Taehyung siempre fue odiado en su familia a causa de su hermano mayor, Haneul.

Despreciado e insultado todo el tiempo, que Haneul era mejor, que Haneul esto, que Haneul lo otro.

El echo de que su hermano haya logrado hacer una fortuna lo dejó en la ruina, fue echado de su casa y le quitaron su apellido para no avergonzarse de el nunca mas. Fueron horribles los días que estuvo en la calle, la gente mirándolo y cuando pedía al menos una ayuda, se reían de el y le gritaban en la cara que era un pobre.

Cuando sentía que se moría en ese callejón oscuro y hambriento, su hermano le extendió una mano traicionera que fingía querer ayudarlo, pero eso no implicaba tratarlo como tal pariente y recibirlo nuevamente en su familia.

Le daría hogar y algo para comer, pero debía olvidarse completamente que era un Kim y volverse su mayordomo, alguien que le sirva hasta el final sin decir alguna palabra. Era como un pago por lo que hizo por el. Pero... ¿Que clase de hermano le hacía pagar por eso?

Taehyung se enteró de la fortuna que gastó su mayor en construir un castillo, y poco después se enteró que se había casado, nadie le avisó.

El día que conoció a Jungkook fue el único día que valió la pena para el en toda su miserable vida. Sintió como si su mundo oscuro y frío se convertía en uno lleno de color y sentimientos.

Fue como magia, su corazón comenzó a latir rápidamente y no despegó su vista ni un segundo de ese chico de cabello negro y labios rosados.

Ese día que lo vio,  Jungkook estaba solo esperando frente a una casa con sus ojos explorando el hermoso jardín. A Taehyung le fascinó verlo sonriendo mirando las flores de ese lugar ajeno y como sus mejillas se tornaban carmín.

Ese momento fue como una salvación para el, ver a ese ser tan precioso ante sus ojos era como una motivación de seguir adelante y quedarse en ese castillo aun sabiendo que tenía que ligar con su hermano.

Y con el tiempo se dio cuenta de que se trataba.

Jungkook no hablaba, siempre mantenía la cabeza baja y seria cuando estaba presente con su marido. Taehyung detestaba ver como Haneul ignoraba al azabache sin culpa alguna y se iba sin si quiera mirarlo. Se preguntaba ¿Como era que alguien apartaría de su lado a una persona tan magnifica como Jeon? Era una locura para el.

Realmente pensaba que Haneul iba a ser un obstáculo para el, pero nunca estaba con su esposo. Era como si fuese un adorno de la casa que utilizaba para presumirlo a las demás familias de su sociedad.

Se daba cuenta completamente que Jungkook no la pasaba bien, en las fiestas se iba a rincones solo, no se relacionaba con nadie y siempre estaba en el jardín del castillo.

A Taehyung se le partió el corazón al ver una noche al menor llorando escondido en el jardín, echo una bolita abrazado a sus piernas y sollozando en voz baja en la oscuridad procurando que nadie se de cuenta.

El no iba a dejar que alguien tan frágil como Jungkook caiga tan bajo, iba a hacer todo lo posible para que ese joven se sienta feliz y no vuelva a sufrir por culpa de su hermano.

Iba a amarlo, cosa que a Jungkook le pareció imposible que alguien lo ame.

Siempre lo espiaba, de echo, sabía muchas cosas de el que Haneul no sabía por no prestarle atención. Como que su flor favorita es la Margarita, le gustan los anillos y que cree en las hadas.

Cuando se dio cuenta de que su hermano no era un obstáculo, decidió en proteger a Jungkook pase lo que pase, pase cualquier cosa. Pero el quería que sepa que había alguien amándolo.

Quería abrazarlo, besarlo y susurrarle cosas hermosas al oído, cosas que merecía escuchar hace tiempo pero su esposo se lo había negado.

Entonces aprovechó esa noche, cuando todos estaban de fiesta y Jungkook estaba solo y apartado de la multitud.

Ahora lo estaba mirando desde una ventana, Jungkook estaba como siempre en el jardín a plena luz del día y el mayor no podía acercarse a el ya que sospecharían

Jungkook se acercó al galpón del jardín y de allí sacó unas botas, un sombrero y cosas de jardín algo viejas. Se escondió en un arbusto y se colocó la cosas con una remera vieja lo cual sorprendió a Taehyung.

Se sentó en el césped y comenzó a plantar y sacar las hojas secas de las plantas. Taehyung sabía que si su hermano lo veía haciendo tal acto, Jungkook iba a estar jodido.

—Oh Jungkook, la jardinería son los trabajos de los sirvientes, tu no deberías preocuparte por eso

Tae no entendía porque a Haneul le molestara tanto eso, Jungkook solo estaba haciendo algo que le gustaba para no quedarse sin hacer nada en todo el día.

Jungkook se veía tan feliz regando las flores y poniéndole tierra nueva.
Iba a hacer todo lo posible para que su hermano no se entere de lo que su esposos estaba haciendo, pero era tarde.

El menor se levantó del césped desesperado intentando ocultar todos los objetos de jardinería al ver a su esposo dirigirse a el a paso rápido y sabía lo que se venía

—H-haneul

—¿Me puedes decir que demonios haces con esas cosas y vestimenta?

—Solo estaba p-plantando y-

No pudo seguir hablando ya que su esposo lo tomó fuertemente del brazo haciendo que su sombrero se caiga

—¡Ese es el trabajo de la servidumbre!  No permitiré que te ensucies las manos tocando la tierra y esas plantas mugrosas

—¡N-no son mugrosas! —se defendió e intentó zafarse del agarre doloroso del mayor—Me gustan l-las plantas y quería ayudarlas a que crezcan mas

—¡Dejate de caprichos!—gritó el mayor y Jungkook cerró los ojos con presión—Eres mi esposo y debes hacer lo que yo te diga ¿Quieres saber que haré con tu estúpida plantita?

Haneul empujó fuertemente a Jungkook y comenzó a pisar todas las plantas destrozando cada una de ellas.

—¡E-espera!

Se colocó frente al menor y este se hizo a un lado sin poder creer lo que veía, todo su trabajo fue destruído por el egoísmo de un hombre.

—Sacate esa ropa horrorosa—dijo y tomó de los pelos a Jungkook—Metete a la casa y no salgas hasta que te lo diga

Comenzó a arrastrar a Jungkook de los pelos mientras que este intentaba que lo suelte mientras se quejaba del dolor que le ocasionaba. 

Todos los sirvientes observaban con miedo y horror la escena, Haneul parecía un loco.

Taehyung no dudó, salió de la habitación y corrió hasta la entrada del castillo para asegurarse de que Haneul suelte a Jungkook cuanto antes.

El mayor adentró a la fuerza a su esposo al castillo y le gritó que de vaya de su vista. Taehyung llegó hacia ello y vio a Jungkook llorando, entonces  enfrentó a su hermano

—¿¡Pero que te pasa!? ¿¡Te das cuenta de lo que haces!?

—Tu no te metas, solo eres un mayordomo—dijo y volvió a gritarle a Jungkook—¡VETE YA!

El menor tomó aire y rápidamente obedeció las ordenes de su esposo sin dejar de temblar.

—Haneul, literalmente te enojaste porque Jungkook estaba haciendo algo que le gusta—regañó, pero su hermano no le hacía caso, solo se sentó en la mesa a tomar vino—¡Le gritaste y agrediste solo por plantar una puta planta!

—¿Y tu que sabes lo que le gusta a mi esposo, eh? No te metas en nuestra relación—contestó Haneul y dejó la copa de vino en la mesa—Le di su merecido, es un caprichoso que hace lo que se le da la gana. A demás, esas plantas eran horribles

Taehyung frunció el ceño, Haneul actuaba con total tranquilidad como si asustar y tironear agresivamente a tu propio esposo fuera lo mas normal del mundo. 

—No importa si son horribles o no, tu esposo estaba haciendo algo que le gusta y tu lo destruiste

—Te lo repito de nuevo, eres un mayordomo—dijo riendo y llamó a una sirvienta que pasaba por ahí—Rosé, quiero que cierres con llave la habitación donde esta Jungkook y no no abras hasta que yo te diga

La joven asintió y Taehyung se quedó con la boca abierta.

—En un rato saldré, volveré mañana—dijo Haneul levantandose de la silla— Quiero que se lo informes a toda la servidumbre

El mayor se fue, Taehyung se quedó mirando el suelo sin poder creer lo que sucedía. Jungkook no merecía eso, no podía dejar que eso se quede así

Salió del castillo, observando el jardín y las plantas que Jungkook plantó destruidas por las pisadas de Haneul.

Se acercó a ellas y vio la objetos de jardinería tirados, luego miró a un costado, Haneul se estaba lleno en su vehículo del castillo. Posó su vista en los guantes en el césped y se los puso.

—Bueno, tengo mucho trabajo por hacer.