
S E I S
París, Francia.
Al día siguiente desperté debido al molesto ruido de la licuadora. Ocasionado por una linda rubia que tengo como amiga y compañera de habitación.
Algo molesta, me puse de pie y fui de camino hasta la cocina de nuestro pequeño departamento.
— No sabía que teníamos licuadora.
— En teoria no la tenemos. Pero se la pedí prestada a Nayun, que si que tiene una. ¿Sabías que ella es nuestra vecina?
— Pensé que la habían llevado más lejos nuestro.
— Pues no, literal nos queda a dos pasos de distancia — sonrió mientras que vertía un líquido amarillento en dos vasos de plástico —. Bonjour Lisa, te hice un licuado, bebelo y ve a ducharte o llegaremos tarde a clases.
Bebo lo que me sirvió en el vaso, y haciendo caso a lo pedido. Voy a darme una ducha y a vestirme. En menos de veinte minutos, Rosé y yo nos encontramos de camino a la academia. Esta vez no necesitamos la ayuda de Wendy, ya que ya hemos entendido el camino.
Al llegar a la academia, Roseanne y yo nos detenemos en la entrada, donde yacen estudiantes recién llegados, y otros tantos esperando a alguien. Ambas revisamos nuestros horarios, para así saber a cual clase nos toca asistir.
— ¿De qué tienes clase, Lisa? — cuestiona Rosé.
— Canto, dos horas — murmuró sin muchas ganas —. Soy la peor persona en el vocal, Rosie.
— No te quejes tanto, solo te toca dos veces por semana
— ¿Tú que clase tienes?
— Canto. Pero creo que es en una clase ajena a la tuya.
Me acerco hacia ella y comparto nuestros horarios.
— En efecto. Son distintas aulas.
— Nos vemos en el descanso, Lalisa.
Me alejo de Rosé y subo las escaleras de la academia. Yendo en busca del aula donde recibiré mi primera clase en este lugar. Pero antes de poder acercarme a la puerta de esta, mi brazo impacta contra el de alguien más. Un leve choque pero del cual me avergonzé al instante.
— Je suis desolé — me disculpé al instante —, no fue mi intención.
— Paisible, yo tampoco me fijé — dijo una chica pelinegra, a la cual al instante reconocí como Jisoo, la chica que me había encontrado el elevador nuestro primer día, y la chica que se presentó el día anterior en la bienvenida.
— ¿Tu fuiste quién se presentó en la bienvenida, cierto?
— la même — me sonríe —, tengo algo de prisa, así que si me disculpas debo marcharme. Adieu
Ella se marcha de manera pasiva, alcanzandose a oír el choque de sus tacones contra el suelo.
Restándole importancia a aquello, me dispongo a ingresar al aula que se encuentra a mi lado. Al acceder me encuentro con pocas personas dentro, solo hay un par de mesas ocupadas, así que me siento en una de hasta el frente, a espera de que la profesora llegue. Cosa que sucede al pasar unos pocos minutos, junto a Mina, la compañera de habitación de Nayun.
— Bonjour — saluda nomas me ve.
— Bonjour — le devuelvo el saludo —, me alegra de estar en esta clase contigo. Aunque es extraño, ya sabes, tu eres de segundo.
— Los de grados diferentes nos mezclamos.
— ¿En verdad?
— Así es. Esto pasa mayormente porque, al esta no ser mi materia importante, sé pocas cosas de esto como tú. Además de que según es bueno que los de grados distintos convivan.
Las dos horas siguientes me parecieron demasiado largas, pero terminaron. Y de esta manera me tocaba asistir a mi siguiente clase, que esta vez si que era algo relacionado con la danza, así que estaba emocionada.
Tuve que vestirme con una ropa distinta para bailar, la cual tenía guardada en los casilleros asignados el día anterior, cuando nos dieron el recorrido.
La clase que tenía era con el prof Abraham. Así que estaba algo emocionada.
La clase no me decepcionó. Aunque esta trató de movimientos básicos de la danza — cosa que ya me sabía de memoria — me fue interesante repasarlos. La danza era algo que me gustaba, así que ver o bailar lo mismo diez veces, no me aburría.
— Para mañana quiero que me traigan una coreografía hecha por ustedes mismos — dice el profesor abraham —. Quiero ver que tan capaces son de hacer una coreografía en tan poco tiempo. Ya pueden retirarse, à demain
— Prof Abraham — le llamo, haciendo que el se gire hacia mi — ¿La coreografía puede ser de cualquier estilo?
— Sûr Lalisa — responde —. Puedes hacerla de lo que gustes. La idea es ver tu capacidad de hacer una en poco tiempo.
— Merci — respondo —. Hasta mañana prof Abraham.
El asiente y se da media vuelta para marcharse.
Al llegar la hora del descanso voy a la cafetería, donde me encuentro con Rosé.
— Lili, esta académia es increíble — susurra emocionada Rosé —. Los profesores son estupendos y el lugar en sí, es precioso.
— También a mi me encanta — le respondo mientras que nos sentamos en una mesa que encontramos libre, a la espera de que nos traigan lo que pedimos—. Me tocó ir a una clase con Mina, la compañera de Nayun.
— Ella es muy linda — sonríe —. Ahora que lo recuerdo, Wendy me mandó un mensaje, avisándome de que alguien de la academia hará una fiesta después de la gala de este sábado y bueno, me preguntaba si queríamos ir con ella.
— Dime que le dijiste que si.
— No he respondido. Estaba esperando para preguntartelo.
— Sabes que es un si. Hace mucho no voy a una fiesta y me hace falta.
— Entonces le diré — dice sacando su celular y comenzando a escribir un mensaje —. También irán Nayun y Mina.
— ¿Vendrá toda la academia a esa fiesta no?
— No lo sé. A la gala si esta invitada toda la academia, pero a esta fiesta que se hará después de la gala no tengo idea.
R
osé y yo almorzamos mientras que seguíamos conversando respecto a la fiesta que se daría en unos días. Al terminar el descanso, ambas nos fuimos a nuestras respectivas clases. Sin embargo, mi profesor no pudo asistir por motivos personales, así que tuve que quedarme dando vueltas por toda la academia.
Dí una caminata extensa por los pasillos de la academia, siendo que no tenía nada más por hacer. Me tocaba esperar a mi siguiente y última clase para poder irme.
De repente pude escuchar una bella melodía salir de una de las aulas cercanas, una melodía tan bella, que me cautivó de solo escucharla.
Curiosa, busco el aula de donde proviene la melodía. Hasta dar con una puerta que yace entreabierta.
Me acerco hasta aquella puerta, y asomo mi cabeza con sumo cuidado.
Encontrando así a la culpable del sonido del piano; una chica castaña de altura baja, la misma castaña que estaba en la oficina de la directora el día anterior.
Y me doy cuenta de que es la misma, porque se encuentra de la misma manera que ayer. De espaldas.
La pieza que está tocando es una muy común, una que se escucha en todos lados. Sin embargo, la manera en que ella la toca...la hace única, porque esa castaña hace esa canción suya.
Me quedo embobada apreciando como sus manos se mecen con agilidez sobre las teclas del piano, el como mueve su cabeza en diversas ocasiones, junto a sus pies.
Intento verle el rostro, pero mis intentos son nulos. En ningún momento se gira hacia mi dirección, y cuando intento acercarme aun más a ella, el chirrido que hace la puerta me delata.
La castaña se detiene. Causando que yo salga corriendo en dirección del pasillo.
"¿Quien está ahí?" es lo que logro escuchar por su parte.
Yo le resto importancia y sigo caminando a paso apresurado.
No es como si hubiese hecho la peor cosa del mundo pero, no quería que pensase la estaba espiando. Así que lo mejor era ocultarme. Al estar caminando con tanta prisa, no pude notar la presencia de una rubia chica con la cual terminé por chocar.
— Mon Dieu, hoy me choco con todo mundo.
— ¿Qué sucede, Lisa? — cuestiona Rosé al verme — ¿Estás bien?
— Claro, todo está bien — respondo dando una leve mirada a mis espaldas — ¿Tú que haces aquí? Pensé que tenías clases.
— Estaba de camino al baño — responde —. Lisa ¿Segura de que estás bien?
— Claro, Rosie.
— Bien, ¿Me acompañas al baño? — pregunta.
— Sûr, vamos.
Antes de irnos doy una última mirada detrás de mi, encontrandome a la castaña fuera del aula. Aunque todavía sin lograr ver su rostro, si que puedo apreciar la vestimenta que lleva; una falda beige que le llega por encima de las rodillas, una blusa de manga larga coor blanco, y unos tacones del mismo color. Todo eso contrastando con su melena castaña que le cae por la espalda.
A la distancia puedo apreciar su confusión mientras que mira a los alrededores, seguramente en mi busca.
Dejo de mirarla y observo al frente, centrada en mi camino como si nada hubiese pasado; como si aquella sonata no me hubiese cautivado junto a la dueña de ella.
Pero una gran preguntaba rondaba por mi cabeza mientras que caminába, y no se alejaba de mi mente, ni lo hizo durante el resto del día:
¿Quién es esa castaña?
Je suis desolé; Lo siento mucho
Paisible: Tranquila
La même: La misma
Adiue: adiós
á demain: hasta mañana
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