𝟑𝟐;; 𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐣𝐚𝐬 𝐧𝐨𝐫𝐦𝐚𝐥𝐞𝐬
No hicieron nada más que abrazarse en silencio, respirando el aroma de la otra, dejando caricias, limpiando algunas lágrimas de alivio que aparecieron un par de veces, dando sonrisas, así pasaron horas que para ellas no fue tanto.
Jennie estaba acostumbrandose al tumulto de emociones en su pecho, intentaba no agobiarse, por más que eran las mismas que ella tenía, de alegría, de alivio, de amor, parecía que podría desbordar.
Era como si todas sus emociones se hubieran multiplicado, corriendo en su interior.
Por otro lado, Roseanne intentaba permanecer tranquila, por más que quería casi gritar de felicidad, podía sentir la ligera inquietud de Jennie por tanta carga.
Cuando cayó la noche, alguien golpeó la puerta del cuarto.
Roseanne miró a la omega.
— ¿Esperabas a alguien?
Jennie negó.
— Si es Kim no abras.
— No necesitaba que me lo dijeras para no abrirle.
Rosé se separó un poco de Jennie para no aturdirla con el grito de "¿Quién es?" que propinó desde la cama.
La puerta se abrió y una mujer joven les dedicó una sonrisa amable, al ser beta, no tenía olor que pudiera molestarlas.
En las primeras horas del lazo, las parejas tenían la necesidad de permanecer juntos y solos, compartiendo su aroma y compañía, creando un espacio único para los dos. Y cualquier otro aroma alteraría bastante la tranquilidad de ambos.
La mujer cargaba una bandeja de comida.
— Me ha comunicado la señorita Kim que Kim Jennie no ha comido bien— dijo, y la omega se ganó una mirada seria por parte de Roseanne—. Quizás ahora que está usted pueda hacerlo.
La rubia asintió, dándole permiso a la mujer al pasar.
La beta acomodó una mesa de cama junto a ellas antes de dejar la bandeja en esta, hizo una reverencia y se retiró, cerrando la puerta.
Roseanne vió varios cuencos con comida, desde sopa de fideos, hasta ensaladas y pollo, acompañado de pequeñas botellas de salsa de soja y aceite, con palillos y cubiertos para ambas.
Se sentaron, aún bastante cerca de la otra, pero lo suficientemente apartadas para comer cómodas.
Roseanne comenzó a regañarla por no comer, con lo que Jennie sólo bajó la cabeza, concentrándose en su sopa y sus fideos.
— Unnie— la cortó, la otra dejó de hablar, la omega tragó duramente—. Estoy embarazada...
El volumen de su voz había ido bajando estrepitosamente en esas dos palabras, y Roseanne tardó un momento en pensar que había escuchado bien.
Una mirada insegura, acompañada por ese sentimiento en su pecho, hicieron a Park reaccionar.
Roseanne sonrió amplíamente, mostrando sus dientes, haciendo desaparecer sus ojos en sus abultadas mejillas, comenzó a reír.
Jennie sintió toda la felicidad de Rosé, por lo que sonrió también.
La rubia miró a la castaña con gratitud, besó sus labios con cariño, y luego bajó sus manos hacia el abdomen de la omega, imaginando una enorme y adorable barriga que dentro de unos meses sería realidad.
Ambas sintieron el miedo de la omega descender.
— Yo... No sé si seré un buena madre— murmuró Jennie.
— Lo serás— Roseanne habló con seguridad—. Tampoco voy a dejarte sólo, Jennie. Es nuestro. Todo lo que no sepas hacer, te ayudaré. Seremos madres juntas.
La omega sonrió, mirando sus palillos revolver su comida.
— Pero pensemos en ser madres luego, ahora come— habló Roseanne con suavidad—. Parece que tienes menos cachetes de la última vez que te ví... En la vida real.
Jennie terminó de pasar un bocado y sonrió de lado.
— Al menos mis nalgas siguen ahí— habló, de forma pícara.
Vió las mejillas de Roseanne ruborizarse, y Jennie soltó una sonora carcajada.
— Roseanne Park, ¿Estás pensando en mi culo? — dijo, sintiendo una leve exitacion que sabía que era de la rubia.
— Si mencionas tus nalgas, ¿Cómo no quieres que piense en eso? — la mayor habló con rapidez, sintiéndose algo nerviosa.
Ella había extrañado a Jennie y quería llenarla de amor y mimos antes de pensar en tener relaciones, pero parecía que la omega era mucho menos inocente que ella.
Continuaron molestándose entre ellas un rato, todo para completa diversión de Jennie, y todo fue risas hasta que escucharon el disturbio abajo, cuando ambas se callaron, mirando hacia la puerta.
Gritos inentendibles, lo que parecían ser cosas rompiéndose y la única fase que pudieron rescatar: "¿Cómo te atreves a no marcar a Kim Jennie?".
Jennie se tensó, reconociendo la voz de aquella mujer, Roseanne la miró con preocupación, sintiendo el miedo de la omega.
La loba de la castaña lloriqueó por dentro, ambas la escucharon en su interior.
Roseanne la acercó a ella, rodeando sus hombros con un brazo, mientras la omega escondía su rostro en el cuello de su alfa, calmandose con su aroma.
La puerta del cuarto se abrió de golpe, Park gruñó con todas las ganas cuando el olor a naranja y canela de aquella mujer alfa invadió el espacio, el lugar donde tenían el nido sólo para ellas dos.
— ¡¿Com-?! — la mujer se cortó con aquel gruñido, dió un paso hacia atrás, pero rápidamente recuperó su compostura.
Roseanne sintió el olor de enojo de la mujer.
— ¿Cómo te atreves a unirte a Kim Jennie? — su voz sonó en un murmullo, sus piernas no la dejaron avanzar, quedándose a apenas un paso de la puerta, Park supo que la loba de aquella alfa se sentía intimidada—. ¿Quién mierda eres? — la mujer sonaba ofendida, aunque su tono de voz era débil.
— Soy su alfa —Roseanne no se molestó en contener su voz, sintió a Jennie tener seguridad ante esa contestación.
La mujer abrió su boca pero no tuvo palabras, Park notó sus manos temblar, lo que hizo que le diera una sonrisa ladina.
— Vete.
La mujer no pudo estar mucho más en esa habitación, voltendose para salir y cerrar la puerta.
Se volvieron a escuchar murmullos, aunque no violentos como los de hacía un momento, y no duraron más de dos minutos antes de que se escuchara la puerta de la entrada cerrar con fuerza y aquella mansión volvió a su silencio.
Escuchó a Jennie reír un poco, acomodando una mejilla sobre el hombro de Rosé, cómoda.
— Era mí madrastra.
— Qué agradable suegra— dijo la rubia con ironía.
— Me hará la vida imposible— murmuró Jennie.
— Vivirás conmigo, y no la dejaré entrar a mí casa. No la visitaremos ni en las fiestas.
Jennie rió un poco.
— Aunque tengo a mí abuelita de mí lado— habló la omega—. Siempre podemos contar con ella.
— Hablas mucho de tu abuelita— comentó Rosé—. ¿Cuándo la conoceré?— la rubia bajó el rostro, mirando a la castaña, tan cerca que sus narices se tocaban.
— ¿Presentartela como cuando las parejas normales se presentan a sus padres? — Jennie sonrió un poco—. Por mí, iría ahora mismo, pero no sé cómo, o si puedo irme.
— Sooyoung tiene auto. Puede pedirle que nos lleve con ella.
Jennie sólo asintió.
— Y nadie te dirá si quedarte o no, salvo yo— añadió Roseanne, dejó un rápido beso en los lindos labios de su omega—. ¿Cómo te sientes?
Jennie rió un poco.
— ¿Vas a hacer de mi médico? — la castaña separó su mejilla del hombro de la mayor, se acercó un poco más a su rostro.
— Me importas, Jennie, y sé que ambas estuvimos mal... Yo me siento bien, incluso mejor que antes, pero quiero saber si tú-
Jennie soltó una carcajada, Kim la miró con el ceño algo fruncido, no sabía qué le daba tanta gracia a la omega.
La vió tomar la mesa de cama, dejándola en el suelo, antes de voltearce hacia ella.
Vió a la castaña pasar una pierna sobre su regazo, flexionando ambas a sus costados, su corazón se aceleró, el de Jennie también.
Vió la sonrisa seductora de la omega, cada una sintió lo de la otra, el repentino nerviosismo de Park y la calentura de Kim.
Apoyó sus labios sobra la piel del cuello de la rubia, dejando un beso, Roseanne recordó cómo Jennie empezaba sus encuentros sexuales con ese gesto, y la sintió subir con más besos, al mismo tiempo que su pantalón comenzaba a apretarle.
La castaña besó bajo la mandíbula de la mayor, el punto que a ella más le gustaba de sus cuello, la rubia sonrió, sintió a la omega alzar su trasero un poco, para presionar su centro contra su miembro, la fricción las hizo jadear a ambas.
Jennie terminó besando los labios de Roseanne con todo el deseo que había retenido esos días, ninguna se contuvo, recorriendo la boca de la otra, saboreando sus labios, separándose, dejando un hilo de saliva entre ellas.
Jennie, ahora tan ruborizada y con los labios inchados como Roseanne, volvió a sonreír de lado.
— Revíseme doctora.
Lamento no subir cap ayer, dormí gran parte del día y terminé uno que otro trabajo faltante :c
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