-016.-
Este capítulo puede contener escenas gore, se recomienda discreción, si no te gustan este tipo de escenas a penas la veas salta al siguiente separador.
—016.—
Ella soltó un largo suspiro, cruzándose de brazos mientras caminaba pensativa por los pasillos de la escuela, amaba a su tía pero era realmente estresante cuando le soltaba una gran bomba y terminaba dejando el resto de información como sorpresa.
Ella odiaba las sorpresas.
Al levantar la mirada ella observó como un pequeño tumulto de gente se encontraba rodeando la entrada a la clase A, cosa que observó con aparente confusión ya que aún no era el festival deportivo, ella rápidamente se dispuso a pasar entre el tumulto de gente, usando su belleza para manipular a chicos y chicas para que le cedieran el paso.
No pudo evitar dejar que su boca se abriera ligeramente al observar la escena frente a ella.
Denki se encontraba confundido, observando con el ceño fruncido al chico frente, un chico de cabellos negros, tes pálida y cuyos ojos parecían estar bañados en sangre gracias al color carmesí de estos, era más alto que Denki, llegando a los uno ochenta. Dicho chico volteó su mirada hacia la puerta, donde la azabache se encontraba recargada en el marco de esta observando la escena.
— Hola.— dijo el de orbes rubíes con una larga sonrisa.
La azabache levantó las cejas:— ________-chan ¿lo conoces?— dijo Denki, acercándose a mencionada con un gesto de preocupación.— Él entró preguntado por quien salía contigo y dije que era yo, espero no te moleste.
La azabache sonrió, tomando las manos del rubio:— Claro que no, Denki, estamos saliendo.— aquello hizo sonrojar al rubio, quien estaba pensando mucho en hacer de su relación algo más serio.
El pelinegro sonrió con ironía, acercándose a la más baja y abrazandola por los hombros:— ¿Que no me vas a saludar?— dijo él, sonriendo al rubio mientras aparentaba amabilidad.
Ella soltó un suspiro al observar como Denki se miraba ligeramente desconfiado:— Denki, no te preocupes, el maleducado que me abraza es mi hermano menor.— dijo ella, retirando la mano del susodicho mientras se acercaba más a Denki, en cambio, abrazando este por la cintura mientras observaba al otro azabache.
— Kotaro Majakutsu. No es un gusto conocerte.— dijo él con una sonrisa.
Denki levantó sus cejas, sorprendido, ligeramente nervioso al estar frente al primer pariente de la ojinegro que conocía.
— ¡Wu! Kaminari está conociendo a su cuñado.— gritó Mineta, haciendo reír a toda la clase.
Ella observó de manera despectiva a su hermano menor, quien portaba el uniforme de Yūei mientras, debajo de la camisa, llevaba un suéter negro, Delgado, que se pegaba a su cuerpo y resaltaba los músculos de sus brazos. Kotaro era simplemente intimidante para Denki.
— Denki, nos vemos en el almuerzo, tengo que hablar con Kotaro de algunos asuntos. Perdón por toda este escena que armó.— dijo la azabache, inclinándose levemente frente a toda la clase en forma de disculpa para luego darle un beso a Denki en la mejilla y retirarse del lugar mientras arrastraba al menor con ella.
— ¿Quien te dio permiso de tener novio?— dijo el azabache mientras tenía el ceño fruncido.
Ella lo observó sin decir ni una sola palabra hasta que llegaron a la azotea, donde ella rompió el candado y entró, soltando a su hermano y cerrando la puerta detrás de ella.
Ella observó al menor de pies a cabeza, cuando se habían separado y su madre se había llevando a su madre ellos apenas tenía diez y nueve respectivamente, antes eran realmente unidos, sin embargo, después de la separación no volvieron a hablar.
— ¿Donde está mi besito?— dijo el más alto extendiendo sus labios.
— Kotaro, ¿qué haces aquí?— dijo ella con molestia.
El chico hizo un puchero:— es triste que no me des un lindo beso y me apretes las mejillas como cuando eramos niños.— dijo él, quejándose, sin embargo, cambiando de humor de inmediato y extendiendo una gran sonrisa, algo psicópata, en sus labios.— ¿Acaso ya no me amas? ¿Es por ese niño rubio?
Ella exhaló con molestia, masajeando el puente de su nariz:— responde.— el menor soltó un bufido, observando a su hermana con pereza.
— Solo quiero pasar más tiempo contigo y recuperar el tiempo perdido ¿acaso eso está mal?— ella no notó ninguna doble intención en el chico, razón por la cual suspiro y se acercó a él, levantando su mano derecha para acariciar el cabello azabache del menor.
Ella sonrió de manera cálida, haciendo que su hermano relajara los músculos de su cuerpo:— Con que eso era, eres un tonto, debiste decirlo antes, prometo que recuperaremos el tiempo perdido, seremos incluso más unidos que antes e intentaré darte todo lo que quieres, quiero que superes todo por lo que madre seguramente te hizo pasar.— la azabache colocó su otra mano en el hombro del más alto.
— Pero — con la mano que tenía en el hombro del menor lo obligó a arrodillarse frente a ella mientras sostenía su cabello con rudeza, obligandolo a levantar su rostro para observarla.— si interfieres en mi camino, si me entorpeces, si decides traicionarme e ir corriendo donde madre a buscar aprobación, haré de tu vida un infierno. Desearas incluso que mi madre te torture y no yo.
La azabache soltó el cabello de su hermano, por más unidos que hubieran sido anteriormente ella no sabía si Kotaro sería un problema o si en realidad decía la verdad. Él podía ser un buen arma, pero si resulta tener doble filo sería una real molestia. El menor en cambio se sonrojó ligeramente, observando a quien caminaba frente a él, saliendo de la azotea, su madre tenía razón, ella ya era toda una mujer.
El menor pasó su lengua por sus labios mientra se reincorporaba, tocando su cabello justo de donde ella lo había tomado.
— Que linda es mi hermanita.— dijo él con un sonrojo corriendo detrás de donde su hermana había salido, no sin antes reparar el candado y hacer como si nada hubiese pasado.
La azabache observó a su hermano menor, pateando su silla y alejando a este. Era hora del almuerzo y, para su desgracia, el menor había decidio sentarse junto a ella mientras Denki intentaba preguntarle a la mayor de los hermanos si esta queria ser su novia.
— Kotaro, ¿recuerdas lo que hablamos esta mañana? Puedes acompañarme a mi residencia en la tarde, pero, ahora quiero estar a solas con Denki.— dijo ella, molesta, sin embargo, simulando amabilidad, cosa que hasta su hermano creyó.
Hitoshi observó la escena con una sonrisa, le complacía que, por fin, alguien interfiriera entre ellos dos, a parte de él.
— está bien hermana, si tú lo dices.— el azabache dejó un beso en la mejilla de la mayor.— iré a la biblioteca, por si quieres estar con alguien de tu nivel.
Ella sonrió, hipócrita, nadie era de su nivel, ella era superior a todos, era lo que ella pensaba y, de cierta manera, la realidad. La azabache observó al de orbes rubíes retirarse de la cafetería mientras bebía felizmente una caja de leche chocolatada, haciendo que Denki relajara sus músculos al no estar frente al intimidante menor.
— Entonces, ¿qué decías?— dijo ella, sonriendo, recargado su rostro en su mano, observando al rubio.
Él se sonrojo, comenzando a jugar con sus manos:— Bueno, llevábamos un par de semanas saliendo y teniendo citas, me preguntaba si querías hacer lo nuestro oficial.— desde la mesa siguiente Shinso borró su sonrisa, observando a azabache, quien se miraba algo confundida.
Ella realmente no esperaba que Denki se le declarara tan rápido, sin embargo, ella ya tenía una respuesta:— ¿no eramos novios ya?— la azabache no pudo evitar sentir un escalofrío subir por su espina dorsal al recordar a Touya.
El rubio se sonrojó aún más, derrotado, tomando, tembloroso, su refresco, intentando disipar el calor de su rostro:— perdón por suponer eso, es que eres mi primer novio.— mintió ella con timidez.
El chico la observó con una sonrisa mientras que el pelimorado en la mesa siguiente la observaba con sorpresa y algo de molestia, la cual iba dirigida a Denki:— ¿En serio? No puede ser, esto es genial.— dijo él con una sonrisa amplia.
Sero se acercó a Hitoshi, curioso:— ¿es cierto que nunca ha tenido un novio? Me parece algo extraño, ella es muy hermosa y es una linda persona.— dijo el azabache, observando a la reciente pareja abrazarse.
— Ella siempre ha sido muy mala mintiendo, cada vez que lo hace su voz tiembla, desvía la mirada y golpea su pierna con sus dedos mientras la mueve.— dijo Hitoshi, sorprendiendo a Hanta, quien ahora sospechaba de aquel pelimorado.
Majakutsu siempre decía mentiras de manera obvia para que nadie supiera cuándo realmente ella estuviese mintiendo.
— ¿te gusta la novia de Kaminari?— el ojeroso se tensó en aquel momento.
— por supuesto que no.— dijo él de inmediato, chasqueando la lengua.
Sero se cruzó de brazos:— recuerda que, ahora, ella tiene novio.— dijo el de forma amarga, realmente sentía cierto interés por aquella chica que, de repente, había entrado a su vida.
— No me gusta, pero, los noviazgos en la escuela, la mayoría de veces terminan, y Kaminari no tiene la madurez necesaria para estar con alguien como ella.— Sero observó al pelimorado, quien simplemente se limitaba a observar a la pareja de manera recelosa, queriendo ser él quien compartiera su almuerzo con la azabache.
— Entonces cree que estas enamorada de él.— dijo Kotaro mientras pintaba las uñas de los pies de su hermana.
— si, no quiero que lo arruines.— dijo ella mientras respondía los mensajes de Kotaro en su teléfono.
El más alto, al terminar, sonrió complacido, acomodándose en el suelo, abrazando una de las piernas de su hermana:— te extrañe mucho, hermana.— dijo él.
Ella levantó su vista del teléfono, comenzando a acariciar el cabello de menor, haciendo que este sonriera gracias a sus caricias y que, eventualmente, se relajara tanto que al final terminó cayendo dormido.
Ella lo observó, dejando el teléfono a un lado bajando de su cama para cargar al chico de forma nupcial y dejarlo en la cama, ella no tenía superfuerza, pero si poseía fuerza más allá de la promedio.
Al hacer aquello ella se apresuró a cambiar su ropa por lo que usualmente usaba para salir durante las noches, colocándose un cubre bocas, colocándose un par de guantes. Aquel día, a diferencia de los anteriores, llevaba escote, ¿por qué? Porque se reuniría con Hawks aquella noche y ¿quién sabe? Si su trabajo era impecable debía premiarlo de alguna manera.
Antes de salir una mano tomó su muñeca, razón por la cual observó al chico que la sostenía, esperando a que justificara aquello:— ¿A donde vas?— él abrazó a la mayor, colocando su cabeza en su pecho, escuchando los tranquilos latidos de su corazón.
Era extraño para él creer que su hermana realmente tuviera un corazón.
— a comprar un par de collares y correas para mis mascotas.— se limitó a decir ella, colocando una mano en la cabeza del chico y otra en su espalda, mientras este disfrutaba de su tacto con sus ojos cerrados, ella desvió la mirada fastidiada.
Ella le dio una última caricia en el cabello y obligó a su hermano a acostarse, saliendo de su habitación por la ventana en dirección a donde se encontraba Hawks mientras sostenía un chip en su mano. Al llegar al centro comercial más cercano ella compró un par de collares de perro de color negro, colocando aquel chip en uno de ellos.
Al terminar salió y se encaminó a la zona de vigilancia de Hawks, donde lo encontró fácilmente.
— Mi linda ave, ¿cómo estas?— dijo ella, abrazando del brazo del mayor y colocandolo entre sus pechos, haciendo a este sonrojarse.
— Bien.— se limitó a decir.— me ordenaron llevar información sobre los sucesos de la liga, pero no me dan mucha información, ¿usted sabe algo, señorita?
Ella lo observó:— se muchas cosas, corazón.— dijo ella.— te traje un regalo.
Ella sacó uno de los collares, haciendo que Keigo lo observara por un momento, mismo que ella aprovecho para poner este momento para colocar este en el cuello del hombre, al terminar ella tomo aquel collar con una de sus manos y lo usó para hacer que Keigo se encorbara ligeramente y acercara su rostro al suyo.
— Se acerca el momento en el que tendrás que estar siempre conmigo.— dijo ella, guiando la mano del hombre para tomarla de la cintura mientras ella acariciaba el rostro del hombre.— ¿Lo sabes?
— Si.
Ella lo observó con el ceño fruncido:— lo siento, si, señorita.— dijo el rubio, colocando su otra mano en la cadera de su "ama."
Ella sonrió:— Buen chico.— dijo ella, acariciando el cabello rubio del mayor.— no me extrañes mucho.
Ella se separó del hombre y comenzó a irse justo por donde había llegado, dejando un extraño sentimiento en el abdomen de Keigo, era como un lijero cosquilleo. Se negaba a si mismo el hecho de sentir algo por aquella chica, sin embargo, por más que no lo quisiera, debía admitir que aquel juego de dominación tenía cierto efecto que él que no quería que tuviese.
Cuando ella volvió a su habitación en la high alliance no tardó en observar como su hermano menor la esperaba con evidentes ansias:— ¡Hermana mayor!— dijo con efusividad al ver como la azabache entraba, sosteniendo algo entre sus manos.
El más alto se dirigió al escritorio de su hermana, tomando una bandeja con galletas y té:— Mira, te traje esto, espero no se haya enfriado. Por favor disfrútalo.— dijo el de orbes rubíes mientras sonreiá.
Inuko y Sakura habia preparado aquello para su amiga, sin embargo, antes de poder siquiera tocar la puerta de su habitación, el hermano mayor de la azabache les había arrebatado aquella bandeja, diciendo que, cuando llegara, se lo daría a su hermana.
— gracias, Kotaro.— dijo ella, tomando una galleta y metiendo esta a su boca, notan donde inmediato, gracias al sabor, que esta habia sido preparada por Sakura.
Cuando ella dijo aquello Kotaro sonrió, observandola mientras esta le enseñaba el collar de perro en su mano:— te traje un regalo.— dijo ella, colocando este en el cuello de su hermano, quien solo sonrió, ansioso y feliz por haber recibido un regalo.
Después de todo su madre nunca le dio nada.
— gracias, hermana mayor, lo cuidaré y lo tendré siempre puesto.— la azabache sonrió, acariciando la cabeza de su hermano.
Desde que su madre se lo llevó Kotaro nunca había experimentado el sentimiento de sentirse querido, nunca había recibido cumplidos, un regalo, nunca recibió nada de su madre y mucho menos de los padres de su hermana, porque, a diferencia de ella, el padre que Kotaro y ella compartían murió cuando estos eran un par de niños.
Por eso ni Akim, ni Tiago, ni Kanaye se preocupaban realmente por él.
Siempre se preguntó porque su madre decidió llevárselo a él, al principio creyó que era porque lo amaba y quería pasar tiempo con él, pero lo cierto era que no, lo único que ella hacía era reprenderlo por no se como su hermana mayor, fuerte, inteligente, preciosa, audaz. Un asesino perfecto, un líder.
Esa era la razón por la que Kotaro estaba sediento de amor.
Su principal idea al llegar antes que su madre era resaltar más que su hermana mayor, ser quien tuviese mejores calificaciones, más felicitaciones y, al final, antes de que su madre volviera, intentar asesinarla para poder tener toda la atención.
Pero al verla por primera vez luego de tanto tiempo no pudo evitar echar su plan a la basura, ella era definitivamente superior a todos, Kotaro sentía como si en cualquier momento, si ella se lo ordenase, se podría poner de rodillas frente a ella y besar sus pies. Ella era la encarnación de la perfección.
Allí fue cuando él entendió, por primera vez, a su madre y a los padres de su hermana, ¿quién podría competir contra alguien así?
Por eso, en vez de competir por el amor de su madre contra aquella persona contra la que, por obvias razones, nunca ganaría, Kotaro había decidido obtener el amor que tanto deseaba directamente de su rival. Como en los viejos tiempos cuando eran realmente unidos.
Kotaro planeaba ser el perro de su hermana y, incluso si esta deseara matar a su madre, él la apoyaría en cualquier cosa e intenta hacer lo posible para que su hermana fuese feliz y estuviese satisfecha.
Así ella podría amarlo.
— ¿quieres una galleta?— el azabache asintió mientras sonreía, razón por la cual su hermana metió una galleta a su boca, misma que Kotaro masticó con felicidad.
La mayor se sentó en la silla de su escritorio y palmeó sus muslos con una de sus manos mientras observaba a Kotaro, este, feliz, entendió de de inmediato que era a lo que su hermana quería, razón por la cual se sentó en el suelo y recostó su cabeza en los muslos de la azabache mientras sonreía.
Ella comenzó a acariciar el cabello del menor mientras le daba, de vez en cuando, una que otra galleta, ¿por qué lo hacía? Porque hacer aquello era mejor que tener un enemigo más en su familia, ¿realmente amaba a Kotaro? No lo sabía, ella había dejado esa clase de sentimientos a un lado hace mucho tiempo.
Pero si sabia simular muy bien aquel sentimiento, Denki era una prueba de ello.
Ella le entregó un par de lapiceros a todo su curso, cosa que confundió a muchos y se le hizo gracioso a otros, Inuko y Sakura se acercaron a su amiga sonrientes:— ¿por qué le das bolígrafos a todos?— preguntó Inuko entre risas.
La azabache las observó con seriedad:— hace poco fui al banco para abrir una cuenta para mi hermano menor y me robé varios bolígrafos.— se limitó a decir.
— ¿por qué? Eres millonaria _______.— dijo Sakura con una sonrisa.
La azabache abrió su cuaderno y tomó una de las plumas que había robado, jugando con esta entre sus dedos:— me cae más la gente del banco.— dijo, simple y directo, comenzando a rayar aquel cuaderno la lista de cosas que debía comprar mientras sus dos mejores amigas reían.
— ¿Quieres ir de compras con nosotras?— dijo Inuko, haciendo que la de orbes ónix de se detuviera.
— Quiero comprar un par de vestidos.— agregó Sakura.
Majakutsu devolvió su vista a su cuaderno:— Claro, pero quiero ir en un auto con aire acondicionado.— exigió ella, Inuko, la nieta del alcalde de Musutafu sonrió, con tal de que su mejor amiga fuera con ellas incluso irían en avión.
— Le diré a mi madre.— dijo Inuko, en aquel momento la azabache la observó por un rato.
Era normal que Sakura estuviera pegada a la azabache e intentará sarisfacerla, era su mejor amiga y la persona que salvó y de alguna manera arregló su vida, la pregunta realmente era ¿porque Inuko hace lo mismo que Sakura? La respuesta era simple.
Mucho antes de que Sakura y Majakutsu se conocieran, antes de que la madre de la azabache se fuera, cuando ambas tenían ocho años fue cuando Inuko la conoció.
El padre de Inuko era un hombre bueno, en un principio, ella y su madre se enamoraron y luego se casaron y aunque, al principio, el padre de su madre se opuso, el amor siguió. Los problemas comenzaron a ocurrir luego de su nacimiento, porque su padre no quería una hija, quería un hijo.
Su padre siempre maltrataba a su madre, culpandola a ella por no poder tener aquel niño que tanto quería, cuando Inuko cumplió cinco aquellos maltratos también fueron a parar a ella. Un día, en su cumpleaños número ocho, cuando estaba, como usualmente, recibiendo los golpes de su padre y su madre intentaba detenerlo, el sonido del timbre se escuchó.
Como era de costumbre su padre abrió, observando a una hermosa niña, el hombre quedó anonadado, ¿por qué su hija no se veía así? Maldecía internamente a la madre de Inuko, culpando a los genes de esta:— Hola señor, disculpe, tengo una tarea en la escuela y debo encuestar a muchas personas.— dijo la azabache con una adorable voz, sosteniendo dos lápices de colores en sus manos y una pequeña libreta rosa, Inuko se asomó en aquel momento y la observó.
El padre de Inuko intentó echarla amablemente, pero, cuando estaba por cerrar la puerta, los lápices que Majakutsu sostenía dieron a parar en sus ojos, cegando a este y haciéndolo gritar, al entrar a la casa ella pudo observar como la madre de Inuko, Eliz, tenía un cuchillo en su mano, dispuesta a defenderse o vengarse de su marido.
La menor se acercó a la mujer con un semblante neutro, indicándole que se agachase, lo cual, curiosamente, hizo:— Señora, quitar una vida es cargar con un peso enorme toda su vida, se culpará mucho si lo hace. Por favor deme el cuchillo.— dijo, su adorable voz sonó escalofriante al ser mezclada con aquellas frías palabras.
La mujer soltó el cuchillo, recapacitando, aquel arma blanca así se entierra en su pie gracias a esa estupida acción.
La extraña no tardó en tomar el cuchillo entre sus manos, acercarse al hombre que gritaba de dolor en el suelo, y cortar su garganta con aquel cuchillo. Aquel habia sido un corte limpio, completamente recto, la pequeña niña podía ver perfectamente la venia interna yugular, observando como el hombre escupía y se ahoga con su propia sangre. Mientras el hombre aún seguía vivo, a duras penas ya que moriría en segundos gracias al desangramiento y la falta de oxígeno, la niña comenzó a desmembrar al hombre, hasta que llegó a la cabeza, la cual cortó sin pensarlo dos veces, rodando esta hasta los pies de la pequeña Inuko.
Al ver aquello la pequeña extraña de cabellos negros se acercó y la tomó en sus manos, colocando esta con el resto de partes del cuerpo:— lo mejor sería que salieran a caminar un rato, siento haber hecho este desastre, mis manos son muy pequeñas. Mi mami me dijo que si hacía un desastre debo limpiarlo, así que eso haré.— dijo la adorable niña de vestido negro.
Las dos femeninas se encontraban en shock ante la escena que acababan de presenciar, sin embargo, temerosas, subieron a la azotea del edificio, dejando a la pequeña niña dentro del departamento, donde discutieron que era lo que debían hacer, llegando a la decisión de no decir nada.
No sabían quién era ella y, en parte, se sentían aliviadas de que aquel monstruo hubiese muerto.
Al volver al departamento despues de dos horas se sorprendieron al ver lo impecable que este estaba, encontrándose a una niña que arrastraba hacia afuera una bolsa deportiva, dejando esta a un lado de la puerta, llevando una muda de ropa de la pequeña Inuko.
— Espero no te moleste que haya tomado tu ropa.— dijo la pequeña mientras alisaba la falda roja con sus manos.— mi ropa se cubrió de sangre y la tuve que lavar, así que apenas está secándose, incluso mi sombrerito.
La adorable azabache le entregó una pequeña cartera con decoración de flores:— creo que ahí hay suficiente para la comida de hoy, otra vez, lo siento mucho. Escuché todo y no puedo soportar ver cómo un hombre maltrata a una mujer y a una niña.— dijo la pequeña, jugando con los dedos de sus manos.— yo me encargaré de él, solo vivan su vida, pueden quedarse con mi vestido y mi sombrerito, el vestido creo que costaba un millón de yenes, no lo recuerdo. Mami dice que es de mala educación decir los precios de los regalos.
La azabache se alejó y tomó la bolsa deportiva con sus manos, arrastrando esta con un poco de dificultad hacia la puerta, dejándola allí un momento en lo que se volvía a acercar a las femeninas:— si alguien las golpea o las quiere violar matenlo, pueden usar cualquier objeto para desorientarlo y tener tiempo de buscar algo más. Adiós.— dijo ella, inclinándose como disculpa y como despedida antes de cerrar la puerta y llevarse el cuerpo del padre de Inuko.
Terror, alivio, pánico, todas aquellas y más eran las emociones acumuladas en Inuko y su madre, pero, de algo estaban seguras, ella las había salvado, porque después de todo, el cuchillo que la madre de Inuko era el mismo que su padre había tomado para amenazarlas.
Muchos se preguntarían, al igual que ellas dos, ¿cómo es que las gotas de sangre no salieron del bolso deportivo? Fácilmente la pequeña azabache había logrado drenar por completo la sangre del cuerpo del hombre, metiendo sus partes por un rato al congelador para secar el resto que no pudo drenar.
Años después, cuando ambas estaban en secundaria Inuko la reconoció cuando se encontraron en la misma clase, ella simplemente no lo podía creer, sin embargo, estaba en parte feliz de volver a ver a la chica que la había sacado de aquel infierno.
Después de que su padre fue asesinado Inuko y su madre volvieron con el abuelo de esta última, adoptando ambas el apellido de soltera de la castaña. Inuko.
— Hola, soy nueva, me llamo Rina. Rina Inuko.— dijo la castaña con una sonrisa, al acercarse a la azabache que la observaba con simpleza mientras a su lado una sorprendida rubia la observaba.
— Majakutsu ________.— se limitó a contestar la azabache.
— ¿fue una buena inversión?— preguntó Inuko mientras observaba a la pelinegra.
La mayor de los hermanos Majakutsu asintió, observando a Sakura sonreír felizmente mientras ojeaba la ropa de la tienda:— supongo, Sakura tenía razón, la tienda sería un éxito. Me alegro de haberla comprado antes de que alguien más lo hiciera.— dijo ella, observando a una de las trabajadoras de la su tienda quitarle la etiqueta a un vestido, observando a Sakura hablar felizmente sobre la ropa.
— No hay nada que me guste más que una rubia tonta con la tarjeta de su papi.— dijo la de cabellos rosas mientras se acercaba y le mostraba el vestido a Sakura.— ¿ya vio esto? Apenas llego ayer.
Inuko estaba por interferir, pero Majakutsu la detuvo:— Uh, ¿es rayon de alta o baja viscosidad?— preguntó la rubia.
La pelirosa levantó sus cejas:— Baja.— dijo ella, confundida, pensando que aquello era algo malo, cuando se trataba de una fibra muy versátil y comoda pudiendo imitar el tacto de la seda, la lana, el algodón o el lino.
Sakura rió internamente:— ¿viene con el soporte metálico de escote oculto verdad?— preguntó, la mujer sonrió.
— Absolutamente, es uno de esos.— dijo la pelirosa con la sonrisa más hipócrita que pudo poner, cosa que la azabache y la castaña notaron.
— es imposible usar escote metálico con rayón de viscosidad baja porque hay riesgo de que se dañe la tela ¿y qué creer? Lo leí en Vogue, y si me lo quiere vender por costoso, se equivocó.— dijo Sakura con una sonrisa, molestando evidentemente a la mujer.
Inuko y Majakutsu rieron:— era humillarla no matarla.— dijo la castaña entre risas.
Sakura, al no ser una heroína, quiso hacer lo que le salía mejor, el diseño de modas, un hecho era que la mayoría que los trajes que la azabache utilizaba eran exclusivamente diseñados por su mejor amiga.
La azabache se levantó y se acercó a la gerente, quien era su empleada y, lo que la mujer creía, su amiga:— Kiruko, despide a esa mujer, encárgate de poner esto en su historial. No quiero trabajadoras de este tipo en mi tienda, mucho menos su tratan así a mi mejor amiga.— comenzó a decir la azabache mientras la mujer asentía.
— quiero buenos perfiles, personas amables y cordiales.— dijo ella observando a Inuko y Sakura celebrar.— me llevaré un par de cosas.
— como diga señorita Majakutsu.— dijo la mujer, haciendo una breve reverencia y sonriendo, dispuesta a hacer lo que su jefa le ordenó.
La de orbes ónix volvió con sus amigas, cruzando sus brazos:— escojan lo que quieran, es gratis.— dijo ella, Sakura brilló de ilusión en aquel momento.
— ¡Maja!— exclamó la rubia con felicidad mientras se lanzaba a abrazar a la mencionada.
La azabache se hizo a un lado, provocando que Sakura cayera al suelo:— ya te dije que no abreviaras mi apellido.— espetó ella, sin expresión, observando a la rubia tumbada en el suelo.
— ¿y si yo te digo Kutsu? Juntos suenan Majakutsu.— la azabache levantó una de sus cejas.
— No se, solo se me dejan decirle a Sakura Ido y a ti Otas, juntas suenan idiotas.— dijo ella con una sonrisa burlona.
Hola caras de bola. 🥀
Espero que les haya gustado el capítulo.
Pronto aparecerán Akira y la madre de la Rayis y así empezará todo :3
De volada le dejo una foto del hermano menor Kotaro:
Bien ricolin ¿no?
Kotaro tiene 16, pero gracias a que su padre es alto y a los genes hermosos de su madre y padre salió así de papi.
Yo con ustedes ahora:
Antes de cualquier cosa quiero aclarar:
¿Porque lo aclaro? Bueno, es por si acaso, la familia Majakutsu es obviamente psicótica, no estoy diciendo que voy a meter incesto, pero podrían haber escenas en las que parezca que si o tal vez si lo haga, no sé, el punto es que esta no es una historia que evidencie lo que está bien, obviamente se irá poniendo más locura con el tiempo y, ¿quién sabe?
Obvio, no planeo hacer incesto aquí, pero le di una personalidad a Kotaro algo necesitada de amor y va a parecer que si, así que quería hacer la aclaración.
También dejaré una de la Rayis.¿ 🥀🔪pequeña por aqui:
Alta loli.
Por cierto, pienso que estos emonjis describen a la prota, no se ustedes: 🥀🔪, comenten cuales emonjis creen que la representan.
En fin, espero leer sus opiniones en los comentarios.
Gracias por leer. 🥀
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