-018.-
—018.—
Tres cuerpos desnudos se encontraban recostados sobre una misma cama, abrazando a la femenina que se encontraba en la mitad, la cual le mandaba mensajes a su novio mientras los dos hombres a su lado dormían, ella suspiró al ver la hora que era.
No había bajado a tiempo para recibir el regalo de su madre.
La azabache suspiró, sacándose del agarre de ambos hombres, con cuidado de no despertarlos, dirigiéndose a su armario donde tomó otra de sus batas de seda negra, envolviendo su cuerpo, no sin antes peinar su cabello y atarlo.
Al hacer todo eso ella salió de su habitación, primero pasando por la cocina, después de todo estaba sedienta. Luego de ello la femenina se dirigió al estudio de su madre, donde esta se encontraba sentada, con una expresión seria, revisando unos documentos en su escritorio.
Cuando levantó la vista la mujer pudo observar a su hija sentarse con dificultad en la silla frente a ella, razón por la cual las comisuras de sus labios se ampliaron en una sonrisa:— al parecer heredaste los gustos de tu madre.— dijo la mujer, sin despegar la vista de los documentos.
— ¡Mamá! — exclamó la menor con un lijero sonrojo.— lo ultimo que quiero es hablar de mi vida sexual contigo.
La de cabello corto recostó su espalda en el espaldar de su silla, cruzándose de brazos y observando a su hija con un gesto burlón:— Sabes, cuando conocí a tus padres al principio ellos se negaron en pasar la noche conmigo todos juntos, solo accedieron cuando entré en sus mentes. Luego de un tiempo de acostumbraron.— la menor hizo un gesto de asco ante aquella confesión.
— ¡Mamá! No quiero saber lo que hacías con mis papás, que asco.— dijo ella, reacia ante lo dicho por la mujer, quien reía.
Akira tomó un poco de Whisky que se encontraba servido en un vaso sobre su escritorio:— Solo digo, estoy orgullosa que tu lo hayas logrado sin usar trucos sucios.— la menor se sonrojó ligeramente, simulando vergüenza.
— No vine a hablar de eso.— dijo ella, desviando la mirada.— dijiste que viniera luego de que se terminara la junta con la liga y Destro.
Al escuchar esto último Akira hizo mala cara:— Re-Destro es un hijo de puta.— comentó la de cabellos cortos.
La menor levantó las cejas, precediendo a asentir:— quiero algo que el tiene, así que necesitamos aguantar un poco más.— dijo la menor, rascando su mejilla con amargura.
— ¿puedo saber que es? — dijo la mujer, haciéndole una seña a uno de sus asistentes para que este buscara el regalo que había traído para su hija.
La menor asintió, realmente no le importaba que su madre supiera:— un hombre de hielo.— dijo la menor con una larga sonrisa, observando por la ventana como las hojas de los árboles se movían gracias a la brisa.
La mujer la observó por unos segundos:— eres más parecida a mi de lo que crees.— susurró la azabache, cosa que sorprendió a su hija, quien había sido tomada desprevenida por aquel comentario.
La puerta fue tocada dos veces, dando paso al asistente de Akira, quien iba jalando una cadena que rodeaba el cuello de alguien:— Mi querida joya, este es tu regalo. Te traje una linda mascota para tu colección.— la de cabellos largos giró la cabeza para mirar hacia atrás, abriendo la boca y levantando las cejas, sorprendida al ver quien se encontraba atado con una cadena
— Lo encontramos solo y sin seguridad luego de que la liga lo dejara sin brazos, era realmente difícil resistirse cuando no tenía protección alguna.— comenzó a hablar Akira.— entonces pensé que a mi linda hija le gustaría un presente cuando volviera a Japón ¿qué mejor que su amigo de la infancia Chisaki Kai?
Ella llevó sus manos a su boca, observando al castaño que llevaba un par de brazos metálicos de color negro los cuales, al parecer, podía mover a voluntad. Todo era perfecto para ella, después de todo no tendría que asesinar a su madre, no tendria que encerrarle, lo único que necesitaba era la fórmula antiquirk de Chisaki.
— ¡Gracias mamá!— exclamó ella con felicidad, abrazando a su progenitora para luego ir hacia Chisaki, donde el asistente de Akira le entregó formalmente la cadena que envolvía su cuello.— voy a jugar con él un rato, nos vemos.
— ¡Diviertete! — exclamó la mujer con felicidad, observando a su hija irse.— crecen tan rápido, un día son unos lindos bebés y al día siguiente son asesinos profesionales con una colección de mascotas.
El asistente de la mujer suspiró y asintió.
Por su parte la azabache tiró de las cadenas del hombre hasta llevarlo al cuarto té, donde lo obligó a levantar la mirada para observarla:— A pasado tiempo, Chisaki-san.— el hombre, que se encontraba sumergido en sus pensamientos, levantó sus cejas con sorpresa al ver a la femenina.
El castaño soltó un largo suspiro, observando a la hermosa azabache. Si antes pensaba que aquella femenina era preciosa, en aquellos momentos no tenía una palabra específica para definir su belleza. Hermosos y largos cabellos azabache que llegaban hasta su cadera, una hermosa figura, grandes pechos, pero no tan grandes comonparecer ostentosos, labios rojos y carnosos, pestañas largas.
Perfección, esa fue la única palabra que Kai encontró para poder definirla.
— Majakutsu-san.— dijo él, sonriendo, tranquilzandose.
Ella sonrió, asintiendo, no podía creer que su plan hubiese tomado aquel rumbo tan perfecto:— debiste haber pasado por mucho.— dijo ella, acariciando el rostro del de orbes cafés.— pero no te preocupes, ahora estoy contigo, mientras yo esté a tu lado nada malo te volverá a pasar.
El castaño se lanzó a abrazar a la menor, suspirando tranquilo ante su tacto, ella por su parte extendió una gran sonrisa en sus labios, misma que asustaría a cualquiera si alguien más la viese.
— No te vuelvas a ir ¿entendido?— Kai asintió, aferrándose a lo único conocido que tenía en aquel momento, libre del control mental de la madre de la azabache.
— lo prometo.— dijo él, pasando sus manos por la espalda de la menor.
La menor volvió a su habitación, después de todo no podía pasarse todo el día en solo una bata, había dejado a Chisaki en una de las habitaciones de huéspedes, estando al cargo de su padre Kanaye, quien no tuvo tiempo de negarse.
Aquello tenía dos razones de ser.
La primera razón para dejar a Kanaye y Kai juntos era gracias a que ambos eran hombres de ciencia, después de todo, el padre de la azabache era un científico y médico bastante bueno, la segunda razón de esto había sido gracias a que ella desconfiaba del castaño, pensando que este podría escapar en cualquier momento por algún descuido.
Eso no era lo que ella quería.
Al volver a su habitación se quitó la bata y entró directamente a las termas de su baño, relajándose y descansando sus piernas, realmente era dificultoso para ella caminar, pero como Akira había dicho, nunca se debe mostrar debilidad a nadie, ni siquiera a la persona que más amas, porque por más que tu los ames nunca sabrás en qué momento ellas te apuñalaran por la espalda.
Majakutsu echó su cabeza hacia atrás, suspirando y adentrándose por completo a las termas, saliendo después de haber lavado su cabello y enjuagado su cuerpo por completo. Cuando terminó secó su cuerpo y salió del baño para adentrarse a su habitación, donde lo primero que hizo fue colocarse su ropa interior.
— No me miren así.— dijo ella, abrochando su sostén, sintiendo la mirada de ambos hombres en su espalda.
Hawks desvió su mirada avergonzado, Touya sonrió con burla:— Ya te toqué muchas veces, ¿qué me impide mirarte?— dijo el albino con picardía.
— si meto dos lápices en los ojos será algo que te impida verme.— respondió la azabache, colocándose un pantalón negro y un top escarlata.— dense un baño y organicen mi habitación, esperen a vuelva.
— ¡Si señorita!— respondió Keigo de inmediato, sonriente y sonrojado, completamente hechizado.
La menor sonrió, acercándose al rubio y depositando un beso en sus labios:— eres un buen chico.— dijo ella, haciendo que Keigo sonriera atontado.
Touya chasqueó la lengua, observando a Keigo con fastidio:— como ordenes.— dijo el albino, ella se acercó a él y acarició su cabello, el levanto la vista y la observó.
Ella depositó un beso en sus labios, como recompensa por haber respondido correctamente:— hagan las cosas bien y habrá recompensas, nienguense y los trataré como a una hormiga.— dijo ella con una sonrisa, saliendo de la habitación y dejando a dos hombre peleándose por las tareas que debían hacer, creyendo que el que hacia más recibiría un premio.
La azabache se dirigió a la habitación de su hermano menor, la cual estaba realmente alejada de la suya, al llegar abrió y encontró al menor escuchando música, cuando este notó que su hermana se encontraba en su habitación se levantó rápidamente, acercándose a ella y abrazandola.
— Hermana, dime que no volverá a pasar eso.— dijo el azabache, aferrandose al cuerpo de la menor, quien acariciaba su espalda.
— ¿qué cosa, Kotaro?— preguntó ella.
— que volverás a traer a esos hombres, soporto a Kaminari porque es un idiota que no hace nada, pero ellos te tocan. No quiero que nadie te toque hermana.— dijo el menor, ella suspiró con pereza.
— Kota...es algo necesario y es algo normal, no te preocupes, yo lo disfruto.— el reclamo de Kotaro no se debía a si ella lo disfrutaba o no, cosa que ella ciertamente sabia.
Kotaro estaba celoso de Touya y Keigo:— tranquilo, Kotaro, siempre serás el único hombre al que ame de verdad.— dijo ella, sonriendo.
Kotaro se separó de ella, observandola mie tras sus ojos relucían de brillo, aquel era un brillo de ilusión, un brillo hermoso:— ¿En serio?— preguntó él con una gran sonrisa.
— Claro, Kota, eres mi lindo tigresillo. Jamás amaré a nadie que no seas tú.— dijo ella, besando la mejilla de su hermano, para luego separarse de él y sentarse en su cama, luego de procesar aquella palabras Kotaro se lanzó sobre su hermana y la abrazó, felizmente.
— ¡Prometo hacerte muy feliz hermana mayor!— dijo él con una gran sonrisa.— Tú serás la única mujer a la que ame, jamás amaré a nadie más, porque solo soy propiedad de mi hermana mayor.
Ella asintió, acariciando el cabello del menor mientras este la abrazaba con felicidad.
La azabache se encontraba caminando sola, era de noche, había algunas personas alrededor suyo, pero la mayoría eran adolescentes u hombres, ¿qué haría? Iría a un prostíbulo.
Al entrar ella se encontró en primeras con la mujer que la trataba cual madre:— Hikari.— dijo ella, haciendo que la mencionada se girara y la observara con una sonrisa.
— Cariño ¿qué haces aquí a estas horas? Y sin un suéter, por Dios, espera un segundo. Tengo uno de repuesto en mi casillero.— la prostituta intentó irse, sin embargo la Majakutsu la detuvo, sonriente.
— Te tengo una sorpresa.— dijo la menor con una amplia sonrisa, sacando una tarjeta de débito y entregandosela a la mayor.— aquí hay suficiente dinero para que pagues todo lo que tienes y vivas una vida cómoda.
Los ojos de la mujer brillaron:— ________, no puedo aceptar esto.— dijo ella, intentando devolver el regalo.
La azabache negó, dandoselo:— Hikari-san, cuando me rompieron el corazón estuviste allí consolandome y apoyándome, me ayudaste mucho a crecer, esto es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte. Quiero sacarte de esta vida.— dijo la menor con una sonrisa, tomando la mano de la prostituta, quien lloraba.
La mujer no pudo soportar mucho y abrazó a la azabache:— muchas gracias, ________, eres el Ángel que los dioses me enviaron.— la chica sonrió.
— Para nada.— la azabache suspiró con alivio, sentia como un peso se le salía de encima al ver que por fin había logrado transferir suficiente dinero a una tarjeta que estuviese a nombre de la mujer.— gracias por estar siempre allí para mí.
— gracias a ti por existir.— dijo Hikari, dejando un beso en la mejilla de la menor.— ¿te acompaño a casa?
— claro.— dijo la azabache, enganchando su brazo con el de Hikari.
Ambas femeninas caminaban hacia la casa de la menor, rebosantes de felicidad, charlando, muy pocas veces eran las que la menor podía verse de esa forma y, por fortuna de Shoto y la azabache, quien no se había dado cuenta de la presencia de este último, el mitad mitad logró ver aquel tierno momento de felicidad.
La clase de heroes aquel día estaba haciendo su última vigilancia rutinaria antes de las vacaciones, siendo aquella la razón por la que Shoto se encontraba en aquel lugar, cosa que agradeció.
La felicidad de las dos femeninas no tardó en disiparse cuando un hombre con gabardina se posó frente a ellas:— disculpen, señoritas, ¿pueden decirme la hora?— dijo él, amablemente.
— Es hora de irnos.— dijo Hikari, intentado alejarse antes de que sucediera algo.
— Error, es hora de que los helicópteros pasen.— dijo él, abriendo su gabardina y mostrando su miembro a las femeninas, moviendo las caderas.
La azabache, con su vista periférica, observó a Shoto, descartando la opción de asesinar al hombre frente a ella:— ¿Que? Eso es muy pequeño, no hay nada que ver, corre y ve a casa, señor no hay nada para ver.— dijo la de orbes negros, haciendo que el hombre se tapara y se fuera rápidamente.
Ella fingió desvanecerse en el suelo mientras Hikari la abrazaba, Shoto maldijo a aquel hombre en aquel momento, teniendo que correr para alcanzarlo, sin embargo, con deseos de consolar a la azabache, quien fue realmente fuerte ante la situación. Aunque Shoto no sabía porque, quería abrazarla y decirle que estaría segura con él.
Pensaba que aquello solo era porque ella era la madre de su hijo gatuno.
Por su parte la azabache realmente no se sentía afectada por ello, sabía completamente que lo que aquel hombre había hecho era una falta de respeto y falta a la dignidad de la otra persona y, por supuesto, quería castigarlo, pero el hecho de tener que mantener su imagen de un hermoso sol angelical se lo impedía.
La Majakutsu realmente odiaba a ese tipo de personas, odiaba que alguien se atreviera a faltar al respeto y tranquilidad de la otra persona, llegando a sentirse insegura con su entorno, cosa que ella no quería que sucediera con Hikari.
Después de un rato tranquilizando se ambas retomaron su rumbo, siendo la azabache la única que sabía que Shoto las seguía, como si estuviera protegiendolas para que una situación como la anterior no se repitiese.
Los golpes en el muñeco de práctica para esgrima eran constantes, hace ya varias estocadas la hija mayor del clan Majakutsu habia agujereado aquel muñeco, que solía usar hace años y que había dejado en el olvido cuando se mudó a las residencias de Yūei para espiar desde dentro.
— Eres muy buena.— dijo una voz masculina detrás de ella, razón por la cual se sobresaltó.
— gracias, papá.— el rubio levantó las cejas.
Hace mucho que Akim no escuchaba esa palabra, ese apodo, ese título; si bien era el padre de la azabache ella nunca había respondido sus mensajes mañaneros, ni lo había llamado, después de que ella cambiara tan drásticamente incluso comenzó a llamarlos a todos por sus nombres, siendo Akira la única y clara excepción de ello.
Pero para ello había un motivo claro, solo que Akim no sabía cuál era.
— ¿Cuando vas a empezar a usar tu Quirk como se debe? — ante aquella pregunta la de largos cabellos se detuvo.
Cuando ella era pequeña solía vivir en paz, su Akira actuaba como una verdadera madre, incluso con Kotaro, el problema surgió cuando su Quirk se presentó, cuando Akira descubrió cual era no dudo en posar todas sus atenciones en ella, dándole los mejores tutores, los mejores entrenadores, todo para poder ser perfecta.
Y no habia problema en ello, porque a pesar de todo ella seguía siendo una excelente y ciertamente extravagante madre.
Ella había sido educada para matar cualquier cosa, tener un pensamiento crítico e investigativo, y a ello se le adicionaba el hecho de que ella era una genio, por otra parte, Kotaro había sido adiestrado para obedecer, ya fuera a su madre o a su hermana, después de todo esta última tenia una particularidad sumamente más poderosa que la de su hermano menor.
El Kosei de Kotaro es llamado "Titiritero" cuando Kotaro bebe al menos una gota de sangre de su víctima este puede controlar sus acciones, sus palabras, puede meterse en su cabeza, sacar y meter pensamientos en esta y controlar por completo su cuerpo.
Su hermana era una historia a parte, pero su propia madre le había dado un apodo y, cada vez que hablaba sobre ella con otras personas, la llamaba de esta manera.
"Arsenal de armas."
Algo poco convencional para que una madre llame a su hija, pero era lo correcto, de cierta manera:— No me ha sido necesario, mis habilidades y mi inteligencia son suficientes, pronto lo descubrirás.— dijo ella, observando su mano, donde un circulo de energía se elevaba, convirtiéndose pronto en un mazo de picos.
Akim observó a su hija por un instante, la cual pensaba seriamente, hasta que por fin se decidió, activando su particularidad. Una masa negra bajó por el hombro de la menor, envolviendo este y dando paso una armadura de metal y una espada.
"Code velator" esa era la particularidad de la azabache, ella podía usar su energía vital para crear objetos, armas en general, su Quirk aumentaba su intelecto táctico, su velocidad y su fuerza, esta también traía la habilidad de usar los ataques de los Quirks de tipo emisión en contra del emisor, básicamente devolviendo estos y logrando manipularlos en un lapso de cinco minutos.
Pronto, su madre, al ver que este podía ser un Quirk realmente poderoso, la hizo reforzar este, e incluso, por un tiempo, tomar drogas para amplificarlo, logrando que ella pudiera usar el hierro de su cuerpo para reforzar estas armas, razón por la cual dos lunares pequeños aparecieron en sus hombros, siendo estos de donde salía una masa que contenía este mismo hierro.
La única debilidad de esta particularidad era que al usarla sus niveles de hierro en la sangre baja, por lo que ella tiene tendencias anemicas y tenia riesgo de desmayos y mareos, cuando no usaba el hierro para fortificar sus armas de energía, este misma energia que usaba para crear sus objetos la agotaba. Por estas dos razones ella solía comer mucho.
— Entonces, ¿lograste expandir tu diámetro de anulación de Quirks?— la menor hizo una mueca ante la pregunta del mayor.
— digamos que descubrí una forma de hacerlo.— cosa que no era del todo mentira.
El rubio suspiró:— Cariño, aún tienes oportunidad de ser feliz, huye con tus amigos.— dijo el padre de la chica, abrazandola.
¿Huir? Esa palabra no estaba en su vocabulario, ella no era una cobarde y mucho menos una niña que necesitase ayuda de alguien más, si bien necesitaba el poder de otras personas, lograba usarlos a su favor y manipularlos por su cuenta, sin la ayuda de un Quirk de control mental.
Ella se separó de su padre con una gran sonrisa:— Pero si soy feliz, papá, jamás huiré de madre. ¿Que no ves que la estoy pasando de maravilla con su visita?— y no mentía, después de todo, si ella no hubiese llegado y le hubiese regalado a Chisaki seguramente sus planes seguirían siendo asesinar a su progenitora, cosa que, por más que su corazón fuese de hierro, no le agradaba del todo.
¿Que mejor castigo por crímenes que quitarle lo que tanto aprecia? Su particularidad.
Hola ¿cómo están?
Espero les haya gustado mucho.
Si hay algo que no entiendan o quieran dejar su opinión del Kosei de la protagonista, dejen su opinión en los comentarios.
Desde el principio planee que Kai estuviera incluido en el Harem-coleccion de la prota.
Porque en vez de harem ella tiene una caja de herramientas, a todos los usa.
No olviden dejarme su opinión del capítulo.
Muchas gracias por leer.🥀
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