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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟏

Agosto 1989

El verano estaba pasando más lento de lo que hubiera deseado para Summer, la herida en su brazo había sanado lo suficiente para que solo quedaran marcas, y para su suerte, su padre no se había percatado de ello. Sin embargo, todo lo demás había empeorado.

Luego de que Richie rompiera de cierta forma su corazón, había llegado a su horrible casa con la única idea de pasar todo lo que restara del verano encerrada en su habitación, pero la vida parecía haberle tenido otros horribles planes; Leila había desaparecido.

Ella les había dicho lo que sabía sin dudar, la policía había entrado en la vieja casa de la calle Neilbot con la esperanza de encontrarla; no había nada, solo un par de drogadictos. Summer les había jurado y enseñado su herida, pero nadie creyó en sus palabras y su hermana no la había apoyado, Beverly simplemente bajo la mirada y se marchó lo que creo una grieta que hasta ese momento seguía abierta entre ambas.

Todos los días desde que habría los ojos hasta que se iba a dormir, solo podía recordar las palabras de Leila, una y otra vez. Ojalá hubiera sabido que aquello pasaría, jamás la hubiera dejado. Jamás se habría marchado.

Pero, los jamases no existían. Lo que pudo haber hecho tampoco. No había nada que hacer. Estaba sola, realmente lo estaba.

-Papá estará hoy todo el día en casa -por primera vez desde lo sucedido, su hermana volvía a dirigirle la palabra-. Así que sal a algún lugar o algo. Yo ya me voy.

La pelinegra no dijo nada, no la miro tampoco, solo se mantuvo estática sentada sobre su cama observando las marcas en su brazo. Cerró los ojos y respiro un par de veces seguidas, no quería llorar de nuevo.

Reunió todo el valor que le había faltado durante esas semanas y se puso de pie, busco en una de sus gavetas y saco un par de monedas, se colocó sus viejas vans para entonces, por fin, abandonar su habitación y en consecutiva el apartamento.

El aire fresco le dio de lleno cuando llego a las escaleras de emergencia, los recuerdos de las veces que Leila y ella se quedaban charlando sentadas sobre el frio metal de las escaleras la golpeo demasiado de prima para verlo venir. Odiaba el vacío de perder a alguien, la angustia que se incrustaba dentro de su pecho como una daga.

Quiso gritar, pero en cambio, solo bajo corriendo las escaleras sin detenerse ni un segundo para respirar. No tenía a donde ir, no había nadie con quien hablar, con quien desahogarse. Tal vez su destino siempre había sido vivir en soledad.

Mientras su mente se ahogaba en recuerdos, su cuerpo la llevaba a un lugar que solo había visitado una vez; el arcade. El mismo lugar donde semanas atrás había compartido con Leila su último momento juntas, habían jugado un par de tontos juegos que en aquel entonces le parecían de lo más aburrido.

Ahora estaba jugando uno de ellos... sola.

Una voz conocida llegó a los oídos de Summer luego de unos minutos, se alejó un par de pasos de la maquinita donde estaba jugando solo para observar a unas tres máquinas de distancia a Richie jugar, entretenido.

—¡Sí! —gritó victorioso.

—Eres bueno en esto —el chico rubio que estaba al lado de Richie hablo.

Summer se acercó un poco más con sigilo sin alejar la mirada de ellos que estrechaban sus manos como si de buenos amigos se tratara.

—Oh, oye, ya me voy —escuchó al desconocido decir mientras daba media vuelta en su dirección, ella se escondió rápidamente detrás de una máquina. Lo menos que quería era ver a Richie, después de todo.

—Oye —Richie llamó al chico haciendo que girase de nuevo en su dirección—. Uhm... ¿jugamos otra vez?, podemos seguir jugando. Solo si tú quieres.

Summer rodó los ojos, ¿tan rápido había superado a sus amigos? No lo creía posible. A sus espaldas escucho la voz de Henry, se hizo más pequeña en su lugar con el único deseo de ser invisible.

—Oye, ¿por qué me dices eso? —habló de nuevo el chico desconocido, Summer frunció el entrecejo sin comprender aún—. No soy tu maldito novio.

¿Qué mierda era eso?

—No, yo... yo no...

—¿Qué demonios pasa? —la persona menos esperaba se había acercado.

—No me dijiste que tu pueblo estaba lleno de maricas -Summer aún seguía sin comprender que mierda era esa.

—El idiota de Richie Tozier —habló Henry acortando la distancia—. ¿Qué...con mi primo quieres sexo? —silenció—. ¡Lárgate de aquí, marica! —el lugar seguía en silencio mientras todos observaban la situación—. ¡Qué te largues de aquí!

Summer salió de su escondite en cuanto Henry se marchó, miró con odio al rubio que había ocasionado la humillación de Richie y se acercó a él con fingida tranquilidad.

—Hola —susurró mientras introducía una moneda en la máquina.

—Hola —él sonrió como si no hubiera mañana.

Estúpido, pensó ella.

—Soy Summer —él estaba a punto de decirle su nombre cuando ella volvió a hablar, interrumpiéndolo—. Y no me interesa quién seas... Ese chico que acabas de humillar —dejó de jugar para observarlo—. Besa genial, pero tú nunca lo vas a saber porque eres un marica de closet.

Él la observo boquiabierto, Summer sonrió con cinismo alejándose no sin antes mostrarse su dedo de en medio.

Richie podría haber roto su corazón, pero ella no dejaría aun así que nadie lo humillara. Era estúpida por pensar así, algo había cambiado dentro de ella y, aunque, quería sentirse mal por ello, no podía.

La vida parecía querer ponerla en los mismos lugares que Richie. No lo entendía. Solo entendía que delante de ella se encontraba el chico de lentes llorando, sentado en una banca cubriendo sus ojos con ambas manos. Deseo poder mandarlo al carajo como él lo había hecho con ella, pero de nuevo, no pudo.

Suspiró acercándose a él.

—Deja de llorar, cuatro ojos, me avergüenzas —masculló entre dientes mirando como todas las personas que pasaban los miraban mal.

—¿Summer? —pronunció entre hipos.

—¿Quién más? —soltó ella con ironía dejándose caer en el espacio al lado de Richie en la banca.

Richie limpio la humedad de sus mejillas, volvió a colocarse los lentes y se giró a mirar a Summer. Su corazón se encogió en el momento en que sus miradas se cruzaron, se sintió más culpable que los días anteriores que pensaba en lo ocurrido. Tal vez había sido un cobarde por no buscarla aún después de saber lo de Leila.

—Estaba en el arcade, cuando... —empezó a hablar de nuevo Summer, luego de varios minutos en silenció—. Lo vi todo.

—¿También crees que soy un marica?

—Yo solo sé que debiste defenderte... si te gustan los chicos no hay problema —mintió, claro que habría un problema; rompería su corazón de nuevo y con ello sus nuevos sentimientos, unos que pensó no tendría jamás.

—No me gustan, solo quería ser amable —susurró Richie desviando su mirada de sus manos a ella—. Lo arruine todo, ¿no?

—¿De qué hablas? —Summer lo observó con interés, su pierna se movía con nerviosismo.

—Me gustas —soltó cansado de ocultar los sentimientos que habían surgido desde la primera vez que la vio—. Me gustas tanto que por miedo al dolor de pensar en perderte luego de lo de Neilbot, decidí escoger el camino de los cobardes y te herí. No te busque aun cuando estaba seguro necesitabas a alguien.

La respiración de Summer se entrecorto conforme escuchaba cada palabra que salía de la boca de Tozier. Su corazón comenzó a latir más de prisa y sintió las llamadas mariposas revolotear dentro de su estómago. Parpadeo un par de veces sin saber que decir o hacer.

—Comprendo que me odies, Summer —concluyó Richie poniéndose de pie para marcharse, ella lo sujetó de su mano antes de que diera un paso más.

—Creo que tú también me gustas, Tozier -pronunció sin dejar de mirarlo—. Yo no sé cómo se siente el amor...

Nunca nadie la había amado.

—Tal vez yo pueda enseñarte —las mejillas de Richie se volvieron rojas cual tomates-. No sé mucho tampoco, pero podemos aprender juntos.

—Eso es más que suficiente —sonrió junto a él.

La vida parecía menos triste con Richie sentado a su lado de nuevo, juntos mirando el atardecer algunas veces en silencio y otras charlando. El dolor aún permanecía en su corazón, pero las bromas tontas de Tozier parecía una curita que, aunque no sanaran la herida, evitaban que sangrara.

Richie era su curita.

Holaaa, ya falta poco para concluir esta historia y me siento algo emocionada por ello. Sin embargo, tengo una duda; ¿Sienten que va muy apresurado el sentir de Summer?

¿Les gustaría un parte tipo Inefable (para los que han leído la historia de Bill Denbrough) o preferirían que pasemos a la segunda parte con flashback del pasado?

Espero me puedan entender, soy muy mala explicando :(

Pd: maratón 1/?

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