Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

V E I N T I N U E V E

El sábado por la mañana, Rosé y yo fuimos directo al aeropuerto de París, donde tomaríamos nuestro vuelo hasta Tailandia. Compramos cafés que bebimos semtadas en sillas de metal gélido.

— En verdad estoy muerta —murmura Rosé mientras que se agarra la cabeza.

— Bebiste mucho.

— Asi es, y creeme que necesitaré más que un café para esta resaca —se pone de pie—. Iré a comprar un bagget y quizá otro café. ¿Quieres?

— Tráeme un bagget.

Mientras que veía a mi rubia amiga alejarse hasta donde los puestos de comida, mi mente comenzó a divagar en recuerdos de la noche anterior, y claro, en Jennie.

El haberla dejado darme un beso no había sido buena idea teniendo en cuenta que ahora solo podía pensar en ello. No creía llegar a extrañar a Jennie, pues de igual manera estando en Francia no nos solíamos ver con frecuencia, sin embargo, apenas y llevabamos dos horas en el aeropuerto y ya sentía que me hacía falta verla.

Horas más tardes Roseanne y yo ya habíamos terminado de comer y nos encontrabamos abordando el avión que nos llevaría hasta Tailandia.

Tardamos un poco buscando nuestros asientos y después acomodandonos. Yo me senté junto a la ventana y mi rubia amiga al otro lado, dejando un asiento libre en medio de ambas.

Yo decidí colocarme mis auriculares y no hacer más que escuchar música en lo que el vehículo despegaba, y probablemente cuando estuviéramos volando también.

Fue cosa de apenas minutos cuando tuve que quitarmelos debido a que Rosé  tocaba mi hombro con insistencia.

— Lisa—llama ella— ¿Puedo preguntarte algo?

Asiento con la cabeza, algo dudosa.

— ¿Cómo es que te diste cuenta que te gustaba Jennie? —por un momento me quedo paralizada debido a la sorpresa. No esperaba que me hiciera aquella pregunta.

— Creo que siempre lo supe y solo era algo que no quería admitir. Ella me hacía sentir diferente, me hace sentir diferente, provoca emociones en mi que nadie más había provocado.

Y ahora dudaba...¿solo me gusta? ¿solo es un gusto hacia ella o algo más?

— Pero ¿Cómo sabré cuando esté enamorada o me guste alguien?

Alcé mis cejas.

— Creo que cuando se de el momento simplemente lo sabrás.

— Tengo tantas ganas de enamorarme, Lisa. Simplemente tener esa sensación de la que hablas, que tu corazón se acelere al tener a esa persona cerca...pero no lo he tenido, ni siquiera he llegado a que alguien me atraiga o guste.

Ella suspira.

— Simplemente quiero saber que es el amor.

Roseanne me estaba sorprendiendo mucho. Nunca creí que ella quisiera una relación, o eso que me dice que anhela. No se si yo seria igual, porque no siempre el amor es bonito, y ella lo sabe bastante, lo descubrió cuando sus padres se separaron y vio todo el daño que se hicieron, pero aun así desea enamorarse.

— No te apresures. Ese momento llegará.

Sonreí con sinceridad, pero Rosé no parecía muy conforme con mis palabras y lo entendía.

El avión despegó después. Roseanne y yo durante esas largas horas de vuelo estuvimos comiendo aperitivos, leyendo juntas un libro que habíamos comprado el jueves pasado —uno que era para intentar mejorar nuestro Francés, pues, aunque era relativamente bueno, nunca estaba de más aprender cosas nuevas— y viendo películas en las pequeñas pantallas que había frente a nosotras.

Debo decir que el vuelo fue tranquilo, y cuando aterrizamos en Tailandia, no pude evitar que la felicidad me invadiera por completo. Por fin volvía a mi tierra natal que tanto había extrañado.

Rosé y yo bajamos del avión para ir directas en busqueda de nuestras maletas. Tardamos menos de lo esperado y fuimos a la entrada del aeropuerto de Bangkok, donde mi madre nos esperaba a ambas. Nada más la vi comencé a sonreír y caminé más rápido en su dirección para abrazarla con fuerza.

— Te extrañé mucho, cariño —me dice al oído.

— Yo también, mamá.

Lo hacía y no me había dado cuenta de cuanto hasta ahora que la tenía rodeandome con sus brazos.

Rosé saludó a mi madre también con un efusivo abrazo. Luego subimos nuestras cosas al auto viejo de mi mamá y la misma condujo hasta casa.

Al llegar a mi hogar, la madre de Rosé esperaba en la entrada. Ambas se abrazaron y todas entramos a casa. Mi mamá nos había preparado una sopa tradicional de aquí, diciendo que no quería que olvidaremos nuestras raíces. Cosa que claramente no sucedería, pero preferirí no decir nada.

Terminamos de comer y la mamá de Roseanne se marchó con sus cosas. Pues las dos queríamos pasar algo de tiempo juntas y decidimos salir a dar una vuelta por la ciudad. Dando una larga caminata llegamos hasta un parque cercano en el que solíamos pasar la mayor parte del tiempo, tanto cuando eramos pequeñas, como antes de irnos a Francia.

Nos sentamos en un banco de madera, y comenzamos una platica fluida.

Se sentía bien volver a estar ahí. Caminar unas cuantas calles con Rosé como antes solíamos hacer fue bueno. Era consciente de que en nuestra estadía en Francia nos habíamos separado un poco y era bastante normal. Estábamos conociendo nuevas personas, ocupadas con las dificultades de la academia y muchas más cosas. Sin embargo, este momento que ambas estábamos teniendo me hacía darme cuenta de que pase lo que pase, Tailandia siempre nos terminaría por unir, y que no importaba a cuantas nuevas personas conociéramos a lo largo de nuestra vida, ella y yo siempre seríamos amigas.

Mi celular comenzó a sonar y al ver la pantalla del mismo no pude evitar sonreír.

— A qué no adivinas quién es —dije refiriendome a Rosé.

Antes de ella me respondiera atendí la videollamada de la que mi celular, con tanta insistencia, me avisaba.

— ¡Minnie! —dije animada mientras que veía su cara a través del aparato electrónico— ¿Cómo estas?

— Bien —ha dicho sonriendo—. Solo llamaba para preguntarte como estaba yendo todo allá en Francia.

Oh, había olvidado decirle que ya habíamos llegado a Tailandia.

— De hecho va muy bien. ¿No es así, Rosé?

— Claro —respondió mi rubia amiga.

— Oh, ¿el idioma no ha sido difícil de aprender? —he visto como entrecierra sus ojos repentinamente, y cuando estuve a punto de responder ella me ha interrumpido— ¡ซึ่งรอคอย! ¿Ese es el parque al que solíamos ir? ¿¡ Ya están aquí en Tailandia!?

— Asi es...—dije algo avergonzada.

— Oh, denme un momento y voy hacia allá.

— No hace falta, Minnie, seguro estas ocupada y-

Me colgó la videollamada.

Suspiré y guardé mi celular.

— Bueno, Minnie viene hacia acá —dije refiriendome a Rosé.

— Genial, podríamos pedir comida para hacer un picnic aquí.

— Oh, tu sabes como es ella, nos va a querer llevar a comer comida Tailandesa en un restaurante.

Una sonrisa se hizo presente en mi acompañante.

— No tendré quejas si ese es el caso.

Nuestra amiga llegó pocos minutos después en un auto blanco. Del cual se bajó casi corriendo para venir en nuestras dirección y abrazarnos muy euforicamente.

— ¡Por fin! —exclamó— Ya ha pasado un año desde que nos vimos en casa.

— Lo sé, Nicha —dije riendo. Ella se separó y sonrió.

— Estoy muy feliz de verlas después de tanto.

Minnie era amiga mía y de Rosé desde hace bastantes años. La habíamos conocido en el último año de secundaria y luego fuimos juntas al bachillerato. Teníamos una amistad bastante forjada. Sin embargo, ella había sido aceptada en la universidad de Seúl, Corea, donde tanto había anhelado estudiar. Así que nada más nos graduamos ella tuvo que irse a dicho país al cabo de unos días, pues debía acoplarse al idioma y muchas más cosas. Así que ya no tuvimos tiempo de vernos cuando nosotras nos fuimos a estudiar a Francia.

— ¿Quién lo diría? Todas estudiando en el extranjero.

— Sí...es extraño.

— ¿Por qué? —Preguntó Minnie.

— No lo sé, se siente raro pensar que logramos lo que tanto decíamos cuando estábamos en el bachillerato.

— Pues no por nada hablábamos sobre ello, no eran simole fantasías, eran sueños que debíamos cumplir y miranos, aunque no fue fácil lo conseguimos.

Estuvimos un rato más conversando las tres. Minnie nos contó sobre como había ido su primer semestre en la universidad de Seúl, y según ella había conocido a bastantes personas amigables. Pero sobre todo a unas chicas llamadas Miyeon y Soojin, ambas coreanas, que la habían estado ayudando con el idioma, pues aunque ella sabía hablarlo, le hacía falta pulirlo.

— ¡Bien! Como todas estamos aquí, hay que aprovechar e ir a comer comida Tailandesa —se ha puesto de pie—. Yo invito, así que vamos, suban al auto.

Lo sabía.

— Eso es muy Minnie de su parte —murmuró Rosé a mi lado.

— Asi es, pero la verdad es que tengo hambre, así que vamos.

Las dos nos hemos puesto de pie y seguido a nuestras pelinegra amiga.

Ella nos llevó a un restaurante algo lujoso de la ciudad. Cosa que no me sorprendía. La familia de Minnie era de dinero, por lo que nuestra amiga siempre que podía nos invitaba a comer, aunque no siempre era a lugares como aquellos.

El día siguiente también lo pasamos junto a Minnie. Pero en esa ocasión solo estuvimos dando vueltas en su auto y comprando comida desde este. Sin embargo en un momento dado tuvimos que hacer una parada en una tienda, pues Rosé quería comprar un helado.

Entramos al establecimiento y elegimos unas cuantas cosas. Yo fui junto a Minnie a los refrigeradores en busqueda de alguna bebida que atrajera mi atención. Mientras que agarraba una botella una cabellera negra llamó mi atención. Era Momo. Ella se encontraba justamente a mi lado y acababa de posar su mirada sobre mi.

— Oh, Lisa —dijo sonriente—. Que casualidad encontrarte aquí.

Debía decir que no me sorprendía. Ella vivía aquí en Tailandia a final de cuentas, así que no era tan extraño encontrarmela por aquí.

— Momo...—respondí no muy animada.

Miró a mi lado, donde Minnie se encontraba viendo la "escena con confusion".

— Así que estás lejos de tu novia Jennie dos segundos y ya la has reemplazado.

— No es mi novia.

Aunque deseo que lo sea...

— Y no, tampoco la he reemplazado, ella es mi amiga de hace años.

— Lo que digas.

— Aun así no te debo explicaciones, Momo —esta vez si me había enojado un poco. ¿Qué le importaba lo que hacía o no?

— Lo que digas —ella terminó por agarrar una botella de agua e irse hasta la caja para pagar.

— ¿Novia? —dijo repentinamente Minnie a mi lado, sorprendida— Eh, bueno, creo que me perdí de muchas cosas en un año de no verlas.

— Buaj, no le hagas caso, solo dice tonterías —he dicho.

— Veo que hay gente a la que no le agradas en esa académia —agarra una lata de refresco—...no me sorprende. Con lo bien que bailas es de saberse que muchos te verán como una amenaza y por ende, te tendrán envidia.

— Pero ella también es buena bailando, créeme, mucho.

— No quita que tu también seas buena y ambas sean una amenaza para la otra —Sonríe—. Pero bueno, dejemos de hablar de esto y hagamos otra cosa.

Ella va hasta donde Rosé y le rodea los hombros.

— Dime Rosé ¿A dónde quieres ir?

Mis vacaciones en Tailandia pasaron más rápido de lo que me hubiera gustado.

Navidad la pasé en casa de Rosé con mis padres y los suyos. Comimos comida tradicional de Tailandia, siendo así una pequeña reunión en la que incluso nos dormimos temprano. Bueno, se durmieron, pues Rosé y yo nos dormimos hasta las cinco de la mañana viendo películas navideñas.

Las semanas antes de año nuevo fui sola a mi antigua académia baile. Donde saludé a la que fue mi profesora, misma que me dio permiso de bailar ahí si es que así lo deseaba. No desaproveché la oportunidad, y aunque no llevaba mi ropa de baile, llevaba un short y blusa cómodos que serían útiles para ello. Me quité el calzado e hice unos cuantos estiramientos antes de comenzar a bailar.

Bailé una de mis viejas coreografías, y mientras que hacía los movimientos, pensé en lo mucho que había logrado. Pasé de hacer coreografías para concursos entre las academias de mi ciudad, a hacer coreografías para una audición al más importante concurso de danza del país.

Al bailar pensaba en Jennie. En lo mucho que deseaba verla y poder tocarla.

Aquella tarde fue en base a ello, a bailar y pensar en la Francesa.

(...)

El año nuevo lo pasamos en casa de Minnie y su familia. Nos habían invitado e insistido demasiado en que asistieramos, por los que mis padres y los de Rosé no pudieron negarse.

— Lisa, pasame la salsa —murmura Minnie a mi lado. Ahora mismo estábamos cenando mis padres, los de Rosé y la familia de Minnie, sus hermanos, algunos primos y tíos, y sus padres.

— Toma.

Cenamos tranquilamente en medio de una charla algo entretenida. Aunque se resumía a los padres de Minnie tirando indirectas sobre que debía ser el orgullo de la familia —cosa que claro, incomodaba a mi amiga pero esta fingía que nada pasaba— y mis padres diciendo que estaba orgullosos de que yo obtuviera la beca. La madre de Rosé, bueno, ella solo se mantenía en silencio y decía pocas cosas sobre su hija.

Cuando dieron las once con cincuenta y nueve segundos todos se pusieron de pie y fueron a ponerse en medio de la enorme sala de estar. Donde comenzamos a contar para la llegada del nuevo año. Contamos con diez segundos de anticipación y cuando dieron las doce, nos saludamos o dimos abrazamos entre todos.

Un primo de Minnie vino directo a mi en medio de todo eso, y me abrazó con fuerza, mucha pero mucha fuerza. Tuve que empujarlo para que se me quitara, porque además no quería alejarse de mi.

Decidi irme a sentar en uno de los sofás y a beber algo de agua.

— Hola, Lisa —dijo el mismo primo que me había abrazado, sentándose a mi lado.

— Hola...

Ni siquiera recordaba su nombre. Pero sabía que siempre que venía estaba detrás de mí.

— ¿Te gustaría tomar algo conmigo mañana?

— Eh, yo...bueno, la verdad es que no tengo muchas ganas.

— ¡Vamos Lalisa! no te vas a arrepentir. Seré muy amable y yo pagaré todo —había comenzado a acercarse mucho hacia mi, así que yo debi retroceder.

— No es por eso, simplemente no quiero.

— ¡Por favor!

¿No entendía lo que era no?

— Agh, ya dejala en paz idiota —dijo Minnie, molesta, a su primo —. Siempre intentas coquetear con Lisa y siempre te rechaza. Ya te dije que la dejes de molestar, nunca te hará caso.

Su primo terminó por irse algo desanimado.

— ¿No fuiste un poco...dura?

— ¿Y el no fue un poco imbécil? —dice sentándose a mi lado—. Debes ser dura cuando simplemente en lugar de coqueteo ya parece acoso.

Bueno, si que me había incomodado lo cerca que su primo estaba de mi, además de que no entendía cuando le decía que no.

— Y lo siento, te prometo que no se volverá a acercar a ti el muy idiota —bebe de su copa de vino—, de hecho ya les he dicho a mis padres que lo dejen de invitar. Pero siempre dicen cosas como "Ay Nicha, pero que culpa tiene tu tía de las cosas que haga tu primo" y nadie dijo que no inviten a mi tía, solo a su hijo no.

Minnie siguió hablando sobre lo mucho que odiaba a su primo mientras que yo la escuchaba con atención. Sin embargo, en medio de nuestra conversación mi celular comenzó a sonar con insistencia.

— Dame un momento —le dije a la pelinegra.

Me puse de pie y sin siquiera fijarme en el nombre de la persona quien llamaba, respondí.

bonne année, Manoban —dijo esa dulce voz al otro lado de la línea.

Mi corazón comenzó a latir con intensidad. Solo escuchar su voz había causado eso. Puse mi mano sobre mi pecho intentando regular los latidos.

สวัสดีปีใหม, Kim.

Tailandés ¿No es así? —Preguntó Jennie.

— Sí, es Tailandes —respondí agitada.

Dios dios, mi corazón no regulaba los latidos.

— Sé que dijimos que no hablaríamos,  pero pensé que sería descortés por mi parte no hacerlo en un momento tan importante.

— N-no...no pasa nada.

— Bien, eso era todo, Manoban —dijo—. Que pases una linda velada. Adieu.

— Adieu, Kim.

Y colgó.

Exhalé el aire retenido. No esperaba esa llamada para nada, y esta había logrado alborotarme a más no poder.

Fue duro un mes sin saber nada de ella y mucho más sin verla.

Ahora me preguntaba, ¿Qué le habrá pasado a Jennie en este mes en el que no nos vimos?

¡ซึ่งรอคอย!; ¡Espera!

bonne année: feliz año

สวัสดีปีใหม: feliz año

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro