Narrador Omnisciente.

"Echar de menos el pasado es como correr detrás del viento"

-Pequeña, procura vivir con mucha felicidad el tiempo que te quede... -le dijo aquella ansiada, a la cuál había ayudado con sus bolsas de compra, mientras le pasaba una manzana de su bolso-, dicen que el tiempo de felicidad que obtengas se vera igualado por un tiempo de tristeza y angustia.

Asa solo la miro con duda, ¿por qué le decía eso?

-Dime pequeña, ¿cuántos años tienes? -preguntó la anciana mientras abría la puerta de su hogar.

-En unos meses cumpliré dieciocho -respondió ella.

La señora de largos cabellos negros, sonrió fuertemente, causando que se le arrugara su pequeño rostro;-¿Tienes pareja?

La rubia por un momento dudo en contestar, ¿por qué una señora le preguntaba cosas tan... privadas? Era normal, eso pensaba, normal no era que una señora de setenta y tantos saliera de comprar en plena madrugada, fuera de eso, ¿quién vendía cosas a esa hora? Sacudió su cabeza alejando esos pensamientos y se dispuso a contestar... los ancianos siempre eran curiosos, ¿verdad?

-Si, si tengo pareja. -respondió intentando disimular el sonrojo en sus mejillas.

-Oh, ya veo... -Y por un momento la chica juró ver una mueca de disgusto en el rostro de la señora-, ¿cómo se llama? ¿Es bueno contigo?

-Bueno... si es bueno, llevamos ya bastante tiempo, abuela, debería entrar a casa, empieza a hacer frío y usted debería dormir. -dijo sonriéndole con ternura, a lo cuál la "mujer" asintió lentamente.

-Se feliz con tu chico Sabito, disfruta de tu felicidad mientras la tengas... -y ante eso ella ingreso a aquel hogar.

Por un momento sintió que debía pensar en algo, pero el viento movió sus cabellos y le hizo recordar que en cuanto mas rápido caminará, mas rápido llegaría junto a Sabito, ignorando por completo las acciones de aquella mujer.

-Con que bastante tiempo... -susurró la señora, mirando alejarse a la chica por la ventana-, creo que es momento de darle un regalo a mi princesa...

Sus intenciones no eran buenas, y sus ahora ojos carmesí brillante lo demostraban.

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-Solo era una señora con curiosidad... -comentó Sabito, mientras acariciaba la rojiza mejilla de la rubia.

-Es que era muy extraña.

-Tu seras extraña de anciana...

-Te encantaría verme de anciana, seré una mujer muy bonita y alegré -dijo con gracia, empezando a jugar con los largos dedos del de cabellos melocotón.

-Siempre han dicho que el amor entre el Sol y la Luna ha sido imposible de realizar... -empezó hablando-, siempre me pareció que el Sol era un cobarde al no dar todo de sí para poder estar a su lado, siendo él, como buen hombre, le hubiera pedido que se quedara a mi lado, no importa los demás... con que tenga a la mujer que amo a mi lado me basta.

-¿Sabito?

-Pero tengo a mi Sol, -continuó, ignorando por completo la curiosa mirada de Akihoshi-, no imagino un mundo en el que desaparezcas, incluso si yo muero... mi alma seguirá amándote y buscando tu felicidad, aunque sea en brazos de otro, pero ruego nunca me olvides.

-¿Qué te sucede?

-Asa -llamó, mirándola con ternura-, ¿alguna vez pensaste en una vida completa a mi lado?

La rubia asintió velozmente, dejando que todo su rostro se llenara de un color rosa claro;-Cuando nos casemos, cada que llegues de una misión, yo te acariciare la mejilla -empezó a hablar mientras acariciaba la herida del joven cabellos durazno - admirando esta herida...

-...Yo te sonreiré... -dijo el cerrando los ojos, disfrutando de aquella caricia, mostrándole una sonrisa de boca cerrada- Y entonces...

-Tu dirás... -continuó ella.

-Estoy en casa. -Musito Sabito, antes de unir levemente ambos labios-, ¿Asa? -llamó, después de separarse.

-¿Si?

-Cásate conmigo... -confesó y pidió, todo bajo las estrellas.

Ambos deseaban ser felices... lo deseaban con intensidad... pero no sabían que con solo desear no se pueden lograr las cosas.

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-¿Una luna inferior? -preguntó Uzui, cruzando sus brazos y frunciendo su ceño ante lo escuchado.

-Lo mas probable es que sea una superior, pero no estamos seguros. -mencionó Kagaya mirando expectante a todos loa pilares presentes-, solo sera una misión de investigación, quizá y con esto averigüemos mas sobre el paradero de Muzan Kibutsuji.

Todos se quedaron expectantes, esperando que un nombre saliera de los labios del patrón.
-¿Sabito? -llamó al pilar del agua, de forma agradable y lenta, dulce y calmada, y a pesar de que aquel nombre había salido lo más endulzado posible, Asa no pude evitar sentir un apretón en el estómago, junto con un mal sabor en la boca.

La suave brisa de la mañana jugaba con sus largos cabellos, mientras solo se encontraba pendiente de arreglar el cabello melocotón de su pareja.

-Ya lo arreglaste -bufo el de ojos grises, mirando con reproche a la pequeña rubia.

-Tengo un mal presentimiento, -volvió a repetir por quinta vez en la mañana-, realmente yo-...

-Ya me lo has dicho, no olvides que solo iré a ver si hay algo de información, no me enfrentaré a nadie si no es necesario.

-Sabito...

-Asa...

Y a lo lejos el viento jugaba con los cabellos oscuros de Tomioka, el cuál los observaba con atención.

-Lo envidias, ¿deseas que desaparezca? -preguntó su amiga azabache a su lado, mirando con profundidad al par de amantes.

-Claro que no.

-Dicen que la mente es poderosa, -susurró viendo como el chico de cabellos duraznos se alejaba de la sede-, te conté que hay una persona que destrozó mi vida... -siguió hablando cuando obtuvo la mirada de Giyu-, pues la encontré y desee con todas mis fuerzas que empezara a ser infeliz...

Tomioka la mira expectante a que prosiguiera con su relato.

-... alguien muy cercano a esta persona murió, ¿te das cuenta? Yo lo maté -susurró mientras observaba afligida sus manos-, literalmente tengo su sangre en mis manos y yo-...

-Abandona esas ideas... -la corto Giyu-, tu no mataste a nadie, deja de llenarte de esos pensamientos.

-¡Yoru-chan! -Y ahí estaba, caminando con alegría el brillante Rengoku Kyoujurou, llamando con efusividad a la azabache.

-Pero que pesado... -bufó la chica, ignorando al rubio y mirando con intensidad al de mirada oceánica-, no hay nada de malo con que desees un poco de felicidad, Giyu~

Y la noche logró tentar al océano, logro meter sucios pensamientos por unos segundos, por esos segundos la noche se apodero del brillo de las aguas, causando una gran inundación que pareció durar eternidades, aguas que azotaron con violencia a la Luna.

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La noche invadía totalmente su campo de visión, mirando con velocidad a su cuervo dio un asentimiento para que este saliera volando lo mas rápido posible.

Sabito miro con furia a aquel hombre de ojos rojos que yacía frente suyo.

-... el destino parece estar de mi lado, quería matarte en algún momento, pero no pensé que la oportunidad llegaría tan rápido. -el azabache de ojos rojos solo sonrió-, no eres digno de estar cerca de ella...

Y ante los ojos de Sabito la sonrisa de su amada se presentó una última vez en sus recuerdos.
Seguido de sentir como atravesaban con furia y velocidad su pecho.

-Me encargaré de matarla con la misma mano. ¿O quizá tu debas matarla?

Aquella noche la Luna no salió,pues temía presenciar su propio final, las estrellas brillaron por si solas e hicieron una compañía melancólica y triste, el océano se mantuvo en calma pues no tenía idea que su capricho mas oscuro se habia cumplido y el sol llego veloz, quizá deseando llegar a tiempo, sol que pronto desapareció y fue oculto por nubes que no dejaron de llorar, y a kilómetros de distancia una rubia perdía su sonrisa y caía en llanto ante lo escuchado por aquel pájaro que había llegado hace minutos con una noticia;

"-El pilar del agua; Sabito, fue asesinado por Muzan Kibutsuji"

Y era simplemente el inicio de la pesadilla que se avecinaba.