ɴᴜᴇᴠᴏ ᴅɪʀᴇᴄᴛᴏʀ
Tres golpecitos en el marco de la puerta hicieron que levantara la mirada de algunos papeles.
— ¿Interrumpo? — pregunta la fémina con timidez.
— Para nada, adelante. — dice haciendo una seña, mientras se permite descansar contra el respaldo de su silla.
La mujer, mientras camina, no puede evitar escanear al hombre y morderse el labio inferior por la vista. No todos los días se tenía un hombre como Park JiMin como jefe.
Irene acomoda un mechón de su cabello detrás de la oreja.
— Le traigo otros proyectos que necesitan de su supervisión. — extiende unas carpetas de colores.
— Bien, te lo agradezco. — dice el hombre tomándolas, alza una de sus cejas cuando ve que la mujer sigue ahí, observándole. — ¿Ocurre algo, Señorita Bae?
— En realidad, venía a invitarlo a almorzar. Para darle la bienveni...
— No, gracias. Estoy bastante ocupado. — corta dejando las carpetas a un lado y luego le da una mirada desinteresada. — ¿Algo más qué necesites?, sobre trabajo. — estipula.
Puede ver el ojo de la mujer temblar como un tic, al parecer no le agrado la respuesta. Aunque en realidad a él le tenía sin cuidado. No estaba ahí para tontear, estaba por trabajo y, cuanto antes, entendieran eso mejor.
— La verdad es que sí, el estudiante Jeon todavía no ha presentado su planilla de notas. — dice tratando de sonar lo menos afectado posible.
— ¿Jeon? — repite Park, erguido.
— Sí, la entrega fue hasta hace una semana y él todavía no presento la suya. — bufa y hace una mueca. — Ese muchacho es un problema, cree que puede hacer lo que quiera. Se salta clases, no copia y tiene un pésimo carácter... ni hablar de todo lo que se habla de él en los pasillos.
— Profesora Bae - corta con voz monótona. —, solo haga que venga a mi oficina.
La mujer supo al instante que había hablado de más. — S-Sí... disculpé.
— Esperé. — la detiene.
— ¿Si? — gira rápidamente.
— Le pido que la próxima vez que hablé de un estudiante lo haga de manera ortodoxa, recuerde que es funcionaría y soy su jefe. — dice determinado.
— Sí, no volverá a ocurrir. Con permiso, director. — hace una reverencia y se marcha con la cabeza baja, nerviosa.
Park se permite hacer una mueca desagradable al sentir el aroma floral que dejó esa omega antes de irse. Al parecer hasta los profesores se olvidaban que el supresor de aroma era obligatorio allí.
Soltando un gruñido, se afloja, la cortaba, cierra con fuerza los ojos mientras se recarga por completo contra el respaldo de la silla y, dejaba caer su cabeza hacia atrás. Estaba dándose cuenta muy rápido de todo lo que había que corregir en ese sitio, y eran muchos más de lo que creyó. Se quedó no sabe cuánto tiempo en esa posición.
— Se ve muy tenso, director. — dice una suave voz contra su oído mientras siente como unas manitos se cuelan por sus hombros, y se pone tenso de repente. — ¿No durmió bien anoche?
Rápidamente, toma las traviesas extremidades y las aleja de su cuerpo.
— ¿¡Qué cree que está haciendo?! — dice entre dientes.
Jungkook solo hace un puchero y lo mira con sus grandes ojos. — Lo ayudo, ¿No le gustan los masajes?
Park solo tensa la mandíbula mientras lo suelta.
— Ve a sentarte. — demanda pasando las manos por su cara con frustración.
Jungkook hace mohín mientras camina hacia donde le indicó. Le parecía muy caliente y divertido ver al mayor así... ¿Quizá?
Con una nueva idea en mente, toma la silla y la aparta un poco del escritorio hasta cierta distancia dónde el mayor pueda verle por completo.
— ¿Hice algo malo director? — preguntó con su tono de voz más inocente.
Park que no había notado nada de lo anterior, le dirige una mirada mientras sale de sus pensamientos.
— Su profesora me informó que no entregó la planilla de notas. — dice serio.
— Oh, sí, mis padres todavía no han podido firmarla. — contesta juega con el dobladillo de su falda.
Ese gesto no puede evitar llamar la atención del hombre mayor, que traga saliva al ver esos cremosos muslos a la vista.
— Las planillas… — carraspeo y apartó la mirada. — Las planillas son de suma importancia, joven Jeon, no puede entregarlas cuando se le dé la gana.
JungKook muerde su labio para evitar reír. — Lo siento, pero no pudo hacer nada sobre eso. Mis padres no están hasta la semana entrante.
— ¿A usted realmente no le enseñaron modales, verdad? — Park dice con la mandíbula tensa, al verlo descansar de forma despreocupa en la silla y con la falda aún más levantada.
Malditas piernas...
— No sé, ¿me los quiere enseñar usted? — cuando ve la mirada del hombre ríe. — Es broma, director. Es que usted está siendo muy serio.
— Yo no estoy bromeando, siéntese bien. — pide con voz contenida y molesta, haciendo que el menor acatará enseguida. — La planilla es un papel importante y debe volver a estar en manos del directivo lo antes posible. ¿Sus padres no dejaron un tutor de respaldo?
Jungkook frunció los labios y negó. — Nop.
— ¿Primos, tíos, hermanos?, imposible debe de tener a alguien. — dice tomando el expediente que tenía apartado desde el día anterior y no tenía el valor de abrir. — Imposible, aquí no hay nada.
— Soy hijo único y mi familia está en Busan. — se encogió de hombros.
— Tendré que hablar con sus padres.
— Buena suerte. — suspira Jungkook, aburrido del rumbo que estaba tomando todo. — Directo, ¿Falta mucho? Es que tengo práctica.
— ¿Práctica?
— Sí, soy el capitán del equipo de porristas. — dice sin poder evitar sonar orgulloso. Solo él sabía lo que había costado llegar hasta allí. — No quiero llegar tarde.
"Si no es por algo que valga la pena", termina diciendo en su mente, mientras lo mira fijo.
Park arquea una de sus cejas. — Es bueno ver que es responsable, aunque debería poner el mismo empeño en las demás asignaturas.
— Lo haría si no fueran tan aburridas. — rueda los ojos.
— Aprender siempre no es divertido. — riñe el mayor. — Por esta vez, lo dejaré ir. No quiero entrometerme en tus deberes.
Jungkook se inclina hacia adelante, quedando a centímetros del rostro del mayor y ronronea. — Señor Park, usted jamás será una distracción para mí.
Park queda aturdido con el aroma a pastel recién horneado que lo rodea de un momento a otro. Tiene que sujetarse delos, apoya brazos de su silla para no abalanzarse sobre el muchacho, que como si nada se levanta de un salto y sonríe de manera adorable.
— ¡Que tenga un buen día, señor director! — exclama, antes de marcharse dando saltitos.
JiMin solo atina a dejar caer su cabeza contra el escritorio y maldecir en voz baja por la reacción que tiene su cuerpo ante ese chiquillo.
"Mi consejo es que se aleje de Jeon Jungkook, ese muchacho parece un ángel, pero lo llevará al mismo infierno si se topa con él" su mente remite una y otra vez lo que dijo Wang antes de ser despedido.
Debía alejarse de ese chiquillo, por el bien de su empleo e integridad física y mental.
Agradecida con todas las personitas que me están apoyando!✨ no saben lo que las amo!
No sé que hice para merecerlxs!✨❤️
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