𝟬𝟱
El día más odiado llegó.
Jennie no paraba de soltar gruñidos a las enfermeras mientras sostenía a Minjeong contra su pecho. Hoy era el día de las primeras vacunas de la cachorrita y Kim tenía su instinto de protección al 100%, desde que se despertó en la mañana no había soltado a su hija en ningún momento, ni siquiera dejaba que Roseanne la tenga en brazos.
Al llegar al hospital con el pediatra, no paró de mostrar sus colmillos y gruñirle al equipo médico. Las enfermeras y Jimin, el pediatra, no sabían que hacer para calmar a la omega, si se acercaban el peli negro gruñía. Y la alfa tampoco sabía que hacer, su novia no dejaba que toque a su hija y solo podía estar cerca a cierta distancia.
Roseanne se sentía nerviosa y avergonzada por el comportamiento de Jennie, también algo tonta por no saber calmarla.
—Jenn...
—¡No!—Gritó—¡Mi bebé! ¡Mío! ¡Aléjense!
Rosé apretó los labios. Jennie nunca usaba su voz de omega a no ser que este en celo o muy enojada, cosa que normalmente no pasa, pero ahora estaba demasiado enojada.
La voz de omega muy pocos la tenían, solo uno entre cien la poseían y Jennie es ese uno. La voz de omega se dividía en dos: una parte es en los celos, esta sirve para seducir a los alfas y así lograr tener relaciones sexuales, era una voz melosa, como un ronroneo y podía sonar algo jadeante. La otra parte solo se activaba si el omega estaba furioso o sintiéndose amenazado, se usaba para tratar de asustar o ahuyentar a la supuesta amenaza, esta se escuchaba como un gruñido, ronca y fuerte.
Lamentablemente pocos omegas en el mundo poseen esta voz. Los que la poseen eran catalogados como omegas especiales.
La alfa se acercó ignorando los gruñidos de Jennie y la tomó por la cintura delicadamente. Su gesto se suavizó al tener a la alfa cerca.
—Amor, es para que el bebé esté bien, ¿si?—Habló de la forma más calmada que pudo.
—¡No! Le harán daño—Su gesto cambió, sus ojos brillaron y su labio inferior tembló—Le dolerá, va a llorar, Rosie...
—Lo sé, cosita, pero es para que crezca sana—Dice acariciando su mejilla. Jennie apretó los labios, indecisa.
—Puede sentarse con Minjeong en su regazo—Habla Jimin.
Luego de darle una rápida mirada a su alfa, se sentó en la camilla con su hija en su regazo, frente a ella se colocó el pediatra con una cálida sonrisa y una jeringa en la mano. Una de las enfermeras se acercó y limpió una parte del muslo de Minjeong donde iría el pinchazo.
Jennie mordió el labio inferior con miedo y preocupación.
El pediatra hacía gestos o cantaba para tratar de distraer a Minjeong a medida que acercaba la jeringa a su pequeño muslo. La bebé movía sus manitos a la vez que soltaba tiernos soniditos, todo se transformó en un fuerte llanto por el dolor que sintió en su pequeña extremidad.
Jennie pegó más a su bebé a su cuerpo sintiendo las lágrimas resbalar por sus ojos, Roseanne se acercó y sobó la espalda de su omega dejando unos besos en su mejilla murmurando que ya faltaba poco para que puedan salir de allí.
Una vez el otro muslo estuvo desinfectado, otro pinchazo perforó su delicada y blanca piel, Minjeong lloró más fuerte y se removió en el regazo de su madre pasando sus manitos por su carita. La joven pareja salió del consultorio, Roseanne sosteniendo a la pequeña en sus brazos todavía llorando y Jennie secando sus lágrimas soltando sollozos casi inaudibles.
—Ya no quiero más—Solloza Kim sosteniendo a su bebé en brazos una vez entraron al auto para dirigirse a casa.
Rosé llevó una de sus manos a la mejilla de su omega dejando un pequeña caricia, alejando las lágrimas.
—Sé que no te gusta, amor, a mí tampoco me gusta verla sufrir. Pero es por su bien, para que este sanita —Explica moviendo su mano hasta el piecito de su hija, lo tomó entre sus dedos pulgar e índice moviéndolo levemente de arriba abajo. La cachorrita soltó un pequeño gorgoteo haciendo sonreír a sus madres.
Jennie suspiró—Ya sé, Rosie, pero no me gusta... ¿Tienes clases hoy?
—No, solo una reunión con los directivos —Responde doblando en una esquina— Salgo temprano, si quieres podemos ir a cenar a algún lugar.
—Me gustaría —Sonríe desabrochando su camisa, pues un Minjeong bastante hambrienta tironeaba de esta.
El viaje a casa fue casi silencioso, pues lo único que se escuchaba era a Minjeong succionar el pecho de la omega y la voz de Louis Tomlinson reproduciéndose en la radio cantando Always You. Al llegar a casa, la alfa dejó a su pequeña durmiente en su cuna, al volver a la cocina soltó una risita al ver a Jennie quitando los restos de leche de su pezón y torso con un pañuelo descartable.
—No te rías, es horrible estar normal y que de la nada salga leche de tu pezón manchando tu ropa —Se queja haciendo una mueca y tirando el pañuelo a la basura.
—Me di cuenta, hay más remeras y camisas tuyas para lavar que mías —Sonríe tomándola de las caderas— Vas a estar así por tres años más.
—No me lo recuerdes, amor.
—Jamás pensé verte con senos grandes, te ves bien. Muy sexy —Jennie suelta una carcajada sin evitarlo.
—¿Me coqueteas? —Pregunta pasando los brazos por el cuello de la alfa, enredando sus dedos en el rubio cabello.
—Puede ser... —Responde picoteando los labios de la castaña— Todavía tengo una hora para irme a la junta y Minjeong duerme como un tronco.
Jennie sonríe relamiéndose los labios—Aprovechemos el tiempo entonces...
[🧸]
Roseanne realmente odiaba las juntas, la agobiaban y le deban sueño. Siempre era lo mismo, sentarse en una silla, apoyar el codo en el apoyabrazos y sostener su rostro con su mano tratando de no dormirse por la pausada voz del director. Estaban hablando del cierre de notas y de cómo evaluarían a los alumnos, preguntaba profesor por profesor y al tener su turno era la misma respuesta. Con un examen.
Dios, no veía la hora de irse nuevamente a su hogar.
Ryujin estaba a su lado y cabeceaba de vez en cuando por el aburrimiento. Por suerte no era el único.
A paso perezoso llegó a su auto y suspiró pesadamente al sentarse en el asiento, arrancó el auto dirigiéndose a una panadería para acompañar con algo el café que se hará cuando llegue a su casa. Cerró la puerta detrás de ella, dejó las compras en la mesa ratona y empezó a quitarse el saco y la corbata sin apuro alguno.
—¡¡Roseanne!!
La alfa dejó caer su ropa el suelo y corrió hasta donde provenían los gritos de su omega, golpeándose el hombro con el umbral de la habitación de la cachorra.
—¡¿Qué?!—Grita algo agudo y asustada.
Jennie le puso a Minjeong frente a su cara con una gran sonrisa y ojos cristalizados. No estaba entendiendo nada.
—¡Minjeong! ¡Me sonrió!—Exclama alegre—¡Mira, mira, mira!
Acomodó mejor a la cachorrita y comenzó a hacer gestos graciosos logrando que la pequeña sonría y suelte una muy pequeña risa. Era la primera vez que hacía eso. La alfa la tomó en brazos y comenzó a besar sus regordetas mejillas deseando volver a escuchar esa pequeña risa, cosa que logró.
Jennie se colgó de sus hombros abrazándola y dejando besos en su cara hasta llegar a sus labios. Sin dudas, el más alegre era él.
—Tiene tu sonrisa—Murmura la alfa con ojos soñadores.
Sin duda, cualquier pequeña cosa que hiciera Minjeong hacía latir el corazón de sus madres de forma descontrolada.
Fueron a cenar a un restaurante luego de unas horas, la pequeña veía todo a su alrededor con sus ojitos de siervo y señala cualquier cosa con su dedito soltando balbuceos. Al llegar la noche, le tocó a Roseanne hacer dormir a Minjeong, la alfa estaba acostada en su cama con la pequeña apoyada justo donde estaba su corazón y con su mano daba palmaditas en su trasero. Se suponía que solo tenía que hacer dormir a un solo bebé, pero su omega estaba en la misma posición que su hija, solo que del lado derecho, también dando pequeñas palmadas para dormirla. Así que se podría decir que tenía dos bebés encima.
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