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Narrador Omnisciente.

Espero pacientemente afuera, observando con detenimiento la espada Nichirin de su madre, supuso que su entrenamiento ya había acabado cuando logró vencer a su maestro. Sin embargo este le dijo que las cosas recién iniciaban.

《-Promete que mantendrás tu sonrisa siempre.

-Claro, ¿por qué pregunta eso? -cuestionó mirando incrédula al castaño.

-Porque lo que viene ahora es totalmente pavoroso.》

No pensó que tratara de algo sumamente malo, poco a poco sus ideas fueron cambiadas, ¿por qué entrenarían solo por las noches?
Según su maestro ahora aprendería a devolverle la vida de humano a los demonios, y hasta donde Asa tenia conocimiento solo se trataba de matarlo y darle de su sangre... ¿no había nada más, verdad?

-Mátalo, -Se sorprendió bastante al ver a aquel demonio enfrente.

-¿Esto... es legal? -cuestionó presionando con fuerza su arma.

-Lo es, para los que entrenan para futuros pilares de vida. -Con suma tranquilidad tomó asiento en el suelo, observando que su alumna comenzara-. Si quieres que un demonio vuelva a ser humano debes entrenar bastante. Hazlo y conviertelo nuevamente en humano...

La rubia empezó a controlar su respiración, con una gran sonrisa en su rostro, finalmente empezaría a ayudar.

-Aliento lunar, primera postura; santuario nocturno... -Con toda la velocidad que pudo lanzó un corte vertical, observando como aquel demonio perdía la cabeza por todas aquellas cuchillas en forma de luna que habían salido de su espada.

Camino tranquila hacia el, arrodillándose ante el cuerpo del ser, ya casi sin vida.
Dio una leve reverencia;- Que tu vida llena de maldad se aleje de ti. -soltó para luego acariciar el rostro del demonio, el cual la miraba tontamente sorprendido.

De un momento a otro, sus ojos brillaron. Dándole a entender a Himura que había empezado a ver los recuerdos de cuando el demonio era humano.
Suspiro y miro con lástima a la rubia, el odiaba eso, por esa misma razón, durante todo su tiempo como mata demonios y Pilar, solo había vuelto humano a dos demonios, y estos simplemente fueron los que se presentaron en su entrenamiento con Amaya Akihoshi.

-Una experiencia horrible. -comento viendo como los dulces iris dorados de la pequeña Akihoshi se llenaban de lágrimas, pronto empezando a llorar en silencio.

《-Pequeño Himura, para poder devolverles la humanidad a los demonios, debes de ver en sus recuerdos humanos, ver si merecen una oportunidad más para volver a disfrutar de la vida.

-O sea no siempre se los debe "revivir" -Soltó haciendo comillas.

-No, te puedes topar con un demonio que sufrió bastante, convirtiéndose en uno sin haber aceptado, aún así, si devuelves su humanidad... ¿lo valdrá? ¿Qué pasa su sus seres queridos murieron hace cien años atras? Seria una perdida, ya que tarde o temprano volvería a convertirse en demonio, por el simple hecho de quedar en la soledad. 》

Volvió a la realidad cuando escucho a su alumna gritar, Akihoshi gritaba y trataba con todas sus fuerzas poder hacer un corte en su muñeca, sin embargo no lo logro.
La vio caer en llanto cuando el cuerpo del demonio se desvaneció por completo.

-Ma... maestro... -hablaba recibiendo un abrazo por parte del castaño-. Yo quería... pero... pero mi cuerpo no lo permitía.

-El aliento lunar te controlo. -susurró acariciando su cabeza-. ¿Qué viste?

-El niño... lo habían se-secuestrado, su familia lo buscaba, él... merecía otra oportunidad. -Intento calmar su mente, acariciando aquel traje negro que había quedado en el suelo.

-Has visto solo emociones... por eso el aliento lunar te controlo, el niño no debía obtener nuevamente su humanidad...

-Pero... maestro.

-No has visto bien, su familia y todo lo que quedaba murieron hace quince años. Si lo traías nuevamente solo habría un pequeño niño, sin padres, sin nadie por quien vivir, esta vez se volvería un demonio por voluntad propia... y eso, no es bueno.

Asa se quedó en silencio, analizando cada situación. Kurohiko tenia razón, había demonios que por mas que merecieran una nueva oportunidad no debían tenerla.
Nuevamente recordó toda la vida del pequeño, había sufrido, como si se tratara de ella.
Limpio su rostro lleno de lágrimas y miró a su maestro;- No quiero hacer esto. -Rogó por ayuda, si convertirse en Pilar y cazadora se trataba de ver el sufrimiento y pecados de los demonios, a los cuales no podría ayudar, no quería.

-Lamentablemente ya no puedes. Debes seguir, ahora ve a descansar, mañana será otra noche, otro demonio.

Aún con llanto, temblando y con miedo, camino a su hogar. Debía hacer esto todo lo que le restaba de su entrenamiento... no podía.

●●●

Noches y noches sin parar de llorar, sufriendo y lamentando el porqué solo aparecían demonios los cuales ella no pudiera salvar.
Los últimos meses simplemente se negó a cortar sus cabezas, se negó a darles más dolor del que ya tenían guardado, sufriendo por verlos desaparecer con la luz del sol, con ella de frente; sin poder hacer nada.

《-Si quieres que un demonio vuelva a ser humano usando la respiración solar, solo basta un simple corte en su cuerpo, no es necesario cortar su cabeza, pero es necesario que él esté consciente y beba de tu sangre. Es algo sumamente complicado.》

No se negó a nada, cualquier idea que significara no darle dolor a esos seres, ella lo intentaría.
Y tras perfeccionar su uso con el aliento solar, sorprendiendo a su maestro, estaba lista para intentarlo.

-Respiración solar, tercer postura; cadena solar. -corrió hacia aquel demonio, moviendo su espada, de esta salió un torbellino dorado, aprisionandolo y causando varios cortes en su cuerpo, dejándolo en el suelo, sin posibilidad de moverse.

-¡Maldita niña! -gritó aquel demonio, grande, muy grande realmente, su haori estaba lleno de juguetes-. ¡Niña, deja que te coma! ¡Tandras muchos dulces y juguetes en tu otra vida! ¡Seré tu héroe!

Ignoro todos los gritos del demonio y se concentró en navegar entre sus recuerdos de humano.

《-Papá... ¿mamá no volverá?
(...)

-¡Papá, gracias por no dejarme! ¡Eres mi héroe!
(...)

-Papá, tengo miedo, -murmuró la pequeña azabache, abrazando a su padre, observando a aquel ser que se hallaba en frente.

-Dos humanos, ¡qué tan deliciosos serán!

-Hikari, huye. -ordenó aquel hombre-, no olvides que papá te ama. Yo distraeré a este monstruo.

-Papá... ¡Te esperaré! ¡Se que no me abandonarás! -gritó la pequeña, dándole un corto beso en la mejilla, y empezando a correr, cubierta de lágrimas.

-¡Ah! ¡Amor de familia! ¡Creo que esos humanos son los que más sabor exquisito tienen! -amenazó el demonio, tirándose sobre aquel hombre, este evitó con todas sus fuerzas que él no lo comiera, pensando que tan lejos habría llegado su pequeña.

Sintió como su piel era desgarrada lentamente, y lo último que vio y escucho, fueron unos fuertes ojos rojos junto con una pregunta.
-¿Quieres ver a tu hija de nuevo?》

Y eso es lo que era aquel hombre, uno que se había mantenido fuerte, a pesar de ser abandonado por el amor de su vida, uno que siempre protegió y cuidó a su pequeña hija, un héroe.

Asa dejo caer lágrimas, observando como el ser aún trataba de liberarse de sus cadenas doradas, él realmente merecía otra oportunidad, se concentró más y siguió navegando entre su recuerdos, necesitaba fechas.

Soltó un leve gemido, alertando a su maestro, el cual preparó su arma para acabar con el ser si es que este le hacía algo a su alumna. La rubia quiso llorar de felicidad, rápidamente tomó su arma, realizando un leve corte en un muñeca, dejando que esta sangrara.

-Hace tres meses. -Susurró, él había perdido su humanidad hace tres meses, eso era bueno, su pequeña aún se mantenía viva.

Intento acercar su brazo ensangrentado a la boca del demonio, sin embargo este no dejaba de moverse. ____ pensó en algo que la ayudara. Una idea cruzó su mente; quizá si...

-Papá... lo has hecho bien -habló calmando de golpe al ser.

-¿Hikari? -preguntó este, observando al cielo, como si de pronto toda su vista hubiese sido borrada.

-Papá, eres mi héroe, bebe esto con tranquilidad, -siguió, acercando más su brazo, Himura se acercó lentamente a ellos, anonado por las acciones-, te estoy esperando, papá.

Y como si fuera una marioneta, aquel demonio obedeció... bebiendo aquel poco de sangre que le ofrecían.
La de ojos dorados alejó lentamente su brazo, aún viendo como el demonio estaba petrificado.
Pronto este empezó a temblar y brillar, la técnica de Asa desapareció, dejándolo libre.

De un momento a otro, en lugar de aquel ser azul y gigante, apareció un hombre, cabello negro y ojos del mismo color.
Cuando este vio a las dos personas de enfrente empezó a llorar.

-Gracias... -siendo lo único que pudo pronunciar.

Y como si maestro y alumna hubieran practicado durante meses, hablaron al mismo tiempo;- Su pequeña lo está esperando.

●●●

-No irás... -sintió que su mundo caía por un acantilado.
Quedaba una semana para que fuera la Selección Final, y su maestro dijo que ella no iría; ¿Por qué? Si había podido devolver la humanidad a alguien, había completado todo.

-Al parecer aún te niegas a cortar cabezas, ¿cómo pelearás? ¿hablándoles bonito? -respondió a sus dudas mentales-. Si, lograste devolverle la humanidad a alguien de la forma más complicada, pero... no todos los demonios son como Fujita Hiroaki.

Asa frunció el entrecejo y lo miró mal;- Pero-...

-Ya he hablado. -la callo Kurohiko-. Quizá el próximo año, princesa.

Llena de furia salió de esa pequeña cabaña, ¡¿cómo era posible?! ¡todo su esfuerzo al demonio! ¡literalmente! ¡por los demonios!

Golpeó fuertemente el árbol de enfrente, estaba furiosa con su maestro.
Ella quería ayudar; nuevamente recordó, ese sentimiento que tuvo al ver como Fujita, el hombre al que volvió humano, la miraba con agradecimiento, se había sentido realmente bien, había sentido que curó una enfermedad mortal imposible de curar, y así había hecho, ella quería seguir ayudando, y ahora... ¡¿Esperar un año más?!
-¡Estupideces! -gritó hacia el cielo.

●●●

Ya llevaba varios días enojada con el castaño, pensando que si lo ignoraba quizá el le daría el gusto, tal y como lo hacía cuando era una pequeña niña de siete y ocho años.
Sin embargo el hombre no lo hacia, parecía que se divertía, eso la molestaba aún más.

-¡Señor! ¡Uno de los demonios escapó! -gritaron llamando a su maestro.

Himura había pedido que retiraran a los demonios restantes, los cuales debían ser usados para el entrenamiento de la rubia, ya que ella ya había lo había concluido, ¡pero! ¡no participaría de la selección final! - pensó frunciendo aún más en ceño.

-Asa, quédate en casa, no vayas a salir. -Ordeno él, metiendola en la cabaña-. No olvides que te quiero. -Soltó para luego salir de ahí.

Akihoshi quedó anonada, eso habia sonado como una despedida, observó a su alrededor hasta que algo llamó su atención.

-Su espada -se dijo a si misma, tomándola. Rápidamente una duda surcó su cabeza, si su maestro se encontraba con el demonio... ¿cómo iba a matarlo sin su arma?- ¡Himura-san! -gritó tomando su arma y la de él, corriendo en busca del mayor.

A pesar de estar enfadada con él, no iba a permitir que muriera.

●●●

Corrió y corrió hasta encontrar varios árboles con marcas, decidió seguir el rastro, unos metros más y los vio.
Su maestro evadió cada golpe que el demonio trataba darle.

-¡Seras mi esposo! ¡Te comeré y terminaremos de unirnos! -gritaba tratando de atrapar al castaño.

-¡Kurohiko-san! -gritó lanzándole la espada, pero al mirar hacia ese lado eh intentar atraparla, terminó siendo golpeado contra un árbol, quedando aturdido y al acecho del demonio.

La de iris dorados entró en pánico, ¿qué debía hacer?

-Pronto seremos marido y mujer... -la demonio se acercó sigilosamente a su maestro...

Sin pensarlo más empezó a controlar su respiración;- Aliento lunar, décima postura; ¡guillotina penetrante! -se acerco y movió su espada, dejando un rastro de lunas que terminaron cortando la cabeza de aquel ser.

Sin esperar más corrió hacia el mayor pero este apunto al demonio y sonrió;- Inténtalo, inténtalo con ella...

-Solo quería que él me amara...

Asa volteo y vio como ese demonio se retorcía, gritando cosas que decidió ignorar, se arrodilló ante el cuerpo dando una reverencia;- Que tu vida llena de maldad se aleje de ti... -pronto sus ojos brillaron aún más, navegando en sus recuerdos.

《-Huyo, hermana... él se fue...
(...)

-Pobrecita, su prometido la abandonó un día antes de la boda.
(...)

-Hermana, no salgas, tranquila, mamá, papá y yo siempre estaremos para ti, ese hombre es el que te perdió.
(...)

Una castaña caminaba llena de lágrimas, ingresando a aquel bosque.- Él ya no me quiere, nadie me ama...

-Una hermosa chica~ un sabor exquisito.

La castaña rápidamente entró en pánico, intentó huir, aún así alguien se puso enfrente-. Te ayudaré a que lo busques, para que él vuelva a amarte.

-NoNo... mi... mi familia me ama, ellos-

-Ellos no te aman... déjame ayudarte. -Siendo totalmente cegada por aquello ojos rojos accedió, siendo lo último que vio.》

La rubia suspiró e hizo un corte en uno de sus dedos, dejando que esta sangrara.
- Fue hace un año, -susurró dejando caer la sangre en el cuerpo-, tu familia te espera... y te ama.

-Me aman... -fue lo último que dijo el demonio, para luego empezar a brillar, dejando aparecer a una joven.

-Gracias... gracias. -Agradeció con llanto, abrazando a la rubia.

Kurohiko sonrió orgulloso al ver la escena, la pequeña princesa lo había logrado.

●●●

Suspiro y se dejó descansar debajo de aquel árbol.
-Cuarto día, maestro. -hablo para si misma-. ¡Aún sigo viva! -gritó imaginando que las palabras serían escuchadas por Himura.

Depues de todo había logrado llegar a la Selección final de ese año. Luego de lograr devolverle la humanidad a aquella demonio, cortándole la cabeza, sentía que podía hacer cualquier cosa.
Solo debía mantener una promesa.

《-Vuelve con vida, princesa. -Pidió el castaño, despidiendola-. Cumplirás trece años en medio de la Selección, en ese bosque, así que vuelve con vida y te daré tu regalo.

Akihoshi lo abrazó y le dio un corto beso en la mejilla;- Volveré con vida, hermano. ¡Lo prometo!》

-Aún sigo viva, aún sigo viva. -hablaba para si misma. Tres días más y vería a su maestro.

-¡Qué bueno! ¡Yo también, aún sigo viva! -gritaron enfrente de ella.

Asa abrió rápidamente los ojos, una pequeña niña de ojos verde esmeralda se encontraba enfrente, sonriéndole,

-Lo lamento, juju, -río mirándola fijamente-. Soy Makomo.

-Oh, soy Asa -saludo de igual forma.

Quedaron observándose por un largo tiempo, sin saber que decir, la rubia decidió intentar entablar una conversación;- Eh, yo...

-¿Me podrías ayudar? -Cuestionó la pequeña azabache, al recibir un rápido asentimiento de la se ojos dorados siguió hablando-, me perdí, ayer estaba con mis amigos, pero... ya no los encuentro.

-Oh, claro, puedes quedarte conmigo hasta que los encontremos, pronto empezará a oscurecer. -dijo poniéndose de pie y oyendo atentamente las descripciones que la pequeña le daba.

Ambas caminaron durante un tiempo, de un momento a otra la luna reinaba en el cielo.

-Creo que no los encontraremos hoy, deberíamos buscar un lugar, -susurro Asa, pero callo rápidamente al oír unos gritos cerca de ella.

Sujeto con fuerza la pequeña mano de Makomo y caminaron hacia los ruidos, quizá alguien necesitaba ayuda.
Observaron a tres jóvenes.

-¡Tu! ¡No es de hombres traicionar! ¡se supone que somos compañeros! -gritaba uno mientras tenia contra el piso a otro chico, el tercero solo observaba.

-Creo que los conozco... -susurró la azabache, observando la situación con calma.

《-Uno tiene el cabello negro y el otro color melocotón, ¡oh! Ambos tienen máscaras como la mía.》

Recordó las palabras de la pequeña, quiso reír, parecía un poco despistada.
Antes de poder pronunciar algo chocó miradas con uno de ellos, ojos azul, como dos pares de océanos, quedando totalmente anonada.

-Sabito... -dijo él llamando la atención de otro.

De un momento a otro ambos chicos se encontraban frente a ellas.

-Oh, eran ellos, creo que los encontramos. -sonrió la ojos esmeralda.

-Si... los encontramos. -Apoyo, totalmente nerviosa, pues ambas miradas se centraban en ella.

Finalmente habían encontrado a Sabito y Giyū

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