—¡Wei Ying!— Lan Wangji estaba al lado de Wei Wuxian en un abrir y cerrar de ojos. Agarró al hombre para ayudarlo a levantarse del suelo, pero Wei Wuxian retrocedió.

—No me toques.

Las manos de Lan Wangji se quedaron quietas.

Wei Wuxian tenía los ojos cerrados y respiraba tan rápido que salía en fuertes bocanadas de aire.

—Wei Ying.

Wei Wuxian abrió los ojos, se llenó hasta el borde de lágrimas no derramadas y susurró. —No soy digno.

Lan Wangji no sabía qué hacer. Estaba confundido, todavía confuso por el sueño, pero Wei Ying parecía que se estaba cayendo a pedazos por dentro. Deseaba saber qué hacer en situaciones como estas, que sabía cómo consolar a los demás.

—¿Qué puedo hacer para ayudar?— Lan Wangji preguntó en su lugar. Wei Wuxian solo lo miró, un poco cariñoso y muy herido. Luego se rió para sí mismo y soltó un grito ahogado.

—Eres tan bueno, ¿lo sabías? Tan increíblemente bueno que a veces me duelen los dientes. ¿Cómo puede alguien ser tan bueno? 

Lan Wangji lo miró impotente, sin saber a dónde iba Wei Wuxian con esto. Tampoco estaba del todo de acuerdo con la evaluación de Wei Wuxian, pero eso no estaba ni aquí ni allí. Lo dejó hablar sin interrumpirlo.

—No te veas tan desgarrado, Lan Zhan. No es tu culpa. No es culpa de nadie, sino mía. No me pueden ayudar. Nadie puede ayudarme porque hice esto por mi cuenta—. Se rió una vez más y le perforó la piel y raspó los huesos.

—¡Nadie puede ayudarme! Las cosas que hice... Estoy arruinado, Lan Zhan. Estoy tan arruinado que ya ni siquiera sé qué hacer con este cuerpo contaminado—. Las lágrimas corrían libremente ahora y Lan Wangji se preguntó vagamente si Wei Wuxian siquiera se dio cuenta de que estaba sollozando.

—Tenía que sobrevivir. Tuve que vivir. Después de lo que nos habían hecho, necesitaba vivir, Lan Zhan. Debería haber muerto en esa montaña. Nunca debí haber intentado arrastrarme fuera de ese lugar podrido. Debería haber dejado que me consumieran. Ahora no soy ni hombre ni cadáver. ¿Cómo podría serlo, cuando todavía puedo saborear la carne podrida en mi lengua pero aún puedo respirar? 

El corazón de Lan Wangji se desplomó. Wei Ying... realmente lo habían arrojado a los túmulos funerarios. Lan Wangji no lo había creído en ese entonces, se había negado a creer que un destino tan horrible podría sucederle a cualquier ser humano, y mucho menos a Wei Ying. Pero ahora para escucharlo del propio Wei Wuxian...

Wei Wuxian lo miró, con los ojos muy abiertos y buscando ¿qué? ¿Absolución? ¿Redención? No necesitaba ninguno de los dos. Solo había hecho lo que necesitaba para sobrevivir. Si fuera alguien más que Wei Ying, no habría salido con vida. Pero Wei Ying luchó y escapó y llevó las cicatrices profundamente dentro de su alma. Lan Wangji finalmente entendió.

Estás en un camino corrupto, le había dicho a Wei Wuxian innumerables veces. Para alguien como Wei Ying, que había sobrevivido a los túmulos funerarios, ¿Cuánto debe haberle dolido?

—Ya no sé cómo ser humano, Lan Zhan—. La voz de Wei Wuxian se quebró, a pesar de que no era más que un susurro entrecortado, lleno de agonía y pesar.

—Wei Ying, ¿puedo abrazarte?— Lan Wangji preguntó suavemente.

—¿Todavía quieres tocarme?

—Si estás dispuesto.

Wei Wuxian asintió con la cabeza y al momento siguiente se encontró rodeado de calidez.

Lan Wangji era tan sólido y cálido, reflexionó Wei Wuxian. Se sintió como una aceptación. Se sentía a salvo.

Wei Wuxian no se había sentido seguro en tanto tiempo. Por qué Lan Wangji fue quien proporcionó esa sensación de seguridad cuando nadie más no podía, no era algo que Wei Wuxian quisiera examinar en ese momento. Presionó su rostro más profundamente en el hombro de Lan Wangji y respiró hondo.

Sándalo, algo tan exclusivo del propio Lan Wangji.

No merezco ser abrazado así. Pero como él se ofrece y soy lo suficientemente egoísta, tomare esto. ¿Cómo puede abrazarme así incluso después de escuchar todo eso?

Los dedos de Wei Wuxian se hundieron más profundamente en la espalda de Lan Wangji, agarrándose desesperadamente, temiendo que pudiera soltarse una vez que se diera cuenta del tipo de abominación que tenía en sus brazos.

Se sentaron así durante un largo rato. No hablaron, pero tampoco dejar lo solto. Una vez que los temblores de Wei Wuxian se detuvieron, Lan Wangji retrocedió un poco. Wei Wuxian gimió antes de presionar más profundamente en él. Lan Wangji solo echó hacia atrás el cabello que se le pegaba a las mejillas mojadas para poder verlo con claridad.

—No estás arruinado—, declaró Lan Wangji con tal convicción que Wei Wuxian quiso creerlo por un momento.

—No sabes la mitad de las cosas que yo...

—Lo que sea que hizo Wei Ying, estoy seguro de que solo lo hizo por necesidad.

—¿Y el resto?— Wei Wuxian preguntó en voz baja. —La profanación de la tumba, el cultivo demoníaco, la sangre que derramé...

—Fue la guerra. Fue venganza. Wei Ying ya no tiene que hacer eso.

—¿No es así, Lan Zhan? ¿Qué más quieres que haga cuando ya ni siquiera tengo un núcleo? ¿Qué camino me queda sino este?

Todo el cuerpo de Lan Wangji se congeló justo cuando los ojos de Wei Wuxian se abrieron con incredulidad por lo que acababa de soltar.

—Se perdió mucho antes de que me arrojaran a los túmulos funerarios—, dijo Wei Wuxian sin tono.

—Wei Ying. ¿Cómo?

—¿Importa?

Lan Wangji sabía que no era así. Un núcleo dorado era la parte más vital de un cultivador y el de Wei Ying había sido uno de los más fuertes que había visto. Para perder eso y aún encontrarlo en sí mismo para seguir adelante en lugar de rendirse, luchar tan duro para sobrevivir a los túmulos funerarios de todos los lugares para volver en busca de venganza... solo Wei Ying. Solo Wei Ying.

Todo tenía sentido ahora. La forma en que Wei Ying reaccionaba cada vez que mencionaba su camino de cultivo, la creciente ira, los cambios de humor cada vez mayores... Wei Ying no tuvo más remedio que seguir el camino demoníaco y no tenía un núcleo dorado para contrarrestar los efectos de dicho camino de cultivo. No importa lo que hiciera Wei Ying, estaba destinado a perder, con tan pocas opciones y solo su fuerza de voluntad para salir adelante.

Y Lan Wangji no lo sabía. Como todos los demás, había juzgado a Wei Ying demasiado imprudente, demasiado ambicioso. Nunca había considerado la posibilidad de que Wei Ying estuviera haciendo esto solo porque no le quedaba otra opción.

Lan Wangji era un tonto.

Debería haberlo sabido mejor. Alguien como Wei Ying, alguien tan poderoso y capaz como Wei Ying, nunca hubiera elegido este camino por su propia voluntad. Lan Wangji debería haberlo sabido. Pero su preocupación por Wei Ying había empañado su juicio y se había quedado solo con ira y decepción.

Wei Ying. Sin núcleo. Solo. Aislado y odiado por el mundo que había ayudado a salvar.

Los brazos de Lan Wangji se apretaron inconscientemente alrededor de Wei Wuxian. Ha estado solo durante tanto tiempo.

Demasiado tiempo.

Nunca más.

Wei Wuxian no hizo un sonido de protesta cuando Lan Wangji lo tomó en sus brazos y lo llevó a la cama.

No hizo ningún sonido cuando le secó la cara con un paño húmedo y le metió el pelo despeinado detrás de las orejas.

Wei Wuxian estaba absolutamente callado cuando Lan Wangji se subió a la cama detrás de él, envolvió un brazo alrededor de su cintura y se acurrucó muy junto a el. No se pronunció ninguna palabra, ningún otro sonido más que sus respiraciones silenciosas.

Wei Wuxian no se movió, no habló, pero cuando cayó en el sueño más profundo que había tenido desde antes de la quema de Lotus Pier, una lágrima rodó por el rabillo del ojo.

—Gracias—, murmuró las palabras, sabiendo que Lan Wangji no respondería.

No lo hizo. Sin embargo, sus brazos se apretaron a su alrededor de todos modos.