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Era primavera, la azabache observaba la vista desde la ventana de su aula, deseando estar fuera. Ella había planeado escapar de su hogar, pensaba que así de alguna manera llamaría más la atención de su madre y, así, también podría liberarse de la gran carga de ser la hija mayor y heredera del Majakutsu.
Aunque aún no sabía cómo lo haría ella escaparía.
— ¡Majakutsu! — dijo la rubia, diciendo el nombre de la chica silaba por sílaba.
— Sakura.— dijo la mencionada con media sonrisa de diversión, era curioso, aquella chica rubia se esforzaba por ser su amiga sin razón aparente.
— ¡Me alegra que me llames por mi nombre!— dijo la rubia con emoción, sentándose en el asiento vacío frente a ella mientras la miraba.— ¿ya pensaste a que preparatoria irás?
De de orbes azules observó con emoción a la chica que consideraba una futura amiga mientras que, por su parte, ella se perdía en su mundo, pensando que tal vez cuando tenga que ir a preparatoria ella ya sería libre:— realmente no es algo que me importe, cualquier preparatoria está bien.— se limitó a contestar.
— ¿Por qué no vas a Yūei? Apliquemos juntas para el curso de heroes.— dijo ella con emoción.
UA no era una mala opción, incluso podría ser una salida viable de la vida que llevaba viviendo hasta ahora, sin embargo, ella no podía imaginarse salvando a personas porque, en realidad, ella quería que la mayoría de estas muriera:— No lo creo, tal vez aplicaría para clases generales o departamento de apoyo.— aquella última idea era gracias a los conocimientos sobre ingeniería que uno de sus padres se había encargado de enseñarle y, a pesar de que fuera algo difícil, realmente se divertía ayudando a este a crear armas, sin embargo, aquella no era su pasión.
— ¡Seria genial que fuéramos como All Might y David Shield! ¿Lo imaginas, Maja? Tu y yo luchando contra el crimen, yo usando mi Kosei y tus preciosos inventos.— una risa no pudo evitar escaparse de los labios de la azabache, haciendo a Sakura sonreír con ternura.
— No es mala idea, lo pensaré.— la chica de entonces cabellos cortos sonrió, aún faltaban tres años para entrar a preparatoria, no podía evitar sentirse feliz al ver a la chica hablar de un sueño en el que la incluía.— ¿me cubres?
— ¡Claro que si! — dijo la rubia con entusiasmo, observando a su amiga tomar sus cosas y salir del aula con toda tranquilidad, no sin antes despedirse.
En aquellos días era algo habitual para la hija mayor del clan Majakutsu, después de todo, trataba de conseguir el mayor dinero posible para escapar de casa y vivir una vida más o menos decente y, este dinero, lo conseguía con trabajos normales de medio tiempo durante las tardes. Después de todo, a esa edad ella realmente no deseaba asesinar a nadie, no le parecía incorrecto, sin embargo, era demasiado perezosa como para huir de la escena sin ser descubierta, claro que al ser entrenada en una familia militar realmente tenía buenas actitudes físicas, sin embargo, aquel era su defecto antes de hacer cualquier actividad que requiera de esfuerzo.
La chica mordió su labio mientras escalaba el gran muro que le impedía estar del otro lado de la calle, al lograrlo, se sentó al borde de este y acomodó su mochila sobre sus hombros, saltando y preparándose para caer elegantemente sobre el asfalto de la calle, sin embargo, terminó cayendo sobre algo más.
— Oh, perdón.— dijo ella, levantándose de encima del albino el cual la observaba con evidente molestia.
Aunque realmente no dijo nada ella podía notar que estaba molesto:— deberias fijarte por donde caminas.— dijo la de orbes ónix mientras sonreía y jugaba con las tiras que salían de las hombreras de su mochila para luego comenzar a balancearse sobre sus pies, observando al albino fruncir su ceño aún más.
La chica chasqueó su lengua, irritada al no recibir alguna respuesta por parte del hombre, con resignación levantó sus cejas y suspiró, girando sobre su propio eje y comenzando a caminar mientras se alejaba del mayor, por su parte el hombre de quemaduras en el rostro desvió la vista y comenzó a caminar en dirección contraria a la menor, restandole importancia al molesto suceso del que había sido víctima anteriormente, aún no podía asesinar a nadie, por más molesta que fuera la persona.
El hombre giró por un breve momento, observando a la chica de entonces cabellos cortos caminar tranquila y elegantemente por la acera, por algún extraño motivo su irritación volvió al verla, teniendo así un breve pensamiento homicida.
Realmente le recordaba a él, justo antes de el "accidente" ocasionando por la ausencia de su padre al intentar mostrarle su avance con respecto a su Quirk.
Era extraño, usualmente era bastante distante y guardaba sus sentimientos para cuando estaba solo, sin embargo, aquella chica le recordaba su pasado, por alguna razón, y por ello, quería carbonizarla y así poderse sentirse pleno y más tranquilo. ¿Quien lo detendría? Ella no parecía ser realmente importante, no parecía más que una estudiante normal, sin embargo, había algo en el elegante porte de la chica que lo hacía dudar.
Gracias a esos pensamientos el hombre decidió comenzar a seguirla, quería investigar lo que sucedía en un día normal de su vida, saber si era alguien a quien no podía asesinar y, así, al confirmar que realmente no lo era, al confirmar que podría satisfacer su sed de sangre, podría sentirse aliviado.
De alguna extraña y retorcida manera.
El hombre entró a la cafetería frente de la tienda de ropa a la que la chica había entrado, sentándose y observando a la chica por el gran ventanal. Ya sabía lo que tenía que pasar. Al momento en el que pudiera estar a solas con con la azabache la mataría, incluso podía llegar a pensar que lo haría con testigos frente a el.
El albino no podía permitir que se marcharan los inocentes, si llegaba a matar a la chica frente a ellos, no podía permitir que se marcharan de la tienda, aproximadamente cuatro encargadas y diecisiete mujeres y hombres. El de ojos color zafiro se estremeció ante tal idea, incluso en sus peores momentos, el jamás había cometido aquella clase de atrocidad. Hasta ahora nunca había asesinado inocentes, y, ahora, planeaba masacrar a veintidós de ellos de una tacada.
Por un breve instante el mismo se vio reflejado en el cristal de la cafetería, observando su reflejo, si era relamente sincero a el no le importaba asesinar a aquella cantidad de personas si así podía quitarse el mal sabor en la boca que le provocaba aquella chica de tes pálida. Aunque aún quedaba cierta piedad en él, lo cual pronto quería eliminar, había otra parte que se encontraba planeando lo que sucedería a continuación.
Si mataba primero a la chica solo disponía de unos quince o veinte minutos con ella antes de que reaccionaran las demás personas, tal vez un poco más si en un inicio no se percatan de lo que haría, sin embargo, después tendría que impedir que el resto escapasen, los grande vidrios de los aparadores serían un problema, después de todo las personas podrían romperlos y escapar por allí, tener testigos realmente seria una molestia para él, después de todo aún no hacía su "debut" como villano, si así se le puede decir a comenzar a hacer trabajos de asesinato que Giram le ordenase, sería más lento y difícil liquidar a todos mientras estaban en un estado de pánico y corriendo.
Sin embargo la breve imagen de su padre en su mente hizo que frunciera el ceño y mordiera su lengua con molestia.
Si lo descubrían, si llegaba a haber solo una personas que saliera viva de aquella masacre, el no podría tomar venganza contra aquel hombre pelirrojo, no podría ver si rostro confundido y desesperado al revelar su identidad y haber así destrozado la imagen perfecta que Endeavor pretendía proteger.
El albino fijó su mirada de nuevo en la chica de cortos cabellos negros, preguntándose a si mismo ¿por qué tuve que atraparla? ¿Porque había tenido que existir? ¿Por qué tenía que estropear aquella venganza que había estado planeando con tanto esmero y paciencia? ¿Por qué siquiera había tenido que nacer aquella chica tan exasperante? Ella sería su ruina.
El hombre apartó su mirada al ser invadido por un odio fiero e irracional, tomando un sorbo de su café para intentar calmarse.
Cuando ella saliera de clase ¿qué haría? Demostrarse a si mismo que la espera había valido la pena, seguramente se presentaría.
Hola, soy Dabi, siento haber sido grosero contigo cuando te vi por primera vez, que concindencia que nos volvamos a ver ¿quieres ir por un café?
Ella diría que si. Eso sería lo cortés. Se notaba que ella poseía una buena educación, razón por la cual no rechazaría la invitación, ella seguiría los convencionalismos y caminaría a su lado. Seria bastante sencillo conducir a aquella chica a una dirección errónea, un pequeño callejón en el rincón de un bar de mala muerte, podría decirle que sin querer se perdió y no sabe dónde está.
¿Se percatara alguien que él había sido la última persona con la que estuvo? Seguramente no, ella parecía alguien realmente común, incluso aburrida, no tenía ninguna cualidad que la hiciera resalta. O eso era lo que él creía. No habría nadie que la oyese gritar.
Esa sería la manera más responsable de desaserse de su pequeño problema. Y, cuando estuvieran a solas, no habría razón para dañar a nadie más, ni tampoco razones para acabar rápido con la experiencia de su primer asesinato, añadió él a sus pensamientos.
Y así fue como logró, calmandose a si mismo logró pasar toda la tarde en calma, esperando el momento correcto para ir hacia ella y poner en marcha su plan, cuando él la observó salir por a un pequeño callejón al lado de aquella tienda en donde había ciertos botes de basura no pudo evitar levantarse rápidamente y salir del café, concentrando toda su atención en la chica que acomodaba la basura en diferentes tanques.
Mientras cruzaba la calle no pudo evitar pensar cosas como ¿y si simplemente lo hago ahora? El hecho de que la calle se encontrara solitaria era algo que lo beneficiaba.
Abriría su boca y la quemaría su lengua y cuerdas vocales por dentro para que no pueda gritar, así, comenzaría con pequeñas llamaradas de fuego azul que envolverian sus brazos, no tan grandes como para extenderse, pero si lo suficiente como para causarle un gran dolor a la azabache, luego quemaría su rostro y, así, terminaría con su dolor lanzando una gran llamarada de fuego azul quel envolveria su cuerpo y lo haría cenizas.
Todo sería perfecto, sin embargo, al estar frente a ella y lanzar aquella pequeña llama azul a su boca para quemar su lengua esta se detuvo frente a ella, iluminando su rostro:— Que bonito.— dijo ella, admirando el ardiente fuego azul frente a ella, una pequeña sonrisa se escapó de sus labios.
Con delicadeza y lentitud la chica colocó su mano frente al fuego, lanzando este de vuelta de donde vino, haciendo que Dabi tuviera que hacerse a un lado para evitar aquella pequeña llama que terminó por extinguirse:— Espero des lo mejor de ti para lograrlo la próxima vez.— dijo la azabache, borrando su sonrisa tierna y cambiandola por una burlona.
El hombre chasqueó su lengua, aún sorprendió por lo que acababa de presenciar, sin embargo, también irritado por la actitud de la menor, ¿cómo se atrevía ella a siquiera pensar en ser superior a él? Si bien el sabía que era una escoria algo le hacía pensar que ella era, o sería, aún peor.
El hombre observó su mano derecha, ¿acaso había algo malo con su particularidad?, al ver aquello la azabache no pudo evitar reír, después de todo era una reacción usual de todos aquellos que alguna vez habían intentando atacarla con Quirks de emisión.
— No hay nada malo contigo, es que yo... soy una bruja.— dijo ella, burlándose del mayor, obviamente mentía, sin embargo, seria gracioso observar su reacción.— nada me hace daño, por eso llevo viva tres mil años.
— más bien diría que eres una zorra.— aquello impresionó a la menor, no por aquel insulto que, por cierto, ya estaba acostumbrada a escuchar, sino por escuchar aquella voz fría y tranquila del chico, un poco ronca.
Lo había decidido, el era su tipo ideal.
Particularidad fuerte, instintos homicidas, obvios problemas paternales. Realmente era perfecto para caer en su telaraña y así poder tener quien la protegiera de su familia y cualquier otra persona que la amenazara.
— Vale, soy muy astuta, lo sé, te descubrí siguiéndome desde un principio. ¿Quieres mi número?— el mayor hizo una mueca de desagrado, lo menos que quería era involucrarse con aquella chica de cabellos negros.— o simplemente podrías...
La chica se acercó al hombre, tomando sus manos y colocando las ella misma al rededor de su propio cuello:— matarme y ya.— dijo ella con una sonria.
El hombre pensó de aquella manera no valdría la pena ¿realmente no se tenía ni una pizca de amor propio? Aquella fue razón suficiente para sacarse del agarre de la chica, soltando su cuello y metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón, yéndose del lugar mientras murmuraba insultos ilegibles hacia la más baja y menor, no la conocía y ya la odiaba. Por su parte la chica sonreía con emoción, la cual denotaban sus ojos, pasando la lengua por su labio superior la chica suspiró, era obvio que no la mataría, a leguas se notaba que aquel hombre era un predador que disfrutaba de una buena caza, aunque también se notaba que era un asesino principiante.
— Será un placer hacerte mío, lindo flamitas.— habló ella para si misma, colocando us manos detrás de su espalda mientras se inclinaba para observar al albino caminar tranquilamente por la acera.— me pregunto cuando volverás a buscarme.
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Perdón por perderme por tanto tiempo, he estado bastante ocupada con la escuela, pero, ya volví.
Re turbio todo. ¿no?
Lo siento, pero, en esta historia Dabi será el mismo, el hermoso hombre frío que todos amamos.
Sin embargo, es una historia de Rayita, no esperen que sea así por mucho xd.
Este capítulo transcurre cuando ella tenía 13 años y Dabi 20
Pd: siempre dejaré fotos de Rayita en la multimedia. :P
No diré nada más, lean lo en el siguiente capítulo :P
Dejen sus opiniones del cap aquí —>
Gracias por leer.
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