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T R E I N T A Y T R E S

Nada más dejar a Lisa en el edificio de la academia, voy directamente a casa. Es tarde. Me encuentro cansada y con un gran dolor de pies. Mi cuerpo no me pide otra cosa que no sea descansar.

Llego a casa y dejo mi abrigo en el perchero. El clima se siente cálido, nada que ver con el frío que hace afuera. Probablemente la calefacción estuviera encendida.

Voy a la cocina y me preparo una taza de té para antes de dormir. Mientras que mezclo el liquido de la taza sobre la encimera, le mando un mensaje de buenas noches a Lisa, quien responde casi al instante indicándome que dormirá hasta tarde porque debe preparar una coreografía para una de sus clases.

Ella me envía un video con una duración de apenas cinco segundos en el que se le ve saltando en la pequeña sala de estar del departamento.

¿Como practicaba en aquel espacio tan diminuto?

Aunque pensé en eso no le tomé mucha importancia, pues mi atención se la llevó por completa ella. Con aquel video  había logrado sacarme una sonrisa.

Me sentía tan feliz.

He escuchado la puerta de la cocina abrirse, y al alzar mi vista me encuentro a mi madre dirigiéndose hacia mi. Con rápidez guardo mi celular y procedo a mirarla con seriedad.

Su presencia la sentí como una dura vuelta a la realidad.

— ¿Qué tal los ensayos?—pregunta mientras que saca un vaso de la alacena.

— Bien —me aclaré la garganta—, digo algo cansados pero bien.

— Me alegra que lo sean —dijo mientras que se servía agua en el vaso—. Deben hacerlo bien en el concurso.

Sus palabras no me motivaban en absoluto. Pero tampoco me llegaban a intimidar.

Si Lisa la estuviera escuchando probablemente ya estaría colapsando de los nervios.

— Lo haremos bien.

— Claro, de eso no tengo dudas —Sonríe—. Me iré a descansar, es tarde, así que tu también deberías hacerlo. Seguro que mañana tu día será igual o más agotador que el de hoy. Descansa.

Que motivador.

Ella sale de la cocina y yo decido terminar rápidamente mi té, para así poder irme de ahí.


Al terminar subo a mi habitación y me visto. No estoy demasiado cansada, por lo que decido tomar uno de los libros de mi repisa y leer un rato. Al menos en lo que el sueño llegaba a mi, lo cual probablemente sería en unos pocos minutos.

...

Creo que subestimé la rapidez con la que el sueño llegaba a mi, pues no era tan veloz como esperaba. Llevaba más de una hora leyendo y simplemente seguía sin que dormir estuviera en mis planes.

Miré la hora en el reloj de la pared. Más de la una. Deberia intentar dormirme, o tan siquiera cerrar los ojos por un rato.

Decido apagar la luz y arroparme con las sábanas, cerrando mis ojos. Doy vueltas, fijo mi mirada en el techo, me quito las sábanas, me las vuelvo a poner encima, y así estoy por lo que fue más de media hora. Simplemente no podía conciliar el sueño.

Me levanto, y agarro mi celular para mandarle un mensaje a Lisa:

”¿Sigues despierta?”

Ella logra sorprenderme respondiendo. No crei que en verdad estaría despierta a estas horas.

”si, ¿No puedes dormir?”

”No logro hacerlo, Tu tampoco ¿verdad Manobal?”


”No, ¿Podría llamarte?”

Ese mensaje logra hacerme sonreír.

”Por supuesto”

Ella no tarda mucho en llamarme, y yo respondo casi al instante.

— Así que, ninguna de las dos puede dormir, Manoban.

— No, la verdad es que llevo más de una hora intentándolo pero simplemente no puedo —ella hace silencio por unos segundos—. Pero quizá si me cantas una canción pueda hacerlo...

— ¿Una canción para dormir? — reí—¿Cómo cuál?

— No lo sé —pude escuchar un "mmh" del otro lado. Era el sonido que Lisa siempre emitía cuando pensaba en algo—. Oh, lo tengo. ¿Qué te parece si tocas alguna canción para mi en tu piano? Cualquiera estará bien, todas son muy relajantes.

Suelto una pequeña risa.

— Manoban, es de madrugada y ¿tu en verdad piensas ponerme a tocar a esta hora?

Oui.

— No lo haré.

— Por favor, Jen.

Suspiré. Debatiendo internamente en si debía de hacerlo y arriesgarme a recibir un regaño por parte de mi madre si es que llegaba a escucharme tocar a estas horas. Pero luego decidí opté por complacer a Lisa, sin importar lo malo que pudiera ocurrir.

— Bien, espera un momento.

Me levanto de mi cama con el celular en mano, y comienzo a caminar rumbo a la sala donde se encuentra el piano. El único que hay en casa. Mientras que estoy caminando escucho a Lisa murmurar palabras que no logro entender.

Al llegar al piano dejo mi celular encima de él y me siento en el pequeño banco que se encuentra ahí.

— Cambiaré a videollamada. ¿Te parece bien? —ella responde con un 'si' y hago precisamente lo que mencioné.

Al realizar el cambio, lo primero que la pantalla de dispositivo me muestra es a una Lisa adormilada y casi a oscuras en la sala del pequeño departamento donde reside. Apenas logro verle el rostro gracias a una lámpara y claro, a la luz de su celular.

— Lista para escucharte, Kim —dice la rubia.

Acomodo mi celular, cerciorandome de que logro verme y escucharme. Después comienzo a tocar una melodía. Algo sencillo. Sabía que cualquier pieza sería suficiente para complacerla.

Me concentré tanto en tocar, que ni siquiera me di cuenta de que Lisa ya se había quedado dormida.

— Lisa —comienzo a decir a la pantalla— Lisa —digo nuevamente.

La rubia dejó su celular sobre la mesa de la sala, permitiéndome verla. Ella está dormida sobre el sofá. Uno de sus brazos cuelga del sillón mientras que su cabeza descansa contra uno de los cojines.

Hice una mueca. Me gustaría estar ahí con ella para taparla con una manta o incluso para llevarla a su habitación. Pero se que es muy tarde y que de ir, tendría que despertarla para entrar.

— Parece que te has quedado dormida, Manobal —sonrio—. Buenas noches. Que tengas dulces sueños.

Doy por terminada la videollamada. Me pongo de pie y subo a mi habitación.

En esta ocasión, tocar mi cama ha sido suficiente para quedarme dormida.

(...)

La mañana siguiente desperté temprano. Me hice yo misma el desayuno —pues la chica que nos ayudaba en casa no estaba— y me di un baño.

Me vestí, poniéndome una falda corta color beige y unas botas altas con tacón del mismo color. Agarré mi abrigo y salí de casa, rumbo a la academia.

Al llegar a la institución ví a Mina en la entrada. Estaba de pie, guardando unas cosas en su mochila.

Bonjour —saludé amablemente. Alzó su vista nada más oírme.

Dejando de lado lo que estaba haciendo, ella ha mirado a sus alrededores, como si estuviera buscando algo. Entonces, luego ha vuelto ha posar su vista en mi, sorprendida.

— Espera ¿Me hablas a mi? —ha dicho. Sabía que estaba haciendo— ¿La mismísima Jennie Kim me ha saludado  ¿estoy soñando?

— Que graciosa, Mina —dije sarcastica.

— Es que, de verdad no puedo creer que me hayas saludado.

— No exageres, no es como si nunca te saludara o hablase.

— Literalmente es nunca —murmuró—. Antes eramos muy cercanas y ahora ni me diriges la palabra.

— Nunca fuimos tan...cercanas.

Sonrió.

— ¿Segura?

— Bueno, lo éramos. Pero que ya no hablemos con tanta frecuencia no quiere decir que no te tenga cariño o que te odie o algo por el estilo.

Mina ha reído.

— Jen, soy consciente de ello. No tienes que aclararmelo —estuve a punto de hablar, pero antes de hacerlo la Japonesa me ha ganado—. No quiero alarmarte, pero Momo se está acercando en estos momentos.

Suspiré. Mina sabía lo que ocurrió entre nosotras, así que por eso siempre me avisaba si ella estaba cerca. Era consciente de que no siempre deseaba hablarle.

Me estaba preparando mentalmente para enfrentarla, sin embargo, de manera repentina Mina me ha abrazado, tomándome por sorpresa. Tardo unos breves instantes en captar lo que está ocurriendo, y en cuanto lo hago decido devolverle el abrazo.

— Ya se ha ido, podemos separarnos —susurra mientras que se separa de mi.

— Gracias...yo bueno, sabes que no me encanta tener que enfrentarla.

— ¿Cómo volvió? —pregunta—. Digo, que yo sepa no han dado más becas además de las que siempre dan a principio de año.

— Su padre ha hecho un buen negocio, y sus empresas están volviendo a ser lo que eran. Así que Momo aprovechó eso y decidió volver a estudiar aquí.

— ¿Por la academia o por ti?

— Ni siquiera yo lo sé, Mina —no era por arrogancia. Había muchos factores que me habian hecho hacerme esa pregunta desde que la vi de nuevo aquí. 

En ese momento veo a Lisa pasarnos por un lado. Ella camina directamente hacia las escaleras, sin parecer percatarse de nuestra presencia o simplemente ignorandonos.

— Llegó tu acompañante —me dice Mina con una sonrisa.

— Tengo que irme —digo—. Nos vemos luego, fue bueno hablar.

— Lo mismo digo.

Corro detrás de Lisa, y gracias a mi rapidez logro alcanzarla.

— Manoban —le digo cuando estoy detrás de ella. La rubia se gira hacia mi y me mira con sorpresa.

— Oh, bonjour, Jennie —responde ella.

— Tuve que correr para alcanzarte —digo algo agitada.

— Lo siento, no te vi antes, Kim.

— No hay problema con eso.

Lisa se acerca a mi, sonriente, y me da un pequeño beso en la comisura de los labios. Mi cuerpo se tensa ante su contacto. Pero no de una manera positiva. Me tensé porque tenía miedo de que alguien pudiera vernos en el pasillo, que si bien, este ya estaba algo vacío, esa posibilidad existía. Ella pareció notar mi incomodidad, pues terminó alejándose de mi algo apenada.

Désolé, ¿Te he incomodado?

— No, no es eso...osea si —noté que su expresión se entristecía—, perdón, no quise decir eso. Yo...no me incomodas, pero...

No sabía cómo explicarlo. O más bien si que lo sabía pero me daba miedo la manera en que ella podía reaccionar. Me asustaba contarle la razón por la cual me daba miedo cada vez que pensaba en alguien pudiendo descubrir lo nuestro.

— ¿Jennie? —insiste ella—. Yo creo merecer una explicación. No sé que ocurre entre nosotras. Siempre te incómoda que te agarré la mano en público o que me acerque demasiado a ti. No comprendo si te avergüenzo u otra cosa...

— No, Manobal, no me avergüenzas para nada. Es solo que... —suspiro.

La agarro de la mano discretamente y la llevo a un área más privada del pasillo. No quería hablar con ella en medio de donde la gente caminaba.

— Mira, no puedo decírtelo ahora. Pero prometo, te prometo que te explicaré todo después de la competencia —Lisa asintió—. Sé que no mereces esto. Que te obligue a mantenerlo en secreto pero te pido que por ahora sea así. Después de la competencia, sabrás todo. Por ahora centrémonos en ella, en hacerlo bien.

Sûr. Tienes razón, esa es la prioridad ahora mismo.

Sabía que si en esos momentos le decía mi razón de sentirme así, probablemente ella se sentiría agobiada y no se concentraría de la misma manera que antes en la competencia. Y no era lo que buscaba. La necesitaba concentrada en eso.

Después de hablar, Lisa y yo nos dirigimos a la sala de ensayo. Quedaban pocos días para la competición y era aun más importante prácticar más.

— Oye Kim, y hablando de competencia y cumpleaños...

Y seguía con lo del cumpleaños.

— No quiero nada ese día, Lisa ¿de acuerdo?

Los cumpleaños no me emocionan demasiado. Sé que muchos los esperan con ansias para recibir regalos o para hacer grandes fiestas a las que asistan muchas personas. Pero esas dos razones simplemente no me entusiasmaban. No era tan fan de las fiestas y de vez en cuando asistía a una por insistencia de Jisoo y Jungkook, menos querría tener una donde yo sería el centro de atención. Pero sabía que existía otras personas como Lisa, quienes so anhelaban las fechas de cumpleaños y las veían como días muy importantes y no como uno más.

— Pero es que es tu cumpleaños, deberías permitirme darte algo.

— No, Manobal, no quiero nada —rogué—. De hecho, con que tu estés ese día conmigo me bastará.

Llegamos a la sala de ensayo y ambas dejamos nuestras cosas en el taburete. Estiramos juntas y tomándonos nuestro debido tiempo. Después nos ponemos las zapatillas de ballet, listas para ensayar.

— Empecemos.

Y la música da inicio.

...

La semana transcurrio con lo mismo todos los días. Prácticar , practicar, y practicar.

Lo bueno de esto era poder pasar tiempo con lisa y poder robarle uno que otro beso en media coreografía y que ella quedará confundida cuando lo hacía. Ver su lindo rostro concentrado intentando hacer una acrobacia. Ver cómo se enojaba cuando no lograba algúna y ver lo emocionada que se ponía cuando la lograba.

Un día antes de la competencia lisa y yo estábamos haciendo la prueba de vestuario para estar listas para mañana sin ningún problema con ello. También prácticamos el maquillaje y peinados.

— Mañana cumples veinte años, Kim. Dime ¿qué se siente ser veinteañera?

— Eso solo podré responderlo mañana —sonreí—. Pero me siento algo vieja ¿sabes?

— Buaj, ¿que dices? Si recién vas por los veinte. Piensa eso cuando vayas a por los treinta.

Reí.

— No me planeaste nada para mañana ¿verdad?

— Por el momento no lo he hecho, pero no te preocupes, todavía tengo una semana para hacerlo.

— Manobal...

— No lo podrás evitar, Jen. Es el primer cumpleaños que paso contigo y no puedo dejarlo pasar.

Cierro los ojos. Estresada.

— Nada de lo que diga te hará cambiar de opinión ¿no?

— Correcto, Kim.

Ella me sonríe. Reaccion opuesta de mi parte.

— Entiendo. Entonces voy preparando la ropa para la primer fiesta de cumpleaños que tendré —digo con poca emoción—. Y justo entrando a la etapa de los veintes. Curioso ¿no?


        El día en que iríamos a la competencia llegó más rápido de lo que hubiera esperado, y junto a ello, mi cumpleaños también llegó.

Ese día desperté temprano y al hacerlo, en mi mesita de noche encontré un pequeño sobre color negro junto a una caja de terciopelo rojo.

Me reincorporo en la cama y agarro el sobre. Al abrirlo puedo ver las iniciales. Claro, no se podía tratar de nadie mas que de Chanyeol. Sonriéndo comienzo a leer la carta.

Querida Jennie:

No sé hacer cartas. Pero mi mamá tuvo la idea de que te hiciera una para ser más 'original". En fin, la cuestión es que, feliz cumpleaños Jen. Espero que hoy sea un muy buen día para ti y seas muy feliz. Deseo que hoy estés junto a esa chica de la que me has hablado. Probablemente mi verdadero regalo haya llegado junto a este sobre, espero espero que te guste. Si no m pongo a llorar.

Sin nada más que decir, adiós y suerte en la competencia de hoy.

Te quiere;

Chanyeol”

Debo decirlo. Termine de leerla y me reí. Muy formal para venir de Chanyeol, pero un detalle que valoraba mucho. Creo que atesoraré esta carta hasta que me muera.

Pero me hizo muy feliz esta carta. Lo quiero mucho. Es de las pocas personas que en verdad me hace feliz.

Abro la caja de terciopelo rojo que hay en mi mesa. Es un anillo. Muy lindo. Probablemente lo use hoy.

Decido levantarme para empezar a arreglarme. Es la competencia, será mejor que esté lista cuanto antes. Cuando estoy aseada y vestida, guardo unas últimas cosas en mi bolso mientras que bebo un licuado que me preparé antes. Será todo lo que me de tiempo a comer antes de irme, pero eso será mejor que nada.

Salgo de casa y esta vez me voy caminando hasta la academia. Era de las pocas veces en que lo hacía, pero como un auto especifico nos recojeria ahí, no vi necesario irme en el mio. Sobretodo teniendo en cuenta lo cerca que me quedaba.

Cuando llego a la academia, Lisa está ahí, de pie en la entrada, y nada más verme se acerca.

— Feliz cumpleaños, Kim —dice sonriendo.

— Gracias, Manobal.

Esperaba un abrazo de su parte, pero después me di cuenta de que no me lo dio porque en ambas manos trae los trajes que usaremos hoy. Le ofrecí mi ayuda, pero ella la negó, así que no quise insistirle más.

— ¿Estás lista? —le pregunto.

— Eso creo, aunque estoy algo nerviosa —ella se queda en silencio por unos momentos—. Bueno, más bien muy nerviosa.

— Tranquila, todo saldrá bien hoy.

Justamente alcanzo a ver como el profesor Abraham llega a la academia. El trae una mochila colgando en su espalda y una carpeta entre sus manos.

— Bonjour mes demoiselles —saluda el—.Hoy iré con ustedes a la competencia. Así que siganme por favor, que el auto que nos llegará ya ha llegado.

El se da media vuelta y camina en dirección al vehículo.

Yo suelto un largo suspiro antes de caminar.

Ahí vamos.

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