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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨

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Las hojas de los árboles se mueven con lentitud de lado a lado, aunque algunas también caen, bailando suavemente al compás de la sutil brisa que corre.
De la misma manera danzan los cabellos más finos de aquel muchacho que camina por el parque, con la mirada fija en el suelo cubierto de hojas de diferentes colores y texturas.

Pero para él todo se siente tan apagado ese día, los colores anaranjados del paisaje otoñal, el cielo gris, las hojas cayendo; le dan una extraña sensación nostálgica. O tal vez, simplemente la tristeza que siente su corazón es lo que modifica su manera de sentir y ver las cosas a su alrededor.

Ha discutido con su hermana mayor por algo que empezó siendo realmente bobo—como lo es el que ella use su ropa sin permiso—y acabó siendo una discusión más grande que incluyó a su madre; él es gay y lo acepta, pero su hermana es prostituta y lo niega protegida por su madre. No es que a él le moleste, de hecho le da igual y se conforma con saber que a ella le gusta eso, el problema es que Jihye es homofóbica y se la pasa burlándose de él.

Estaba cansado de caminar, ya le dolían las piernas debido a que muy rara vez hace ejercicio, por lo que decidió sentarse en una hamaca. El parque estaba vacío y eso le daba la tranquilidad de poder mirar al cielo, dejando que su cabeza lo martilice con pensamientos negativos y que las lágrimas una a una y sin preguntar antes comiencen a bajar.

YoonGi a menudo suele cuestionarse a sí mismo el por qué sus dichosos amigos, su propia familia, y podría decirse que el 99,9% de las personas que lo rodean siempre acaban clavandole un puñal por la espalda.

Realmente no lo entiende.

Él simplemente es un chico como cualquier otro que trata de hacer las cosas bien, obedeciendo a su madre a pesar de saber que ella prefiere tenerlo muerto, cumpliendo con la escuela, ayudando en la casa y a sus "amigos" en lo que sea necesario siempre.

Entonces, ¿porqué nadie estaba para él cuando necesita apoyo? Si lo tuviera, no estaría donde ahora se encuentra.

—Disculpa que me entrometa, pero, ¿porqué lloras?—pregunta el chico a su lado. YoonGi baja la cabeza y niega.

Son muchas cosas que simplemente no quiere  contarle a nadie. Menos a un extraño.

—No es nada.

—Las personas no lloran por "nada"—insiste su ahora acompañante, balanceándose en la hamaca con ayuda de sus pies. Tiene una sonrisa en el rostro, y su corazón late feliz. Por que se ha dado cuenta de que es él, por fin lo ha encontrado.

—Y tampoco las personas le cuentan a desconocidos lo que les pasa—resopla Mim.

El silencio se hace presente después de que el peli-negro dejara en claro su inconformidad con el asunto, no es lo que se llama "incómodo" y tampoco éste mismo dura demasiado.

—¿N-no te acuerdas d-de mi?—parece dolido, la voz le tiembla repentinamente.

Aún así, YoonGi le sigue tratando con indiferencia.

—¿Nos conocemos acaso?—voltea a verlo, con el ceño fruncido. Lo estudia con la mirada, y a pesar de que le recuerda a alguíen no logra saber exactamente quién es.

—Eras mi mejor amigo, me querías como un hermano—rie con tristeza, mientras niega con la cabeza—. Pero eras un angelito muy pequeño e inocente y yo un demonio bastante enfermo.

El peli-negro ha escuchado antes esa frase, o una parecida a esa, hace muchos años, pero no logra recordar de quién fueron esas palabras.

«Ese chico era un demonio, un enfermo, y YoonGi es un ángel inocente que no debe estar cerca de alguien como él »

¿Enfermo porqué? Tal vez le llamaban de esa manera por adorar a un niño, mimarlo, llevarlo de paseo al parque, leerle cuentos para dormir, cuidarlo en la piscina. Pero el verdadero "por qué" era debido a que teniendo dieciocho, estaba enamorado del pequeño de diez.

El amor no es algo que uno elije, si no es algo que nace desde muy dentro de nuestro ser. Y por más que uno lo niegue, siempre está ahí y es difícil sacarlo. Jimin era consciente de que eso estaba mal, y no le dolió el que lo tacharon de pedófilo. Por que en sí, eso era. Decidió huir del pueblo antes de que alguien expandiera el rumor, con la promesa hacia quien más quería que regresaría algún día.

YoonGi ató cabos sueltos en su mente, recordando escenas que llevaba soñando durante el corriente año donde se divertía con un chico al que jamás se le veía el rostro. Volvío a ver a quien estaba a su lado luego de secarse las pocas lágrimas que aún estaban en sus mejillas, con una sonrisa creciendo en su rostro.

—¿Tú eres...? ¡Eres Jimin!—el encapuchado asintió lentamente, y los rasgados ojos del menor se fueron abriendo de a poco con asombro. Se levantó de inmediato y dió algunos pasos de un lado al otro, era una reacción que siempre había tenido cuando muchas emociones se le juntaban—, ¡tú, has vuelto! ¡volviste, volviste! ¿Y porqué demonios no me buscaste antes? ¡imbécil, te odio tanto!

YoonGi siempre ha tenido eso, sus emociones cambian de un segundo a otro como si nada. Es algo que aún no logra controlar.

—¿En serio me odias? Entonces regresé para nada—suspiró y se levantó con fingidas intenciones de marcharse, poniendo alerta al peli-negro.

—¡N-no! Espera—tiró de su ropa y lo acercó a su cuerpo para quedar cara a cara. Los ojos negros de YoonGi estaban nuevamente anegados en lágrimas que amenazaban con salir—, ésta vez no m-me dejes.

Jimin sonrió y acunó el rostro del más alto con sus manos

—Yo jamás te dejé, solo te di tiempo a crecer un poco más.

Al menor un sollozo se le escapa, en momentos como ese maldice el ser tan sentimental. Abre la boca con intenciones de hablar, pero nada sale. Solo llora, abrazándose a alguien que ha extrañado mucho y del que solo tenía vagos recuerdos confusos.

Los brazos de Jimin lo envuelven por la cintura, y también llora, han pasado tantos años desde el día en que se obligó a separarse del niño que le robó el corazón que disfruta el toque y desea quedarse así por siempre.

—Pero y-yo quería crecer contigo.

El corazón de Jimin se rompe otra vez con sus sinceras palabras; le hubiera encantado estar en sus cumpleaños, llevarlo a pescar con su hermano, salir a pasear juntos.

Pero no todo es posible en la vida, hay que esperar a ver qué depara el destino.

—Aún estamos a tiempo, ¿no crees eso?

Park Jimin es ese 1% de personas que jamás pensarían en hacerle algo malo y estaba seguro de eso desde que era solo un niño.

YoonGi le sonríe, poniéndose en puntas de pié para echarle los brazos al cuello y quedar así más cerca del perfecto rostro del mayor.

—Yo solo creo en tí.

Jimin también cree en él. Ambos a partir de ese re-encuentro creen en un futuro juntos.

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¡Hey, hola!

Tiene 1207 palabras, me quedó muy cortito:( aún así espero les haya gustado.

Nos leemos pronto, tal vez en algún otro libro.
¡Cuídense mucho!♡

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