después de todo, su padre se encontraba haciendo turnos en el hospital.

Cosa que Shinso, en aquel momento, agradecía plenamente.

Hitoshi miró de arriba a abajo el cuerpo de la azabache, soltando un suspiro profundo al nota como se veía hermosa con cualquier cosa que llevara. La azabache usaba en aquel momento una camisa sencilla de botones color blanco junto con una falda de color negro. La razón por la que aquel pelimorado tardara tanto en abrir la puerta, se debía a que, al observar por la ventana de su habitación que Majakutsu había llegado, se apresuró a cambiar sus ropas por unas que combinarán con las que ella llevara, esperando a que ella se percatara de ello, sorprendiendose y enamorándose lentamente de él.

— Que extraño, nuestros atuendos combinan —dijo ella, razón por la cual Hitoshi sonrió.

《¡Funcionó!》, pensó el pelimorado para sus adentros.

— Si, es realmente extraño, que coincidencia —respondió el ojeroso, desviando la mirada.

《Lo mejor es simular que no me di cuenta que recorrió toda su casa buscando esa camisa.》pensó Majakutsu, sonriendo mientras caminaba junto a Hitoshi hacia el salón principal, sentándose en el mueble frente al televisor, donde también se encontraba recostado un gato, a esas alturas ya adulto, quien al observarla tomó una conducta defensiva antes de reconocer a la amiga de su dueño.

Con cariño, ella lo acarició en los lugares indicados, haciendo que el gato esponjoso y negro ronroneara ante su tacto:— El gran Gatsby —dijo ella con una sonrisa, desviando por un momento la mirada a Hitoshi, quien no hizo contacto visual gracias a lo avergonzado que se sentía por el nombre que le había puesto a su gato.

Ella tomó al gato, sentándose en donde antes este se encontraba recostado y colocando a este sobre sus piernas, siendo con las caricias y mimos que le agradaban al felino.

《Gato afortunado.》, pensó Hitoshi mientras se sentaba a un lado de la azabache y observaba como el gato movía sus patas sobre las suaves piernas de la chica, observando a Hitoshi y haciendo que este sintiera que aquello era una clase burla o gesto de superioridad hacia él.

— ¿A que se debe tu visita? No es que me moleste, pero, no eres de las que suele hacer este tipo de cosas —comenzó a hablar Hitoshi mientras observaba a la chica—. A demas, nunca fuimos tan cercanos, no me malinterpretes. Me gusta que me visitaras.

Ella lo observó por un rato antes de responder, haciendo que Hitoshi sonriera con nerviosismo:— Ashido me dijo que te atraía y que, si las cosas no funcionaban con Denki, podría aceptar tener una cita contigo y ver como se desarrollaba nuestra relación —Shinso le agradeció internamente a Mina, mientras escuchaba lo que su ex compañera decía con suma atención.

《Creeme, no me atraes, me gustas ¡me encantas! Me tienes loco por ti, me arrodillaria y te pediría matrimonio, eres mi diosa, ¡te adoro!》, pensó Hitoshi, mientras su rostro mostraba completa serenidad y asentía ante todo lo que la azabache decía.

— Todo lo que Ashido dijo es verdad, a demas, también me gustaría comenzar a salir contigo —respondió, mientras al mismo tiempo gritaba internamente.

— Entonces, considera esto nuestra primera cita —dijo ella con una sonrisa, haciendo que Hitoshi tuviera que desviar la mirada para poder controlarse y evitar que su rostro se enrojeciera.

Hitoshi tomó el control del televisor, observando a la chica antes de encenderlo:— ¿Quieres ver una película? Ayer vi en la programación que habría buenas películas, luego, si quieres, podríamos pedir algo para cenar —comenzó a hablar el chico.

— me parece bien —dijo ella, deteniendo a este antes de que siguiera pensando en lo que pasaría después de la cena.

Y, tal como había descrito Hitoshi, fue como aquel par de adolescentes pasó su tarde, viendo películas y comentando sobre estas mientras comían palomitas, por lo menos, era así hasta que la siguiente escena romántica tocó el corazón de Shinso.

— ella es demasiado para mí, la amo, pero temo no ser suficiente para ella —dijo aquel personaje de la película, haciendo que Hitoshi se sintiera completamente identificado—. Sin embargo, cada vez que la veo con ese idiota no puedo evitar enojarme y sentir que yo sería una mejor opción.

— No sabes cuanto te entiendo —susurró, haciendo que la atención de la chica se desviara de la pantalla hacia el chico que ahora tenía al gato sobre sus piernas.

Ella sonrió, tomando la mano de Shinso, quien la observó con duda y cierta felicidad:— Sabes, Shinso-san, Ashido no solo me dijo que te atraía. Ella siempre hablaba disparates sobre el amor que sentías por mí —dijo, haciendo que el mencionado abriera la boca, sorprendido.

Hitoshi tenía dos opciones, negar todo o decir la verdad y aventurarse a ver que pasa. Estaba claro que, al tener sus sentimientos guardados por casi un año, se aventurara a la segunda opción.

— Es cierto, Majakutsu, te quiero desde hace un tiempo —confesó.

Ella soltó una risa, haciendo que Hitoshi frunciera el ceño:— Oh, Shinso, ¿no sabes que es de mala etiqueta confesar tus sentimientos en la primera cita? —el mencionado giró el rostro, sonrojado, evitando tener contacto visual con la chica—. Necesitas algunas lecciones de modales.

Ella, simulando un sonrojo, desvió la mirada mientras su sonrisa traviesa se mantenía en sus labios:— creo que también podría quererte —terminó por decir.

Hitoshi giró su rostro, observandola con el ceño fruncido y un evidente sonrojo:— besaré esa dulce y malvada boca tuya, así que, mejor prepara tu linda cara —dijo, observandola mientras ella lo observaba con una sonrisa ladina.

— Entonces deja de hablar y hazlo, héroe —dijo ella en un tono burlón, haciendo que Shinso pasara su lengua por su labio superior.

En aquel momento, Gatsby, el gato, saltó de las piernas su dueño al sentir como este se movía, encontrándose ahora recostado en el suelo, acomodándose lejos de donde se encontraban aquel par de adolescentes.

Hitoshi, lentamente, posó su mano en la parte de atrás del cuello de la azabache, atrayendo su rostro al suyo y uniendo sus labios en un beso, el cual, hizo que sus labios se abrieran y, a travez de allí, la lengua de Hitoshi se coló tímidamente. Si las sensaciones de aquel momento eran alucinantes, en aquel momento Hitoshi estaba a punto de sufrir un colapso cerebral, profundizando un poco más el beso al hacer presión en su cintura. Ella soltó un suave jadeo, haciendo que Shinso solo quisiera implorar por más. Era la primera vez que él sentía algo tan estimulante como aquello.

El ritmo del beso era lento, mientras, a esta misma velocidad, el ojeroso se inclinaba hacia ella, terminando por recostar la delicadamente contra el sofá, mientras él se encontraba sobre ella, besandola lentamente y disfrutando de aquel momento, acariciando la cintura de la más baja mientras sus lenguas juegueteaban durante aquel húmedo, asfixiante y lento beso.

— Estoy en casa —dijo una voz masculina desde la puerta de entrada al hogar de la familia Shinso, acto seguido, ambos adolescentes se separaron a una velocidad realmente impresionante, sentados uno al lado del otro como si nada hubiera pasado.

Mientras, el corazón de Hitoshi latía rápidamente, solo en sus mejores sueños había ocurrido algo como aquello y, sin duda, aquel beso superó por mucho sus ensoñaciones.

Una mujer, cuyos cabellos castaños se encontraban repartidos por su rostro, observó con temor a los hombres frente a ella, quienes la miraban de una manera tan asquerosa que la hicieron llorar.

— Dejenme en paz —exclamó, mientras sus orbes cafés se enrojecian.

— Vamos, pasa un buen rato con nosotros —dijo uno de los hombres, sin embargo, antes de siquiera poder poner una mano sobre su cuerpo, un cuchillo atravesó su cabeza, asesinandolo al instante.

Una figura alta de cabellos negros se acercó a la escena, sus ojos brillaban cual par de diamantes bañados en sangre, impartiendo el terror en aquellos hombres. Ella observó por un momento el gesto inexpresivo de su salvador, quien la observó solo por un instante, después de todo, ella no era quien le importaba.

Kotaro se agachó, tomando con fuerza el mango del cuchillo que había lanzado a la cabeza del hombre muerto, sacando este para luego limpiarlo con la camisa de aquel hombre.

— ¿por qué no pasan un buen rato conmigo? —dijo, sonriendo, antes de matarlos fríamente con el arma que que había regalado su hermana hace un par de días.

Ella lo observó, sonrojada, observando con admiración a quien la había salvado, pero, esta la observó con tanta indiferencia y molestia que quedó paralizada.

— Un gusto conocerte, Sumiye —dijo la voz profunda del muchacho—. Mi hermana me dijo que no debía usar mucha violencia frente a ti.

Sumiye podía calcular que no pasaba de los diecisiete o dieciocho, sin embargo, Kotaro no tenía más que dieciséis. Ella se tensó, asustada por la intensiones del chico, después de todo, parecía ser que no había estado allí precisamente para salvarla, atando los cabos al recordar la razón por la que se encontraba el la azotea de aquel edificio.

El menor, por otro lado, solo se limitó en sacar una dos cajas de jugo de manzana de su mochila, insertando el sorbete en su lugar. Kotaro succionó un poco del jugo y le tendió otro que sostenía en su mano. Sumiye lo agarró, un poco más relajada, viendo el detalle infantil del menor.

— déjame adivinar, tú eres el hombre que me amenazó por celular —Kotaro arrugó su nariz ante lo dicho por la mujer, quien, trabajaba para el gobierno.

— amenazar es una palabra muy fea, prefiero decir que te incentivé a venir con palabras un poco agresivas —dijo el menor, sonriendo.

Ellos se encontraban en ma azotea de un edificio, el frío del otoño hacía que la piel de Sumiye sintiera como pellizcos:— por culpa de tu familia estoy en estos aprietos, tu hermana siempre me pide hacer cosas que no debo, aún no sé como hace para convencerme —dijo la mujer, Kotaro se encogió de hombros y se limitó a seguir tomando de su jugo—. Gracias a ustedes ya no se que hacer con mi vida, podrían echarme del trabajo si me descubren.

— puedes tirarte del edificio —sugirió el menor, buscando algunas cosas en su mochila.

— eso no ayuda —dijo Sumiye, frunciendo el ceño.

— pero no has dicho que no quieres.

La mujer suspiró ante la actitud del asesino, quien comenzó a buscar un par de cosas en su mochila:— ¿Que demonios buscas? —preguntó ella, acercándose al menor.

— Sht —Kotaro puso su dedo índice sobre los labios de la mayor, callandola.

Sumiye abrió los ojos, sorprendida, observando la gran cantidad de dinero que Kotaro sacaba de su mochila:— No me digas que se te había olvidado la paga.

— ¿Eh? Claro que no, ¿tu crees que arriesgaría mi cuello y mi trabajo solo por la linda cara de tu hermana mayor? —preguntó la mujer tomando los fajos de dinero y sonriendo mientras contaba.

— Claro que si se te había olvidado —dijo el menor, cerrando su mochila y colocando esta detrás de su espalda nuevamente.

Sumiye había conocido a la hermana de Kotaro durante su primer año como empleada del gobierno japonés, después de todo, ella quería tener ojos y oídos que le ayudaran a saber si era buscada como Enchantress, a demas, queria saber de cualquier negocio o movimiento extraño por parte su madre.

— ¿Por qué me amenazaste por teléfono si sabes que soy el contacto de tu hermana? —preguntó la mujer, tomando su cartera del suelo y metiendo los fajos de dinero como podía.

Kotaro se encogió de hombros, la razón era simple, le desagradan las personas que coquetean con su hermana o roban el tiempo que ella debería invertir en él, a quien Sumiye evidentemente le sumaba más años de los que tenía.

Sumiye soltó un ruido de molestia cuando Kotaro comenzó a estrujar sus mejillas:— ¡Mhmpg! —al observar con más atención el rostro del menor, Sumiye abrió sus ojos de par en par.

Kotaro era realmente atractivo.

《¿Quienes son los padres de estos dos? Debo darles las gracias por traer seres tan perfectos al mundo.》, pensó Sumiye, recordando lo preciosa que era la hermana mayor de aquel chico.

— Dile a tu hermana que puede llamarme cuando quiera, para ella estoy disponible a ma hora que sea —dijo la mujer, sonriente, al zafarse del agarre del menor, quien la observó con un gesto de desagrado al escuchar aquello—. Y, tú, puedes llamarme en diez años.

— No —se limitó a responder.

La mujer soltó una risa antes de irse.

Kotaro, por otra parte, volvió a tener su rostro inexpresivo, sacando varias geringas grandes de su mochila, conectadas a varias bolsas de sangre vacías que posteriormente le daría a su hermana, quien fue la personas que hizo que Sumiye terminara en el mismo lugar que aquellos hombres, después de todo, necesitaba que Kotaro los asesinara para tomar su sangre.

Pero, aquellos tres hombres no eran los únicos que debía asesinar aquella noche, después de todo, por la puerta de entrada a la azotea entraron otros cinco hombres, quienes reían por algún chiste que alguno habia soltado.

El menor los observó, levantándose mientras notaba como el terror inundaba las miradas de aquellos cinco hombres, inmovilizado com cuchillos a los primeros tres e interceptando por las escaleras a los otros dos, bebiendo su sangre para así controlar sus mentes y facilitar su tarea, volviendo a la azotea mientras los dos hombres que había logrado controlar lo seguían.

— Sostenganlos —ordenó, sentándose en el suelo mientras observaba la escena.

Tres de los hombres, los que aún se encontraban concientes de lo que hacían, gritaron ante el dolor que provocaban los cuchillos en sus cuerpos, después de todo, no habían tenido la oportunidad de reaccionar antes de sentir el filo de estos cortar su piel.

Por otro lado, Kotaro sacó de su mochila un portacomidas con unos cuantos sándwiches, tomando un pequeño termo termico de sonic en el que guardaba chocolate caliente. El menor sonrió, disfrutando de su merienda nocturna mientras el par de hombres que controlaba degollaban a los otros tres.

— ¿Que haces? —preguntó una voz masculina detrás de él.

— estoy comiendo —dijo el chico con obviedad, observando como Touya desviaba su mirada a la grotesca escena frente a él—. Oh, eso, mi hermana me envió para desaparecer a estos tipos. La degollacion solo es una forma de darme tiempo para comer.

Kotaro masticó el último pedazo de su sándwich y luego terminar de beber su chocolate caliente, pasando su dedo por las comusaras de su labios para limpiar estos, en su mente, obligando a uno de los hombres a asesinar al otro, quedando tan solo una persona viva, el cual, retiraba las balas de las cabezas de los hombres y sustituía estas por puñaladas en el cráneo, de esta manera Kotaro podía confundir a quienes investigaran aquella escena del crimen.

— Tu hermana me envió por si necesitabas algo, pero, al parecer estas bien solo. Me iré a casa —Kotaro frunció el ceño ante aquello que dijo Dabi.

— Espera un momento, me iré conmigo, voy a deshacerme del bicho raro. Me da escalofríos —Kotaro observó al hombre de lentes, el último sobreviviente a su masacre—. Tu tarea terminó, amigo, tu hora llegó.

Al decir aquello, el hombre asintió, pasando el cuchillo por su garganta, cortando esta y muriendo mientras se ahogaba en sangre.

— Mi hermana dijo que iría mañana a encontrarse con alguien, no recuerdo cómo se llamaba —dijo el menor, masajeando su barbilla.

— Lo único que sé es que irá a la liga, y, eso, no me da buena espina —dijo Dabi, frunciendo el ceño.

Hola ¿cómo están?

Espero hayan disfrutado mucho el capítulo del día de hoy.

Ahí les dejo una pequeña imagen de Denki con collar besando a Maja ♡

Intentaré no decir más de ahora en adelante para no hacer ningún spoiler, después de todo ya casi termina la historia, es por eso que los capítulos son largos y serán así de ahora en adelante.

Por eso me demoraré un poquito en actualizar ;)

Por cierto, desde los próximos capítulo habrá una sección en la nota final llamada "Nota de apreciación a los Majakutsu" que se tratará básicamente de mi subiendo imágenes de un miembro de la familia por día.

¿Quien quieren que sea el primero? ¿Akim, Tiago, Kanaye, Akira o Kotaro? Dejaré a Maja para el final, a parte de que siempre pongo sus imágenes en multimedia también quiero cerrar con "broche de oro."

En fin, espero hayan disfrutado el capitulo de hoy.

No olviden dejarme su opinión en los comentarios, me encanta leerlos.

Gracias por leer. 🥀

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