Durante lo que restó de semana y parte de la siguiente, Lisa y yo estuvimos quedándonos una hora después de clases para practicar. Al principio nuestra idea era que fueran dos, sin embargo, gracias a que la profesora vocal de Lisa decidió darle la nota mínima. La rubia debía de practicar con Rosé, abarcando así la otra que debía ser nuestra hora.

La comprendía, por supuesto, al igual que necesitaba aprobar en baile lo necesitaba en canto. Y no solo aprobar, si no tener un margen después de eso. Se mantenía con eso, no podía fallar.

Entro al aula de música donde me encuentro con Jisoo, no la había visto desde el martes pasado en esta misma clase. Extraño, pero al parecer mi azabache amiga había salido de viaje todo el fin de semana.

— ¿Qué has hecho estos últimos días?

— Bueno, lo más interesante ha sido que fui con mi abuela al teatro, fuera de ahí solo se trató de la academia.

Quería contarle sobre que Lisa nos acompañó pero las palabras simplemente no salieron de mi boca. Dudaba mucho de que Jisoo no lo sospechara ya, me conocía mucho, y si Jimin se había dado cuenta, probablemente ella y Jungkook también.

— ¿Han ido al espectáculo de ballet?

— Sí.

— ¿Qué tal ha estado?

— Igual de esplendido que siempre.

Durante el día no volvi a ver a Jisoo y tampoco vi a Lisa. La verdad tenía ganas de verla, pero sabría que aquello no sucedería hasta que las clases acabaran, y eso solo hacía que anhelaba aun más que estas terminaran.

Cuando mi última clase terminó, rápidamente guardé todas mis cosas y me puse en marcha hasta el aula de baile. Lisa ya se encontraba ahí, estaba estirando en las barras con sus zapatillas de ballet y su maillot ya puestos. Se veía realmente hermosa. Su pequeño cuerpo lucía aun más lindo con aquellas prendas y zapatos. Incluso estirando sus movimientos eran precisos y delicados.

Al notar mi presencia ella ha dejado de estirar y se ha acercado a mi.

— Has llegado temprano —dije sonriéndo.

— No he tenido mi última clase así que he aprovechado para venir a practicar unos cuantos pasos que, de hecho me gustaría mostrarte.

— Sûr, deja me cambio y estiro.

Dicho y hecho, quince minutos después ya había estirado y me encontraba con mi maillot, el mio era color azul marino y con una falda negra, diferente al de Lisa que era blanco y con una falda gris.

— ¿Hoy formaremos la coreografía no es así? —he cuestionado acercándome a la rubia que daba piruetas por el lugar.

— Sí, ya tenemos lo demás listo, la historia que vendría contando nuestro baile y el estilo que haremos.

Esta semana Lisa y yo nos habíamos esmerado más en buscar un concepto e historia que contar, cosa que ella misma había propuesto el viernes pasado. Pues dijo que un baile podría ser mejor si contaba algo. Accedí, por supuesto, pues con lo poco que sabía sobre el ballet también pensaba lo mismo. Aunque claro, no solo bailariamos ballet.

— Entonces debemos empezar a hacer la coreografía.

— Asi es, déjame mostrarte algunos de los pasos de ballet que encontré y otros pasos que no son de este estilo.

Hoy estuvimos dos horas practicando. Lisa dijo que no tenía muchas ganas de ir a practicar con Rosé y que en cambio prefería hacer lo que más le gustaba que era bailar. Me pidió que no dijera nada al respecto, que solo por hoy no asistiría, que solo hoy le permitiera una hora más bailando a mi lado...

(...)

— Me gusta que la canción que has elegido tenga piano —murmura Lisa mientras que escucha la canción de nuestra coreografía.

— Es realmente buena.-

— Y muy tu.

— No mucho, empieza con piano, pero luego es un tanto más movida e incluye las instrumentos y ritmos para darle el toque, pues no solo bailamos ballet.

— Si, pero desde que la escuché por primera vez hace una semana no he podido evitar amarla. ¿No seria bueno si tu pudieras tocar la pieza que bailaramos?

— Bueno Manoban, si tuviera una doble que pudiera bailar mientras que yo toco no dudes en que lo haría.

Ella ha reído.

— Creo que te esta afectando juntarte conmigo, ya dices cosas más "infantiles" como llamarías tu.

— Uh, no me lo recuerdes.

Ha vuelto a reír mientras que tiraba drásticamente al suelo. Puedo ver su pecho subir y bajar, seguramente esta cansada.

— Hemos practicado mucho.

— Claro, hemos llegado desde la una menos cuarto y solo hemos hecho pequeñas pausas para almorzar.

— Ya, venir un domingo a la academia para practicar ha sido buena y mala idea.

— Hemos venido porque ya estas libre de tu maestra de vocal. Pasaste con buena nota el segundo examen.

Había pasado una semana desde que habíamos empezado a hacer la coreografía, y por ende ya había pasado la semana en que Lisa iba con Rosé a practicar y abarcaba una de nuestras dos horas después de clases. Así que Lisa propuso que vinieramos hoy domingo a practicar, aprovechando que  tenía acceso a la academia cuando quisiera y que no habría nadie más que nosotras dos. Pero el día entero se nos había ido en esto. Ya era de noche, pero no estaba segura de la hora.

He ido hasta el banco en busqueda de mi celular. Al encender la pantalla me he quedado sorprendida por la hora.

— Es más de media noche.—dije algo alto, logrando que la rubia me escuchara.

Nada más me oyó se levantó de un tirón del suelo.

— ¿Qué? ¿Cómo es que se nos ha hecho tan tarde?

— Supongo que nos hemos sumergido tanto en el baile que hemos perdido la nocion del tiempo —aunque debo admitir que esperaba que fuera más tarde—. Ya deberíamos irnos ¿Te parece?

— No lo sé, Kim, solo quiero quedarme más tiempo y seguir practicando hasta que todo esto quede perfecto. Estamos a menos de dos semanas para presentar la coreografía y solo quiero que quede perfecta.

— Me doy cuenta de que en verdad quieres ir a esa competencia.

Ella asiente.

Prometo esforzarme solo por ti, Manoban.

Me he puesto de pie y fui en su dirección, tomándola de la mano.

— Ven, quiero llevarte a un sitio.

Hemos corrido por los pasillos riendo como locas. Era feliz con su simple presencia. Me sentía completamente viva a su lado. Lisa irradiaba una tan grande luz que lograba iluminar una habitación entera, y con las horas que diariamente pasábamos juntas compartía parte de su luz conmigo, convirtiendo algo sombrío en algo brillante.

Llegamos a una pequeña habitación donde se encuentran unas escaleras de metal algo viejas.

— Sube —le digo y ella me mira sorprendida.

— ¿A dónde vamos?

— Solo sube, confía en mi.

Ella obedeció y subió las escaleras. Yo le seguí por detrás hasta que llegamos a nuestro destino. Me he colocado a su lado mientras que ella observaba nuestro alrededor.

— Es hermoso —le brillan los ojos.

Estabamos en lo más alto de la académia, en la azotea de la misma donde se alcanzaba a ver la ciudad de París desde lo alto, incluso la torre Eiffel lograba ser apreciaba desde la distancia. Las luces de la misma y de algunos edificios era lo que resaltaba, y hacía de la vista aun mejor.

— Es hermoso ¿no es así?

— Lo es.

— He vivido toda mi vida aquí, pero venir aquí arriba y verlo todo desde otro perspectiva, lo hace sentir un mundo ajeno al mio —he sonreido—. También, cuando me siento agobiada o estresada por algo, vengo a aquí y siento que es mi propio mundo, y que nadie podrá molestarme.

Por esa misma razón había decidido traerla. Me daba cuenta de lo mucho que se exigía a si misma para lograr tener la mejor coreografía y participar en aquel concurso. Necesitaba que se relajara un poco.

— Gracias por traerme aquí, Jennie...

— Eres la primera persona a la que traigo, así que siéntete afortunada.

Ella siguió observando todo el lugar. Y aunque no era quizá la gran cosa, ella lo miraba como si fuera lo más maravilloso del mundo, tal y como yo lo veía. Entonces he recordado lo que traía en la bolsa que tenía colgada en mi brazo.

— ¿Tienes hambre, Manoban?

— La verdad si.

Abrí la bolsa y saqué dos cajas alargadas que contenían unos cuantos postres.

— Antes de venir pasé por una pastelería a comprar unos Macarrons y dos Éclair.

Me acerco a donde ella y le muestro ambos postres.

— Uh, eso luce delicioso. Nunca he probado un ¿Éclair has dicho que se llama?

— Ese es su nombre, mira, pruebalo, es delicioso.

Lisa le dio una mordida, causando que un poco del glaseado se quedara en sus labios, los cuales ella ha relamido con su lengua. Después ha sonreído.

— Es delicioso.

Asenti, intentando quitar mi mirada de sus labios.

Después de eso nos hemos sentado en el suelo a comer los postres que había traído. Llellevaban ya unas horas ahí guardados, pero a pesar de eso sabían deliciosos. Estuvimos un par de horas de hablando sobre nosotras, Lisa me habló sobre Tailandia, yo le hablé de Francia, de mi familia, ella de la suya. Ambas coincidiamos en algunas cosas, por ejemplo, las dos eramos hijas unicas y habíamos sido criadas en el arte, yo en el de la música y ella en el del baile.

Debo decirlo. Nunca en toda mi vida me había sentido tan bien como en aquellos momentos en los que Lisa me permitió conocerla más. Al parecer en Tailandia era una persona algo popular. Se la pasaba de fiesta en fiesta y tenia muchos amigos, aunque amigos que a dia de hoy parecieron haberla olvidado, pues pocos siquiera la habían contactado después de que la escuela terminó. Gracias a esta charla descubrí que era alguien extrovertida y que gustaba mucho de salir a divertirse. Cosa opuesta a mi, pues le dije que yo en cambio no era buena hablando con los demás. Y que solo salia de fiesta cuando Jisoo y Jungkook me hartaban a tal punto de convencerme.

En un momento miro la hora en mi celular. Es muy tarde.

— Manoban, creo que nos hemos quedado bastante tiempo hablando...

— ¿Por qué lo dices?

— Son casi las seis.

— ¿Que no abren la academia a las siete?

— Asi es.

— Kim —giro mi cabeza en su dirección— ¿Te parece si bailamos una última vez la coreografía?

— Está bien, Manoban.

Me puse de pie y en posición. La azotea era lo suficientemente grande como para permitirnos hacer la coreografía  sin correr el riesgo de caernos por el precipicio.

Comenzamos a deslizarnos de un lado a otro con sutileza. Sus manos recorrieron mis brazos de un lado a otro, y aunque no teníamos música, era como si ambas pudiéramos sentirla Al bailar.

Mientras que nos movíamos de puntillas, pude sentir pequeños rayos de luz dar directamente contra mi rostro. Rayos solares. Se trataba del amanecer. El sol se iba alzando de a poco ante nuestra vista, siendo un perfecto fondo para nuestra perfecta coreografía que en aquellos momentos estábamos bailando. Me pareció mágico.

Cuando el baile terminó, Lisa y yo quedamos cerca la una de la otra. Ella me miraba desde arriba, pues era de estatura mayor a la mía. Sus ojos chocaban con los mios y yo me sentía encandilada por el brillar de estos. Brillaban tanto como el mismísimo sol que se encontraba detrás de nosotras. Lograba percibir su aliento contra mis labios, las respiraciones de ambas agitadas debido a la enrevesada coreografía que acabábamos de hacer.

En un momento dado comencé a acercarme más a sus labios. Comenzando a ponerme de puntillas con las zapatillas de ballet. Sin embargo, cuando mi boca estuvo a punto de chocar contra la suya me detuve. Mi corazón latía con tal fuerza que muy seguramente Lisa estuviera escuchándolo. Y aunque con esta cercanía, y la manera en que me sentía, confirmada mis sentimientos, no fui capaz de acercarme porque dar este paso sería hacerlo real, y si no lo daba podría seguirme engañando con que no era así. Si me acercaba y Lisa me rechazaba ya no habría vuelta atrás, habría arruinado nuestra amistad, pero si me acercaba y ella correspondía ¿Qué sucedería?

Doliendome el alma me fui alejando, pero no me fui. Me quedé ahí, apreciandola. Lisa también me miraba, ahora un poco más lejos que anteriormente. Era como si ella también hubiera esperado que sucediera lo mismo que yo había pensado. Nos observamos durante unos minutos, perdidas.

Y cuando creí que no sucedería nada y nos marchariamos de ahí con un mal sabor de boca, se acercó hasta donde mi y me tomó de la cintura. Su mano fue a parar sobre mi mejilla, la cual acarició con dulzura, para después proceder a acercar sus labios a los mios, uniéndolos.

Mi cabeza se perdió en aquel momento. Solo pude pensar en Lisa y en nadie más que ella.

Al principio solo se trataba de nuestras bocas unidas, luego, conforme más tiempo pasaba, fuimos moviendo los labios hasta que el beso terminó por ser más profundo pero sin que dejara de ser dulce, delicado y lento, como si siguiéramos pidiendo el permiso de la otra para continuar.

Después de unos largos segundos —o quizás minutos— Lisa separó nuestros labios. Me miró por unos momentos y después procedió a sentarse en la orilla de la azotea. Yo le seguí y me senté a su lado. Ella miraba el paisaje que la ciudad nos otorgaba, mientras que yo pasaba mis dedos por mis labios, los mismos que acababan de tocar los suyos. Ningún beso anterior a este me había hecho sentir lo que este, ninguno había logrado que mi corazón latiera con la misma intensidad con la que latía en aquellos momentos.

Mirando el amanecer, y en algunas ocasiones a Lisa. Inconscientemente fui recargando mi cabeza sobre su hombro, ella no rechistó, en cambio movió el cabello que me caia sobre el rostro y lo hizo caer sobre mi espalda. Aquel gesto me pareció tan tierno, que me quedé inerte mientras que sucedía.

Al estar ahí, mi cabeza seguía repasando los sucesos de hace unos minutos. No me había rechazado, ella misma me había besado. Ella misma me tomó de la cintura y acercó mi rostro al suyo.

En aquel momento me di cuenta de lo impensable, de lo que era obvio pero quizá no del todo.

Estoy enamorada de Lalisa Manobal.

Éclair: es un bollo fino alargado con relleno y glaseado que le otorga brillo, por lo que recibe su nombre. Se trata de un postre de origen Francés.

aquí les dejo foto:

He visto que lo más usual es que sean de chocolate, pero igual hay de varios glaseados y rellenos distintos como en la foto jsksks.

La verdad nunca había oído hablar de este postre pero ahora deseo probar uno, y eso que no soy muy fanática de lo dulce.

Y los macarrons pues creo que todos los conocemos, también son de origen Francés.

este beso quedó tan bonito, en serio tan lindo no sé, m gustó mucho uskdkwk.

ay, estoy quedando más satisfecha con esta nueva versión de la historia. Me gusta más, jeje.