𝟎𝟐;; 𝐒𝐨𝐲 𝐊𝐢𝐦 𝐉𝐞𝐧𝐧𝐢𝐞
— ¿Te encuentras bien? — el tono preocupado de la chica sobre la cama sólo hizo que Roseanne se molestara más.
— ¿Que si estoy bien? ¿Quién mierda eres para-? —Roseanne se calló de golpe al ver los ojos de la chica asomándose sobre el borde de la cama, de un marrón cálido.
Los mismos ojitos que lo habían mirando antes de ir a ducharse.
De repente se sintió totalmente apaciguada, como si esa mirada la hubiera tranquilizado con algún tipo de magia.
—Eres la cachorra —la afirmación sonó casi un susurro desde los labios de Roseanne.
Vio el collar alrededor del cuello de la chica, se levantó adolorida para ver el pecho desnudo de la castaña, con la parte inferior cubierta por las sábanas.
Se detuvo, intentando desviar la vista lo más posible de aquella pequeña cintura.
— ¿No tienes ropa?
La chica castaña pareció buscar señales de alguna prenda en su cuerpo, hasta alzó las sábanas para mirar su parte inferior.
—Nop —sonrío de manera inocente a Roseanne, quien se preguntó si no le estaba tomando el pelo.
Roseanne fué hacia su armario para sacar otro par de ropa interior, sin encontrar otra remera que la chica pueda usar, tomó un suéter grande de color negro y le alcanzó ambas prendas.
— ¿Quién eres? — le preguntó la mayor mientras veía a la castaña colocarse su ropa interior bajo las sábanas.
— Sabía que eras una colgada, pero no me esperaba tanto— dijo, antes de colocaste el suéter, ese comentario hizo que Roseanne frunciera el ceño.
—Responde la pregunta— dijo sin ganas.
—Soy Kim Jennie.
Roseanne se quedó en silencio, procesando que Kim Jennie estaba en su cama.
— ¿La omega cambiaformas? — Jennie habló al ver que Roseanne no reaccionaba.
— Sé quién es Kim Jennie — dijo de forma tosca—. Lo que no sé es por qué estás en mi casa.
Jennie la miró con ojos penosos, pero por más que la mirada hizo efecto en el corazón de Roseanne, no cambió su expresión dura; hasta que la chica suspiró y habló sin ganas:
—Me escapé de mis guardias, y por lo tanto de mi familia, y te seguí hasta encontrarte.
No había sido precisamente así, y ambas lo sabían, pero simplificando las cosas, era verdad.
— ¿Me seguiste? —Roseanne alzó una ceja.
Jennie sólo asintió.
—Disculpa, pero lo que yo recuerdo es encontrar una cachorra luego de correr como un kilómetro— Roseanne suspiró con cansancio, de solo decirlo ya se agotaba.
Jennie frunció los labios en un gesto adorable.
—Pues... Sí es un poco más complicado que eso— miró a Roseanne, con expresión de que no quería hablar—, es una larga historia...
—La noche es larga, Jennie.
La castaña apoyó su mejilla en su puño, Roseanne notó los redondeados mofletes de la chica.
—Como sabes, soy la omega más deseada del montón, por eso de ser la primera cambiaformas luego de muchas, muchas décadas.
>>Mis padres, entre otras personas de poder, creen que eso está en mis genes, y quieren juntarme con un alfa de linaje puro para que halla más niños lobito corriendo por estas tierras— Jennie movió su mano para simular un animal corriendo.
>>O sea, tengo varias pretendientes que no me interesan. Iba de camino para la casa de una de ellas, cuando sentí tu olor— señaló a Roseanne, y esta se sintió completamente confundida.
>>Lo siento desde hace bastante tiempo, pero hoy fue más fuerte, así que me decidí y salté de la camioneta
>>En forma de lobo corrí, mientras te llamaba, hasta que me escondí y me encontraste.
Jennie se encogió de hombros al terminar su relato, como si fuera algo obvio o que no tenía mucha importancia.
Roseanne soltó una carcajada luego de unos segundos en silencio.
—Lamento informarte, Jennie —Roseanne tenía una expresión de decepción en el rostro—, que yo no tengo olor.
Jennie frunció el ceño, esta vez la confundida era ella.
—Pero puedo notarlo perfectamente...— dijo por lo bajo, luego asintió como si hubiera comprendido un problema matemático—. Ya entiendo, es porque estamos predestinadas, por eso puedo sentir tu- —se detuvo cuando las risas de Roseanne fueron más elevadas que su tono de voz.
Jennie la miró con enojo, cruzándose de brazos hasta que Roseanne dejó de reírse, secándose una lágrima habló:
—Creía que ya no había idiotas creyendo en eso de los predestinados.
—Tal como la gente no creía que hubiera cambiaformas— replicó Jennie de mala gana.
Roseanne pensó que la chica era una omega contestóna, pero no dijo nada.
—Mira, no creo en esa porquería de los predestinados— dijo Park, con una mano en el pecho—, nada de eso del hilo rojo del destino, ni esas cursilerías de uno ser la luna y el otro lobo.
Jennie tenía el ceño fruncido y los labios en un mohín, en un gesto de enojo adorable.
—Café y pino— dijo simplemente, haciendo que Roseanne se quedara sin poder hablar.
Sabía perfectamente a qué se refería la muchacha, pero hacía mucho tiempo que nadie reconocía, o siquiera sentía, su olor.
—Puedo notarlo, perfectamente— repitió Jennie, esta vez con total seguridad.
Roseanne no tenía nada para decir.
—Y además, yo te llamé— continuó hablando Jennie—, y tu loba me escuchó, tú me escuchaste. ¿Eso no es una prueba de que ya estamos conectadas?
Roseanne se esforzó en salir de su trance y sólo se encogió de hombros.
— Yo escuché a un animal llorar y seguí el ruido, fuerte y claro.
—Lo escuchaste en tu interior.
—Lo escuché con mis oídos.
Jennie pensó que Roseanne era sumamente terca.
—Me estaban buscando, ¿Tú crees que haría algún ruido en voz alta?
Roseanne no dijo nada.
—Mi loba habló a tu loba, yo hablé contigo, desde adentro— Jennie colocó una mano en el pecho de Roseanne, esta notó que eran pequeñas por más que la manga del suéter las cubría—, porque estamos conectadas, estamos predestinadas a estarlo.
Roseanne miró a los ojos de Jennie, sin decir nada, hasta que quiso cambiar de tema para deshacerse del silencio, señaló el collar de la chica.
Jennie llevó sus manos hacia su cuello, palpando el grueso collar.
—Mis padres me obligan a llevarlo, no querían que ningún pretendiente se sobrepasara y me mordiera— llevó una mano hacia su nuca—, y como saben que me incomoda, no me han dicho la contraseña...
Roseanne asintió.
—Como que eres una hija única muy protegida. Guardias, collar...
—No soy hija única — Jennie casi parecía ofendida—, ¿En verdad has visto alguna noticia sobre mí? Soy la menor de los Kim, Kim Namjoon y Kim Taehyung son mis hermanos mayores. Seguro escuchaste de ellos.
Roseanne permaneció en silencio hasta que Jennie se dió cuenta qué pasaba.
—No tienes ni puta idea de quiénes son— dijo, a lo que la rubia solo asintió—. ¿Vives bajo una una piedra? ¿No conoces a los Kim, ambos grandes alfas, exitosos actores, modelos y idols?
—Estudio medicina, Jennie, duermo y leo, no tengo tiempo para ver-
—Solo soy especial para mi familia porque soy cambiaformas— Jennie la interrumpió, en tono triste.
Roseanne no pudo evitar mirarla con algo de pena.
—Me tratan así —señaló su collar—, desde que me vieron como loba.
Roseanne no tenía nada para decir al respecto, miró el reloj sobre el escritorio, que marcaba la aguja pequeña en las once y la grande en las nueve.
Luego se volteó hacia su cama, que era individual y estaba siendo ocupada por esa omega.
Se volteó hacia su closet, de donde sacó una frazada, se acomodó en el suelo junto a la cama y se envolvió completamente.
Jennie lo miró curioso desde la cama.
—¿Quieres que te dé tu cama? No es justo que duermas en el-
—No— Roseanne habló de forma seca, y Jennie cerró la boca.
Volteándose para dormir, Jennie decidió no hablar más e intentar descansar; aunque por dentro estaba sumamente feliz de haber escapado de su familia y estar en la casa de su predestinada.
En el suelo, Roseanne pensaba en que quizás Jennie podía volver a despertar a su loba, aquella que había perdido junto con su posición de alfa.
Acostumbrada a su vida de falsa beta, no sabía qué iba a pasar si volvía a ser una alfa.
Ambas, una de felicidad y la otra de inquietudes no durmieron en toda la noche pero fingieron hacerlo.
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