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S I E T E



París, Francia.

Me encuentro caminando con Rosé y Wendy por las calles de París. Estamos explorando la ciudad, paseando y divirtiéndonos mientras que comemos diversas cosas que nos vamos encontrando en el camino.

Mientras que caminábamos, Wendy se detuvo y señaló un pequeño local.

voir — dice atrayendo nuestra atencion—, ahí venden el mejor pan de la ciudad.

— ¡Comida! — exclama mi rubia amiga —. Yo quiero, muero de hambre.

J'invite mesdames — nos dice Wendy.

Entramos al local justo detrás de Rosé que, en cuanto Wendy dijo que ella compraría el pan para las tres, salió corriendo en dirección al lugar para así elegir el suyo. Igual de rápido que entramos salimos, esta vez las tres con un pan entre nuestras manos.

délicieuse — dice Rosé con la boca llena.

— Disfruta — la dice Wendy con una sonrisa.

— Tenías razón, este es un pan muy delicioso — digo mientras que seguimos caminando.

— Claro que lo es — sonríe.

No podría decir con exactitud, en que momento Wendy comenzó a ser una amiga muy cercana mía y de Rosé. Pero realmente tampoco quería llegar a cuestionarlo, porque ella era agradable, y estos días en que habíamos llegado se había ofrecido a ayudarnos en lo que necesitaramos

Al pasar por la torre Eiffel, Wendy nos preguntó si queríamos tomarnos unas fotos. A lo que Rosé y yo respondimos que si.

— ¿Nos puedes tomar unas con la cámara?

— Claro

Vamos al lugar y nos tomamos unas fotos, algunas en posiciones graciosas y otras más serias. Al verlas reímos, y yo le mandé unas cuantas a mi mamá para que vea que lo estoy pasando bien aquí, y así no se preocupe.

Después de tomarnos las fotografías nos vamos a comprar un helado. Rosé se le ha caído el suyo en el suelo y ha tenido que ir a comprar otro mientras nosotras nos sentamos en un banco.

— ¿Ya saben que van a usar para la gala del sábado? — Pregunta Wendy.

— Digamos que sí.

— Veamos — se acomoda en su asiento para mirarnos —. Diganme sus opciones.

— Yo tengo ahí un vestido que traje de casa. Nunca lo he usado, es el momento de hacerlo.

— ¿Y tu Rosé que te pondrás?

— Antes de venir, mi mamá me regaló un vestido. Dijo que lo usara en una ocasión especial. Así que ese usaré.

— Que linda eres Rosé — dice Wendy con una sonrisa.

— ¿Qué hora es?

Wendy observa el reloj que lleva en su mano.

— Ya es tarde, si no se van ahora puede que no lleguen a sus clases.

Va

Rosé y yo nos ponemos de pie. A la espera de que nuestra acompañante pelinegra también lo haga.

— Yo no iré con ustedes, tengo el día libre ¿Recuerdan? — tenía razón, ya lo había mencionado anteriormente —. Nos vemos luego filles

Al final nos despedimos de ella y cada una va por su lado.

Al llegar al departamento, Rosé se tira al sofá y yo voy por mis cosas a la habitación. Agarro todo lo que necesito y salgo de vuelta a donde Rosé.

— ¿No vas a ir a clase? — Le pregunto al verla tan comoda en el sofá.

Pas, mi próxima clase es dentro de una hora.

Bien, nos vemos en la noche  — me despido de Rosé y salgo de nuestro departamento.

Camino rápidamente hacia la académia, me adentro el lugar y me dirigo a mi próxima clase que es con el prof Abraham. Al entrara al aula el no ha llegado, así que me voy a donde están los barandales a estirar.

Pasados unos minutos el llega y coloca sus cosas en una mesa algo alejada de todos.

Bonjour — saluda — ¿Quién empezará hoy con su presentación?

Nadie responde.

— va Garçons — un chico a mi lado levanta la mano —. Adelante.

Dicho chico se posiciona enfrente de todos y comienza a bailar. Su coreografía es básica, y no es por criticarla, solo que son pasos básicos que se le enseñan a cualquier persona que va empezando en la danza. Al terminar el se posiciona de nuevo a mi lado y pasa una chica al frente. Y así fueron pasando todos de manera sucesiva hasta que solo quedé yo.

Avant Lalisa.

Me encamino hasta el frente y comienzo a hacer la coreografía que había preparado ayer en el departamento, que pese a haber practicado unas pocas horas, esperaba fuese suficiente. Aunque al terminar y observar el rostro serio del profesor Abraham, algo me dijo que eso no era así.

Al terminar el no dice nada. Así que algo apenada me devuelvo a mi lugar.

— Admito que, no era en absoluto lo que esperaba — nos mira decepcionado mientras que lo pronuncia —. Esperaba coreografías al nivel de la academia, y lo que me enseñaron es nefasto e inadmisible. — todos se quedan callados —. Sus ideas son buenas, pero no están bien ejecutadas. Los pasos sencillos y no son lo que esperaba de ustedes. Así que les pido que la siguiente clase me traigan algo mejor que esto, las mismas coreografías están bien, pero agregándole cosas y haciéndole cambios. Además de hacerlo  más impecable.

Nadie habla. Solo observamos al profesor recoger sus cosas y dirigirse a la puerta.

— Pueden irse. Buena tarde.

(...)

A las diez de la mañana, al igual que el día anterior, la misma castaña se puso a tocar pianoen la misma aula. Sin embargo, esta fue una pieza distinta a la de ayer. Una que no conocía, y me resultó bastante buena. Era rápida, así que también era difícil.

Al igual que ayer me quedé bajo el marco de la puerta observado a aquella chica tocando. Seguía dandome la espalda, pero me era suficiente el verla tocar.

Su melodía me dejó encandilada, tan hipnotizada que perdí la noción del tiempo y no me di cuenta de que mi siguiente clase comenzaba en breves, si no cuando vi a todos comenzando a salir de las aulas y a caminar por los pasillos.

Mis clases siguientes fueron pasando con normalidad. Pero estuve algo distraída. No podía concentrarme cuando aquella melodía no salía de mi cabeza. Se repetía como bucle, y las imágenes de aquella castaña también estaban ahí.

Sin embargo, al terminar mis clases tuve que ir al aula de baila para practicar la coreografía que debo presentar al día siguiente. Ya que después de lo dicho por el profesor Abraham, me hizo darme cuenta de que no me había esforzado lo suficiente, que no había dado todo lo que podía y que quizá algo tenía que ver el que había tendió que prácticar en el pequeño apartamento que compartía con Rosé.

Dejo mis cosas en el suelo y voy a cambiarme a los vestidores. Al salir me agacho y amarro mis zapatos. Sujeto mi bolsa de nuevo, y voy a dejarla hasta donde un pequeño banco que se encuentra situado contra la pared. Cuando dejo mi bolsa puedo notar algo resaltar en este. Me hinco y agarro aquello, dandome cuenta de que se trata de una pulsera. Es de oro y tiene grabada una 'J'.

Es preciosa, aunque no tengo idea de a quien le podrá pertenecer. Sin pensarlo demasíado guardo la guardo en mi bolsa. En lo que restaba de semana me pondría a buscar a su dueña o dueño. Pero en aquel momento debía de centrarme en practicar.

Dispuesta a comenzar a practicar, sujeto mi cabello, enciendo la bocina y comienzo a bailar. Intentando olvidarlo todo, inclusive aquella dulce melodía que me había desconcentrado la mayor parte del día.

Va: Vamos

Filles: Chicas

Avant; Adelante

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