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La primera hija del clan Majakutsu suspir, agotada, su padre, Akim, había obedecido las órdenes de su madre, aumentando la rigurosidad de sus entrenamientos:— Solo tengo trece años, tendré baja estatura si sigo haciendo cosas como estas.— el militar ruso observó a su hija con una sonrisa, colocando su mano sobre su negra cabellera, revolviendo esta.
— tu madre y todos nosotros somos altos, no tienes por donde.— dijo el rubio mientras sonreía.— Hablando de eso, Tiago vendrá hoy a visitarte.
La peliverde bostezó, asintiendo ante lo dicho por su padre, el hombre se sentó a un lado de su hija, abrazandola y susurrando en su oído:— ¿Cuanto dinero te falta?— preguntó el hombre mientras sonreía.
La azabache suspiró, como si aquello que le preguntaron colocara aún más carga sobre sus hombros:— Me pagan muy mal, a este paso tendré el dinero cuando cumpla veinte.— dijo ella mientras se lamentaba, apoyando su rostro en sus manos.— Si me voy antes de ese tiempo no podré tener la vida que quiero.
— Sabes, la última vez que fui de viaje con tu madre logre sacar cinco millones de euros sin que se diera cuenta, antes de irme logre pasarlos a efectivo.— susurro el hombre en el oído de su hija.— Los coloqué en tu habitación debajo del colchón, tomalos y huye lejos, vive la vida que quieres. Alejate de tu madre lo más que puedas.
La de orbes ónix observó al de ojos grises con asombro:— Papá, ¿hablas en serio?— el hombre asintió mientras sonreía.
La azabache se lanzó a los brazos del hombre, el cual la recibió con una amplia sonrisa:— Esto es genial, podremos irnos de aquí, esperemos a que papá Tiago y papá Kanaye vuelvan, así podemos irnos todos juntos. Luego de eso salvaremos a...— antes de poder seguir la chica fue interrumpida.
— Hija, ese dinero es para que vayas tú sola.— en aquel momento la sonrisa de la menor se borró.
— Pero, Papá, siempre fue nuestro sueño huir, juntos, seguir con nuestra familia lejos de ella.— dijo la muchacha.
El rubio suspiró:— Incluso si solo te acompaño yo serias más fácil de rastrear, por eso, lo mejor es que vayas sola. Vive tu vida y no mires atrás.— dijo él, rompiendo la ilusión de su joven hija, a pesar de estar acostumbrada a no poder hacer lo que quería la que la hacia caer en cuenta siempre era su madre.
— No puedo quedarme tranquila si se quedan solos con ella, ustedes cuatro son mi única familia, no puedo abandonarlos a su suerte.— dijo ella mientras abrazaba a su padre.
— Hazlo, o por lo menos piénsalo, el dinero es tuyo. Me gustaría que lo gastaras comprando una mansión en el campo y cambiando tu nombre y apellido para que ella no pueda encontrarte.— dijo el rubio.— Vamos, tomemos algo, luego de entrenar un buen jugo de proteínas y carbohidratos es bueno.
La azabache, a pesar de estar decaída, soltó una risa:— No tomaré esa asquerosidad, paso.— el hombre soltó un jadeo, colocando su mano en su pecho.
— Te voy a desheredar.— dijo él, caminando más rápido y adelantándose.
Ella soltó una corta risa, corriendo hacia su padre y lanzándose a su espalda.
La puerta de la habitación de la chica fue tocada dos veces, haciendo que esta, ilusionada, abriera, pensando que era su padre Tiago, a quien no veía desde que su madre lo había enviado devuelta a Brasil por una de sus rabietas, lastimosamente, ella no tardó mucho en desilusionarse al ver que quien tocaba su puerta no era su padre si no aquel chico que había conocido hace una semana, Kai Chisaki.
— Pasa.— dijo ella, haciéndose a un lado mientras sonreía.
— Tengo la sospecha de que esperabas a alguien más ¿me equivoco?— dijo el castaño, sentándose en una de las sillas del mini desayunador de la habitación de la menor.
— Acertaste, mi otro padre vendrá hoy, pasó seis meses en Brasil y no puedo esperar para volver a verlo. El es como mi mejor amigo.— dijo ella con una sonrisa, haciendo sonreír al castaño.— de el saqué el lunar que tengo cerca del ojo.
— ¿En serio? Espero conocerlo pronto.— dijo el chico de tapabocas, bajando este para aspirar el dulce olor de la limpia habitación de la azabache.
El odiaba la suciedad y, para su suerte, aquella chica era alérgica al polvo:— Te lo dije, me ofende que uses eso en mi casa, Chisaki-san. Literalmente no puede haber una pizca de polvo en donde yo esté.— dijo ella con una sonrisa, quitándose sus medias largas y cambiandolas por unas medias cómodas de lana con diseño de totoro.
Aquello solo había sido una estrategia de seducción hacia el castaño, cosa que le había enseñado su madre, después de todo bien dice el dicho, "mejor ganado asegurado que frío en invierno." Su madre, a pesar de ser una asesina psicótica, podía tener momentos sabios y, aunque tenía cierto amor odio por ella, debía admitir que algunos de sus consejos le habia servido.
— ¿No te molesta que venga todos los días?— dijo él, desviando la mirada mientras tartamudeaba.
— Para nada, antes de conocerte mis tardes eran aburridas.— no era del todo mentira, sin embargo, aveces se sentía cansada ya que no dormía sus sientas vespertinas.— De todos maneras, no tienes opción, tu jefe te trae todos los días mientras intenta convencer a mi padre de ayudarlo.
La particularidad de Chisaki le sería muy útil en un futuro como método de defensa contra su madre, como una especie de barrera si no logra seducir a Dabi, así consiguiendo un guardaespaldas de primera, sin embargo, la idea de conservarlos a ambos no dejaba su cabeza.
— Hace poco el jefe me dijo que debo escoger un apodo, no puedo usar mi nombre real, que ridiculez.— dijo el castaño mientras tomaba el libro de filosofia de la peliverde y lo ojeaba.
— Bueno, el nombre de tu don es genial, ¿por qué no usas ese en vez de buscar un nombre complicado.— dijo ella con una ligera sonrisa.— Overhaul, suena bien, es como si fueras un hombre que te mataría de un solo toque. Aunque en parte es cierto.
El castaño levantó su ceja:— suena bien. Lo pensaré.— dijo mientras sonreía.— te faltó una coma.
La azabache frunció el ceño, levantándose de su asiento y colocándose a un lado de Kai, observando la actividad que había hecho en su libro de filosofia con el ceño fruncido:— Claro que no, mis tareas siempre están perfectas.— dijo ella, observando el punto que señalaba Kai.— Eres un mentiroso, no...
Al girar su rostro para ver al mayor la chica no pudo evitar sorprenderse al notar la cercanía que había entre ellos, notando como Chisaki acortó la distancia en poco tiempo que ella duró cerca suyo:— Lo siento, mi error.— dijo él, observando los ojos de la chica.
La de orbes ónix sonrió:— ¿te perdiste en mi mirada o te salió mal tu estrategia de coqueteo?— dijo ella con una de sus cejas levantada.
La puerta de la habitación de la menor se abrió rápidamente:— ¿Quien coquetea contigo?— preguntó el hombre que había azotado la puerta de la habitación de su hija.
— ¡Papá!— exclamó ella con una gran sonrisa en su rostro, lanzándose a los brazos del Moreno.
— perdón por llegar tarde, mi vuelo se retrasó por las lluvias, ¿quién es él?— preguntó el hombre de cabellos castaños.
— ¡Cierto! Chisaki-san, el es mi padre Tiago, papá, el es Chisaki. El Jefe de la Yakusa intenta hacer un negocio con papá Akim y lo trae todos los días con el.— dijo la azabache con una sonrisa.
— Es un gusto, señor.— dijo el otro castaño mientras se paraba frente al mayor.
— Mi padre es un ingeniero reconocido en todo el mundo, ayudó a armar la nave de exploración que enviaron hace unos días para explorar otros planetas y también diseño el mismo la base de datos para la protección de I-Island, ¿No es un genio? A demas, su comida sabe muy bien.— el más alto revolvio el cabello de su hija.
— Entiendo porque quieres presumir de tu padre, soy fabuloso, iré a hablar con Akim. No te pases de listo niño.— el de tes morena le dio una mirada de molestia a Kai, luego de un segundo besó la mejilla de su hija y salió de la habitación sin agregar más nada.
El castaño relajó sus hombros, aliviado, había olvidado que la azabache tenía tres padres, cosa que aún lo sorprende:— No te preocupes, si no te metes con una de sus escobas no te hará nada.— dijo la menor, sentándose de nuevo y recostando su cabeza en la mesa, Chisaki la imitó, pudiendo así quedar frente a frente a una corta distancia del rostro del otro.
— No es que no quiera que estés aquí, pero, quiero pasar la tarde con papá, no lo veo hace mucho.— y ciertamente ella también quería tener tiempo para ir a ver a su otro posible pretendiente.— Te prometo que te lo compensaré.
El castaño sonrió:— No hay nada que compensar, es tu padre y nosotros a penas nos estamos conociendo, hay prioridades. Espero que mañana pueda conocerlo y hablar con el con más tranquilidad.— cuando Kai dijo aquellas palabras un sentimientos extraño se asentó en su pecho, era calidez, calidez que solo había sentido antes con sus padres o aquel familiar que no podía ver pero que de todos modos amaba.
— Gracias, Chisaki-san.— No quería encariñarse, sabía que jamás llegaría a enamorarse, después de todo ella se había encargado de auto convencerse de que no necesita esas cosas, sin embargo, no podía evitar tener aquel presentimiento de que terminaría encariñada de Chisaki.
La azabache observó el cigarrillo en su mano, pensando en que rumbo tomaría su vida, ella odiaba las sorpresas, con razón, después de todo en su familia la mejor sorpresa que había recibido era que su madre la abandonó para ir a otro país, sin embargo, el resto solo eran sorpresas dañinas, un buen ejemplo era el hecho de que no podría escapar y llevar a sus familiares consigo, por más que lo deseara. El futuro era una sorpresa, nunca sabes que sucederá, y, por supuesto, ella estaba ansiosa por saber si lograría cumplir su cometido y por fin ser libre o si, por desgracia, sería una esclava de su madre para toda la eternidad.
— La eternidad es un largo tiempo.— habló para si misma, lanzando el cigarro que ni siquiera encendió, en aquellos días había estado considerando fumar como método de relajación, no obstante, siempre se acordaba por los anuncios en las cajetillas de cigarros.— Vaya manera más estupida de vender un producto, ¿cómo se les ocurrió la gran idea de poner en la caja que si lo consumes te vas a morir? Patético.
Ella sabía que era la libertad, sabiendo así que las personas suelen creen que son más libres de lo que en realidad son, porque la realidad es que no hay libertad absoluta, todos tienen un trasfondo que los hace ser quienes son hoy en día, algo que los marcó, una persona, un suceso, todo depende de los agentes externos que nos rodean, la cultura, el país, todos esos pequeña factores hacen que cada persona sea diferente. Lo más estresante de aquello, para la azabache, era que ella nunca eligió aquello y jamás va a poder cambiarlo, si se es racional es inútil el creer que puedes cambiar y dejar todo atrás, porque, en efecto, todos nacen y tienen un nombre que no eligieron, nacen con una familia y en un país que no eligieron, algo que nadie tuvo la opción de elegir, si bien, a lo largo de nuestras vidas podemos irnos de estos lugares y hacer lo posible para cambiarlo y hasta cambiar aquel nombre que no elegiste, lo cierto, es que no partimos de una vase de cero.
A medida que la vida de cualquier persona avanza hay cosas que lo empiezan a envolver y cambian las cosas que hacen y las decisiones que toman, por ejemplo, el lenguaje y todas aquellas cosas que te ametrallan desde que tienes sentido de la razón y que empiezan a moldear distintas partes de tu ser, eso era algo que su madre sabía con claridad. Dado que su madre era un gran pensadora, y como no si antes de convertirse en lo que es ahora había sido una mujer con cuatro maestrías, se había encargado de inculcarle varios conceptos filosóficos desde su niñez, conceptos diferentes, aquellos conceptos son los que le impiden ser completamente libre, después de todo gracias a ellos una parte de su madre siempre estará con ella.
— Entonces, ¿esperarás a que vaya hacia ti o vendrás y me dirás porque me estás observando como un asqueroso acosador?— ella no dejó de observar las estrellas en ningún momento.
Su madre la había enviado a vigilar una bodega en la que estarían los inventos de Tiago durante aquella noche antes de ser enviados Europa, razón por la cual no dormiría en casa, aunque seguramente hubiera rechazado la oferta de trabajo si hubiera sabido que esta sería el inicio de sus problemas. Touya salió de su escondite, su rostro de neutro no había cambiado a pesar de estar sorprendido por lo rápido que ella habia descubierto que la observaba.
— Si me dices quién eres podré dejar de seguirte.— la azabache observó al albino por unos segundos, apoyando su cabeza en la pared que tenía a un lado para observarlo mejor.
— Esas quemaduras...¿te las hizo alguien?— al notar la nula reacción del hombre la chica sonrió.— te las hiciste tu mismo.
Dabi observó a la femenina expandir su sonrisa, ¿quién diría que alguien podía sonreír con tanta malicia y sin embargo seguir viéndose bien al mismo tiempo?:— Dejame adivinar, sucedió algo con tu padre.— el lijero y pequeño levantamiento de cejas del hombre hizo que ella sonriera.
Cuando tenía diez la azabache fue obligada a tomar un curso de lectura de lenguaje corporal, por mero capricho de su madre, a pesar de eso realmente fue algo útil:— Tal vez no se llevaban bien...— al observar como Touya colocó su mano en su hombro mientras fruncia el ceño con molestia la chica colocó una mano en su barbilla, pensativa.— No, no es eso, ¿lo admirabas? Querías hacer que se sintiera orgulloso.
El ceño de Dabi se frunció aún más, no sabía de donde sacaba aquella información, después de todo ni siquiera Giran sabía algo tan detallado:— Bingo.— dijo ella mientras pasaba su lengua por su labio superior.— Puedo suponer que Dabi no es tu nombre real, el mero significado hace referencia a tu Quirk y dudo que tus padres lo hubieran sabido cuando naciste.
— Eres un fastidio.— dijo el albino, molesto, había sido expuesto por una niña de trece años y eso le molestaba.
— Y tu eres un encanto.— dijo ella con emoción y una sonrisa, evidentemente siendo sarcástica.— ahora, lárgate y déjame en paz, no quiero que me sigas. Vete a perseguir autos o algo.
Se preguntarán ¿qué hace? ¿No quiere conquistarlo? Precisamente, la azabache sabia con exactitud que a un hombre nunca se debe darle algo en bandeja de plata, tiene que creer que se lo ganó, ir de "no" a "tal vez" y después de mucho esfuerzo darles el si. Al ver que el hombre no se iba la chica suspiró con pesadez, observandolo con fastidio.
— Mira, no mentiré, eres demasiado atractivo y mi vista no se hiere al verte. Pero eres una molestia.— Ella sabía que no se iría, después de todo podía leer sus intenciones de saber que escondía.— pero es algo bizarro que sigas a la niña que intentaste asesinar una vez.
— si mal no lo recuerdo fuiste tú quien puso mi mano en tu cuello.— dijo el hombre con una de sus cejas levantadas.
— Todos tenemos malos días.— se limitó a decir ella, esperando a ver alguna reacción del albino, sin embargo, no consiguió nada.— no hay hombre más expresivo que tú.
Ambos se quedaron en silencio por un largo lapso de tiempo, ella solo observaba el almacen y el observaba a las personas que caminaban por la calle, intentando buscar algún tema de conversación a parte de su intento de asesinato previo. Al ver a un niño paser felizmente con madre con una caja de regalos no se le ocurrió una mejor idea.
— ¿Cual es el mejor regalo que te han dado?— preguntó el albino de repente, no había cambiado el tono de su voz, a pesar de eso el hecho de que mordiera su labio superior le decía mucho a la azabache.
El semblante de la femenina se ensombreció, recordando los sucesos de aquella mañana con Akim:— tener opción para elegir.— se limitó a decir mientras mordía du labio inferior con impotencia, haciendo que Dabi sonriera al notar que poco a poco estaba haciendo que confiara en él.
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Buenas noches.
Prosigo a dejar la foto del segundo padre, Tiago hermoso.
Espero les esté gustando esta historia y les haya gustado el capítulo.
Disculpen que este hablando mucho del pasado y no puedan ver mucho de la actualidad con el resto de husbandos, pero es para que todo tenga más sentido.
No olviden dejarme su opinión en los comentarios ^^
Gracias por leer.
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