
T R E I N T A
Mentiría si dijera que desde que Lisa se fue a Tailandia no había pensado en ella. Pues eso era exactamente lo que había ocurrido. La rubia no abandonaba mis pensamientos en ningún momento, y eso me agobiaba, porque me hacía darme cuenta de lo mucho que me gustaba.
Las vacaciones para mi no significan la gran cosa, claro, tampoco las detesto ¿Quién no quiere faltar a clases? Pero debo decir que estas en específico las estoy odiando debido a que no podré ver a Lisa hasta que estas terminen. Pero luego estaba mi dilema de si debía o no estar con Lisa.
No había dudas en que ella me gustaba, e incluso más que eso. Pero tenía mucho miedo, y el miedo estaba evitando que hiciera lo que probablemente me haría feliz.
Las siguientes semanas las pasé en casa, pensando y pensando. Pero nunca lograba encontrar una respuesta adecuada que resolviera mis problemas y tampoco tenía con quien consultarlos.
Salí un par de ocasiones con Jisoo y Jungkook, debo decir que aquello me hacía relajarme. Sin embargo, en ocasiones quería contarles lo que ocurria entre Lisa y yo y que me aconsejaran, pero no sabía la reacción que ellos podían tener respecto a eso...ahora tenía miedo de contar el amor que sentía hacia una chica por culpa de mi madre.
Como cada año noche buena la pasé en casa de Jisoo. En realidad siempre disfrutaba de pasar dicha festividad junto a ella, lo único malo que había en eso era que me tocaba ver a su hermano, pero teniendo en cuenta que nuestras familias eran unidad y el siempre asistía a estas reuniones, no me quedaba más opción.
Agarro mi bolsa y me miro en el espejo por última vez. He elegido una blusa blanca de manga larga y encima vestido de tirantes gruesos con diseño de cuadros y botones, junto a un cinturón negro. Debo decir que es bastante lindo. Mi madre me lo obsequió en mi cumpleaños pasado y esta es la primera vez que me decido en usarlo, por lo que probablemente se la pase todo el día hablando de ello.
Al bajar a la sala de estar mi madre me da una pasada de pies a cabeza con la mirada. Finalmente sonriendo satisfecha.
— Sabía que ese vestido te sentaría muy bien.
— Has hecho una buena elección, madre.
— Claro, tengo un gusto fabuloso.
Llegamos a casa de Jisoo a eso de las nueve. Habia venido a esta casa desde que tenía cinco años y debo decir que nunca la había visto tan bien decorada. Había luces y arreglos navideños por doquier. Este año si que los padres de mi amiga se habían esmerado en la decoración.
Fuimos directamente al comedor donde cenamos pavo y acompañamientos como ensalada, pasta, entre otros.
Esa noche, para mi suerte, Jimin no apareció y Jisoo me dijo que era porque un amigo suyo lo había invitado a una fiesta y bendito amigo que me salvó de probablemente la que pudo ser la cena más incomoda de mi vida, pues no dudaba en que mi madre estaría intentando juntarnos de nuevo como de costumbre.
Volvimos a casa después de cenar con los Kim, y decidí acostarme temprano.
La mañana siguiente claramente era navidad. Y yo desperté temprano ya con un pijama que era para la ocasión y bajé a beber chocolate caliente. Había un par de regalos bajo el árbol, ambos tenían mi nombre por lo que los abrí. Mi madre los había dejado ahí, se trataba de un perfume y unos tacones, las dos cosas eran lindas, ya le agradecería por ello a mi madre.
Cuando vuelvo a la cocina a servirme más del chocolate caliente, logro escuchar como las puertas del elevador se abren y después a mi abuela atravesando la sala de estar.
—Bonjour, abuela, feliz navidad.
—Bonjour —responde ella.
Se acerca hasta donde yo estoy y se sienta en una de las sillas de la barra.
— Feliz navidad también mi niña, te traje un regalo —dice entregándome una pequeña caja—. Anda, abrelo.
— No tenías que molestarte, abue, sabes que no hace falta.
— Lo sé, pero yo quería dartelo.
Sonrio y abro el regalo. Se trata de un muy bonito collar de oro con un dije en forma de piano. Al momento en que lo veo me quedo boquiabierta, es verdaderamente bello y no puede encantarme más.
— Es hermoso.
— ¿Verdad? Me pareció fabuloso cuando me lo entregaron.
— Yo...no sé que decir —digo boquiabierta—. Gracias, abuela, prometo usarlo siempre.
—Eso espero.
Me acerco a ella y le doy un beso en la mejilla.
— ¿Quiere chocolate, abuela? —ella responde afirmativamente y yo saco una de las tazas de la alacena en la que le sirvo la bebida.
Mientras que bebe de la taza comienza a hablar.
— Y cuentame cariño, ¿Qué ha pasado con esa tal Lisa?
— Oh, esto...creo que estoy arruinando que pase algo con ella.
Lo sabía. Yo era quien se alejaba y la apartaba por miedo.
— ¿Por qué? Parecías decidida la última ves que hablamos.
— La he ignorado y alejado las últimas semanas. Supongo que sigo asustada.
— ¿Qué es a lo que le temes tanto?
A qué me vuelvan a hacer daño.
— Ya hablamos sobre tu madre y no te debe importar lo que piense. Es tu vida, no la de ella.
— No se trata de mi madre, es...sobre otra cosa.
— Dimelo, Jen. Sabes que te escucharé siempre.
— Tengo miedo de que me vuelvan a hacer daño. De darle todo a alguien más y que al final me lastimé —confesé—. No deseo volver a aquel agujero al que me metí la última vez que estuve con alguien.
— ¿Tienes miedo a que Lisa te haga el mismo daño que Jimin?
No, tengo miedo de que me haga más daño que el. Porque es diferente, porque esta vez si puedo decir que estoy enamorada. Y estarlo me aterra.
Lisa me podría lastimar cuanto ella quisiera si la dejaba entrar a mi vida.
Mi silencio pareció ser una respuesta para mi abuela, quien se acomodó en su asiento para poder mirarme fijamente y continuar nuestra charla.
— De algo estoy segura, y es que nunca te hubieras fijado en alguien que se pareciera hasta en el más mínimo detalle a él.
— Pero...—me interrumpió.
— No tienes que temer a enamorarte. Jennie, no pienses en el futuro, no hagas suposiciones de cosas que no sabes. Disfruta esto, disfruta lo que sientes y arriésgate, se feliz. Si no aprovechas esta oportunidad de amar, créeme que en un futuro no muy lejano te vas a arrepentir y eso también te dolerá —suspiré.
Mi abuela se levanta de su asiento y se acerca hasta donde mi. Alza mi cabeza y me mira fijamente a los ojos mientras que una de sus manos acaricia mi mejilla con dulzura.
— Mi niña, estoy segura de que Lisa nunca te haría daño.
Sin más que decir mi abuela sale de la cocina dejándome sola con miles de pensamientos y preguntas atormentandome.
(...)
En menos de lo que esperé año nuevo llegó, y con ello el momento de ir a casa de mi padre, donde pasaría esa festividad.
Esta vez estaba feliz de ir, porque estaría mi hermano (o bueno, medios hermanos, pero que yo consideraba mi hermano del todo pese a que solo compartieramos sangre paterna) y con el siempre disfrutaba de pasar el tiempo. Cuando fui hace dos meses a casa de mi padre Chanyeol no estaba ahí debido a que el estudia fuera, pero como son vacaciones el si estaría ahí.
Mamá pasará año nuevo con unas amigas suyas, y la abuela irá conmigo a Italia, pero ella se irá el día exacto, no dias antes como yo.
Mi avión salió a eso de las ocho de la mañana. Y fue un recorrido agradable.
Cuando llegué a Italia horas después, en el aeropuerto el chófer de mi padre se encontraba esperandome.
— Señorita Kim, su hermano está muy emocionado de verla —dijo el nada más verme.
Yo no pude hacer nada más que sonreír.
El me ayuda a subir mis cosas al vehículo y en menos de lo que esperaba ya nos encontrabamos en casa. Nada más llegar me he bajado corriendo en dirección a casa, sin importarme bajar mis cosas.
En la sala de estar se encuentran mi padre y Alessia, su esposa. Ambos me miran y yo aprovecho para preguntarles por mi hermano.
— ¿Dónde está? —pregunto directamente.
— Ciao a ti también, hija —dice mi progenitor con clara muestra de sarcasmo— Está arriba, en su habitación.
— Gracias, padre —murmuro con una sonrisa, y dándole un corto beso en la mejilla que parece sorprenderlo. Bien, no soy demasiado afectuosa con mis padres pero me sentía mal por no haberlo saludado.
Antes de subir las escaleras me dirigo a su esposa.
— Ciao, Alessia —digo en Italiano. Si bien no me sabía del todo el idioma, si lo básico de el, aunque usualmente hablaba con ella y mi hermano en inglés. Pues ninguno entendía el Francés.
Subo las escaleras con rapidez y cuando estoy frente a su puerta la toco. El abre enseguida y en cuando lo hace me tiro a sus brazos.
— Te extrañé mucho —murmuro.
— Yo también, hermanita —dice en mi oído.
No podía estar más feliz.
— Tenemos que ponernos al dia Chanyeol.
Ambos entramos a su habitación y yo me siento en la silla del escritorio mientras que mi hermano se recuesta en su cama.
— Bueno ¿Qué ha pasado con tu vida? — pregunto— ¿Cómo te fue con aquella chica de la que me hablaste por teléfono?
— No muy bien en realidad —le miro con curiosidad—, la invité a salir, pero en nuestra salida le derramé la bebida encima de su vestido.
Yo he comenzado a reír.
— No es gracioso, Jennie —recrimina el.
— Hay que admitir que es un poco gracioso —dejé de reír— ¿Qué dijo ella?
— No le molestó, dijo que solo era un accidente —suspiró—. Pero también pasaron otros accidentes y bueno, no he sido capaz de hablarle desde entonces. Creo que soy un poco torpe en cuanto a salir con alguien se refiere.
— No seas idiota Chan, tienes que hablarle.
— Lo haré volviendo de vacaciones ¿bien? —asiento— Ahora tu háblame de tu vida amorosa, no se por qué pero estoy cien por ciento seguro de que hay alguien que te gusta.
— Mmh, mejor no hablar sobre eso.
Se reincorpora y me mira confundido.
— Oh, ¿de verdad te gusta alguien? —murmuró sorprendido— Ok, no me la esperaba. Yo solo bromeaba. Tienes que contarme todo.
No le había dicho absolutamente nada sobre Lisa, y eso que había tenido muchas oportunidades de hacerlo.
— Tienes razón, hay alguien.
— ¿Cómo se llama?
— Lisa.
— Oye nombre de chica ¿no? —dijo confundido.
— Ese es el...digamos problema, que me gusta una chica —intenta hablar pero lo interrumpo—. Antes de que me reclames por no contarte, déjame decirte que descubrir esto ha sido muy difícil y no se lo he contado a nadie.
— No te preocupes, pero no debería ser un problema que te guste una chica. Tu sabes que yo soy bisexual, así que el que tu también lo seas no tiene nada de malo.
— Lo sé lo sé, pero hay muchas cosas que lo hacen complicado.
Comienzo a contarle todo lo que ha sucedido entre nosotras, o bueno, casi todo, y el me escucha con atención.
— Todo parece bien, Jen, pero si lo de tu madre ya no te importa ¿Por qué te alejaste de ella?
— Porque, como le dije a mi abuela, tengo miedo de salir lastimada como con Jimin.
— Tu pasada no debería de afectar en tu futuro. Digo, de los errores se aprende, pero estos no te definen ni a tu futuro.
— Lo sé, pero no es tan sencillo metermelo en la cabeza.
— Por culpa de Jimin no deseas tener una relación y debido a esto, de manera indirecta estas permitiendo que el te dañe más.
— Tu y mi abuela tienen razón, yo soy una tonta.
— No lo eres, solo tienes miedo y es normal.
Sonrio.
— Uhh, y hablando de tu abuela ¿Vemdrá este año?
— Claro, le encanta venir aquí con ustedes.
El día siguiente mi abuela llegó por la mañana. Los preparativos de nuestra cena de fin de año empezaron. Y Chanyeol y yo fuimos en busqueda de nuestra ropa para esa noche.
— ¿Comprarás un vestido?
— No estoy segura, si veo alguno que me guste si —respondí—, si no pantalones.
Estuvimos un par de horas buscando hasta que ambos encontramos algo que nos agradó.
La velada llegó con gran rápidez y en menos de lo esperado todos ya nos encontrabamos sentados en la gran mesa de la casa de mi padre. Habian invitado a unas cuantas personas más que conocían, pero no demasiadas. Los invitados —contandonos— se reducían a once.
Fue una cena formal, y la misma que todos los años. Pasé la mayor parte del tiempo en espera a que fueran las doce junto a Chanyeol. Y cuando la hora esperada llegó todos nos abrazamos y felicitamos por la llegada de un nuevo año.
Mientras que todos seguían saludandose y abrazando yo me aparté y fui a sentarme al sillón. Saqué mi celular y busqué el número de Lisa. Necesitaba hablar con ella, tan siquiera oírla un segundo me haría inmensamente feliz. Llamé su número y esperé con paciencia a que me respondiera. Un pitido, dos más y entonces una respiración, acababa de responder.
— bonne année, Manoban —dije algo nerviosa.
— สวัสดีปีใหม, Kim —respondió ella robandome el aliento.
Tan hermosa que se oía su voz hablar en su idioma natal...
— Tailandés ¿No es así? —Pregunté yo.
— Sí, es Tailandes —respondió ella pareciendo tan nerviosa como yo.
No estaba segura de que más decir pero sin dudar colgarle no era opción, todavía no.
— Sé que dijimos que no hablaríamos, pero pensé que sería descortés por mi parte no hacerlo en un momento tan importante —mentí. En realidad solo deseaba hablarle, de ser año nuevo o no igual lo habría hecho.
— N-no...no pasa nada.
— Bien, eso era todo, Manoban —dije. Ya había tenido lo que necesitaba, escucharla—. Que pases una linda velada. Adieu.
— Adieu, Kim.
Y colgué.
Sonreí como una tonta nada más colgar.
¿Por qué tenía que enamorarme de ti, Lisa?
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