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T R E S

París Francia , Académie Bolitech.


Mis manos se mecían de manera lenta y cuidadosa sobre las teclas blancas y negras de aquel piano, mi mente centrada en la melodía que salia de el. Dejándome llevar y guiar por el bello sonido que yo misma provocada, una concentración e inspiración que se vió interrumpida al escuchar de manera abrupta el como la puerta del aula era abierta y una voz me llamaba.

Frustrada por haberme visto interrumpida, cierro la tapadera del piano y me giro hacía donde la puerta esta ubicada.

— Buenos días, hija — saluda mi madre acercándose y posicionándose a mi lado.

— Buenos días madre, ¿Qué tal tu viaje? — le pregunto — ¿Ya tiene a los nuevos alumnos becados?

— Así es — responde —. Todos son muy talentoso, realmente me han sorprendido en sus audiciones.

— ¿Cuales son sus nombres?

— ¿Por qué quieres saberlo? — pregunta extrañada.

— Sabe que me gusta saber quiénes serán mis próximos compañeros, es solo eso madre — respondí.

— Te diré sus nombres, Jennie, solo deja busco el documento donde están porque siendo sincera no recuerdo los nombres de todas — deja sus llaves encima del piano y comienza a rebuscar en la bolsa que yace colgada en uno de sus brazos —, aquí esta.

La observo impaciente pasear sus ojos repetidas veces por la hoja que se encuentra en sus manos, hasta que finalmente se decide a hablar;

— Los nombres son — le da una mirada furtiva al documento antes de seguir hablando —: Kim Nayun , Park Chae-young, y por último Lalisa Manoban.

Nunca había escuchado esos nombres, aquí en Francia no era como que se usasen mucho que digamos, pero tenían nombres que según podía suponer, provenían de distintos lugares, y sin embargo, hubo uno en especifico que atrajo mi atención.

Lalisa Manoban.

Era un nombre muy bonito.

— Bonitos nombres.

— Lo son — Respondió sin importancia —. Este año hubieran demasiadas personas muy talentosas, fue complicado elegir y bueno, realmente me hubiese gustado dar más becas, pero ya ves que solo se pueden tres al año.

— Claro — le respondo —. Son de.... ¿Tailandia tocó este año?

— Exactamente de ahí — afirmó —. Bueno te dejo seguir practicando, todavía te quedan unas cuantas horas de ensayo, y ya sabes que mi hija debe de ser la mejor — dijo dandome un corto beso en la cabeza.

Pour toujours mère — respondí no muy convencida, no estaba convencida en absoluto de lo que decía.

A veces me agobiaba mi madre con sus extrictos horarios que debía de seguir al pie de la letra. Eran mis vacaciones de la academia antes de continuar otro año más, y ella no me había permitido disfrutarlas como debía, más bien me había tenido practicando cuando mucho unas cinco horas diarias  o incluso más. Quería disfrutar más allá de esto, pero no me lo permitía, tenía ese régimen absurdo de;

"Mi hija siempre debe ser la mejor"

Desde siempre me ha gustado tocar música clásica, es mi adoración eterna, los instrumentos que van con ella, piano, violín, y muchos más. Pero lo que mas amo es el piano, es lo que mejor podría decirse, hago y amo más.

Sin embargo, mi madre es excesiva, quiere que supere a todos y sea la mejor, y bueno, soy la mejor de mi clase pero pareciese no bastarle, aunque no siempre se me complica, no suelo salir demasiado y es un punto a mi favor y algo de lo cual se aprovecha.

Soy alguien conservadora con la mayoría de gente con quién me cruce, o más bien, con todo el que se me cruce. Nunca suelo demostrar como me siento o mis gustos, eso es lo ultimo que haría, y el socializar, es también unas de las últimas cosas que pienso hacer.

No me gustan las fiestas, no me gustan las personas, no me gusta nada que no sea pasármela en casa, o practicando, o leyendo.

Pero creo que más que nada soy así por el simple hecho de que mi madre siempre me lo inculcó, ella me hizo ser asi de reservada no permitiéndome salir con amigos o hacer otras cosas desde pequeña, todo se reducía a una sola cosa; practicar.

Después que mi madre saliese del aula, me dispuse a nuevamente comenzar a tocar una nueva pieza. Dí vuelta a las partituras que estaban frente mío, era una nueva melodía que todavía no había memorizado pero estaba centrándome en hacerlo. Pasaron unos pocos minutos de haber comenzado cuando nuevamente me vi interrumpida por el chirrido de la puerta abriéndose.

De verdad deben arreglar esa puerta.

Supuse que era mi madre, así que dejé las partituras de lado y hablé algo molesta:

— ¿Qué sucede madre? — cuestione mientras que lentamente me iba girándo hacía la puerta —. Si quieres que me dedique a practicar, no podré contigo inte-

Me interrumpí a mi misma al notar como una pequeña pelinegra se adentraba al aula con una sonrisa.

— ¿Ahora soy tu madre? — cuestionó burlesca Jisoo, mi amiga.

— Que graciosa — dije sarcásticamente —. Ahora dime, ¿Qué sucede jisoo? ¿Qué haces aquí?

— Solo...venía a saber si gustas ir conmigo al restaurante; La Grange Aux Canards

— La idea es tentadora Jisoo — respondí mientras que cerraba la tapadera del piano y recogía mis partituras —, pero tengo que ensayar violín. Tengo que estar lista para el inicio de clases que, por si no lo sabías, es en dos días.

— Aun así, debes comer algo Jen — negué con la cabeza —. Anda, vamos a comer, no tardamos ni una hora y nos devolvemos a la academia, así continúas ensayando.

— No lo se...— Jisoo hace un puchero.

— Por Favor Jennie — rogó—. Además, ya estas más que lista para el inicio de clases, por favor, no necesitas ni practicar, siempre eres la mejor.

— Nunca es suficiente — dije repitiendo las mismas palabras que mi madre suele utilizar. Me levanté del banco del piano y quedé frente a frente con mi pelinegra amiga —. Está bien, iremos a comer y nos devolvemos — Jisoo sonrió —, pero con la condición de que, volviendo a la academia me ayudarás a practicar.

— Hecho.

Ambas salimos de la academia y caminamos por las calles de París mientras que conversabamos de diversas cosas respecto al nuevo año en la academia.

Las ventajas de que mi madre sea la directora — y dueña — De la academia, es que puedo entrar y salir de ella cuando quiera, pero la desventaja; me exige el triple de lo que debería, más teniendo en cuenta que soy la próxima directora y heredera de ese lugar.

Pasados unos minutos llegamos al restaurante, donde un mesero nos indicó una mesa para sentarnos, que era cercana a una enorme ventana que daba una gran vista a la ciudad.

Este sitio es precioso, siempre me ha gustado venir aquí. Claro, incluyendo que la comida es muy buena.

— ¿Que van a ordenar? — dice un chico de cabello castaño que acababa de posarse a mi lado.

— Un Le grost Cassoulet de sissi y...

Charlotte Gasconne Glacée — pidió Jisoo.

El mesero asintió y se marchó de nuestra mesa.

Suspiré y miré a través de la ventana el paisaje de la ciudad, deleitandome con las calles de la ciudad, y con la gente que iba pasando.

— Cada vez que venimos observas la ciudad y me ignoras— escuché la voz de Jisoo. Me limité a reír.

— Siempre te ignoro.

— Eso ayuda mucho, gracias Jen.

— Solo, esto es lo que me gusta de aquí  — respondí —. La tranquilidad que siempre hay.

— Bueno eso solo entre semana, los fines de semana viene el chico que toca la guitarra.

Jisoo siempre ha estado ahí para mi en cada momento que la he necesitado. Es mi amiga más intima, la conozco desde los diez años, y hasta día de hoy que tenemos diecinueve, nuestra amistad sigue fuerte.

Un rato después, en el cual estuvimos hablando, el mesero llega con nuestros pedidos y los coloca en la mesa, dándonos a cada una lo que nos corresponde.

— ¿Necesitan algo más? — cuestionó, y pude notar como se le quedaba viendo a Jisoo, la cuál no pudo notar su mirada porque estaba muy centrada en la comida que yacía en la mesa.

— No — respondí —. Ya te puedes ir.

El mesero asintió levemente y se fue.

Procedimos a comer y hablar mientras tanto. Duramos una media hora ahí, hasta que terminamos y pedimos la cuenta, marchandonos del lugar y caminando de vuelta a la academia.

Al llegar al frente de la academia, pude escuchar mi celular sonar en mi bolsa y al instante lo saque.

— ¿Bonjour?

— Espero que tengas una buena razón para no estar practicando  Jennie.

— Solamente fui a comer con Jisoo, ¿O acaso no tengo ni permitido eso, madre? — calló.

— Solo te quiero ya mismo en la academia prácticando la pieza que te dejé ayer, sabes que en unos días es la vuelta a clases y necesito que mi hija-

— Sea la mejor — respondi por ella —. Me queda claro. Nos vemos en la noche.

Guardé el celular de vuelta en mi bolsa y seguí caminando en dirección a la puerta de la academia.

—  ¿Tu mamá, no? — pregunta Jisoo.

— Si, quiere que practique

— Bueno, subamos.

Pero antes de lograr acercarnos a la puerta, nos vimos sujetas por un brazo que nos rodeó a ambas por encima del hombro.

— ¿A dónde van? — cuestiona Jungkook.

— ¿Qué haces aquí? — cuestioné.

— Solo venía a saludar — respondió alegre — ¿Van saliendo de la academia?

— No, de hecho vamos llegando — le dice Jisoo —, salimos a comer, pero ya sabes, la madre de Jennie le dijo que volviera para seguir practicando violín.

— ¿Crees que me siga odiando? — recuerdo a que se refiere y suelto una pequeña risa —, ya sabes por su escultura.

— Tranquilo no te odia, solo le molestó lo de ese día.

— Pues no lo parecia cuando me gritó; "putain d'enfant infâme apprend à marcher"  — dice mientras que hace un puchero.

— Tampoco te insultó tan mal, además luego se disculpó — Le sonrio, y entonces pudo notar que agacha la vista — Déjame adivinar, ¿Sigues buscando la pieza que rompiste?

— Si, pero tenía razón, no hay muchas replicas de esa pieza.

Llegamos a la entrada de la academia y me detuve.

— Bueno, te dejo, debo ir a practicar.

— Claro, Jen — se acercó y me abrazó.

— Ya te dije que no me gusta el contacto físico — me quejé, el hizo un lloriqueo y rodé los ojos —. Solo abrazos cortos — repliqué mientras que me alejaba de el.

— Abrazos cortos, lo tengo claro.

— Jennie, voy a ir con Jungkook.

— ¿No ibas a ayudarme a practicar?

— Realmente no quiero lidiar con tu madre molesta. Pero ¿Realmente quieres que me quede?

— Así estaré bien Jisoo, anda ve con Jungkook.

observo como ellos se alejan y yo me limitó a darme la vuelta y adentrarme a la academia. Saludo a unas cuantas personas de limpieza o encargados de ahí y continúo caminando por los pasillos del edificio hasta finalmente llegar al aula, donde, por sorpresa, mi madre estaba ahí.

— ¿Te divertiste? — cuestionó sarcásticamente. Ruedo los ojos antes de girarme hacia ella y dedicarle mi mejor y más falsa sonrisa —. Te quiero ver practicando Jennie.

— Hola a usted también madre — dije sin importancia mientras que me dirigía a un pequeño sofá donde yacía el estuche de mi violín. Lo saqué y me puse en posición, mi madre expectante a que comenzase a tocar, cosa que hice, toque la pieza que había practicado la última vez y mi madre había elegido para mi.

Ella me corrigió en repetidas ocasiones, y al terminar de hacerlo, cambió de manera repentina el tema de conversación.

— ¿Pensaste en lo que te dije?

— No pienso presentarme.

— ¿Por qué no? — preguntó con un tono alto de voz —. Jennie, quiero a mi hija presentándose en la bienvenida de la academia.

— Ya le dije que Jisoo puede hacerlo, porque yo no estoy dispuesta a ello.

— ¿Se lo has preguntado siquiera?

— Si — mentí —, esta más que dispuesta a hacerlo.

Mi madre suspiró.

— Bien, dile a Jisoo que la veo mañana para que practique en el auditorio.

— Lo haré — respondí —, ¿podría irse para que pueda continuar practicando con calma? Según ha dicho tengo errores por corregir y pienso hacerlo.

— Claro, supongo que lo mejor es dejarte sola, tengo mucho por hacer.

Ella finalmente me dejó sola en el aula, y al instante me sentí más relajada. No me gustaba estar en la misma habitación que mi madre, siempre tenía algo malo por decir y siempre quería estarme controlando, cosa simplemente no me gustaba, que no soportaba.

Solo quería dedicarme a mis cosas en la academia de manera tranquila, porque este en verdad parecía ser mi año.

Así que, que el nuevo curso comience.

Pour toujours mère: Por supuesto madre.

Bonjour: Aló

Putain d'enfant infâme apprend à marcher: Maldito niño nefasto, aprende a caminar.

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