Unique Candy
Sus pasos resonaban en el solitario pasillo, parecía ser el único que iba hasta ese extremo del pequeño supermercado.
El pasillo de los rechazados.
Los estantes estaban decorados por productos poco consumidos, entre ellos el favorito de Yoongi.
Caramelos sabor a menta dulce.
Un extraño híbrido entre lo refrescante de la menta y lo dulce de los caramelos comunes.
Observó la caja llena de los pequeños caramelos, no lo pensó mucho y la tomó.
"Igual si no lo compro yo, no lo hará nadie", pensó.
Recorrió el pasillo en dirección a caja registradora y dejó su tesoro a disposición de la dependiente de la tienda.
―Ya es la tercera caja que te llevas este mes ―reprochó la cajera con un aspecto idéntico al de Yoongi.
―Deberías agradecerme, soy el único que los compra ―el pálido joven sacó dos billetes de su bolsillo para entregárselos a la chica.
―Mamá te regañara, te gastas toda la mesada en dulces.
―No lo hará si mantienes tu boca cerrada al respecto.
― ¿Qué me darás a cambio? ―la chica le entregó la caja de dulces y la factura a Yoongi.
―Yoonji, ya tienes un hermoso rostro gracias a mí, con eso basta ―le guiñó un ojo a su hermana gemela y salió del supermercado.
Tranquilamente camino hacia su escuela a unas cuadras del trabajo de su hermana.
Aún le molestaba que su madre lo haya obligado a hacer de nuevo el último año de secundaria. A los 19 años no debería de estar perdiendo el tiempo pasando casi todo su día dentro de una institución.
Recorrió los pasillos del edificio hasta llegar a su salón. Aún faltaban diez minutos para que empezara la clase, así que solo dejó su mochila, tomó un puñado de caramelos y volvió a salir, esta vez hacia las escaleras en el ala oeste.
En el camino desenvolvió uno de los azulados caramelos y lo introdujo en su boca.
Saboreó el exquisito sabor a menta que se fusionaba perfectamente con aquel sabor dulzón propio de los caramelos. Realmente era delicioso.
Cuando llegó a las escaleras, se sentó al notar que no había nadie. No tuvo que esperar mucho para que apareciera su pequeño novio, o mejor dicho, su gigante novio.
―Yoongi ―saludó alegremente el alto y castaño chico, quien se agachó hasta quedar a la altura de Yoongi y como siempre acostumbraba, unió sus labios con los ajenos.
Kim Taehyung, a su corta edad de diecisiete años ya había encontrado una adicción.
Los hermosos labios de su novio.
Y más aún si tenían aquel ligero sabor mentolado característico del dulce favorito del mayor.
El beso continuó por varios segundos hasta que sus pulmones reclamaron aire. El castaño no se resistió y antes de acabar con el beso, mordió suavemente el labio inferior del más pálido.
―Cada día te vuelves más hábil ―halagó Yoongi tomando un nuevo caramelo.
―Y tu cada día más sexy.
―Gracias, lo sé ¿Vendrás a casa? ―el pelinegro se levantó, preparándose para irse, dentro de poco sonaría la campana.
―Sí, le dije a mi madre que me ayudarías con algunas materias ya que eres de un año mayor ―Taehyung respondió mientras le acariciaba las mejillas, no podía mantener las manos lejos de Yoongi por más de un minuto.
―Bueno, te espero. No llegues tarde, pequeño ―el mayor se puso de puntas para llegar hasta los labios de Taehyung y darle un beso antes de irse al salón.
Ambos se habían conocido hace tres años, gracias a Namjoon, el hermano mayor de Taehyung y también mejor amigo de Yoongi. Cualquier persona cercana a ellos sabía que se gustaban, pero no se atrevían a dar el primer paso, hasta hace seis meses cuando el mayor fue inscrito de nuevo en el último año como castigo por sus malas notas.
Había un obstáculo y eran sus padres, los únicos que desconocían su relación y así debía permanecer.
―Tae, ¿Qué demonios le pasa a tu hermano? Lo he llamado mil veces y no contesta ―Jungkook preguntó harto de que su novio lo ignorara sin razón aparente.
―Estamos en clase, luego hablamos ―el castaño contestó sin retirar su mirada del pizarrón que era llenado por fórmulas matemáticas complejas.
Jungkook bufó y continuó marcando el número de Namjoon, aun cuando no estaba permitido sacar el celular en clases.
No se sorprendió cuando terminaron sacándolo del aula.
Ya a la hora de salida, Taehyung se escabulló para que Jungkook no lo bombardeara con preguntas y quejas sobre Namjoon. Él definitivamente no se quería meter en problemas de parejas y menos entre esos dos.
El sol ya se estaba ocultando y el reloj marcaba las seis de la tarde. La casa de Yoongi estaba a solo tres cuadras del instituto, por lo que en menos de diez minutos Taehyung ya se encontraba tocando la puerta.
―Hola cariño ―un Yoongi con el cabello revuelto, ropa casual y jugando con un caramelo dentro de su boca, recibió a Taehyung.
―Salimos a la misma hora ¿Por qué estás aquí primero? ―dijo el menor dejando sus zapatos en la entrada una vez Yoongi le dejó pasar.
―La magia del cine ―dijo el más bajo haciendo reír a su novio.
―Aww, te ves muy tierno ―Taehyung casi corrió hasta el pelinegro y cubrió las mejillas ajenas con sus manos comenzando un ataque de besos. Uno tras de otro, por todo el hermoso rostro de Yoongi.
Taehyung estaba completamente rendido ante su pareja, la sola presencia de Yoongi causaba una tormenta de sentimientos que lo abrumaban, pero aun así le encantaba sentirse de esa forma por el pálido.
Después de todo era su novio.
A pesar de que sus personalidades y comportamientos eran muy diferentes, su relación era perfecta. Llena de cariño y atención mutua, aunque más de Taehyung hacia Yoongi.
Desde el punto de vista del menor, Yoongi era como un gatito mimado pero ceñudo que disfrutaba del cariño y atención, aunque se rehusaba a admitirlo.
En el caso del mayor, percibía a Taehyung como un pequeño revoltoso e inquieto lleno de alegría, siempre lo estaba acariciando y cuando no, entonces estaba distraído observándolo.
―Pequeño, vas a desgastarme ―una tierna sonrisa se plantó en el rostro del mayor y Taehyung tomó eso como un recordatorio de que besó todo menos sus labios.
―Uno y ya ―pidió mientras se acercaba de nuevo para saborear los belfos del pelinegro, pero una voz femenina lo detuvo.
― ¿Tienen deseos suicidas o qué? ―Yoonji entró y observó a Taehyung dar un salto lejos de Yoongi―. ¿Cómo pueden ser tan confiados como para comerse la boca en la entrada?, tienen suerte de que no soy mamá sino, ya no existirían.
―Lo siento, noona. No volverá a pasar ―Taehyung se disculpó mientras que Yoongi con su silencio característico sólo busco en sus bolsillos otro caramelo de menta.
―Saldré de nuevo, no hagan nada inapropiado en lugares poco aptos ―advirtió.
Las palabras de su gemela hicieron reír al pálido chico, recordó la primera vez que su novio vino a casa, la tensión sexual entre ellos era tan elevada que casi lo hacen en el comedor, en otra ocasión casi sucede lo mismo en la sala, y la última vez de alguna forma acabaron en el cuarto de su hermana y está en definitiva hizo un escándalo por eso.
Taehyung por su parte solo se sonrojó hasta las orejas y bajó la mirada.
― ¿A dónde iras? ―cuestionó Yoongi, encogiendo sus ya de por sí pequeños ojos.
―Iré a ver a la nueva mascota de Hoseok.
―Usen condón ―Yoongi gritó antes de que su hermana saliera dando un portazo ―. Bueno, vayamos a mi habitación.
Juntos subieron hasta el segundo piso donde se encontraban las tres habitaciones, la última del pasillo perteneciente al pelinegro.
Taehyung con confianza entró y se acostó en la cómoda cama de su novio, le llevó meses tomar confianza delante de Yoongi pero una vez comprendió que al mayor no le molestaba se sintió más libre.
― ¿Jugamos? ―Taehyung preguntó acostándose boca abajo viendo a Yoongi degustar, como siempre, un caramelo.
―De acuerdo ―el pálido buscó los controles de videojuegos y encendió lo que él llamaba "La máquina de diversión".
―Pon un juego sencillo, siempre me ganas en los de acción ―el castaño hizo un puchero mientras recibía el control.
Yoongi sonrió, pues su novio tenía razón. Siempre que elegía algún videojuego de acción el pobre Taehyung entraba en pánico y acababa perdiendo.
― ¿Prefieres MarioKart entonces? ―sugirió el pálido.
―Nada de emociones fuertes, soy sensible ―sobreactuó, poniendo su mano sobre su cabeza como una dama de antaño cuando se asustaba.
Como el novio complaciente que era Yoongi, puso MarioKart. Aunque lo consideraba un juego aburrido, prefería eso a tener a su novio lloriqueando porque lo mataron en un juego.
Jugaron tres horas seguidas y el menor estaba exhausto, aquel juego era lo más emocionante que había jugado, además le había ganado a su novio en múltiples ocasiones, al fin había encontrado un juego donde él era el pro.
El mayor se acostó en el suelo totalmente en shock, ¿Cómo un juego tan simple le era tan difícil de ganar?
―Yoonie, ¿Estás enojado porque te gané? ―preguntó burlesco mientras se arrodillaba cerca del chico en el suelo.
―Estoy herido pero orgulloso ―se limpió las lágrimas falsas.
―Lo siento hyung, a la otra lo dejaré ganar ―utilizó el "Hyung" además de hablarle formalmente a su novio, Taehyung sabía que eso causaba siempre un gran efecto en Yoongi, por eso solo lo usaba cuando lo veía oportuno.
Casi como un resorte, el pelinegro se levantó quedando sentado frente a Taehyung. Se movió nerviosamente pues el escuchar a su pequeño gigante decirle hyung, causaba un tsunami de sentimientos en él.
―Hyung, ¿Puedo sentarme en su regazo? ―Taehyung preguntó con fingida inocencia, pero eso era algo de lo que Yoongi no se deba cuenta ya que sintió como su corazón se encogía dentro de su cavidad torácica.
―C-claro ―se acomodó un poco para que la posición fuera lo más cómoda para ambos.
El más alto al recibir el visto bueno, casi de inmediato se sentó sobre el regazo impropio y rodeó las pequeñas caderas de Yoongi con sus piernas.
Una posición bastante íntima.
―Hyung, está sonrojado ―Taehyung acunó el rostro de Yoongi con sus manos, mientras que éste trataba de mantener su semblante serio ―. ¿Podría buscar en mi bolsillo trasero un caramelo de menta que compré para usted?
El pelinegro tardó en comprender lo que le estaba pidiendo su novio, pero aun así lo hizo.
No entendía que quería lograr Taehyung con su comportamiento, pero le seguiría la corriente para ver hasta donde llegaban.
Llevó su mano izquierda hasta el redondo trasero del castaño y palmeó toda la zona hasta que sintió la protuberancia que causaba el caramelo por lo ceñidos que eran los pantalones del menor.
Introdujo su venosa mano en el bolsillo y extrajo el caramelo, en todo momento mantuvo la mirada fija en cada reacción del chico.
Mostró el caramelo de menta aún en su envoltura y elevó una ceja a modo de pregunta.
La respuesta de Taehyung, abrir su boca.
El mensaje era claro.
"Ponlo dentro".
El ambiente era excitante, nunca el menor se había mostrado de esa forma ante su novio, pero no le disgustaba sino todo lo contrario, estaba disfrutando.
Yoongi se deshizo del plástico que cubría el delicioso caramelo y lo llevó hasta la boca de Taehyung, pero antes de dejarlo dentro frenó todos sus movimientos.
Tenía una idea.
―Ven a por el ―puso el azulado dulce entre sus labios.
Taehyung en ese momento sintió que se desmayaría por la sobre carga de sentimientos que estaba teniendo, había encontrado la más fuerte de sus debilidades: Yoongi con una menta dulce ente sus hermosos labios.
Parecía sacado de un sueño húmedo.
Tratando de lucir tranquilo, el castaño se acercó lentamente a los labios de Yoongi, al inicio solo rozándolos tímidamente para luego tomar entre sus labios el pequeño dulce.
Una vez obtuvo lo que quería hizo ademán de alejarse, pero el pelinegro lo detuvo y estampó sus labios contra los suyos dando inicio a un feroz beso.
Yoongi dejó caer sus manos en las caderas del menor y le dio un leve jalón para que se acercara más, ahora sus pechos se rozaban a causa de lo agitadas que estaban sus respiraciones. Sus bocas en completa sincronía mantenían el beso con un ritmo intenso, pero a la vez lleno de delicadeza, transmitían todos sus sentimientos a través de sus labios.
Pequeños suspiros y jadeos se escapaban de sus bocas, era como la música del amor y deseo. Sus pulmones comenzaron a demandar oxígeno y tuvieron que separarse, ambos con el corazón a mil, la respiración agitada y los labios y mejillas rojos.
― ¿Aún lo tienes? ―preguntó Yoongi con la voz un poco ronca.
Taehyung jugueteó con el cada vez más pequeño caramelo dentro de su boca.
―Hyung ¿Cómo dice labios en inglés? ―preguntó girando ligeramente su cabeza como un cachorro confundido, logrando un aspecto tierno.
―Lips ―contestó Yoongi sin entender la repentina pregunta.
―Candy ―dijo Taehyung señalando el dulce dentro de su boca ―. Lips ―tocó los labios de Yoongi.
A pesar de están un poco confundido, el mayor trató de seguir la corriente.
―Sweet... ―su inglés no era muy experto, pero lo estaba intentando. Observó los labios de Taehyung y solo pensó en que quería continuar besándolo ―. Kiss.
Una pequeña sonrisa se posó en los labios de Taehyung y dejó un rápido beso sobre los labios de su novio para luego bajarse de su regazo y decir:
―Juguemos más MarioKart, quiero seguir ganándote.
Esas palabras despertaron el lado competitivo de Yoongi y de inmediato comenzó la batalla de quien era mejor en aquel video juego.
Terminaron de pasar la tarde jugando.
Yoongi siempre con un refrescante caramelo de menta dulce en su boca y Taehyung robándole besos cada que podía para probar los deliciosos labios de su Hyung.
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